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19.02.2018 .

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El descontrol de

las armas enMéxico

O

tra vez una escuela, una vez más un joven

penurbado que entre sus juguetes tenía un

rtfie de asalto, legal, que bien pudo haber

comprado en una tienda departamental.

Yuna vez

más

el presidente de Estados Unidos,

Donald Trump, evadiendo el tema del necesario

control de armas en su país.

SI algo caracteriza al presidente nump es que

es un férreo defensor de sus intereses, así vayan en

contra del sentido común.

Ahí

están sus planes pa–

ra desregular la producción de energías contami–

nantes como el carbón, a pesar de su evidente Im–

pacto en el medio ambiente.

Él tiene Intereses y la habilidad política su.tlclen–

te para salirse con la suya y eso incluye el tema de

las armas.

SI en los diferentes hechos violemos que enfren–

ta su país que involucran esa libertad de posesión y

portaclón de armas de fuego hay algún nombre ex–

tranjero, su discurso es sobre la necesidad de con–

troles migratorios; si se trata de un local, se va

ha–

cia la necesidad de controlar los padecim1emos

mentales. Nunca el control de armas, que es un ne–

cesario común denominador.

Yes que tiene el apoyo abierto de la Asociación

del R11le, de los fabricantes de armas y de grupos

radicales que adoran las armas de fuego. Es abe–

rrante, pero es una discusión dentro de los marcos

de la ley y por la cara.

~EL

ECONOMISTA

En México tuvimos

de

jacro

una liberación de la

posesión y portación de armas de fuego y el resul–

tado también se cuenta en miles de muertos, en un

disparo de los índices de cr1mlnalldad y todo con el

cr1m1nal silencio de los responsables.

Las

armas de fuego mantienen un carácter ile–

gal

en la mayoría de los casos, pero la laxitud de las

penas vigentes hace del costode oportunidad algo

tolerable para delincuentes y no delincuentes.

Hay muertos por bala en un semáforo por una

earter, por ajustes del crimen organizado o por un

pleito

vial.

Hay pistolas en los autos y en el

trans–

porte público y la pena por su portaclón es una

multa.

Pero mientras, en Estados Unidos, el presiden–

te Trump

y

los republicanos le plantan cara a

la

ne–

gativa de regular el control de las armas. En Mé–

xico los legisladores se esconden y rehúyen de su

responsabilidad.

Hace un año, el Senado aprobó una serie de

cambios a la Ley de Armas

y

Explosivos para co–

rregir las pifias que permitieron que dejara de ser

grave la portación de armas y los diputados sim–

plemente la congelaron.

Lo

más

simple es pensar que, en la Impunidad

que les brinda la Imperfecta democracia mexica–

na, en la que no les pedimos cuentas, simplemen–

te se han dedicado a cuidar sus intereses, comoel

chapulineo en el que están.

Pero no se puede descartar que esta negligencia

pueda responder a un cabildeo de algunos grupos

que tengan interés en que no se pongan controles a

esa libre circulación de armas en las calles.

Porque, además,

la

falta de esa corrección legal

da a

las

autoridades ejecutivas el pretexto perfec–

to parJ justificar los altos niveles de inseguridad. Y

acá los muertos se cuentan por miles dentro y fue–

ra de las escuelas.

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