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IFec:fta
19.02.201
a
)) QUEBRADERO
Para
qué lebuscan
e
omo se han dado las cosas entre los go–
bierno de México y EUA. no pareciera
que tenga sentido que se reúnan sus
presidentes. No es tomarle distancia a la
siempre imprescindible diplomacia. lo que pasa
es que Trump se ha convertido en un personaje
al
que nohaymanera de descifrarloy leerlo, ymás
cuando se trata de la reladón con ::osotros.
Hemos visto y padecido sus desplantes en contra del país, no
ha tenido
una
sola declaradón o actitud que sugiera que hay un
cambio de señales. Más bien, cada que puede nos envia tuitazos
o declaradones que ratificancómonos vey cómonos quisieraver.
No hay duda de que para una tan intensa y tan dependiente
reladón como la que tienen México y EUA,la cercanía y los en·
cuentros regulares entre sus presidentes son necesarios. Ayudan
enormemente a la relación bilateral y tienden a acelerar y crear
nuevos acuerdos; el hechomismo de que los presidentes se vean
provoca que se conviertanencentro de atendón.
Losmedios, las redes, los
analistas
y
la
sociedadmisma entien·
denque los encuentros son indicadores de voluntades políticas y
personales de los mandatarios.
Las
reuniones mismas son men·
sajes
para
las sodedades de los dos países.
Los encuentros no sólo se hacen para revisar aspectos econó·
micos, políticos, sociales y culturales de
la
reladón, sino también
para visualizarse ante al mundo. Por más compleja que sea o
pueda llegar a ser la reladón,los presidentes entienden y saben
de
la
relevancia que tiene un encuentro entreellos.
Bajo
la
actual coyuntura, ¿tiene sentido programar un encuen·
tro entre los presidentes
Trump
y
Peña
Nieto? Nunca sale sobran–
do una reunión bilateral a ese nivel pues, insistimos, fortalece el
valor de la diplomacia, en la cual nuestro país tiene una larga y
virtuosa experienda.
Está
probado, contodo y las irregularidades
recientes.
LaRazén
BAJO LA
Arr•• •
coyuntura.
¿tiene sentido
programar un
encuentro entre
los presidentes
TrumpyPeña
Nieto?
Lo que
pasa
enestemomentoes que no hay indidos ni elemen·
tos favorables
para
el encuentro.
No es negarse a la diplomacia; es saber actuar con ella y para
ella. No hay indicador que muestre que Trump ha cambiado su
visión de México, de su gobierno, de la relación bilateral, de los
migrantes y, en general, del país. Sigue bajo una
perspectiva
dis·
aiminatoria y maniquea. Cadavez que puede,lo hace
saber.
La
Cancillería no puede pensar sólo en limpiarse la cara. El
ahora titular de la SRE fue el responsable de la muy desafortuna·
da y lamentable reunión enLos Pinos entre Peña Nieto y Trump,
siendo secretario de Hacenda, hasta renundó por ello.
No hay garantía de que en la reunión, antes y después de ella,
Trumpno
vaya
a
lanzar
comentarios, via su flamígero tuit, enque
de nuevo arremeta contra nosotros.
No hay nuevas condiciones, no hay necesidad de hacerlo.
La
reladón fluye a
pesar
deTrump;
la
renegodadón delTLC camina,
aunque seacon dificultades. No vamos a pagar el muro y no quie–
re hablar demigrantes, de no ser como
él
quiere.
¿Realmente creen en la Cancillería que hay un nuevo
Tru.mpconMéxico?
Para
qué le buscan.
RESQUICIOS.
De nuevo el susto y la pérdida de los equili·
bríos. Eltemblor del viernes, consu réplica del sábado, vol–
vieron a sacudir a varios estados y a la Ciudad de México.
Hemosaprendido, ymucho, enmateriadeprevendón.
La
reacdón
enlaCDMX fue rápiday organizada,
sin
porellodejar de
vivir
en el
susto. Como sabemos lo que puede pasar, nuestras acdones son
cadavez
más
serias
yresponsables.
Lo que resultó lamentable fue la caída del helicóptero militar
en Oaxaca, en el que iban, entre otros pasajeros, el titular de
Go·
bemadón y el gobernador del estado.
Las
explicaciones que se
han
dado sobre el caso dejan dudas. ¿Cómo que el polvo y cómo
que se destanteó el seguramentemuy profesional pilotomilitar?
Más vale que aclarenbien y rápido el asunto, no
vaya
a ser que
se hayan tomado decisiones que rebasaron la autoridad del pro–
pio piloto.
Tw'tter: ®JavierSolorzan o