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EL UNIVERSAL

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a.cc:

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19.022018 .

tnnsulta

gratuita

¿buena o

mala?

E

n México.los servicios públicos que se ofrecenen

varias regiones del país, como el transporte o el

abasto de

agua,

por ejemplo, usualmente son de–

ficientes y no satisfacen completamente las necesida–

des de la ciudadanía.

del Seguro Popular todos los días.

Su crecimiento obedece sencillamente al deterioro

que vivieron los servicios de salud públicos en los úl–

timos años.

La

gente prefiere ir a esos consultorios, que

usualmente les queda a unas calles de su domicilio, y

pagar entre 20 o

so

pesos -en algunos el servicio es

gratuito- , en lugar de desplazarse a la clinica de se–

guridad social que le corresponda y perder horas en el

traslado y en recibir atención.

Respecto a

lo~

servicios de salu_d, aunque las autori–

dades han tratado de mejorarlos, para la

gran

mayoría

de la población aún equivalen a largas filas, horas de

E

espera y un trato poco amigable.

Esclaroqueestasituaciónhasido

uno de los factores que contribu–

yeron a que los consultorios

adyacentes a farmacias hayan te–

nido un auge en los últimos años.

Otro factor, quizá el principal, fue la prohibición de la

venta libre de antibióticos; para contrarrestar una baja

en la venta de estos medicamentos, la solución de mu–

chas farmacias fue contar con un médico que pudiera

Sin embargo, esa clase de oferta médica entraña un

riesgo.

La

contención de enfermedades en los consul–

torios contiguos a farmacias puede inhibir la detección

de males crónicos, degenerativos o de alta complejidad

que muy probablemente terminarán siendo atendidos

enel sistema público de salud cuando se encuentren en

situación avanzada.

expedir

la receta.

·

Datos que presenta hoy ELUNIVERSAL señalan que

hace 10 años había 2

mil

956 consultorios de este tipo,

pero a la fecha hay 16

mil

en toda la República..Estos

establecimientos atienden a 325

mil

mexicanos diaria–

mente, más de los que acuden al ISSSTE o a las clínicas .

Los

consultorios adyacentes

han

venido a llenar un

in–

menso vadogenerado por los servicios de salud, aunque

nodeben serun reemplazo.

La

autoridad ha exigidonor–

mas

mínimas

para suoperacióny así debe continuar, pe–

ro al mismo tiempo se requiere que los hospitales pú–

blicos -ytodos los servicios públicos- se encuentren a

la altura de

las

demandas ciudadanas. Con voluntad, la

caliQad

y eficiencia pueden ser posibles. •

t iDITORIAL

PASTA DE CONCHOS:

-

12 ANOS DE

IMPUNIDAD

E

n la madrugada del 19 de febrero

de 2006, hoy hace 12 años; una

explosión de metano dejó atrapados

a 65 obreros que laboraban en las

profundidades de la mina Pasta de Conchos,

en Coahuila, y lesionó a otros 13 que fueron

rescatados con vida En las horas y días

siguientes, el gobierno feqeral, entonces

encabezado por Vicente Fox, y

la

conce–

sionaria de la excavación, Grupo México,

reaccionaron en forma omisa ante

la

situa–

ción y en lugar de agilizar los trabajos de

rescate los obstaculizaron con innumerables

pretextos y desinformaron deliberadamente

a

la

sociedad sobre la situación de los infor–

twÜuios mineros con datos contradictorios

e inverosímiles. Más aún. seis días después

del accidente fue surgiendo información

sobre la negligencia de la empresa y de la

Secretaría del Trabajo y Previsión Social,

que entonces encabezaba Francisco Javier

Salazar, en materia de seguridad laboral.

La

respuesta gubernamental a las denun–

cias del Sindicato Nacional de Trabajadores

Mineros, Metalurgicos, Siderurgicos y

Similares de la Repáblica Mexicana fue

una persecución administrativa y judicial

~n

contra de Napoleón Gómez Urrutia

-quien debió buscar asilo en

Canadá-,

que

persiste hasta

la

fecha. Los cuerpos de la

gran mayoría de los mineros muertos aán

permanece en el socavón colapsado y Pasta

de Conchos se mantiene como un agravio

abierto, un ejemplo de la extremada vora–

cidad empresarial

~po

México obtiene

utilidades de decenas de miles de millones

de pesos- que llega al desprecio por la vida

humana y como un caso ilustrativo de la

falta de voluntad oficial para tutelar los

derechos de los trabajadores.

Ayer, en vísperas del 12 aniversario de

la tragedia que ha sido califiCada por diver–

sos organismos sindicales y de derechos

humanos de

M~xico

y del extranjero como

"homicidio industrial", las viudas y deudos

de los 65 mineros fallecidos marcharon

una vez más en demanda de justicia y del

rescate de los cuerpos todavía enterrados

en la mina e ihauguraron un segundo "anti–

monumento" en el Paseo de la Reforina,

adicional al erigido ·por los 43 normalistas

d~saparecidos

en Iguala. en septiembre de

(tUJjornada

2014. En una misa realizada en la glorieta

del Ángel de la Independencia, los sacer–

dotes Miguel Concha y Ra\11 Vera coin–

cidieron, en sus respectivas homilías, en

señal&- que no se ha cumplido con la más

elemental justicia para con los caídos y sus

familias y que el gobierno federal mantiene

una deuda con ellos.

El caso de Pasta de Conchos es, por

lo demás, un doloroso marcador en la ruta

de degradación nacional que persiste

hasta

la fecha y que tiene como caracteó.stica más

exasperante la devaluación de la vida huma–

na,

de la dignidad laboral y de la vigencia de

las

garantías

y derechos fundamentales.

No es tolerable y

ni

siquiera sensato que

se siga apostando al olvido de la tragedia

ocurrida hace

más

de una década en el

socavón coahuilense y a la sedimentación

de ese agravio en otros más recientes. Hay

responsabilidades vivas por deslindar, daños

por reparar y errores que reconocer. En

tanto no se proceda en este sentido, Pas–

ta de Conchos seguirá siendo un eslabón más

de la cadena

de

impunidades que son causa

directa del deterioro institucional en curso.