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18ecd6n
19.02.2018 .
Los logros
y
errores de Ricardo Anaya están a la
vista, la duda es si se asumirá como catalizador
del cambio.
León o ratón
S
abemos que toca la
gui–
tarra.
Sabemos que habla
inglés.
Sabemos que
lleva
a:
sus hijos a laescuelaDicen
que
es inteligente
y
articulado.
Seña–
lan que tiene talento político y a
eso se debe su
ascenso
vertigino–
so en
la
políticay en el PAN. Eso
es lo que sabemos de Ricardo
Anaya.
Loque
no
sabemos
es
si
el
"joven
maravilla"
-que hoy ocu–
pa el segundo lugar en
las
prefe–
rencias electorales- realmente es
quien
ostenta
ser. Alguiencon
las
agallas
para
trastocar
el régimen
prianista; alguien con
la
audacia
para romper el pacto de impu–
nidad; alguien capaz de ser líder
audaz de
un
Frente que enfren–
te y
no
sólo simule hacerlo. Los
mensajes que
ha
mandado en
la
precampañason contradictorios.
A
ratos
dan
ganas
de darle una
palmada en
la
espalda,
pero
en
otros momentos
dan
ganas de
propinarle un puntapié.
A
veces
parece ser Ricardo corazón de
león y a
veces,
Ricardo corazón
de ratón
Sus
logros
están
ahí.
Las
múl–
tiples victorias para su partido
en
la
elección del
2016
y
proce–
sos de alternancia panista que
han
llevado a exponer la corrup–
ción priista.
La
construcción de
un
frente opositor entre adver–
sarios ideológicamente disímiles,
ostensiblemente diseñado para
emular la experiencia chilena.
La resiliencia demostrada ante
la
campaña gubernamental para
acabar
con
él
Cómo
inicialmente
tendió puentes y
apoyó
foros con
miembros de la sociedad civil
para escuchar propuestas crea–
tivas y reconocer diagnósticos
críticos. Su crecimiento en
las
encuestas - modesto
pero
irrefu–
table- durante el periodo
de
las
precampañas. Su propuesta en
favor del
Ingreso
Básico
Univer–
sal
y
su
apoyo
a una Fiscalía
Ge–
neral independiente, autónoma,
que
sirva.
Eso que
ha
llevado a
muchos a mirarlo dos veces, ras–
carse
la
cabeza,
pensar
si
podría
ser una opción ante la continui–
dad
de
la
corrupción con José
Antonio Meade o
la
ya
declarada
perpetuación de la impunidad
conAMLO.
Pero aún con el reconoci–
miento de
cada
acierto
resulta
~osible
cerrar los ojos
ante
error. Equívocos
reiterados
y
algunos muy graves. Anaya
no logra deshacerse
del
tufo
de
irregularidades patrimoniales,
financieras y de conflictode
inte–
rés que lo
acompañan.
No logra
refutar de manera categórica y
documental
las
acusaciones lan–
zadas
en su contra;
a1gunas
de
mala fe
y
otras
legítimas. Pero
más
problemáticas
aún
resultan
las decisiones tomadas dentrode
su partido y como candidato del
Frente.
La
lógica cuatista y cuo–
tista con
la
cual
se definieron
las
candidaturas plurinominales del
PAN sólo acentúa un problema
de percepciónsobre su liderazgo:
excluyente, soberbio, imponien–
do
amigos
en lugar de construir
coaliciones y abrir espacios y
re–
frescar
la
representación
Deslegi–
timando los procesos internos de
su partido para someterlo. Emu–
lando el control calderonista
so–
bre el PAN que tanto daño
hizo,
que tantas divisiones provocó.
Y a eso afíadirle
una
acción
emblemáticaque
refuerza
dudas
f
preexistentes sobre el tenor anti-
1
sistémico de
Anaya:
la
inclusión
de Josefina Vázquez Mota en
el primer lugar de la
lista
plu–
rinominal al Senado. Josefina, sí
esa,
involucradaenun escándalo
por
la
provisión de fondos guber–
namentales para su fundación
'!runtos Podemos". Ante
ese
acto
de. continuismo y compadrazgo,
¿como creer en el compromiso
de romper el pacto de impuDi–
cia??
~Cómo
creer
que
e}
Frente
deJara de proteger al pa!S de pri–
vilegiados que
viven
al
margen
de
la
ley?
Las
rriismas
preguntas apli–
can para los vaivenes de
Anaya
y
el panismo ante
la
Ley
de
Se–
guridad Interior ycómo optaron
por hacerse occisos en vez de
oponerse a
ella.
O
el reciclaje de
panistas con perfiles cuestiona–
bl~.
O
el silencio sepulcral de
los gobernadores panistas ante
el chantaje gubernamental a Ja–
vier Corral y la militarización
del país.
En
temas
definitorios
para el combate
al
viejo
régimen,
Anaya
ha
optadopor
la
estrategia
ukulele.
Tocar
la
guitarra
antes
que asumir los riesgos de una
definiciónque lo colocaríacomo
el catalizador del cambio, una
posiciónqueAMLO
ha
expropia–
do para
si.
Entonces, para el pro–
ceso que viene, el problema
fun–
damental de
Anaya
no es
armar
un
equipo, diseñar
un
progra–
ma de gobierno, convencer al
voto
útil
del PRI yconvertirse en
el antiAMLO, en versión domes–
ticada. El reto es dejar de ser el
candidato de
las
penúltimas con–
secuencias; el que rompe con el
viejo régimen
pero
sóloa medias;
el que en ocasiones ruge como
león pero después se escabulle
como ratón