Table of Contents Table of Contents
Previous Page  164 / 260 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 164 / 260 Next Page
Page Background

El sistema de partidos

está deshecho;

no

es

un

buen vaticinio.

1 ..... ,

9.02.201 8

(1988 - 2018)

N

uestro

sistema

de partidos na–

cióen

198&

Estámuriendo.

Ya

no

existe

ese

anegioque

estruc–

turaba

la competencia a

través

de

tres

opciones ideológicamentedistinguibles.

Tres

organizaciones

eon

ambición

pre–

sidencial que delineaban

ofertas

relati–

vamente

coherentes. En

el

centro

estaba

un partido ideológicamente

amorfo

y

a

sus

flancos,

una centroderecha

y

una

centroizquierda Sus emblemas eran

señalesque

ayudaban

a orientamos.

Po–

díamos

anticipar la posicióndel PAN en

materia

internacional o económica; era

conocida la actitud del PRI frente a los

sindicatos;

se

podían

prever

las

criticas

del

PRD

al modelo

económico. Bníjulas

para

ubicarse en el caos

de

la política.

El elector

progresista

tenía

una opción,

quien temía el riesgo, la suya.

Ese

sistema

de partidos

ha

quedado

deshecho.

Las

tres

opciones

han

dejado

de

ser

mapa

Las

coaliciones que

tene–

mos en la mesa

no

son

alternativas

co–

herentes que

puedan,

el

dfa

de

mañana,

estructurar

el

diál~

en el

Congreso

y

entre

lOS

@eres.

~ra~en

celebre,

por supuestO,

ra

muerte

a

sistema

par–

tidista Bien merecida extinción,

dirán.

Pocas

cosas

tan

desprestigiadas como

ese

anegio. Entiendo la antipatía pero

no

puedo

unirme

al

festejo porque lo

que lo

ha

sustituido

no

es anticipo

de

un

acomodo

estable

y

productivo que

ofrezca norte

y

eficacia al

pluralismo,

que

permita

la aplicación de

castigos

y

que

facilite

la representación de nues–

tra

diversidad.

Si

algo

puede proteger

los contrapesos es precisamente un

régimen

institucionalizado de

partidos.

Su

disolución no es buen

vaticinio.

El primer

ingrediente

del

deceso

es

la

crisis histórica

del

PRI.

1bdo

indica

que el

partido

del gobierno se

perfila

al

peor desastre electoral de su vida.

La

opción de la continuidad parece

indefendible.

Las

encuestas empiezan

a perfilar con claridad la elección como

una

batalla

por el

tipo

de

cambio

y

dejan

fuera la

alternativa

de

la

reelecci6n

Pero

la

debacle que se respira va

más

allá

de la contienda presidencial.

La

gran

alarma

para el PRI

está

en las regiones.

FUe

alúdonde semantuvo la

hegemonía

priistaa pesar

de

la

derrota

presidencial

y

es alú donde puede ser

bom.do

en

los próximos meses. Los priistas no

puedenser

optimi.stasprácticamente

en

ninguna

contienda

eswal.

La

sacudida

politica que viene puede ser, por

ello,

la

más

profunda en la historia del PRI.

La

conformación del

Frente

altera

sin duda los referentes tradicionales.

QuePAN

y

PRD

caminen

juntos

rompe

las coordenadas habituales. El Frente

da respiración

artificial

a un partido

prácticamente irrelevante que

an-egia

sus diferencias a golpes; rompe la

tra–

dición institucional

del

PAN

y

destruye

su

identidad. Independientemente de

la

suerte

del candidato presidencial, la

alianza ha causado

un

daño profun–

dísimo

al

partido del centroderecha.

Aquello que constituía

su

gran

orgullo

terminó en

el

bote de basura. Nada

queda

de

ese

partido abieno

al

debate,

celoso

de

sus

procedimientos

y

apegado

a sus

reglas.

La

candidatura de Ricardo

Anaya

ha

sido temblemente costosa

para

Acción Nacional.

Así

lo

advierten

los estudios de opinión. El abuso

ha

ro–

to

la

cohesión de

ese

partido.

La

salida

de

Margarita

Zavala

y

de tantos otros

lideres

y

personajes del PAN no son

asuntos

triviales:

amenazan

la

candida–

tura

de

Anaya y

la

viabilidad

misma

del

partido.

Morena ha renunciado a los con–

tomos. Morena

ya

no es un partido

de

izquierda

sino una cazuela que quiere

recogerlo todo. El único punto de unión,

por

supuestO, López Obrador. Si vemos

sus

candidaturas,

~qué

partido es?

Co–

mo una nueva

vers16n

del

PRI, Morena

le

ha

abierto

la

puertaa todos.

Alú

están

los lideres del

sindicalismo

más

corrup–

to

y

los

panistas

más

conservadores.

Alú

están

los evangélicos

y

los jacobinos.

Ahí

podrán

encontrarse admiradores

de

Kim

JongUn con los aduladores de

Enrique

Peña

Nieto. ¿Alguien puede

negar que los extremos a los que

ha

llegado

este

pragmatismo son inquie–

tantes?

tA}guien

niega

la

afrenta que

estas

candidaturas significan para los

defensores de unaopción de izquierda?

Habrá que empezar a pensar el

país después de julio. Sospecho que

tendremos partidos más débiles,

más

incoherentes...

y

tan

sucios como los de

ahora