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13.02.2018
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¿EL
FI~
DE
LOS HÉROES
QUE
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L.\
HISTORl-\?
Sudáfrtca lleva 15 días en el episo–
dio final de una saga que
deJacto
ya
concluyó pero
de
jure nos mantie–
ne en suspenso, visitando las redes
sociales cada hora para conocer el
desenlace. Desde su tumba, Madf–
ba -como el pueblo se refería a Nel–
son Mandela- no debe descansar en
paz. Debe estar frustrado y por de–
más, decepcionado. Sus compañeros
de lucha a favor de
la
abolición del
Aparthetd
y con quienes compartió
la
Isla
Robben como priSión, abando–
naron los principios que llevaron a
que en 1994 arribara la democracta a
Sudáfrtca con la creación del partido
Congreso Nacional Africano (ANC).
fundado por el propio Mandela y que
hoy continúa gobernando a su país
bajo el mandato,-más no el lideraz–
go-de Jacob Zuma.
Desde el primer gobierno
post-Aparthetd con Mandela y su
ANC, en ellmaglnarto colectivo,
Sudáfrtca siempre se erlgió como la
excepción a la regla. Era el faro de–
mocrático que Uumtnaba todo el con–
tinente. Era el paradigma africano en
el que las instituciones existían y el
estado de derecho se ejercía Era una
potencia regional que se desplegó
con vtslón e. incluso, conmayor pe–
so del que realmente le correspondía
en el tablero intemactonal y por ello.
apenas en 2005, aspiraba a
asumir
un asiento permanente del Consejo
de Seguridad de la ONU. Pero la Sud–
áfrica de Zuma padece los problemas
y retos africanos tradicionales y nos
despoja de la esperanza de creer en
los héroes que, como Mandela, sal–
van la historia.
Jacob Zuma asumió el liderazgo
de la ANC y la presidencia de su país
en 2007. Desde entonces, su gestión
ha sido todo menos llevar a Sudáfri–
ca a materializar la "nactón arcoírts·
multlrraclal a la que Mandela aspi–
raba Ha ignorado la política pública
para mejorar el Estado de bienestar
y garantizar
la
movilidad de los ne–
gros sobre los blancos. Ha amasado
el poder a través de una red tejida de
patronazgos, corrupctón y la manl–
pulactón sistemática del ANC a fa–
vor de sus intereses. Después de una
década. Zuma ha consolidado una
cleptocracla africana más o en tér-
minos del Banco Mundial un •Estado
Capturado" en el que la oligarquía ha
cooptado las instituciones públicas a
favor de las agendas personales.
La
corrupción endémica es el principal
problema de Sudáfrtca y por ello, al
presidente se le imputan 783 cargos
que ha acumulado en los últimos 12
años y que ha permitido que el equi–
valente 5% del PIB del país esté en
manos de saqueadores coludidos
sin
que permee el beneficio al d udada–
no. Hoyme resulta complejo incluir
a Sudáfrtca en el G20, cuando el país
crece a tasas cercanas 0%, el desem–
pleo masivo es 28%y en enero pasa–
do, la califtcadora Standard
&
Poors
degradó la deuda del Rand al estatus
de basura úunk). En efecto,
la
Zuma–
poltttk
económica ha llevado a que
ELHERALDO
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e o
Sudáfrica sea uno de los países-más
desiguales del mundo.
A este reto. se suma la clásica que
recién atestiguamos con el Zimba–
bue de Mugabe: Jacob Zuma se-rehú–
sa a renunciar a pesar de la enorme
presión política que ejercen todos
los partidos de oposición e incluso,
la mitad de
la
ANC que no lo apoya
y que reconoce la importancia de su
sallda lnmlnente para reorganizar al
partido y prepararlo para las elec–
ciones de 2019. El18 de diciembre,
Zuma perdió el liderazgo del ANC
cuando su ex vicepresidente. lucha–
dor anti- aparthetd, ex líder sindical
y ex empresario.
CyrU
Ramaphosa.
fue electo como tal. Logró el lideraz–
go proponiendo lnlctatlvas antico–
rrupctóny la renovación moral del
ANC. Su llegada fue bien recibida por
los mercados y por la clientela anual
de Davos. No obstante, Ramaphosa
tiene poco tiempo para consolidar su
victoria. Ganó la batalla al asumir el
liderazgo del ANC pero
ésta
no cesa–
rá hasta que Zuma deje la silla presi–
dencial.
Este fin de semana fue crucial
para de.finir el fin de la contienda y,
por ello, esperamos los resultados
de la encerrona en la que se debie–
ron de haber negociado los términos
de salida del actual presidente. En–
tre más demore Zuma en renunciar.
las
posibilidades de un
lmpeachment
se incrementan y con dicho proce–
so, que se le sustraiga de su fuero pe–
nal. Todos los partidos de oposición
buscan un voto de no confianza en el
parlamento que se debatirá el17 de
febrero.
Mientras Ramaphosa negocia la
sallda de Zuma, éste, con su agonía
política nos brinda un espectáculo la–
mentable en el que el sueño demo–
crático sudafricano se desploma.
Mandela supo retirarse a tiempo y
garantizó una transictón sana.
La
de–
mocracta electoral llegó tarde a Sud–
áfrica a través de una lucha de libe–
ración encomiable pero le ha durado
poco. Señor presidente Zuma: es hora
de dejar la silla y recordar lo que ati–
nadamente apunta el extraordinario
editorialista sudafricano Richard Pl–
thouse. ·el poder en el partido basado
en intereses compartidos no se tra–
duce fáctlmente en mayor poder en la
soctedad·.
•Analfsto