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12..01.2018
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\ídalllcreffib \!orales
Hacienda, Corral
y
nuestro federalismo
E
1gobernador de Chihuahua, Javier
Corral,
acusa a la
Secretaría de Hacienda de incumplir la entrega de re–
cursos extraordinarios, previamente acordados, co–
mo represalia a la invesrigación que su gobierno realiza a las
transferencias de recursos federales de su antecesor, el prtls–
ta César Duarte.
La
investigación
ha
tocado Importantes
operadores políticos nacionales del PRl. En su primera res–
puesta, la SHCP parece confirmar los dichos de Corral. Se ar–
gumenta que los recursos no fueron transferidos porque la
investigación de las autoridades chihuahuenses cuestionan
el instrumento mediante el cual se transfieren recursos fede–
rales, por medio de un convenio, a las entidades federativas.
Esto no tiene sentido. Lo que la Investigación realmente bus–
ca probar es el desvío de los recursos transferidos para finan –
ciar al PRl. nunca el mecanismo.
La
denuncia de Corral es
plausible por una simple razón: la SHCP mantiene un enorme
poder discrecional para transferir, o no, recursos a estados y
municipios.
Existen tres tipos de transferenclas que la Federación realiza
a los estados.
Las
partldpaciones.
las
aponaciones
y
los conve–
nios. Los primeros correspondena la recaudaciónque la Fede–
ración comparte con
las
entidades y los segundos al pago de ser–
vicios que fueron transferidos, comoeducación
y
salud, además
de otros para ser utlllzados enseguridad.
En
ambos casos se uti–
lizan
fórmulas para su asignación. ·o obstante, una buena re–
lacióncon Hacienda puede servir paraobtener adelantos en las
participaciones e reconocl.m1ento de plazasde recursos trans–
feridos. Los otros recursos, los convenidos, que puedencorres–
ponder aprogramas públicos, comoel Seguro Popular, en el que
entidades yel gobierno federal se coordinan, a fondos como los
~EL
ECONOMISTA
metropolitanos y los regionales, pero también para financiar
proyectos específicos, que no necesartamenteestán en el decre–
tode presupuesto
y
los que permiten a los estados en problemas
concluir el año
fiscal.
Es decir, Hacienda perfectamente puede
decidir la suene de un estadocomoChihuahua,consemáforo
rojo en los Indicadores de deuda pública.
La
primera vez que el PRl perdióel Congreso, en 1997,laopo–
sición logró que los recursos que pagan por
las
descentralizacio–
nes de salud yeducación, asícomo los que Sedesol rransferia a
los municipios, fueran asignados por mediode una fórmula de
las llamadas aponaciones, el ramo 33. Sinembargo, el Congreso
dividido tambiéngeneró los famosos etiquetados, que represen
tan mandatos para transferir recursos, sin fórmulas de porme
dio, amunicipios
y
entidades. Como los procesos de control por
parte de la
Cámara
de Diputados al Ejecutivosondébiles, enton–
ces,con los recursos mayores a los presupuestados cadaaño, la
SHCP tiene asudisposición un ramo, el23, que enel2017 pasó
de 131 mmdp presupuestados, a 229 mmdp ejercidos, más de1
punto del Producto Interno Bruto, que enbuena parte sirVe para
transferir recursos aentidades federativas oa otras agenciaSde
gobierno. Ésta es una fuente de poder formidable
y
un
gran
ins
trumento de control político.
Lo que el casoChihuahuamuestra es lo disfuncional de
nuestro federalismo. Los estados reciben carretadasde dine–
ro federal, una buena parte por vías discrecionales, porque tie–
nen perezade recaudar
y
también por sus escasas facultades.
Se trata de recursos que se fiscalizan poco, porque
las
audito–
nas
superiores yel resto de los órganos de rendición de cuen–
ras locales estáncapturados.Esos recursos no siempre alean
zan por culpade los problemas que surgencon los procesos de
descentralización
y
el sobreendeudarn1ento. Los proyectosde
infraestrUctura de los estados o incluso el poder terminar con
éxito el ejercicio tl.nanciero anual depende, enbuena medida.
de la buena voluntad de Hacienda. Eso permitesimplemente
cancelar la entregade recursos ya pactadacuandoalgo les mo–
lesta, una investigación, por ejemplo. Es decir,lo hacen porque
pueden, faltaba
más.