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¡a-lón
~
2.02.2018 -
LeónKraliZe
laMS-13
y
la
propaganda nativista
L
as
historias
de
horror
nocesan
entre
la
comunidad
inmigrante
en Estados
Unidos. La llegada
al poder
deDonald
Trumplehadado
riendasuelta
alCE-lapo–
licía~
estadounidense-
para oM–
daise
de la
discreción
puesta
en práctica por
Barack0bamadespuésdel20ll.
Lapolíticade
deportaciones
de
Ttump
hafracturado
fami–
lias y
arrancado
de
sus
comunidades a
gente
de bien.
como
el
inmigrante
bangladesí
Syed
JamaL
un
ciudadano modelo en todos
sen–
tidos
que
cone
el
riesgo
de la deportación.
anestado
porhaber
permanecidoenEstados
Unidos
con una
visa
vencida
La historia de
Janial.
narrada
con
elocuencia por
Nicbolas
I<Iistof
en el
New Yorlc 1Ymes
hace
un
par de
días,
es solo una de miles que. poco a
poco.
elevan
el
costo
social
de
una
política disai–
minatoria arbitraria
y
auel. En
suaónica
so–
breJamaLKristoflebaceaTrumplap~
central:
"¿es
este
hombre
un
pellgro?"
Naru–
ral.mente,
niJama! niunaenonnemayorlade
los
inmigrantes
representan
amenaza
alguna
para el país que. de acuerdo con
Trump
y su
mentalidad de sitio,
vive
bajo
asedio de las
hordas
inmigrantes
crlminales.
Nada
más
lejos de la
verdad.
y la evidencia
lo demuestra
Para
Trump,
sin
embargo,
los
datosimportan
poco.
Desde
hace
ya
dos
años
y
medio
cuando
lanzósu
campaña
presiden–
cial.
Trumpha
tomado,
porejemplo,
casos
ai–
slados de violencia
protagonizada
por
inmi–
granteS
paratratardeconvencerdeunateorla
Wliveisal
de nativismo.
Así.
el
asesinato
de
unamujerenSan~poruninmigran
te que había sido deportado varias
veces se
convirtió en la muestra de lo
que
le
espera
a
EUsi no detiene la
(inexistente)
marejada
de
indocumentados
violentos.ATrumpylossu–
yosnolesimponaqueesalamentablemuerte
baya
sido solo
un
"caso,
lo que
importa
es la
narrativa
nativista: lo que le
ocurrió
a
e5a
jo- ·
ven
le
puede
suceder
a
todos,
aunque el
sen–
tido común y la evidencia
digan
otra
cosa.
Ahora.
Trump
hallevado su
talento
para la
manipulación
al
delicado
asunto
de laMS-13.
la
infame
mara
salvatrucba.
Desde el
prlnd–
piodesupresidencia.DonaldTrump(ysuna–
tivista
en
jefe,
el
Fiscal
General
Sessions) ha
insistidoen
que
laMS-13 es
unaamenaza
a la
seguridad
del
país.
Dur.mte
su
i.nfoilne
de
go–
bierno
hace
un par de
semanas, Ttump
de–
dicó
más
tiempo
adescrlbirloshorroresdelas
maras
que a detallar su plan de infraestruc–
rura.
De
nuevo, como
en el
caso
del
AAE'Sinato
enSan.Francisco.
Ttumprecunióa(hoiiibles,
· sO
un
puñado
de
casos
deviolenciade las
ma–
ras
para
ilustrar
los riesgos de la migración.
cómo en cualquier
esfuerzo
de propaganda.
laconsecuenciaes evidente:
al
usar
repetida-
EL UNIVERSAL
1 L (flAN OIAIIO
l)f
NiXIt:O
mente a la MS-13 como ejemplo único de la
experiencia de la inmigración
hispana.
Ttump
consolida la
percepción
pública de
que los inmigrantes son
peligrosos.
Comoen suafándeconvettircasos
aislados
en
amenazas
univeisales,
el
temor
desaforado
de
Ttump
frente
a
las
maras
también
pierde
fueiza
frente
a laevidencia.
De
acuerdo
conel
propio
gobiemode
Estados
Uni<bs,
hay
poco
más de
diez
mn
miembros
de
la
MS13
en
40
estados
del
país.
ifs::>
los
hace
la
pandilla
más
numerosa?
Ni
de
lejos.
De
hecho,
esosdiez
mn
miembros
equivalen
all%
de los
l3
millones
de pandilleros que
hay
en Estados
Unidos.
Otras
ozganizadones
delictivas,
como
los
Qjps,
los
BlQods
o los
Latín
I<ings
son mucho
más
grandes.
¿Y
qué
tan
representatM:ls
de la
comunidad
inmigrante
son los miembros de
- las
maras?
Pues
todavía
menos.
Incluso
si
cada
uno de
los
miembros de laMS-13
fuera
inmi–
grante
indocume.niado
(cn')a
que es
absurda),
aun
así
equivaldrían
a
apenas
.()()1%delosonce
mlllonesde indootmenrados que
viven
enEU
Oas
maras.
por
lo
demás,
no
son~
de
importad6n:
nacieron
en
cárceles
de
EU).
Otros argumentos de Trump son
igual–
mente endebles.
El
presidente Trump
tam–
bién
insiste
enque lallegadademenores in–
documentadosnoacompañadoshaaumen–
tadolapresenciadelaMS-13enEstadosUni–
dos. Veamoslosnúmeros.
De
los
más
de
200
mn
menores detenidos desde
2012
en la
frontera. apenas
159
resultaron sospechosos
de tener
vinculas
con la MS-13.
El
.0007%.
Nada de
esto quiere
decir
que laMS-13 no
sea
un
peligro.
Claro que lo
es.
SUs
métodos
violentos en
efectos
son una
amenaza.
El
re–
clutamiento
que
hacen
de jóvenes necesita–
dos o desorientados es también un
riesgoen
EstadosUnidos y muchísimo
más
en
El
Sal–
vador y
otros
países donde operan en
impu–
nidad.
Pero
la
Mara
Salvattucha
no es repre–
sentativadeluniversodeinmigranteshones–
tos,
trabajadores y
pacíficos
en Estados Uni–
dos. La evidencia demuestra que los
inmi–
grantes son.
hoy
en
día.
menos propensos
a
cometer crímenesviolentosqueaquellos
na–
cidos en Estados Unidos.
Pretender
lo con–
trario es mentir.
En
el
caso
de Trump
y
los
republicanos, pretender lo contrario es
aún
· peor: es
refoi7.aiuna
narrativa
del
prejuicio
yel odio
racial
que tendráconsecuencias du–
raderas
en un país cuyas
heridas, en ese
y
otros
terrenos,
siguen a flor de piel. •