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cmarint

;milenio.com

LAAFRENTADEAIILO

AOENFUEGOS

Ufano.

Andres

Manuel

López

obrador

·ustifica

su

"lenguaje lapidario"

porque

~e

es "útil"

y

supone (es de inferirse)

que

ofender

personal

y

gratuitamente

al secretario Salvador <;ienfuegos

lepuede redituar algún provemo.

Entrevistado por Jannet López

y

José

Antonio Belmont

para

MILENIO,

insiste en amnistiaralos

narcodelin·

cuentes

(causantes en

12

atlos de al

menos

100

mil

asesinatos

y

casi

30

mil

desapariciones),

si

eso, suetla,·nos

lleva

ala

paz"

y

siempre

y

cuando

estén de acuerdo las

víctimas._

pero

descarga

su

furia

contra

el

cfiVisionario

por haber criticado su propuesta.

Cree

que la opinión del militar es

política

y

electoral ¡para favorecer

aJosé Antonio Meadel

Lo

impensable

sería

que

el

titularde

la

Defensa

Nacional

guardara

silenáo

mientras cada mes, en promedio,50

milde

sussubordinados

y

casi

seis

mil

de laMarina Armada realizan

tareas

de seguridad pública para contener

y

redudr la

narcovio/encia

desatada

(de 2006 a2017, 530 efectivos del

Ejército

y

77

de

la

semar

han

muerto

enacdón).

Si de utilitarismo se trata. mayor

jugo puede sacar AMLO

si

se disculpa

con su agraviado.

I

Fec:ha

ISecc:IOn

12.02.2018 .

DIEGO

FERNAN.DEZ

DECEVALLOS

El general

y

el reptil

E

n el ámbito interno de la Universidad

de Chiapas, hace dfas, se suspendió el

·

trámite en que se pretendfa otQrgar al

secretario de la Defensa Nacional, Salvador

Cienfuegos, un doctorado

h~noris

causa,

procedimiento del que siempre fue ajeno el

general. No lo pidió, no lo gestionó.

No conozco, ni me importan, los

motivos por los que quedó inconcluso el

intento, pero resulta relevante -aunque

no sorprendente- que López Obrador

aprovechara lo sucedido para vociferar

y mofarse del soldado, ese que está al

frente de tan noble institución, acusada

arteramente por el referido sujeto de

"masacrar al pueblo". Respecto del trámi·

te,

es sabido que las preseas y reconocí·

mientos suelen ser honrosos y, por tanto,

sin mayor importancia. En primer lugar,

porque es necesario valorar de quiénes

proceden y, en segundo, porque la honra

siempre es de quien la da, no del que la

recibe. El que la otorga, libérrimamente

puede retirarla. Por eso la honra no

debe equipararse ni eonfundirse con el

honor. Éste es un valor superior. Mientras

aquella es consecuencia de la opiAión

q~e

otros tienen de nosotros, el honor nace

MILENIO

y florece en qtJien norma su conducta,

a costa de todo, conforme asu propia

dignidad.

ser honrado depende fundamentalmen·

te

de otros, pero ser hombre de honor

resulta exclusivamente de nuestra vida.

Pero vamos al exabrupto de López

Obrador, quien busca ser próximamente

jefe supremo de nuestras fuerzas arma·

das: díjo que el general "debe dejarse de

politiquerfas y ponerse a hacer su traba·

jo". Consejo que evidencia, en quien lo da,

un cretinismo por los cuatro costados. Si

no procediera del que aspiraa ser jefede

las instituciones del pafs, no merecería

comentario.

El general Cienfuegos no ha llevado a

cabo acción alguna

en

busca de reconocí·

mientos, ha entregado lamayor parte de

su vida a servir con valor y lealtad al pue·

· blo de México, más allá de coyunturas,

partidos y bandedas; su vocación y cultu·

ra castrenses -y su eficaz desempeño- lo

tienen al frente del Ejércitomexicano,

institución surgida del pueblo y forjada en

el crisol del honor y del más alto espíritu

de sacrificio.

se

preguntará usted: si los corifeos

de

la "honestidad valiente" (¿?} afirman que

ya entendió, que ya cambió, que ya no es

el mismo, que ya maduró, y él nos dice

que ya perdonó a"la mafia del poder"

(quiero suponer que·no estoy incluido,

porque su perdón me ofenderfa} y que

solo busca una "República amorosa", ¿por

qué.el

ataque artero, cobarde y sin razón

al secretariode laDefensa? Hay dos

explicaciones: una, porque busca el apoyo

y votos de los que el Ejército combate, y,

dos, porque está·en la naturaleza de los

reptiles venenosos - incluidos los de la

polftica- cambiar de piel como les con·

venga, pero siempre condenados a reptar

y envenenar.

M