Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión Estenográfica de la intervención del maestro Fabio Valdés Bensasson, director general del Centro de Asesoría y Formación en el Sistema de Acusación Adversarial, durante el Foro “La justicia que México necesita: Mitos y realidades del Nuevo Sistema Penal Acusatorio”, organizado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República. 

PRESENTADOR: Le damos el uso de la palabra al maestro Fabio Valdés, quien es abogado por la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Cuentan con un Master Internacional en Sistemas Penales Comparados, problemas sociales y prevención del delito por la Universidad de Barcelona, en España; además de ser director general y fundador del Centro de Asesoría y Formación en el Sistema Acusatorio Adversarial.

Es también consultor externo del Programa de Seguridad y Justicia de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional en materia de juicios orales.

Maestro Fabio Valdés, tiene el uso de la palabra.

MAESTRO FABIO VALDÉS: Gracias, muy amables. Buenas tardes.

En principio, que es lo justo, agradecer mucho la invitación por supuesto al Senado de la República, al Instituto Belisario Domínguez.

Doctora, muchas gracias por invitarme, gracias.

Me debo focalizar en razón de que es el título, pues, que sugiere nuestras conversaciones en esta mesa, sobre la prisión preventiva. Y me gustaría, primero, enfocarnos en qué es la prisión preventiva, antes de referirme al apellido que se le adjudica ahora, de oficioso; que lo oficioso y la prisión preventiva son cosas distintas, de entrada.

La prisión preventiva también debe de ser distinta de la pena, es decir, si uno habla de prisión preventiva, se aplique o no oficiosamente o no, no piensen por favor en los temas de la impunidad. No tiene que ver directamente: impunidad es sin pena y estos temas se relacionan con cuestiones de investigación y de otro tipo.

Es importante que tampoco se le atribuya a la prisión preventiva como una figura jurídica que tiene específicamente ciertas funciones, que no se le adjudique un efecto persuasivo como lo es la pena, la pena después de un juicio, después de que se establece la culpabilidad se aplica una pena. La pena, en teoría envía un mensaje de persuasión.

¿Por qué comento esto?

Si han aumentado 400 por ciento el índice de los delitos de homicidio o delitos violentos, lo que quieran, la falla está en donde quieran, en donde gusten y manden, pero se los juro que no en la prisión preventiva. Si quieren ustedes, búsquenla en donde quieran, les puedo dar una idea.

El derecho penal y por lo tanto la justicia penal, es el eslabón último, el que vergonzosamente se debe de aceptar en un Estado cuando han colapsado muchas otras políticas, que en realidad tratan de atemperar, de reducir el fenómeno delictual.

Debe de haber estudios serios, lo acaba de decir con claridad, a ver, qué tiene que ver el sistema de justicia con el tráfico de armas y un ingreso excesivo de las armas. Qué tiene que ver con que estemos viviendo en una sociedad terriblemente violenta, inconforme por muchas cosas.

Eso no tiene que ver, el Sistema de Justicia Penal es de reacción, de reacción. Ya el delito se dio, el muerto está muerto y no lo va a revivir ninguna condena y mucho menos la prisión preventiva.

¿Qué quiero decir? Acepto, estoy desesperado, pues, por la violencia que se vive, por nuestro país, yo lo sé. Y por lo mismo, debo de opinar que el camino que se quiere elegir, este de la prisión preventiva –y deje usted oficiosa, ese es el tema, no la prisión preventiva– no va a conducirnos a ningún lado. No detiene nada, no resuelve nada.

Si quieren románticamente, a los que nos gusta el derecho penal, pensaremos en la pena, en la pena después del juicio, que le manda un mensaje al colectivo de advertencia que, “mira, te atrapo, te castigo”, etcétera; si quieren déjenlo allá, pero ahora es prisión preventiva.

La función preventiva tiene una función, sí; todavía no pongo oficiosa. Toda la conversación que haré no gira en torno a la no prisión preventiva. ¿Puede entenderse así de una buena vez?

No es pro-criminales ni anti-víctimas. La prisión preventiva tiene razón de ser, es necesaria, se aplica en muchos países y tiene una razón de ser.

Se entiende que finalmente el Estado asume el compromiso de resolver algunos casos siguiendo un procedimiento hasta el juicio.

Y no todas las gentes quieren estar participando, coadyuvando en esta función; entonces, a veces no habrá alternativa y tendrá que ser conducido por la fuerza, como incluso se hace con un testigo que no quiere ir, y bueno, se le hace ir por la fuerza si es necesario, y en ocasiones específicamente tratándose del imputado, entiendo que se le tendría que dejar privado de la libertad.

Estamos en esa lógica y yo estoy totalmente de acuerdo, es importante, es necesario, es fundamental.

No sólo eso. Entiendo que en ciertas investigaciones el riesgo para la víctima es latente.

Aquí de entrada, les voy a decir que el efecto de la prisión preventiva ya es indirecto, no directo.

Directo es la protección a la víctima, la protección a la víctima, ese es el directo. Indirectamente, indirectamente la prisión preventiva también puede surtir un efecto.

O sea, no estoy hablando de no acercarse a un lugar, estoy hablando de la prisión preventiva.

Les platico esto, porque una organización criminal perfectamente puede mandar a ejecutar a alguien estando dentro de la cárcel, ¿no sé si me explico?

Luego entonces, con esto demuestro que la solución no está en aprisionar sino en proteger a las víctimas, en fin, todas esas cosas.

¿Tiene razón de ser? Sí.

El problema es, ¿por qué no hablar? ¿Por qué no discutir? ¿Por qué no plantearle a un juez de la necesidad de la prisión preventiva?

¿Porque hay incapacidad de qué? ¿Porque hay deficiencia de qué? ¿Qué es lo que falta? ¿Por qué no se lo puedo decir?

¿Por qué algo que se dice tan sencillo “Oiga, es que mire, unos tienen muchas armas, unos tienen pocas, pero yo prefiero que mejor todos queden dentro para proteger a los demás”?

Pero ¿por qué si dicen algo tan sencillo, yo puedo creer que alguien no entiende la diferencia entre eso y lo otro? ¿Qué es lo que falta?

Lo que les juro es que la prisión preventiva oficiosa no da inteligencia, no da estudio, no da compromiso, no da nada de eso. Pónganla; no se va a resolver nada, se los juro, excepto de un hacinamiento terrible y gastos excesivos.

A mí me preocupa en un momento preelectoral se diga que ya se va a resolver finalmente el tema de la violencia, la criminalidad y que ya vamos a proteger, que ya se va a resolver la seguridad.

Con eso, o sea, no me preocupa que se diga, me preocupa que se diga que es con la prisión preventiva y que es un elemento y un paso fuerte, sólido, bien direccionado, a resolver esos problemas, porque honestamente no lo creo.

Y cuando digo que no lo creo no es por rebeldía en un ejercicio medianamente inteligente, pues de ver si sí estaré, porque yo mismo apoyaría eso gustoso, el problema es que no le veo el punto de conexión, no se lo veo, la prisión preventiva oficiosa no lo veo.

De hecho, qué vergüenza si nos dicen: un gran número de asuntos con prisión preventiva, al final son absueltos. ¿Qué sí da una prisión preventiva, sin discusión, sin debate, sin nada, a hurtadillas, basadas en sellos y firmas específicamente, en el señalamiento que se hace de un hecho? ¿Qué si da?

La impresión a la sociedad de que resolvimos el problema y castigamos al culpable que aún no ha sido culpable y que quedará sin castigo.

Porque no acepta uno la realidad, no es malo aceptar que no se está tan bien, eso creo que es genial. De hecho, lo que a mí honestamente no me agrada es decir que se solucionan problemas tan complejos con la prisión preventiva oficiosa y además con una serie de mecanismos que otra vez te hacen creer que el sello, la firma y la fe pública es el mejor camino de probar los hechos y esclarecerlos, eso no estoy de acuerdo.

Las autoridades no son de buena fe, son de estricto derecho. La fe busquémosla en las iglesias, ¿les parece? Es el camino para llegar a Dios, no para resolver los asuntos, no tengo por qué creer en la buena fe de las personas, mejor creo en que lo hacen bien; no creo, me convenzo.

Eso creo que es lo que deberíamos de poner, digamos, énfasis en eso. Entonces, yo concluyo rapidísimo:

La prisión preventiva no es un tema que alguien se esté oponiendo, creo que no es. El problema es que, si por hacer la prisión preventiva las UMECA’s van a funcionar, si la prisión preventiva va a detener el tráfico de armas y la prisión preventiva va a hacer que las personas no, bueno, está bien.

Ojo: prisión preventiva, no pena, insisto, no la pena después del juicio, que sí tiene un efecto de alguna manera persuasivo general y particular o personal o individual.

Esa es la cuestión, es por qué no discutir cuál es la razón de no hablar de la prisión preventiva en un tribunal, de su necesidad, porque no hay UMECA’s, pero 40 armas son 40 armas ¿o no, o esas las puso la UMECA?

Y de otras cosas, en dónde vives, no estoy diciendo que nos e trabaje en eso, eso es genial, pero no va a resolver el problema que se pretende resolver.

Yo voy a concluir porque me voy a guardar tres minutos por si hay alguna preguntita.

Gracias, muy amables.