Versión estenográfica de los Foros de Debates en Materia Energética, llevadas a cabo por las Comisiones Unidas de Energía, Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos, Primera, presido por el C. Senador David Penchyna Grub, celebrados en el salón de sesiones de la Comisión Permanente en el Senado, hoy por la tarde. (16:30 horas).
INVITADOS:
DR. FRANCISCO BARNES DE CASTRO.
ERNESTO GIACOMAN.
DAVID SHIELDS.
- EL C. PRESIDENTE SENADOR DAVID PENCHYNA GRUB: Una disculpa por el pequeño retraso, pero aquí en el Senado no paramos, estamos en muchas tareas, les rogamos una disculpa, pero sean bienvenidos las y los legisladores y nuestros invitados el día de hoy.
Les agradecemos mucho su asistencia en este día de sesión vespertina respecto a los foros de consulta en Materia Energética que venimos realizando.
Me permitiré compartir con ustedes la mecánica que se seguirá el día de hoy en el que harán uso de la palabra nuestros invitados hasta por 20 minutos cada uno.
Concluidas sus intervenciones, un legislador de cada partido político en orden ascendente formularían preguntas a nuestros invitados, cada uno hasta por 5 minutos; al término de ese bloque de intervenciones nuestros invitados tendrán hasta 15 minutos para responder en conjunto todas las preguntas de nuestras y nuestros compañeros legisladores contando con la tolerancia del tiempo de esta mesa.
Sean muy bienvenidos al Senado de la República don Francisco Barnés de Castro, ex subsecretario de energía y ex rector de nuestra querida casa de estudios, la UNAM.
Don David Shields, analista independiente en temas energéticos.
Don Ernesto Marcos Giacoman, Presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, A. C.
En ese orden procedería a leer, en primer lugar una breve reseña curricular del doctor Francisco Barnés de Castro, antes de concederle el uso de la tribuna.
Don Francisco Barnés de Castro realizó estudios de licenciatura en ingeniería química en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, y obtuvo los grados de Maestro en Ciencias y Doctor en Ingeniería Química en la Universidad de California, en Berkeley.
Inició su actividad académica en la UNAM en 1968, en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza; desempeñó los cargos de coordinador de la carrera de ingeniería química.
Jefe de la División de Ciencia y Tecnología, y Jefe de la División Académica.
Y en la Facultad de Química los de coordinador de la carrera de ingeniera química, Secretario General y Director.
Ha sido Secretario General de la UNAM, y rector de esta casa de estudios.
Actualmente es profesor titular en la Facultad de Química con licencia.
Dentro de la Secretaría de Energía ocupó los cargos de Subsecretario de Hidrocarburos y de Subsecretario de Política Energética y Desarrollo Tecnológico.
Se ha desempeñado también como Director General del Instituto Mexicano del Petróleo, y actualmente es Comisionado en la Comisión Nacional Reguladora de Energía.
Actualmente es miembro de los Consejos Directivos de la Fundación ICA, y de la Fundación PRENDE, de los Consejos Consultivos de la Universidad de Guanajuato y del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico del Estado de Yucatán.
Doctor Barnés de Castro, es un honor tenerlo entre nosotros, sea usted bienvenido, tiene el uso de la tribuna hasta por 20 minutos.
- EL C. DR. FRANCISCO BARNES DE CASTRO: Gracias, muy buenas tardes, agradezco al Senado de la República la invitación que se me hizo para participar en este importante debate nacional sobre las reformas que requiere el Sector Energético, tema de particular trascendencia para nuestro país.
En la década de los 70, cuando se dio el auge de las grandes empresas petroleras nacionales, Petróleos Mexicanos, nuestro icono nacional más notable por su dimensión y por su historia, se había constituido el principal impulsor de la economía en nuestro país.
Alrededor suyo se establecieron grandes industrias de bienes de capital, se desarrollaron empresas de servicio y se consolidaron importantes firmas de ingeniería que generaron empleo y riqueza en el país, y que llegaron a ser orgullo nacional.
En aquellos años, países que iniciaban su actividad petrolera como Brasil y Noruega, buscaban aprender de las experiencias exitosas de México para impulsar el desarrollo de sus jóvenes empresas nacionales.
Treinta años después las restricciones con las que hemos obligado a operar a PEMEX y la falta de apertura de la economía mexicana, la competencia en materia energética nos han llevado al desmantelamiento de la mayoría de las empresas de bienes de capital, de ingeniería y de servicios especializados de aquella época, y a una reducción considerable en el nivel de integración nacional de los proyectos de la industria petrolera.
Lo más grave de todo, es que Petróleos Mexicanos, ese símbolo nacional enfrenta hoy crecientes rezagos tecnológicos y operativos así como serias limitaciones en su capacidad de ejecución de la cantidad y complejidad de los proyectos que requiere llevar a cabo para atender las necesidades del país y cumplir con su mandato constitucional.
Las decisiones operativas, financieras, presupuestales y de inversión que le han sido impuestas le impiden funcionar como empresa, le restan eficiencia operativa y le limitan su capacidad de gestión, los resultados están a al vista.
Hoy, México es quien voltea la mirada hacia Brasil y Noruega para aprender qué es lo que estos países han sabido hacer en estos años en que nosotros nos hemos quedado rezagados, enamorados de un paradigma que funcionaba adecuadamente en los años 70, pero que no responde a las necesidades del México moderno, y que resulta imperativo cambiar.
PEMEX ha sido en todos estos años la principal fuente de ingresos para el fisco, al precio de dejar a la empresa sin recursos de inversión para atender sus obligaciones constitucionales.
En los últimos 11 años la suma de las utilidades de PEMEX, antes de impuesto, y ha sido PEMEX una de las empresas petroleras más rentables del mundo, ha sido de 5.3 billones de pesos del 2012.
Sin embargo, por pago de impuestos, derechos y aprovechamientos la empresa ha aportado el presupuesto federal 5.7 billones de pesos; 420,000 millones más que la suma total de sus utilidades, antes de impuestos.
En los años recientes, casi el 90 por ciento del presupuesto autorizado de inversión se ha orientado a exploración y producción de petróleo, mientras que tan sólo el 8.5 se ha destinado a refinación, y el 2.5 por ciento a gas y petroquímica.
A juzgar por los montos de inversión autorizados por el Congreso, pareciera ser que tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo han considerado que la producción de crudo es la única actividad estratégica que tiene a su cargo Petróleos Mexicanos, y no así el abasto nacional de combustibles, contraviniendo por la vía presupuestal lo que establece la Constitución.
El gas natural se ha convertido en un recurso tan necesario para nuestro desarrollo como deficitario; su demanda se satisface hoy en un 40 por ciento con gas importado a través de gasoductos transfronterizos y de terminales costeras de gas licuado, y el déficit actual seguirá incrementándose de manera acelerada en los próximos años.
Por no haber realizado oportunamente las inversiones necesarias para llevar a tierra el gas ya producido costa afuera en los últimos 15 años se han quemado a la atmósfera un total acumulado de más de 2 billones de pies cúbicos –billones mexicanos- de millones de millones, que equivale al 80 por ciento de la producción de un año, y al 16 por ciento las reservas probadas que hoy tenemos, en estos 11 años los hemos quemado a la atmósfera.
En estos últimos meses por el retraso en la instalación de plantas separadoras de nitrógeno y por falta de infraestructura de transporte PEMEX se ha visto obligado a reinyectar........
(Sigue 2ª. Parte)
...en estos últimos meses por el retraso en la instalación de plantas separadoras de nitrógeno y por falta de infraestructura de transporte Pemex se ha visto obligado a reinyectar a los yacimientos o a quemar en la atmósfera gas natural asociado con alto contenido de nitrógeno, mientras que tenemos que recurrir a la importación de gas natural licuado mucho más caro que el gas de producción nacional o el gas importado por ducto para evitar las alertas críticas.
Desde hace ya varios años la producción de combustibles líquidos ha sido insuficientes para abastecer al mercado nacional, durante los tres últimos años ha sido necesario importar poco más del 46% de la demanda nacional de gasolina y el 25% de la de diesel. Hoy estamos destinando el 62% de los ingresos derivados de la exportación de petróleo a la importación de estos combustibles.
El Sistema Nacional de Refinación hace muchos años se ha quedado obsoleto, las últimas refinerías fueron construidas en los años 70’s, fueron diseñados para operar con crudos ligeros, con las tecnologías existentes y probadas de los años 60, con criterios de diseño que reflejaban las condiciones económicas de aquella época, costos muchísimo más altos de capital que los actuales y costos mucho más bajos de energía, y por tanto las refinerías tienen una muy baja eficiencia energética.
Si bien tres de nuestras refinerías han sido reconfiguradas para operar con el crudo mexicano que produce actualmente Petróleos Mexicanos, muchas de las viejas plantas, de esas refinerías reconfiguradas, quedaron sin modernizar. Las reconfiguraciones tuvieron un costo bastante mayor al presupuestado y su ejecución tomó mucho más tiempo que el programado.
No es de sorprender que mientras las refinerías de Copetrol y Petrobras operan con márgenes de operación competitivos, nuestro Sistema Nacional de Refinación opere con márgenes negativos y pierda entre 100 mil y 140 mil millones de pesos por año. Sin dejar de reconocer la gran trascendencia de las importantes decisiones que se tomaron o que tomamos en México en el siglo XX es evidente que el paradigma vigente ha perdido actualidad y que es necesario construir uno nuevo acorde a la realidad de Pemex y a los grandes cambios que han ocurrido en el entorno mundial desde que México nacionalizó a su industria petrolera.
A estas alturas del debate la inmensa mayoría de los mexicanos estamos de acuerdo que cualquier proceso de transformación hacia un modelo más eficiente de organización del sector energético necesariamente transita por preservar a Petróleos Mexicanos como una empresa petrolera orgullosamente nacional con una mayor autonomía de gestión operando fuera del presupuesto Federal de manera transparente y con criterios de eficiencia comercial como la mejor salvaguarda que tiene el Estado mexicano para maximizar su renta petrolera.
También existe el consenso de que se requiere reforzar a los órganos reguladores del Estado, a la Comisión Nacional de Hidrocarburos y a la Comisión Reguladora de Energía. Estas si bien son condiciones necesarias, y yo diría que indispensables, de ninguna manera son suficientes.
Si mantenemos el paradigma actual de Pemex como único responsable de la producción de hidrocarburos seguiremos enfrentando serias limitaciones para nuestro desarrollo económico, y voy a enumerar algunas cuantas de ellas. La venta petrolera se irá reduciendo paulatinamente, ya que nuestros principales yacimientos de crudo barato han alcanzado su etapa de madurez o están en franca declinación.
Para mantener los niveles actuales de producción, y por tanto el mismo precio de venta, será necesario incrementar la producción de Chicontepec y encontrar y desarrollar nuevos yacimientos en aguas profundas, por lo cual el Estado mexicano deberá asumir inversiones y riesgos cada vez mayores. Las importaciones de gas natural seguirán creciendo de manera acelerada a menos que encontremos una manera eficiente de aprovechar el enorme potencial que tenemos en México de gas de lutita.
Y a diferencia de la producción de petróleo y de gas asociado la producción de gas de lutita es una operación de bajos márgenes entre el costo de producción y el valor de mercado. En los Estados Unidos, donde se ha desarrollado esta nueva industria, han sido las empresas pequeñas y medianas las que han mostrado tener la flexibilidad operativa y la estructura de costos que les permita operar de manera eficiente.
Las grandes empresas petroleras no han podido participar de manera exitosa y las que lo han hecho ha sido a través de comprar a los operadores más eficientes, Petróleos Mexicanos no es ni puede ser la excepción. Frente a las grandes petroleras internacionales, además se enfrente a enormes limitantes técnicas económicas y organizativas que le dificultan enormemente desarrollar estos yacimientos al ritmo que sería deseable y a los costos que son necesarios.
Si le pedimos que lo haga lo hará, pero a un costo elevado, y dado que opera con recursos limitados tendrá que desatender para ello el desarrollo de reservas petroleras con un potencial económico mucho más tractivo y para las que se encuentra mucho mejor capacitado.
Es falso el argumento de que permitir la participación de empresas privadas en la producción de hidrocarburos implica la privatización de la renta petrolera. Es falso también que esto no sucederá si Petróleos Mexicanos es el operador único a lo largo de toda la cadena. Para que el Estado extraiga una venta de los hidrocarburos del subsuelo el operador autorizado, no importa quién sea éste, necesita encontrarlos y extraerlos al menos costo posible, para lo cual deberá contratar los servicios de un gran número de empresas privadas.
Los hidrocarburos extraídos no tienen valor alguno si no se colocan en el mercado, por lo que antes o después de ser procesados tendrán que pasar a manos privadas. Aún bajo el modelo de licencia un operador privado, que es el que prevalece actualmente en la mayoría de las naciones, el operador autorizado no adquiere la propiedad de los hidrocarburos sin antes haberlos localizado y extraído del subsuelo, y sin antes haberles pagado al Estado los derechos de producción que han sido estipulados.
Por otra parte, si la operación de Petróleos Mexicanos es ineficiente, como lo es cuando se le impide la toma oportuna de decisiones y se le restringe el presupuesto en la forma en que lo hemos venido haciendo, se está privatizando una parte importante de la renta petrolera que le corresponde al Estado. La destrucción de valor y la pérdida de renta petrolera son todavía mayores cuando le pedimos a Pemex desarrollar yacimientos de bajo margen económico o incursionar en actividades de alto riesgo, para los cuales no cuenta con la tecnología apropiada, ni la experiencia necesaria.
Lo importante no es quién está el petróleo, sino cómo maximiza el Estado su renta petrolera. La reforma debiera establecer las condiciones necesarias para que Pemex se transforme en una empresa eficiente y competitiva, pero también debe dotar al Estado de la flexibilidad necesaria para determinar caso por caso, dependiendo de las características específicas de cada yacimiento y de los riesgos y costos previsibles a la explotación del mismo, el instrumento más idóneo para maximizar la renta económica.
De los diferentes modelos de participación del sector privado, hoy vigentes en el mundo, los de licencia o concesión son los más sencillos y transparentes en su aplicación. Son también, curiosamente, los que le permiten al Estado maximizar la renta económica cuando los yacimientos presentan condiciones de muy alto riesgo, como es la exploración y explotación en aguas profundas, o cuando el margen de utilidad es reducido, como es la explotación de gas de lutita.
Los modelos de riesgo compartido o de utilidad compartida son los más adecuados para yacimientos que presentan menores riesgos y/o mayores márgenes…
(SIGUE 3ª PARTE)
… los modelos de riesgo compartido o de utilidad compartida, son los más adecuados para yacimientos que presentan menores riesgos y/o mayores márgenes de operación y cuya explotación requiere de recursos tecnológicos y financieros que PEMEX no tiene disponibles.
Y cuando el riesgo del yacimiento es moderado, los márgenes económicos son más altos y la tecnología se encuentra disponible, el mejor instrumento para maximizar la renta económica que el corresponde al Estado seguirá siendo Petróleos Mexicanos, aún si éste no logra superar sus restricciones actuales.
Es importante además destacar que los contratos de utilidad compartida son los más difíciles de supervisar por parte del Estado, ya que resulta muy difícil, si no es que imposible, auditar cuáles son los verdaderos costos de producción.
Y es claro que no va a haber utilidad que compartir si la empresa a la que se le asignó el contrato es ineficiente y no genera utilidades, o si aparenta serlo y lograr salirse con la suya.
La dificultad de supervisión y por tanto el riesgo de fraude al Estado, se incrementa de manera considerable cuando la explotación del yacimiento requiere de la perforación de un gran número de pozos, como ocurre en la explotación del gas de lutita.
Y por otra parte, es absurdo seguir argumentando que se defienden los intereses de la nación al insistir que Petróleos Mexicanos siga siendo el único responsable de la refinación de petróleo y de la comercialización de sus derivados.
Me disculpan un segundo.
Aún cuando Petróleos Mexicanos tuviera hoy todos los recursos necesarios para ello, tardará muchos años en volver rentable la operación del sistema nacional de refinación por el enorme rezago acumulado a lo largo de todos estos años.
Mantener el monopolio de Petróleos Mexicanos en refinación, significa que el Estado siga asumiendo pérdidas multimillonarias, muy superiores al presupuesto que año con año destina el país a los programas de combate a la pobreza, les recuerdo entre 100 y 140 mil millones de pesos ha sido la pérdida de los dos últimos años.
Nos condena seguir importando por muchos años los combustibles que el país requiere, aún costo creciente y con grave riesgo de un posible desabasto ante una contingencia imprevista en cualquiera de los eslabones de la cadena de importación.
Reduce la competitividad de nuestras empresas, particularmente de aquellas empresas con altos costos de energía que tienen que participar en mercados competitivos de exportación.
Y por último, nos impide garantizar que le entreguen al usuario la cantidad y calidad del producto por el que está pagando, como nos consta a la mayoría de los mexicanos.
El nuevo paradigma del sector energético debe estar orientado a alcanzar mayores beneficios para México y para los mexicanos, debe atender a la situación actual del país y del entorno mundial y regional en el que México se desenvuelve.
Debe reposicionar a nuestra industria nacional y no sólo a la petrolera, para enfrentar los retos de hoy y también los del mañana.
Esto no se podrá lograr sin una profunda reforma al marco jurídico actual que fortalezca en primer lugar a nuestra empresa petrolera nacional y le dé autonomía de acción, verdadera autonomía de acción; pero también que permita la concurrencia de empresas privadas y establezca condiciones adecuadas que permitan maximizar, en cada caso, los beneficios para la nación.
Muchas gracias por su atención.
(Aplausos)
-EL C. SENADOR DAVID PENCHYNA GRUB: Muchas gracias doctor Barnés, le reiteramos nuestra gratitud por estar aquí entre nosotros.
Enseguida le concederé el uso de la palabra, hasta por 20 minutos, a don Ernesto Marcos Giacoman, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros A.C., pero antes permítame hacer una breve reseña curricular de su persona.
Don Ernesto Marcos es socio fundador de Marcos y Asociados, Infraestructura y Energía, Sociedad Civil, despacho que ofrece sus servicios de banca de inversión y de desarrollo de negocios para los sectores de infraestructura y energía.
Ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional al desarrollo y alternativas de financiamiento que mejor se adapten a las diversas necesidades de los sectores industriales y de infraestructura.
Fue director de finanzas de Petróleos Mexicanos de 1986 a finales de 1989, y director general de Nacional Financiera.
Entre 1982 y 1983, fungió como subsecretario de la Industria Paraestatal dentro de la Secretaría de Patrimonio y Fomento Industrial, hoy Secretaría de Energía.
Ernesto Marcos es doctor en economía por la Universidad de Notre Dame y ha sido profesor de análisis económico, desarrollo económico, economía de la empresa y planeación económica en la Universidades de México y de los Estados Unidos.
Ha sido presidente y miembro de los consejos de administración de un gran número de empresas mexicanas, así como gobernador adjunto del Banco Mundial, la corporación financiera internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y de la Corporación Interamericana de Inversiones.
También ha participado como consejero de “Repsona”, en España, y Fina Oil Company, en Estados Unidos.
Es miembro activo de distintas asociaciones civiles como COMEXIC, IMED, la Sección Mexicana del Club de Roma y el Centro Ecológico Akumal.
Actualmente es presidente del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, Asociación Civil.
Sea usted muy bienvenido, doctor Ernesto Marcos Giacoman, tiene el uso de la palabra, hasta por 20 minutos.
-EL C. DR. ERNESTO MARCOS GIACOMAN: Muchas gracias, senador Penchyna, presidente de la Comisión de Energía del Senado de la República, y gracias a los señores y señoras legisladores por la invitación que me han hecho para participar en este foro.
Me honra también compartir la mesa con tan distinguidos expositores, como Francisco Barnés y David Shields.
Con la honrosa representación de la AMEXPAC, de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, que integra a un grupo cada vez mayor de empresas proveedoras, serias, capaces y competitivas en el área de bienes y servicios petroleros, y como ciudadano preocupado por el futuro de nuestra industria, estoy convencido que el tema relativo a la renta petrolera que ya cubrió muy adecuadamente Francisco Barnés, resulta central para la discusión que nos ocupa.
La soberanía del país sobre nuestros recursos petroleros radica precisamente en que el Estado capture de manera eficaz la renta petrolera generada por al explotación de los hidrocarburos, independientemente de la modalidad que se decida utilizar para su explotación.
Desafortunadamente este concepto central de renta económica ha sido utilizado en ocasiones con ligereza para justificar posiciones poco fundadas o francamente falaces.
Vale la pena distinguir los argumentos y los datos duros de los dogmas y las simulaciones.
La red económica es el pago que recibe el dueño de un recurso provisto por la naturaleza como compensación por su uso en la producción.
En el caso de los hidrocarburos a esa compensación se le llama renta petrolera. En la explotación del petróleo se genera un excedente significativo por encima de los costos totales de producción, porque a diferencia de otros recursos naturales como la tierra o los recursos forestales, se trata de un recurso no renovable que se agota con su aprovechamiento.
Además el petróleo barato y de fácil acceso enfrenta una situación de escasez creciente en México y en el mundo, como consecuencia del agotamiento de yacimientos tradicionales.
Para calcular esta renta, debe deducirse del precio de barril producido los costos totales de producción, incluyendo los incurridos en la exploración, la extracción y la necesaria compensación al capital invertido en el proceso.
México fue pionero en el mundo al incorporar en el artículo 27 constitucional el principio de la propiedad de la nación sobre los recursos del subsuelo.
Los constituyentes del……
(Sigue 4ª parte)
. . . en el artículo 27 constitucional el principio de la propiedad de la Nación sobre los recursos del subsuelo, los constituyentes del 17 aplicaron un principio del derecho napoleónico que a excepción de Estados Unidos se emplea prácticamente en todo el mundo.
Por eso es que en nuestro caso corresponde exclusivamente a la Nación apropiarse de la renta petrolera, independientemente de quiénes participen en su extracción.
Es por ello de la mayor importancia que la reforma constitucional finalmente procese esta honorable legislatura, permita al Estado Mexicano decidir con flexibilidad las modalidades contractuales que más convengan a los distintos tipos de yacimiento que se vayan descubriendo a lo largo del tiempo.
La renta petrolera así definida entonces será mayor mientras menores sean los costos totales de producción y se reducirá la renta en perjuicio del estado cuando ese valor excedente por encima de los costos totales de producción se dilapida por ineficiencias inaceptables, por corrupción o por prebendas a favor de grupos de interés que controlan las operaciones de la industria petrolera.
Un análisis de los factores que pueden aumentar o reducir la renta petrolera resulta indispensable para evaluar los contenidos más deseables de la reforma que se debate
El impulso de tecnologías que permitan descubrir más hidrocarburos y extraerlos a un menor costo aumenta la renta, igual que lo hace la introducción de condiciones de competencia efectiva en todas las etapas de la producción, la distribución y la comercialización de petrolíferos.
El combate contra la corrupción sólo será eficaz en la medida en que el sector se desarrolle en un ambiente de competencia que ofrezca opciones innovadoras a los participantes y genere los incentivos indispensables para desarrollar procesos y prácticas operativas más eficientes, y paralelamente fortalecer los mecanismos de transparencia que impidan que la renta petrolera que pertenece a todos los mexicanos de esta y de las siguientes generaciones se disipe en beneficio de unos cuantos.
La forma como se canaliza la renta petrolera generada resulta crucial para el ejercicio pleno de nuestra soberanía sobre los recursos petroleros.
Los ingresos derivados de la explotación son por definición no recurrentes, por un principio de equidad intergeneracional deben entonces invertirse en actividades que permitan una capacidad de generación de ingresos futuros recurrentes.
Nuestra experiencia como país no resulta muy positiva en este sentido.
Desde el inicio de este nuevo siglo, las exportaciones petroleras han generado un ingreso excedente sobre el mismo periodo de los últimos periodos del siglo XX, ingresos adicionales por 215 mil millones de dólares.
Este incremente se explica por un aumento extraordinario de los precios del crudo que más que compensaron la caída en la producción, los volúmenes de exportación, este monto sin precedente, de ingresos de divisas y también de ingresos públicos, se destinó al gasto corriente, tanto a nivel federal como de los gobiernos de los estados.
Igual nos sucedió en los 70’s cuando derivado de la bonanza en los precios del petróleo durante esos años nos dedicamos a administrar la abundancia, son tres en mi opinión las prioridades de aplicación de la renta petrolera consistentes con los intereses de largo plazo del país.
Primero, la inversión pública en infraestructura que promueve el desarrollo regional y acelera el crecimiento económico.
Segundo, el desarrollo científico y tecnológico para incorporarles a la revolución energética en curso que nos permita transitar hacia nuevas fuentes de energía.
Tercero, la equidad intergeneracional, que considere las necesidades de las generaciones futuras de mexicanos.
Qué nos ofrece el entorno internacional en el campo de la energía para ayudarnos a alcanzar los objetivos que nos propongamos en este sector.
El sector energético mexicano se desenvuelve ahora en un contexto sustancialmente distinto al de hace apenas ocho años, cambios sin precedente en la industria de los hidrocarburos en América del Norte no sólo se ha traducido en un aumento significativo de la producción y una caída sustancial en el precio del gas natural, sino también y más importante aún, le ha permitido a Estados Unidos y a Canadá integrar el mercado energético más competitivo del mundo.
México se está quedando fuera, mientras que Estados Unidos y Canadá vieron crecer su producción de petróleo durante los últimos 7 años en 29 y 23 por ciento respectivamente México vio la suya disminuir en el mismo lapso en 23 por ciento.
Y esos son datos a 2012.
Gracias a la creciente producción de gas natural de los yacimientos de lutitas en Estados Unidos, el precio del gas es actualmente 70 por ciento más barato que hace 5 años. Derivado de esta situación, se estima que en los últimos 10 años en esta zona se desarrollarán más de 100 proyectos petroquímicos basados en los líquidos de gas natural, más de 40 proyectos solamente en el área metalúrgica incluyendo la producción de acero, perfiles y tubos y más de 100 inversiones para el procesamiento de hidrocarburos, almacenamiento y distribución de productos derivados.
Destacan por ejemplo los proyectos para convertir gas natural en combustibles líquidos, mediante procesos alternos a la refinación del petróleo.
La construcción de nuevos cráteres de etileno y propileno para producir una serie de productos finales del área química y numerosos proyectos para producir fertilizantes.
Incluso hay que mencionar que muchas empresas internacionales están trasladando instalaciones que operaban en otros países hacia Texas, por ejemplo para aprovechar estas ventajas como es el caso reciente de dos plantas gigantes de metanol que operaban en Chile.
La industria de la energía es una industria caracterizada por el cambio tecnológico, constantemente se desarrollan nuevas tecnologías que rompen los paradigmas del pasado y que permiten, por un parte enfrentar lo retos geológicos que implican la exploración de yacimientos no convencionales de hidrocarburos y por la otra generar energías limpias de fuentes renovables.
El gas y petróleo lutitas se hicieron económicamente viables a partir del desarrollo y la aplicación de técnicas de perforación horizontal y de fracturamiento hidráulico, mientras que la extracción de petróleo proveniente de las arenas bituminosas del Canadá, también supuse importantes desarrollos tecnológicos.
Gracias al cambio tecnológico la energía eólica y la solar se vuelven más competitivas cada vez y eventualmente llegarán a sustituir a los hidrocarburos.
Estos cambios se han visto reflejados en un aumento exponencial de la producción de petróleo y gas en la región. Estados Unidos pasó de producir 5 millones de barriles por día en el 2008, apenas en el 2008 a más de 7 millones d250 mil durante el primer semestre del 2013, con lo que sus importaciones de hidrocarburos líquidos cayeron ya 40 por ciento.
Sólo en el Estado vecino de Texas se producen más de 2.6 millones de barriles por día superando el total de nuestra producción nacional.
Las proyecciones más recientes de la agencia de información estratégica de Estados Unidos indican que esta tendencia se mantendrá en el futuro previsible.
De acuerdo con esas proyecciones, Estados Unidos se va a convertir en el mayor productor de crudo, superando a Arabia saudita antes del 2018 yh asimismo podría incrementar su producción de gas natural por encima del nivel de Rusia, el mayor productor actual en menos de dos años.
Con toda seguridad será exportador neto de gas licuado antes del fin de esta década.
Sin embargo el cambio en el contexto de la energía no sólo es producto de la revolución energética en el sector.
Estados Unidos y Canadá aumentaron significativamente su infraestructura de interconexión energética construyendo nuevos ductos y plantas de proceso que atienden y complementan las necesidades específica de la región.
Mientras se terminan nuevos ductos y terminales se está desarrollando nuevas facilidades de transporte ferroviario para transportar nuevos líquidos.
Esta nueva infraestructura de transporte y almacenamiento de gas, petróleo y productos procesados ha permitido integrar a cada vez más regiones de consumo con las nuevas zonas productoras de ambos países.
El panorama para México dentro de este contexto internacional puede no ser alentador, las estimaciones de PEMEX indican que contamos con abundantes reservas potenciales y tenemos reservas certificadas por 44 mil 500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, equivalentes o similares a la producción total acumulada hasta ahora desde que se inició la explotación petrolera en nuestro país.
La inversión de PEMEX se ha incrementado sustancialmente, su presupuesto para el año que entra prevé invertir 357 mil millones de pesos. Eso es lo que contiene la propuesta de presupuesto que se envió al Congreso hace unos días, un crecimiento de 130 por ciento sobre el promedio de inversión ejercida entre el 2000 y 2011 en promedio.
Esto le ha permitido acelerar la exploración de aguas profundas con resultados positivos hasta ahora y evaluar el potencial de yacimientos de gas de lutitas mediante contratos de servicios llamados laboratorio de campo.
Aunque hasta ahora ha habido buenos resultados, al ritmo actual transcurrirán varios lustros antes de que estos recursos. . .
(Sigue 5ª parte)
.... aunque hasta ahora ha habido buenos resultados, al ritmo actual transcurrirán varios lustros antes de que estos recursos impacten positivamente la producción nacional de hidrocarburos.
Se requiere, pues, una reforma constitucional en el ramo del petróleo para poder pasar de los escenarios probables a las oportunidades reales. Es claro que ni la propiedad nacional de los hidrocarburos ni la de Pemex, como empresa pública están a discusión, el Pacto por México encierra el acuerdo de fortalecer a Pemex como empresa pública productiva, efectivamente, y como dijo Francisco “Barnés”, hay que liberar a Pemex de las onerosas obligaciones que le impone el monopolio estatal.
Modificar su régimen fiscal y permitirle concertar alianzas con otras empresas petroleras, estatales o privadas. El nuevo estatuto legal que se diseñe para Pemex debe permitir alcanzar su autonomía presupuestal y operativa, así como un contrato laboral más flexible para que pueda competir internacionalmente.
Yo percibo que en este punto existe afortunadamente un alto grado de acuerdo, resulta indispensable y urgente fortalecer a Pemex para que supere la difícil coyuntura por la que atraviesa y pueda también contribuir eficazmente al desarrollo de la industria proveedora de bienes y servicios especializados en el sector.
Su fortalecimiento también impulsará muchas de las actividades industriales que requiere el petróleo, el gas y sus derivados para llevar acabo sus procesos productivos, como son las industrias del acero, el vidrio, la petroquímica, los fertilizantes.
Estas actividades fueron hasta los años ochenta sectores con ventajas competitivas claras para nuestra industria, y han perdido competitividad a través de limitaciones recurrentes de abasto, e incrementos en el precio de estos insumos, precursores indispensables para la operación de estos sectores.
La manufactura general y el resto de los sectores productivos, también dependen en buena medida de la disponibilidad y costo de la energía para ser competitivos.
La promoción de la competencia en el sector energético debe darse a través de una liberación gradual y selectiva de las distintas actividades de su cadena de valor; estableciendo, en primer lugar, un régimen de contratos o licencias para el desarrollo de yacimientos no convencionales, especialmente gas y petróleo de Lutitas, y para la exploración y desarrollo de yacimientos en aguas profundas del Golfo de México.
También pueden y debe abrirse a la inversión privada los procesos de transformación y distribución que no generan renta económica, eliminar los controles de precios y al comercio exterior y promover el desarrollo de proveedores nacionales que incremente el contenido nacional y conciba tecnología mexicana para el petróleo.
Habrá que ampliar las facultades de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, la Comisión Reguladora de Energía y demás entidades rectoras de la industria, para supervisar a los nuevos participantes, pero también incluir obligaciones que sometan a Pemex a las exigencias de eficiencia y transparencia del más alto nivel internacional.
Dentro del proceso de transformación de Pemex en empresa pública productiva, conviene asegurar también que su nuevo estatuto jurídico le permita eludir las restricciones que imponen los Tratados de Libre Comercio a las compras gubernamentales, a fin de que pueda impulsar mayor contenido nacional, ser más competitivo y fomentar la inversión en el país para impulsar proveedores y contratistas locales.
La nueva administración de Pemex ha logrado importantes avances en este sentido, baste mencionar el convenio firmado con la Secretaría de Marina para la construcción de 22 embarcaciones menores para la flota del servicio de Pemex, así como el acuerdo anunciado la semana pasada con la empresa de Singapur ...en el diseño y construcción de plataformas petroleras para la instalación en Altamira, Tamaulipas, de un astillero especializado en la construcción, mantenimiento y reparación de plataformas y otras embarcaciones mayores.
Algunos de los miembros “Yamespac”, ya operan campos petroleros maduros por cuenta y orden de Pemex, pero requieren de capital y tecnología para crecer y abarcar todos los eslabones de la cadena de exploración y producción. Así como apoyos financieros especializados para transitar durante el período de exploración y desarrollo de nuevos campos, hasta su explotación comercial.
Los efectos de la reforma energética requerirán períodos de gestación y maduración necesariamente largos. Nuestros legisladores deben de tener muy presente el contexto energético internacional para diseñar una estrategia que permita a México hacer de este sector un pilar fundamental del crecimiento, y motor del desarrollo nacional.
No podemos esperar, el aumento en la competitividad y el crecimiento económico no se darán a menos que logremos integrar nuestro sector energético al resto del mundo, a las nuevas tecnologías y prácticas operativas internacionales.
De no realizar los cambios transformadores en el marco regulatorio del sector, México corre el riesgo de perder su lugar en el proceso de reindustrialización de la revolución energética descrita está generando.
Señoras y señores legisladores, el objetivo final de impulsar cambios constitucionales en la legislación petrolera y eléctrica, no es simplemente el incrementar la producción de petróleo, gas y electricidad, sino disponer de volúmenes abundantes de energéticos a precios mucho más competitivos que los vigentes.
Como plataforma para reactivar la inversión industrial, el empleo y el desarrollo nacional, como está sucediendo en otras latitudes. Por ello es necesario garantizar que en los permisos o licencias que otorgue el gobierno federal, a los nuevos participantes de la industria, se incluyan cláusulas que aseguren la presencia de contratistas nacionales en todos los procesos, y que en igualdad de condiciones otorguen preferencia a los proveedores locales de bienes y servicios.
El criterio conductor para diseñar una reforma que beneficie a todos los mexicanos puede muy bien ser el análisis alrededor de la renta petrolera, como maximizar su generación, cómo capturarla eficazmente, y cómo invertirla responsablemente para generar fuentes permanentes de ingreso futuro en beneficio de esta y de las siguientes generaciones de mexicanos. Muchas gracias. (Aplausos).
-EL C. SENADOR DAVID PENCHYNA GRUB: Muchísimas gracias, le reiteramos nuestra gratitud y reconocimiento al doctor Ernesto "Marco Yacomán", por su presencia hoy aquí en el Senado de la República.
Nuestro siguiente expositor es don David "Shields", a quien le damos la más cordial bienvenida y si ustedes me lo permiten también pasaré a leer una breve síntesis curricular sobre su trayectoria.
David Shields es periodista, analista y Consultor Privado de la Industria Energética en México; nació en “Glagos”, Escocia, Reino Unido, y se graduó en Filosofía y Letras con especialidades en medios de comunicación en la Universidad de “Strasclairc”, en Escocia.
Es mexicano por naturalización y reside en la ciudad de México desde hace 30 años, ha realizado estudios sobre políticas públicas y prácticas administrativas en la industria energética mexicana. Como periodista se ha especializado en las industrias petrolera, eléctrica y química.
Como consultor ha asesorado a compañías sobre proyectos, oportunidades de inversión, y cambios al sector energético mexicano. Es director General y editor de Energía a Debate, una revista especializada escrita por expertos del sector energético mexicano, y que se dedica al análisis de los temas más importantes y más actuales de la industria energética mexicana.
Escribe artículos de opinión en las secciones de negocios del Diario Reforma, y en diversas publicaciones y medios especializados nacionales e internacionales. Ha sido colaborador de diversos programas de radio y televisión, y ha publicado dos libros blancos, sobre Pemex 2009, para la Universidad de “Berckley”, en California.
Participó en los debates sobre la reforma energética mexicana en el Senado de la República, en el año 2008, es miembro de la Red para la Transición Energética, un grupo activista de ciudadanos y organizaciones a favor de un nuevo modelo energético. Don David Shields sea usted muy bienvenido al Senado de la República. Tiene el uso de la palabra hasta por 20 minutos.
-EL C. DAVID SHIELDS: Muchas gracia senador David Penchyna, agradezco al Senado de la República la oportunidad de estar con ustedes el día de hoy y de escuchar una opinión más sobre la Reforma Energética.
Vivimos en un mundo que cambia rápidamente, especialmente en la actividad energética. Hoy les quiero ofrecer una visión prospectiva sobre la actividad energética, la industria energética, y planteando la pregunta de cómo veo yo el mundo dentro de 25 ó 30 años, existe ya mucha información disponible sobre la situación energética del mundo y de nuestro país, la información disponible se presta a interpretaciones diferentes, por distintos analistas.
Yo les voy a pintar un escenario que es mi interpretación y que me parece muy probable que se de, al menos para mi análisis es el escenario base.
Veo un mundo dentro de dos o tres décadas, con severos problemas energéticos, ambientales y, por tanto, económicos, atribuibles al abuso de los energéticos fósiles, y al agotamiento del petróleo convencional, en una situación de elevado crecimiento demográfico.
Algunos países, como México, serán especialmente vulnerables ante los fenómenos climáticos y naturales, y ante el agotamiento ....
(Sigue 6ª. Parte)
…serán especialmente vulnerables ante los fenómenos climáticos y naturales, y ante el agotamiento de sus recursos energéticos, fósiles, convencionales, y las demandas de una población que habrá crecido de manera caótica y desigual.
Traje, el día de hoy, una lámina que podrán, espero que lo puedan ver, está bastante chiquita, es una lámina que se maneja en Petróleos Mexicanos, que habla de algunos de los principales yacimientos.
Es previsible e inevitable que México sufrirá una nueva caída de su producción petrolera convencional en este sexenio.
El complejo de yacimientos Ku-Maloob-Zaap, los de mayor producción, está a punto de comenzar una declinación que muy probablemente llevará su producción de 870 mil barriles diarios, actualmente, a menos de 200 mil barriles diarios, dentro de 6 ó 7 años, sin que exista la posibilidad de que otros yacimientos compensen esa caída, ya que no hay nuevos descubrimientos gigantes de petróleo en México, y la gran mayoría de los yacimientos convencionales son maduros y declinantes.
En esta gráfica, lo que vemos es el ciclo de vida de los yacimientos.
Todos los puntos que ustedes ven ahí son yacimientos de PEMEX. Nada más puse el nombre a 3 de los proyectos.
En la parte de arriba, ven Ku-Maloob-Zaap, el principal yacimiento actual.
A la derecha, Cantarell.
A la izquierda, en la parte que sube, en la curva que sube, aceite y terciario del Golfo, o Chicontepec.
El argumento, es una gráfica de PEMEX, y ustedes pueden ver, Ku-Maloob-Zaap, está en su máximo de producción en la actualidad, y va a pasar ahora por la curva de la declinación.
Si hubiéramos visto esta gráfica, porque se una gráfica que PEMEX está actualizando constantemente, si hubiéramos visto esta gráfica, hace 6 ó 7 años, ahí donde ven Ku-Maloob-Zaap, ahí estaba Cantarell.
Donde está aceite terciario del Golfo, ahí estaba Ku-Maloob-Zaap.
Entonces, Ku-Maloob-Zaap creció y está al punto de caer.
En Cantarell perdimos, bueno, la producción bajó a una sexta parte de lo que era.
Ku-Maloob-Zaap, le tiene que pasar lo mismo.
En el caso de aceite terciario del Golfo, PEMEX ha invertido muchos miles de millones de dólares, pero no ha podido lograr que alcance la parte alta de la curva.
Lo que no sabemos es cuántos miles de millones de dólares más tendrá PEMEX que invertir para que alcance ese tipo de potencial.
Sin embargo, Chicontepec es, quizás, la mejor esperanza de obtener un incremento de la producción petrolera convencional, y para compensar en parte la caída de Ku-Maloob-Zaap, siempre y cuando tengan éxito ahí las tecnologías nuevas de fracturamiento y de perforación horizontal y direccional.
En esta gráfica. ¿Dónde están Aguas Profundas? Son los puntos azules, a la izquierda, están en exploración. Ya hemos invertido miles de millones de dólares y no los hemos podido subir por la curva del desarrollo.
Y también los proyectos en Lutitas están en esta parte de abajo.
Aguas Profundas y Lutitas son prospectos que básicamente están en fase de exploración y requerirán inversiones masivas, de capital de riesgo durante muchos años para alcanzar altos niveles de producción.
Hablando de las Lutitas ¿Qué decir, en este contexto, de la revolución energética del gas y del petróleo en Lutitas, el Shell Gas, el Shell Oil?
Para México y para algunos países está es, sin duda, la principal oportunidad que tiene para obtener una mayor producción de petróleo y gas.
Además es una actividad con potencial para crear muchísimos empleos y generar desarrollo regional, pero también para causar importantes daños ambientales, tanto a nivel local, como en emisiones fugitivas de metano a la atmósfera, por lo que requiere una estricta regulación.
Sin embargo, de ninguna manera hay evidencia contundente de que la explotación de Lutitas vaya a transformar radicalmente la situación energética del mundo, en el largo plazo.
Es innegable su importancia al incrementar la producción de crudo y gas en Estados Unidos. Pero no será fácil trasladar esa experiencia exitosa de Estados Unidos, a otros países, entre ellos México, ya que al parecer ningún otro lugar en el mundo tiene una geología tan favorable como la de Estados Unidos, tampoco tiene las capacidades de perforación, entre otros factores.
Las cuencas de Lutitas de Estados Unidos, hoy tan prodigiosas, deberán sufrir una producción declinante en algún momento futuro, como sucede en todo yacimiento y toda cuenca petrolera, conforme avanza la explotación.
Ahora, esto todavía puede estar muy lejos en el tiempo. Pero aún así la viabilidad económica de las explotaciones de Lutitas podría ser cuestionable en el mediano plazo debido a la rápida declinación de los pozos, que obliga a perforar cada vez más pozos para mantener un nivel de producción.
En todo caso, Estados Unidos, aún siendo ahora el primer productor de petróleo en el mundo, seguirá siendo un importador de petróleo, de éste y muchos países.
Y no concuerdo con las visiones que prevén un colapso de los precios del petróleo por la revolución del Shell, más bien preveo precios relativamente altos en un escenario, en el que la declinación del petróleo convencional en el mundo, y en México, particularmente, será mayor que la incorporación de volúmenes de petróleo no convencional.
El problema para México no es que no nos compren el petróleo, sino que podríamos dejar de tener volúmenes importantes de crudo para exportar.
Nos invitaron a mencionar el tema de la competitividad en esta sesión y, bueno, la problemática amplia de la industria petrolera, que los otros ponentes aquí han expuesto de manera magistral, nos indica que no hay tiempo que perder para corregir los problemas de la industria petrolera.
En cuanto a la idea de apalancar la competitividad de la economía nacional en el sector energético. El reto para México es doble.
Por una parte, hay que maximizar esfuerzos para diversificar lo más posible las opciones de producción y abasto de energía, incluyendo importaciones cuando estas sean indispensables, promoviendo el gas de Lutitas y todas las tecnologías de generación eléctrica porque, en la medida en que haya más producción y más disponibilidad de energéticos en el país, es probable que estos tengan costos y precios relativamente bajos, y que haya competitividad.
Por otra parte, hay que impulsar lo más posible la transición hacia otros tipos de energía, y aplicar programas amplios e intensivos de eficiencia energética.
Con más eficiencia energética se construyen menos centrales eléctricas, y se reduce el consumo de combustibles fósiles.
Hasta el momento, en las propuestas de reforma, faltan lineamientos claros a favor de la sustentabilidad en la producción y en el uso de la energía.
Y en la reforma fiscal, pues hay algunos elementos que son, efectivamente, dañinos para las energías renovables.
Otro factor de competitividad, es lograr una amplia competencia regulada en todo el sector energético…
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