* Versión del discurso del presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano y Ordenación Territorial, senador Francisco Búrquez Valenzuela, en el foro "Reforma Urbana y Cambio Climático"
Gracias por la oportunidad de tenerlos aquí en el Senado y con un tema tan trascendente.
Gracias a la senadora María Elena Barrera por venir en representación del Presidente de la Mesa Directiva y acompañarnos, que además ella es la presidenta de la Comisión de Vivienda en el Senado, y que pues estamos íntimamente relacionados todos porque a fin de de cuentas es un sistema urbano, un sistema de asentamientos humanos.
Y también está con nosotros el señor Jorge Wolpert representando al secretario de la Sedatu, don Jorge Carlos Ramírez Marín; y también mí compañera y copromotora de esta mesa, la senadora Silvia Guadalupe Garza; y también pues nos viene acompañando la secretaria de la Comisión Especial de Cambio Climático, la senadora Luz María Beristain Navarrete, muchas gracias.
Yo quisiera iniciar con unas reflexiones que anoté respecto al ser humano, al construir sus ciudades pues va destruyendo lo que la naturaleza le ha tomado milenios construir, la vida del ser humano como cualquier ser vivo, pues tiene un impacto como parte de un ecosistema. Si este impacto no está en armonía con la propia naturaleza hará correcciones ésta, que en ocasiones son muy dolorosas, destruyendo lo que el ser humano ha construido no respetando las reglas del orden natural; y es lo que nos está pasando en los recientes y lamentables sucesos de Guerrero y en otros estados, y que seguirá pasando, seguirá agravándose.
¿Dónde está la frontera entre lo urbano y lo rural? ¿Y qué decir de lo ambiental?, lo tenemos fragmentado cada quien por su lado, como si los ecosistemas no fueran íntimamente sistemas integrados, son parte de un todo que se refleja en el territorio; el territorio es el que nos puede dar esa visión integradora.
En el siglo pasado tuvimos un gran cambio en la forma de construir nuestras ciudades, un rompimiento de nuestra evolución por un gran avance tecnológico –algo bueno- que fue la mecanización y que permitió la movilidad motorizada, y muchas otras ventajas, el tener bienes de consumo, como el automóvil que antes era para las elites, resultó que pudiera ser accesible a millones de familias. Y qué decir de la climatización artificial, ambos avances importantes, pero que rompen con un equilibrio evolutivo natural que había desarrollado principios que regían el orden a la hora de construir nuestras ciudades; dejamos de lado estos principios que habían orientado la vida humana en nuestras ciudades, como la ciudad densa que además es una tendencia que se ve naturalita, a través de los años y de los siglos.
La movilidad peatonal, la dejamos de lado, ahora es todo el automóvil; aquí la climatización natural y vamos a los costosos sistemas artificiales y es donde vemos también que empiezan a quebrar las finanzas, especialmente de las personas que no tienen los recursos sobrantes para pagar estas altas cuentas de esta climatización.
Y la producción local de alimentos, se acabó, porque ahora los alimentos se mueven por todo el mundo y sabemos que hay un costo y un efecto, un costo que no está representado en el costo real de los productos; entonces a fin de cuentas en nuestro sistema de costos reales, integrales, tiene un subsidio a favor de los productos que vienen de fuera.
El balance energético, la diversidad humana, la multifuncionalidad o integración de usos, todo eso lo fuimos dejando aparte y olvidamos esa sabiduría y esos principios, porque aunque cambie la vida, el ser humano seguirá siendo ser humano, y estos principios están siendo válidos y se está comprobando; los bienes raíces más valiosos hoy en día, precisamente son bienes raíces que se construyeron hace algunos años, 50 años, más de 50 años, 100 años, ¿por qué?, porque son capaces todavía hoy en día -con alguna evolución- de proporcionar la calidad de vida y la felicidad que requiere nuestra gente.
El barrio como estructura básica comunitaria se perdió, entonces pues ahora la separación de usos hace que la gente esté como loca viajando de un lado a otro.
Y qué decir de los escurrimientos que no se respetan, hidrícos, que tardó siglos, siglos la naturaleza en irlos construyendo y nosotros al hacer nuestras ciudades pues se van perdiendo esos grandes, esos grandes activos.
Pues también decir que nuestras ciudades están en crisis y que cada año se presentan en el país -por hablar de una cantidad- 200 mil nuevos asentamientos irregulares, informales, muchos de ellos en lugares de peligro; bueno, está administración no estará ajena a ello y ya para el día primero de diciembre esta administración tendrá 200 mil nuevos asentamientos en el país de este tipo.
Una economía informal de 60 por ciento, ese es el empleo informal en nuestro país, las malas localizaciones y pues sí vemos que un Acapulco pudo haber prevenido, había estudios, con 500 millones de pesos y vamos poniéndole mil millones de pesos, las avenidas potenciales que se presentaron y pues hoy no lo hicimos, y hoy se está hablando de 40 mil millones de pesos.
Pero tenemos que pensar muy bien -porque por hablar de un número- pues fácilmente podríamos decir que hay otras 20 ciudades no menos vulnerables que Acapulco a estos fenómenos climatológicos, que son naturales, pero con la vulnerabilidad de nuestras ciudades y como las hemos construido, se vuelven en catastróficos, pero de suyo no son catastróficos.
Y entonces dónde vamos a poner el dinero, sabiendo que la prevención es el camino más adecuado, qué vamos a hacer con estas ciudades o vamos a concentrar el poco dinero que se tiene en reconstruir y volver a dejar la ciudad como estaba antes.
Todas estas preguntas nos las tenemos que hacer cuando en nuestra ciudad hay 18 mil muertes en vialidades, cuando la gente pasa tres horas en traslados, todo eso es consumo energético.
Vivimos en una época que en el siglo pasado fue la de los hidrocarburos, hoy viene el gas, cómo vamos a lidiar en estas ciudades con estas problemáticas y con estas oportunidades.
Yo solamente quisiera también decirles -porque ahorita nuestros panelistas, y darles la bienvenida, ellos nos ayudarán a encontrar soluciones- que tenemos una reforma urbana aquí en el Senado, que busca a través de la planeación territorial y de los asentamientos, con visión de largo plazo, precisamente prevenir, integrando las visiones de los tres órdenes de gobierno, pero sobre todo la participación de la ciudadanía; coordinando estos tres órdenes para que trabajen al unísono buscando nuevos esquemas e instrumentos financieros para el desarrollo urbano y sancionando a quién incumpla o permita que se incumpla con estas disposiciones.
Alternativas de vivienda formal para el mercado informal son temas que se tratarán aquí, y ver de qué manera podemos conciliar la construcción de nuestras ciudades, como el hábitat del ser humano y parte de la naturaleza.
Y con estas reflexiones decirles que los temas urbanos –y es lo que me he encontrado yo en el Senado- no son prioridad para el mundo político, en el Pacto por México no están estos temas, y si queremos que no sigan estas catástrofes, este calentamiento global, tenemos que replantearnos nuestras prioridades.
Necesitamos que sea prioridad para las administraciones en los tres órdenes de gobierno esta reforma urbana, que sea prioridad también para los partidos políticos y que sea prioridad para los Congresos.
Yo creo que ustedes y la opinión pública pueden ayudar mucho para que se creen las condiciones y muy pronto –y ojalá no tengamos que seguirnos lamentando en el futuro por catástrofes urbanas- podamos tener, al menos, nuestra parte que nos corresponde, que es una nueva infraestructura jurídica para ayudar a que los asentamientos humanos y el crecimiento de nuestras ciudades estén en armonía con el orden natural y no sea más un instrumento para seguir abonando al deterioro de nuestro ambiente.
Muchas gracias.
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