Con el permiso de la señora Secretaria de Relaciones Exteriores, Licenciada Patricia Espinosa Cantellano, --agradeciéndole esta nueva invitación que nos ha hecho para estar con ustedes, en esta fecha en la cual comparten experiencias que viven todo el año en el mundo representando a nuestro país--, saludar a embajadores, cónsules, subsecretarios, directores generales y al personal que hace posible que esta representación de México en el mundo, tenga uno de los mejores desempeños; hago lo propio con el presidente de la Cámara de Diputados y con mis amigos senadores de la República, quienes hoy han intervenido previamente y cuyos comentarios suscribo, en la bonhomía de la participación primero, y en la fogosidad con la que expone, en segundo término, las características de nuestro lucha política electoral en el Senado y las prospectivas partidarias que en su momento se presentarán en el 2011-2012.
También deseándole que en su partido (el PRD) puedan resolver la sucesión de la dirigencia en igual armonía como lo han hecho otros partidos políticos.
Pero la verdad es que como Presidente del Senado, quisiera aprovechar esta oportunidad --y apoyándome en las magníficas intervenciones de mis compañeros senadores-- para hablarles, hoy que tengo esta nueva oportunidad, sobre qué está pasando en el Senado y cuál es mi interpretación de lo que están haciendo todos los Grupos Parlamentarios.
Estoy convencido que todos ellos identifican con enorme claridad lo que es la dimensión de los cambios que necesariamente deben abordarse en el futuro, como lo hicieron también en los pasados cuatro años también, suscribiendo compromisos para llevar a cabo transformaciones como las que bien les platicaba hace un momento el
senador Carlos Navarrete, tratando de adecuar a nuestro sistema político, en su circunstancia después de una elección tan accidentada como la que vivimos en el 2006 y que afortunadamente por la madurez que acompaño a todos aquellos que en esos momento estuvieron tomando decisiones para que nuestras instituciones pudieran resolver las diferencias que generaron las elecciones, México salió adelante.
Está dándose un gobierno como debería llevarse a cabo después de un fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que resolvió --según él-- quien era el que ganó las elecciones, y se terminaron las discusiones y nos pusimos a trabajar.
Ustedes reconocen bien --y próximamente tendrán la oportunidad de escuchar aquí la participación del Presidente del Instituto Federal Electoral, a quien también saludo con enorme respeto--, cómo esta institución que es verdaderamente importante en México en su conjunto, resultará esencial para resolver lo que es una inevitable lucha electoral que se presentará en el 2012 y cuyo proemio lo estamos viviendo en el 2011.
El Senado de la República, el Congreso en sí, ha resuelto algunas de sus tareas que debería haber llevado a cabo y algunas otras más que quedan pendientes.
Quisiera, en el plano interno, hacer un ejercicio de recordación: identificamos perfectamente bien --porque lo discutimos constantemente, que en ese fragor legislativo, que en ocasiones viene a contrastarse con la civilizada actitud que mantenemos unos y otros frente a ustedes--, que la magnitud del cambio viene acompañando también las amenazas a la seguridad nacional y regional que estamos viviendo en el mundo y México no es la excepción.
Por eso es que hace un momento, en esta tribuna, se señalaba que tenemos preocupaciones intensas e inclusas e incluso severas que compartimos con el gobierno federal, sobre todo en la responsabilidad de generar condiciones que resuelvan temas de inseguridad pública y violencia que están afectando a la población y que también generan algunas diluciones y percepciones, tanto nacionales como en el exterior que son necesario atender.
Se que ustedes tendrán la magnífica oportunidad que nosotros hemos tenido en anteriores ocasiones, de escuchar versiones optimistas sobre la economía y sobre la seguridad pública en México, como también algunas que no lo son tanto, y que sabrán sacar conclusiones de unas y otras, de que México se encuentra en un movimiento que refleja solamente lo que es este equilibrio de poderes que hemos constituido en un régimen Constitucional como el nuestro, y la voluntad que sí existe de esta amplia pluralidad que se representa en el Senado, de debatir sobre todos los temas, sin inhibición alguna, sin fijar una agenda restrictivas sobre los asuntos que hay que atender, sobre todo en estos dos temas específicos: el de la seguridad interior y de crecimiento económico y generación de empleos tan urgentes para poder garantizar un desarrollo nacional, en mejores condiciones que los que actualmente tenemos.
Quiero iniciar entonces, sumándome a la reflexión que hacía hace un momento Carlos Navarrete, que el Senado en cada una de sus acciones, no obstante este fragor de la batalla legislativa que nos lleva a discursos que se conocen interna y externamente, reconoce completamente el esfuerzo valeroso que despliegan las fuerzas armadas y de seguridad pública, en la lucha contra el crimen organizado, que es transnacional.
Y con ese propósito y ese reconocimiento es que hemos dotado al Ejecutivo Federal y de manera específica al Ministerio Público de novedosos instrumentos de investigación que ningún otro gobierno había tenido en años pasados.
Sí, hoy discutimos sobre la aplicación de las mismas o la no aplicación de algunas de ellas. La aplicación a veces certera, la otra equivocada, en ocasiones hasta la ignorancia de la existencia de las mismas para su aplicación.
Ahí está la figura del arraigo que, sí, generan discusión sobre todo su aplicación en algunas regiones; ahí está la de la intervención de las comunicaciones para poderlas aportar como una prueba plena en las averiguaciones que se llevan a cabo y que no existían anteriormente; ahí están las de cateo expedito, con supervisión de jueces de control.
Hoy no todos estos instrumentos y leyes salieron exactamente como lo haya solicitado en su momento el Ejecutivo Federal, sino que fueron revisadas en el Congreso y fue donde concluimos que muchas de estas deberían fijarse alrededor de un régimen garantista como el que nosotros debemos procurar en México hoy y siempre.
Si bien es cierto, las autoridades necesitan más instrumentos para poder generar mejores resultados, no menos cierto es que todos estos instrumentos deben estar alrededor de un régimen de seguridad y sobre todo que garantice los derechos humanos.
También tenemos una nueva Ley Contra el Narcomenudeo, el Combate a las Adicciones; una nueva Ley de Extinción de Dominio que, por cierto, muy poco se ha aplicado y del cual pensamos que es un instrumento sumamente valioso para ir al corazón de la motivación de la delincuencia, que es el poderse financiarse a través del recurso, que deberíamos nosotros secar desde su origen.
Hay una nueva y Reglamento de la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas que es un asunto que hasta hace cuatro años no se resolvía de manera plena y, que generaba en el mundo, una serie de opiniones alrededor de que nosotros no estábamos haciendo lo necesario para que en nuestro país se atendiera este fenómeno y estábamos requiriendo a las naciones del mundo a que ellas sí lo hicieran, cuando nosotros no habíamos concluido en hacer una legislación moderna respecto de la Trata de Personas.
Habíamos hecho algunas otras, sobre todo para ver el tema de justicia en adolescentes y para prevenir y sancionan el robo de hidrocarburos.
Pero en el Congreso --como bien lo señalaba hace un momento el senador Carlos Navarrete-- se encuentran algunas otras más --que de seguro algunas autoridades federales habrán de tocar o tocaron ya con ustedes--, como son este deseo de tener un Mano Único policial, que no es lo mismo que una policía única, y que ha generado un debate sobre todo en un sistema federal como en el que hoy estamos inmersos y que muchos desean, obviamente, que prevalezca; un Código de Justicia Militar, pero que debe responder a las sentencias que nosotros estamos obligados a cumplir de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Ya avanzó mucho, sobre todo con esta nueva legislación que tenemos alrededor de derechos humanos en el país que nos llevó hacer reformas constitucionales, las cuales al entrar en vigor --porque ya han sido suscritas por ambas Cámaras--, vendrán a dar un nuevo contenido a nuestras obligaciones, no nada más en México sino en el mundo, en materia de derechos humanos y, en buena parte habrá de garantizar casi automáticamente esta nueva Ley de Amparo que también hemos procesado, modernizando este antiguo instrumento que tanto prestigio nos ha dado en el mundo, pero que se nos había quedado rezagado.
Así que la aplicación de todos estos nuevos preceptos y conclusiones en materia internacional que se han dado, sean también de carácter automático en México.
Hemos ido avanzando en el sentido de darle más instrumentos al gobierno federal para combatir a la delincuencia, sobre todo a este fenómeno que está generando violencia, muerte y muchas preocupaciones en la población en general, con otro que sea efectivamente garantista y que eleve a niveles superiores lo que es la protección de derechos humanos, en cumplimiento de nuestros compromisos internacionales.
En México estos dos elementos se han movido y lo han hecho más rápido de lo que algunos lo hubieran pensado, sobre todo la construcción de unas fuerzas en el Senado y otras en la Cámara de Diputados que, como sucede cada tres años, nos lleva a compartir responsabilidades ya que ningún partido político por sí solo llega a ser mayoría.
Pero estos nuevos instrumentos que tenemos como el mando policial único, como el tema de la justicia militar, o el de materia de lavado de dinero, que es tan importante, se encuentran sujetos a una profunda revisión que permita verdaderamente generar instrumentos adicionales a los que ya le hemos dado al Estado, pero que prevean cualquier uso de orden autoritario que no es el que anima el espíritu que nos acompaña a todos para aprobarlas, y con esto construir cada vez un Estado más vigoroso por encima de la delincuencia.
Se debate mucho sobre si esta configuración del Congreso en México, ha dado resultados o no, incluso hay fórmulas que se estudian, para dar a un solo partido nuevamente mayoría en ambas Cámaras.
Algunos lo ven por la vía de fast track, pensando en figuras que den mayorías cosméticas, armadas matemáticamente, pero no alrededor de la voluntad popular y otros más, quienes quizá se acercan a lo que puedan ser experiencias rebasadas en algunos otros lugares --como las segundas vueltas electorales--, pero todos buscando mayor gobernabilidad y quizá tomando referencia a que ésta la podrían obtener si un solo partido político nuevamente pueda tener mayoría en Cámara de Senadores o Diputados.
Pero la verdad, cuando se hacen los análisis de lo que ha acontecido en el Congreso --no obstante para aquéllos que nos les gusta la pluralidad, mientras yo apoyo esa pluralidad-- es que en los primeros tres años --y no lo digo yo, sino es un tema de análisis que acompaña a especialistas-- el 98% de las iniciativas del Ejecutivo, pasaron por el Congreso, se aprobaron en el Congreso, en un debate fragoroso, intenso, el cual hizo que se negociaran muchas de ellas y se adaptaran a las exigencias, de las cuales hablaba hace un momento.
Y en el cuarto año, no ha sido menor la aprobación de las iniciativas del Ejecutivo, que han alcanzado niveles de aprobación del 85 por ciento.
Estoy hablando de una gran productividad de un Congreso, que en la pluralidad debate, acuerda, aprueba, pero sobre todo corrige, porque para eso es la división de poderes.
Quisiera dejar en ustedes la seguridad que la pluralidad en México funciona, y que si se asume la misma con enorme responsabilidad y madurez, es la que nos ayudará a hacernos cargo de los temas pendientes.
Hemos trabajado temas sobre economía, los cuales nos hablan sobre nuevas legislaciones, que a lo mejor no generaron unanimidad, como es la de Asociaciones Públicas y Privadas, la cual se encuentra en Cámara de Diputados para su revisión; un método moderno que a veces puede ser insatisfactorio en ciertas ideas, pero que nos hizo coincidir al Gobierno, al partido en el gobierno y a algunos otros partido políticos --como al que pertenezco-- y otros no.
También, nos han hecho coincidir --casi unánimemente, porque solamente hubo una abstención--- algunos instrumentos de política pública, que nos permitan atender un grave problema que tenemos en México, que es una generación que viene empujando, solicitando empleo y no lo encuentra, porque no tienen experiencia y no la tienen, porque no encuentran empleo.
¿Cómo se logra? Mediante políticas públicas y no con ocurrencias. Que se disponga lo necesario para estimular a todos los empresarios que generen empleos por primera vez en México.
Como también, hemos trabajado sobre leyes de ayuda alimentaria hoy que nos debatimos en temas de pobreza, que no debemos permitir.
También estamos discutiendo una Ley Federal de Competencia Económica moderna; hay quienes tenemos una idea distinta a lo que hoy sucede sobre todo con los órganos reguladores, los cuales pensamos deben ser del Estado mexicano e independientes del gobierno en turno, para que funcionen de manera transexenal y hay otros que sostienen una idea distinta, pero en el fondo, sobre la necesidad de leyes que fomenten la competencia, combatan los monopolios, oligopolios y las prácticas monopólicas, todos estamos de acuerdo. Estamos en la ruta de acordarlo.
Tenemos una firme voluntad de concluir también la reforma al Régimen Presidencial. Tanto el Ejecutivo y su partido, como los otros partidos políticos, incluido en el que milito, han hecho propuestas y las han puesto sobre la mesa, pensando que el sistema presidencial debe modernizarse y adecuarse, para hacerse más funcional en la pluralidad y no solamente depender de las antiguas reglas, que algunos quisieran hacerlas valer en su propio beneficio, algunos otros añoran volver a utilizarlas y muchos de nosotros sabemos que ya no funcionan, sobre todo, después de la alternancia, pero que está sujeta a que ésta triunfe si verdaderamente tenemos una transición del régimen político.
En materia internacional --y estoy seguro que les interesa saber que también ha triunfado por el hecho de contar con las mejores de las experiencias y aquí saludo a la senadora Rosario Green y al diputado Porfirio Muñoz Ledo, quienes han visto desde su óptica y también de lo que ha sido su responsabilidad de ayer, de hoy y en la que los pueda acompañar en el futuro debido a su talento-- tenemos una Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo, como también nos queda pendiente alguna Ley para Tratados Internacionales y modernizar este asunto que es importante. Y, como le comentaba hace un momento --que nos hace referencia hacia el exterior—está la elevación a régimen constitucional en materia de derechos humanos, en el Artículo Primero de la Constitución, como también la nueva Ley de Amparo.
Pero queremos seguir trabajando sobre de ello.
Y entonces, ahora con mi cachucha de Coordinador Parlamentario del PRI, quiero comentarles que nosotros sí tenemos una agenda que queremos hacer valer en 2011 y 2012.
Y es sumamente sencilla, como también parece complicada para algunos: es reformar el régimen presidencial, adecuarlo a la pluralidad y ponerlo en disposición de suma colaboración entre todos y sacarlo de este falso debate, en el cual solamente se es colaborador, cuando se es colaboracionista con las ideas de otro, y no entender que es necesario oxigenar las ideas de unos y de otros y sobre todo, pensar en la mejor gobernabilidad de México hacia el futuro, para construir los acuerdos que hacen falta.
Tenemos nuestra propuesta sobre la mesa, como también en el tema económico, pensamos que es necesario --y coincidimos con muchos senadores de otros partidos políticos-- en que demos el gran salto a los órganos reguladores del Estado mexicano, que sean de Estado y no del gobierno en turno; que sean para generar certeza jurídica hoy, mañana y siempre de carácter transexenal y no un simple instrumento del gobierno en turno.
Y por ello, hacemos planteamientos sobre los órganos reguladores, como el de Competencia, como el de Energía, que es importante que tenga independencia del Ejecutivo, órganos reguladores, como el de Telecomunicaciones que anda dando tropiezo tras tropiezo, porque no sabe interpretar bien las instrucciones presidenciales, cuando se trata de un órganos que deberían ser verdaderamente autónomos; y por qué no, órganos como el de Hidrocarburos.
Pero en fin, pensamos entonces en el tema político, que hay que mejorarlo y hay que modernizar la gobernabilidad en México; en el tema económico hay que dar instrumentos verdaderamente autónomos de carácter regulatorio, para que exista esta certeza jurídica.
Pensamos que es necesario acordar con otras fuerzas políticas, llevar a cabo una reforma al gasto público, pero acompañada de una reforma para recaudar los ingresos y que ésta, no nos lleve a un debate de que hacia el 2012 nada debe pasar, porque entonces todo es electoral, sino que pongamos fechas para el cumplimiento hacia el 2013, pero pactado desde 2011, y que gane quien gane, tenga mejores instrumentos de recaudación y mayores obligaciones de hacer el gasto de manera correcta.
Porque hoy vivimos en un debate en el cual, año tras año --no podría ser distinto-- el Gobierno tiene el mayor presupuesto que haya existido en la historia, pero también el mayor número de pobres que haya existido y esto solamente se puede combatir con políticas públicas de carácter económico y social: con el gasto, pero también mejorar el ingreso. Y lo tenemos que resolver antes. Eso lo planteamos como partido; pero lo tendremos que pactar con otras fuerzas políticas.
De ahí a los compromisos de carácter internacional y aquí quisiera hacer un alto en el camino. Miramos hacia el mundo pero con enorme preocupación sobre todo hacia la frontera norte. Y lo hacemos queriendo ser enormemente solidarios con la Secretaría de Relaciones Exteriores, con el Gobierno Federal, con el embajador y los cónsules en los Estados Unidos, que sabemos de la magnífica tarea que se tiene que imponer sobre todo en estos próximos años.
Lo que está sucediendo en los Estados Unidos, y algunas actitudes que vienen acompañadas de legislaciones específicas en Estados también específicos, nos llaman mucho la atención, y sabemos del reto que tenemos enfrente, pero lo sabemos todas las fuerzas políticas, y queremos estar muy atentos, secretaría, a ello. Creemos que este esfuerzo debe implicar que tengamos una gran coordinación y una enorme colaboración entre nosotros.
Estas actitudes radicales --se pueden tener signos electorales, momentáneos-- posteriormente puede ser también imitadas en algunas otras regiones, tenemos que enfrentarlas con enorme vigor y decisión.
Y para ello nos hemos impuesto, y estoy seguro que habremos de coincidir el partido en el Gobierno --dije en el Gobierno, no del Gobierno, porque los he visto votar en contra de él también-- con los otros partidos políticos una nueva Ley Migratoria en México que también resuelva esta discusión que luego tenemos en muchos espacios del mundo, en Latinoamérica --como bien señalaba hace un momento el señor senador—como en Estados Unidos, en Europa, en el mundo.
Cómo tener una voz completa para reclamar respeto a los derechos de nuestros connacionales en el exterior y no estamos respetando los derechos de los migrantes en México.
Me imagino lo difícil que resulta para ustedes intentar explicar la muerte, en México, de migrantes centroamericanos de la manera como se dio. Afortunadamente quien estaba al frente se fue como Secretaria General de su partido, pero eso es otra cosa.
¿Pero cómo lo explicamos? ¿Cómo lo hacemos si no llevamos a cabo una ley migratoria, distinta, moderna, suficiente, capaz de hacernos levantar la voz con potencia, con autoridad para pedir para los nuestros lo que nosotros le tenemos que dar aquí a los extranjeros?
Y esta es una tarea que estoy seguro habremos de resolver muy pronto, secretaria. Lo habremos de hacer en el mes de febrero, de marzo, nos hemos impuesto esta obligación de llevarla a cabo y después remitirla a Cámara de Diputados que, estoy seguro, la estará esperando para saludarla en el contexto de lo que ya hemos hecho en materia de derechos humanos, en disposiciones al respecto.
Queremos entonces hacerle saber que estamos en la mejor de las actitudes de apoyo y colaboración, sobre todo con los representantes de México en el mundo y que para ello estaremos trabajando.
Como también lo estamos haciendo reflexionando. Pensamos que este debate que se está dando --y que tenemos que acompañar al Gobierno Federal-- sobre el tráfico de armas de los Estados Unidos a México, tiene que prosperar pero con una actitud comprensiva por parte de nuestros vecinos.
No es posible que nuestros vecinos estén haciendo negocio con nosotros y con nuestros enemigos, porque a los dos les venden armas. Como tampoco sería posible que nosotros pensemos que la droga, o el tráfico de droga, solamente le hace daño a los Estados Unidos como si no nos hiciera daño también a nosotros.
Hay temas que tenemos que conversar y queremos acompañaros en ellos.
Yo reitero, finalmente, la disposición del Senado de la Republica, --estoy seguro que la compartimos todos nosotros-- de trabajar estrechamente con nuestros representantes en el mundo a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con el Gobierno Federal con el que discutimos, y mucho, desde nuestro punto de vista, nuestra visión sobre el México moderno y lo seguiremos haciendo, aunque sea en año electoral.
Queremos dejarles la seguridad que cualquier idea para la promoción del interés de México en el entorno global en que nos estamos desenvolviendo, no tengan duda que nosotros estamos más que dispuestos para atenderla.
Entendemos nuestra responsabilidad, no nada más en compartir funcionalmente y constitucionalmente, lo que es la facultad del nombramiento de embajadores y cónsules, sino también en acompañarlos en el cumplimiento de sus obligaciones sobre todo en beneficio del país.
Muchas gracias.
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