Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión estenográfica de la Sesión Solemne del Senado de la República, para recibir a Roberto Azevêdo, director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

  

SENADOR MARTÍ BATRES: Realizamos esta Sesión Solemne, con motivo de la importante visita del director general de la Organización Mundial de Comercio.

 

Como es de su conocimiento, la Organización Mundial de Comercio es la única organización internacional que se ocupa y aplica un sistema de normas comerciales de alcance mundial, al que los gobiernos acuden para tratar de resolver los problemas comerciales que tienen unos con otros.

 

El sistema multilateral de comercio, contiene los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de las economías que participan en el comercio mundial, y ratificados por sus respectivos Parlamentos.

 

Estos acuerdos establecen los fundamentos jurídicos del comercio internacional y proporcionan un marco estable y transparente para ayudar, tanto a productores de bienes y servicios, como a los exportadores e importadores a llevar adelante sus actividades.

 

En este contexto, la Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos, expresa la más cordial bienvenida al señor Roberto Azevêdo, quien es titular de la Dirección General de tan importante organización. Bienvenido.

 

También, damos la bienvenida a la señora Graciela Márquez Colín, secretaria de Economía del Gobierno de la República.

 

Y agradecemos la presencia en este Senado y en este presídium, de la diputada Dolores Padierna Luna, vicepresidenta de la Cámara de Diputados; quien viene en representación de la colegisladora.

 

Se encuentran presentes también la doctora Luz María de la Mora Sánchez, subsecretaria de Comercio Exterior.

 

El embajador Roberto Zapata Barradas, representante de México ante la Organización Mundial de Comercio.

 

La señora Thais Valério de Mesquita, consejera del Director General de la Organización Mundial de Comercio.

 

El licenciado Pablo Hernández, jefe de la Oficina de la Secretaría de Economía.

 

El licenciado Ángel Villalobos Rodríguez, director general de Comercio, de Servicios e Inversión.

 

La licenciada Lidia Antonio, directora general de Seguimiento de Tratados.

 

La licenciada Dora Rodríguez Romero, coordinadora de Asesores de la Subsecretaría de Comercio Exterior.

 

Y el maestro Raúl Zepeda, director general de Vinculación Política de la Secretaría de Economía.

 

Está presente también César Remis, jefe de la Unidad de Negociaciones.

 

Se encuentran en este presídium, informo a nuestros invitados, especialmente a nuestro invitado especial, la senadora Mónica Fernández Balboa, vicepresidenta de la Mesa Directiva del Senado.

 

La senadora María Guadalupe Murguía Gutiérrez, vicepresidenta.

 

La senadora Antares Váquez Alatorre, secretaria.

 

La senadora Verónica Delgadillo García, secretaria.

 

Y el senador José Luis Pech, secretario.

 

Muchas gracias a todas y a todos.

 

 

Conforme al acuerdo aprobado el día de ayer para esta Sesión Solemne, el señor Roberto Azevêdo dirigirá un mensaje a la Asamblea.

 

En consecuencia, se concede el uso de la palabra al señor Roberto Azevêdo, director general de la Organización Mundial de Comercio.

 

Tiene usted la palabra, señor Roberto Azevêdo, puede pasar a la tribuna.

 

ROBERTO AZEVÊDO: Senador Martí Batres, presidente del Senado.

 

Doctora Graciela Márquez Colín, secretaria de Economía.

 

Diputada Padierna Luna, vicepresidenta de la Cámara de Diputados.

 

Excelencias, señoras y señores, buenas tardes y muchas gracias por su amable invitación. Es un honor verdaderamente para mí estar aquí hoy con ustedes.

 

México es uno de los estados fundadores de la Organización Mundial del Comercio, y sigue desempeñando un papel muy importante en nuestra labor.

 

Yo quiero agradecerles su apoyo a la OMC y su compromiso con la mejora de la cooperación económica entre las naciones.

 

Me complace tener hoy la oportunidad de reforzar aún más nuestras relaciones.

 

En el curso de mi visita, me he reunido con el Presidente, con la secretaria de Economía y con representantes del mundo académico y de la comunidad empresarial.

 

Me ha impresionado el afán de México por seguir integrándose en la economía mundial y su apoyo decidido a la OMC, y eso es muy importante.

 

El comercio, complementado con políticas adecuadas, contribuye a generar puestos de trabajo.

 

El comercio ayuda a reducir los precios a los consumidores y permite ofrecer una mayor selección de productos, impulsando el crecimiento y el desarrollo.

 

El Congreso, claro está, desempeña un papel fundamental en ese respecto.

 

El Poder Legislativo es esencial para orientar el futuro del país, así que hoy estoy aquí para decirles que pueden contar con la OMC para apoyar sus objetivos económicos y de desarrollo.

 

La OMC es la única organización que se ocupa de las normas comerciales en el plano global. Actualmente, abarca cerca del 98 por ciento del comercio mundial.

 

La OMC establece los principios comunes en que se sustentan las prácticas comerciales en el mundo entero, y con eso sienta las bases del comercio mundial.

 

Es el único foro multilateral en que se puede deliberar y debatir sobre cuestiones comerciales.

 

Ofrece los mecanismos que permiten a los países vigilar y examinar sus respectivas políticas comerciales, y proporciona los medios para solucionar las diferencias que pueden surgir.

 

Este sistema de normas comunes, ha demostrado ser esencial para el crecimiento y el desarrollo mundiales.

 

La organización ha supervisado un proceso histórico de apertura de los mercados e integración de las economías.

 

Las negociaciones que llevaron al establecimiento de la OMC, dieron lugar a una reducción de los aranceles de 40 por ciento.

 

El sistema ha aportado estabilidad y previsibilidad en el comercio mundial, y ha resistido incluso a la crisis financiera de 2008 y sus consecuencias posteriores.

 

Todo ello ha facilitado la consolidación de relaciones económicas pacíficas entre las naciones. Eso ha ayudado a las empresas mexicanas y a los gobiernos a planificar la actividad económica y con confianza.

 

Si la OMC no existiera, habría que inventarla; sin embargo, estos tiempos están demostrándose en tiempos difíciles para el comercio y para el sistema de comercio.

 

Las tensiones actuales entre importantes actores comerciales, están poniendo seriamente a prueba a toda la comunidad internacional. Los riesgos son reales y sus repercusiones económicas también lo son.

 

Estamos siendo testigos de una desaceleración del crecimiento del comercio. Esta semana hemos publicado nuevas cifras sobre el comercio y nuestros economistas prevén que la tasa de crecimiento del volumen de comercio de mercancías caerá en 2019 hasta 2.6 por ciento.

 

En 2018, ese crecimiento fue de 3 por ciento. En el 17, alcanzó el 4.6 por ciento. O sea, en dos años, en dos años nada más, salimos de un crecimiento de 4.6 para una perspectiva de crecimiento de 2.6 por ciento y esta es una mala noticia para todo el mundo. Debemos responder a esa situación.

 

De hecho, entre los últimos acontecimientos positivos del panorama internacional figura una firma del nuevo acuerdo comercial T-MEC, entre México, Estados Unidos y Canadá, y la entrada en vigor del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico.

 

Sin embargo, en otras esferas sigue habiendo retos importantes que también afectan a México. En interés de todas las partes, debemos trabajar para mejorar las perspectivas del comercio mundial y para revitalizar el crecimiento del comercio y estamos adoptando medidas para ello.

 

Estamos trabajando de manera urgente para rebajar las tensiones. Facilitamos el diálogo entre los miembros acerca de las cuestiones fundamentales, complementando, por supuesto, los esfuerzos bilaterales y exhortamos a los miembros a solucionar sus diferencias.

 

También estamos trabajando para reformar la arquitectura del comercio y asegurarnos de que pueda responder a una economía en proceso de cambio.

 

Los miembros están debatiendo cómo mejorar el funcionamiento del sistema de comercio. Por supuesto, evolucionar no significa tirar por la borda lo que ya tenemos. El sistema representa los mejores esfuerzos de los gobiernos de todo el mundo que han trabajado juntos por más de 70 años y debemos valorarlo.

 

Sin la OMC el mundo sería la ley de la selva.

 

¿A qué me refiero exactamente cuando digo esto?

 

Imaginen un escenario donde el comportamiento no cooperativo sea la norma, donde fuera posible aumentar los aranceles sin restricciones y sin aviso previo; donde no existieran disciplinas comunes sobre las obligaciones, sobre los servicios o sobre la propiedad intelectual ni fuera uno donde se solucionaran las diferencias comerciales.

 

Las empresas no tendrían certidumbre, la inversión disminuiría, el comercio disminuiría, el crecimiento disminuiría y se destruirían puestos de trabajo.

 

Algunos conflictos técnicos menores se convertirían rápidamente en guerras comerciales y las guerras comerciales suelen tener consecuencias políticas.


Afortunadamente no es esa la realidad de hoy. Cuando llegó la crisis, en 2018, el proteccionismo pudo contenerse, lo que limitó el daño económico.


Gracias a este sistema que tenemos, de normas comunes, los miembros estaban conscientes de sus compromisos y sabían dónde estaban las líneas rojas en gran medida.

 

No es necesario tratar de imaginar qué habría sucedido si este sistema no hubiera existido. Basta con observar lo que ocurrió en la gran depresión de los años 30.

 

En aquel momento no contábamos con el sistema, no contábamos con la OMC, con el sistema multilateral como mecanismo de seguridad y la crisis se agravó rápidamente.

 

Se establecieron obstáculos comerciales que hicieron desaparecer dos tercios del comercio mundial. Necesitamos el sistema, pero por supuesto en margen de mejora y estamos trabajando en ello.

 

Existe un verdadero impulso tras de este debate. Los líderes del G-20 pidieron que se tomasen medidas para mejorar y reformar la OMC y México ha prestado un gran apoyo en este frente.

 

Se están presentando nuevas ideas para reforzar el sistema, mejorar la transparencia, agilizar las negociaciones y resolver los desafíos del sistema de solución de diferencias y el debate sigue en curso.

 

Cualesquiera que sean las medidas concretas que los miembros deseen adoptar, es evidente que la OMC debe mejorar, actuar con más rapidez y ofrecer respuestas más eficaces a los desafíos de la actualidad.

 

Debemos seguir alcanzando nuevos acuerdos. En los últimos años hemos alcanzado una serie de dispositivos importantes, como el Acuerdo de Facilitación del Comercio, el Acuerdo sobre Tecnología de la Información Ampliado, y el Acuerdo para Eliminar las Subvenciones de la Exportación en el Sector Agrícola.

 

Y México ha desempeñado un papel importante a este respecto, a través del embajador De Mateo, que presidió el Consejo General de la OMC en 2015, y ayudó a dirigir nuestra labor preparatoria de la Conferencia Ministerial, celebrada en Nairobi, donde se alcanzó este acuerdo agrícola.

 

Actualmente estamos trabajando para aplicar estos importantes acuerdos y los miembros ya están debatiendo la forma de avanzar en otras esferas.

 

Por ejemplo, los miembros ya están trabajando intensamente a fin de cumplir el plazo de 2019, para cerrar un acuerdo sobre las Subvenciones a la Pesca. Esta es una importantísima labor.

 

México, en verdad, está presidiendo estas negociaciones bajo la dirección del embajador Zapata, el representante de México en la OMC, que está aquí con nosotros hoy.

 

Otras cuestiones objeto de debates son, la agricultura, la seguridad alimentaria, la reglamentación nacional en materia de servicios y el desarrollo.

 

Además, algunos grupos de miembros están desplegando una intensa actividad en torno a diversas esferas que tienen cada día más importancia económica.

 

En particular, existen iniciativas relacionadas con la facilitación de las inversiones, las micro, pequeñas y medianas empresas, el empoderamiento económico de las mujeres, y, el comercio electrónico, un ámbito en el que tenemos algunas noticias muy importantes.

 

En enero de este año, 76 miembros de la OMC anunciaron su propósito de iniciar negociaciones sobre esa cuestión, que evidentemente tiene una importancia trascendental para todas las economías. Es decir, que no se trata solamente de debatir, pero también de iniciar negociaciones.

 

Y, México participa en todas estas iniciativas, son temas que tienen una importancia de primer orden para la economía mexicana.

 

Y lo que es más importante. Esas iniciativas, todas, están abiertas a cualquiera que quiera sumarse a ellas o participar en sus debates.

 

Hay una verdadera ambición detrás de algunas de las cuestiones que he mencionado hoy, pero la cooperación internacional no es fácil, exige un compromiso continuo, exige diplomacia, negociación, diálogo, la tentación de tomar las riendas y tratar de resolver las cosas por uno mismo, sin tener que pasar por los dolores del multilateralismo está siempre presente.

 

Pero como he señalado hoy, con un enfoque no cooperativo todos perdemos.

 

Así que debemos redoblar nuestros esfuerzos para resolver todas esas cuestiones y debemos trabajar por el sistema, y cuento con el liderazgo de México a este respecto.

 

Aprovechemos esta oportunidad para reforzar la OMC y el comercio basado en normas previsibles y actualizadas, en beneficio de las generaciones venideras.

 

Y yo no tengo dudas de que la intervención y el apoyo de México, serán muy importantes para hacer avanzar este diálogo.

 

Muchas gracias una vez más.

 

SENADOR MARTÍ BATRES: Doctor Roberto Azevêdo, director general de la Organización Mundial de Comercio.

 

Doctora Graciela Márquez, secretaria de Economía del Gobierno de la República.

 

Diputada Dolores Padierna, vicepresidenta de la Cámara de Diputados.

 

México es parte de la Organización Mundial de Comercio desde 1995. Este dato nos dice mucho.

 

Un año antes, en 1994, había entrado en vigor el Tratado de Libre Comercio para América del Norte; por medio del cual México, Estados Unidos y Canadá, establecieron una muy importante área de intercambio económico y comercial.

 

Sin embargo para nuestro país, 1994 es también un año de recordación en otro sentido. La rebelión del año nuevo en Chiapas, nos hizo conscientes de los altísimos niveles de desigualdad y exclusión en nuestra sociedad.

 

En medio de contradicciones, México se ha transformado en el ya casi cuarto de siglo que ha transcurrido desde nuestra entrada en la Organización Mundial de Comercio.

 

De ser una economía organizada en la sustitución de importaciones y financiada principalmente a través de la venta de hidrocarburos, nuestra economía es hoy más diversa y más compleja; con un importante componente manufacturero exportador que depende del comercio internacional.

 

Hace mucho, los liberales mexicanos defendieron la apertura de las fronteras. Pero no eran sólo librecambistas, creían en la libre circulación de ideas y personas; habían leído con atención los textos de Adam Smith, el fundador del pensamiento económico clásico, quien señala en la riqueza de las naciones, lo siguiente:

 

“La propiedad que todo hombre tiene en su propio trabajo, en cuanto que este es el fundamento original de toda otra propiedad, es la más sagrada e inviolable. El patrimonio de un hombre pobre, es la fuerza y la destreza de sus manos; restringirle el uso de su fuerza y destreza, en el modo que él mismo considere propio y que no sea perjudicial a sus vecinos, es una violación de su más sagrada propiedad”.

 

Se trata de un abuso manifiesto de la justa libertad, tanto del trabajador como de quien desee emplearlo.

 

Las libertades de tránsito y trabajo en la verdadera visión liberal, permiten la vida de las personas y la reproducción material de la sociedad. Por ello, son consideradas históricamente, pilares de las sociedades democráticas.

 

Originalmente, la Organización Mundial del Comercio se interesaba primordialmente en la defensa y fortalecimiento del Sistema Multilateral de Comercio, basado en grandes reglas, pero el tiempo no pasa en vano y la participación de las sociedades tampoco.

 

La lucha de los pueblos por sus derechos al trabajo, al medio ambiente, a los derechos humanos y la distribución de la riqueza, están presentes en las transformaciones recientes.

 

La Organización Mundial de Comercio incluye en su agenda hoy en día, temas como la diversificación y el empoderamiento económico de las micro, pequeñas y medianas empresas, de las comunidades indígenas y de las mujeres.

 

El desarrollo económico debe ser visto, nos dice ahora la OMC, como inclusivo y sostenible. Nos congratulamos por ello.

 

Gracias a ello, se vuelven aplicables a esta macro región, los señalamientos de Adam Smith. La debida integración de los procesos de producción, circulación de mercancías y acumulación de capitales, sólo puede ser justa y adecuada si se eliminan también las barreras a la circulación de los trabajadores, y con los trabajadores se habrá de liberar la circulación de las ideas.

 

Finalizamos estas líneas con un sueño que viene desde el Renacimiento: Unir el florecimiento del libre comercio con la paz.

 

Muchas gracias por su atención.

 

Bienvenido, señor Roberto Azevêdo.

 

Señor Roberto Azevêdo, le solicito nos haga favor de firmar el Libro de Visitantes Distinguidos.

 

“Un honor estar en esta Casa de la Democracia mexicana”. Roberto Azevêdo.

 

Muchas gracias.

 

Señor Roberto Azevêdo, agradecemos su visita al Senado de la República.

 

Igualmente, agradezco a los distinguidos invitados que nos han acompañado.

 

Solicito a las senadoras y a los senadores Ifigenia Martínez Hernández, Gustavo Enrique Madero Muñoz, Beatriz Paredes Rangel, Indira Kempis Martínez, Juan Manuel Fócil Pérez, Julio Ramón Menchaca, Verónica Martínez, Citlalli Hernández, Ricardo Ahued y Héctor Vasconcelos, se sirvan a acompañar a nuestros invitados de honor hasta las puertas de este recinto.

 

Damos por finalizada la Sesión Solemne.

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