Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

PRESENTADORA: Es el turno del panel número 5, Reingeniería del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Tengo el agrado de hacer la presentación del moderador, Carlos Puig. Carlos Puig es director editorial de Milenio Digital. Es titular del programa de entrevistas En 15, que se transmite diariamente en Milenio Televisión y columnista de Milenio Diario, en donde publica su columna “Duda razonable”.

Fue columnista para The New York Times en el blog Latitude; y para Bloomberg View. Durante 40 meses fue director de la Primera Emisión del Informativo Hoy por Hoy, en W Radio.

Ha sido director general de los semanarios hispanos Rumbo, que se editan en el estado de Texas; y fundador, director ejecutivo de la Fundación Prensa y Democracia, en la Ciudad de México.

De 88 a 98 fue reportero corresponsal en Washington y jefe de información del Semanario Proceso.

Ha sido maestro de periodismo en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Intercontinental.

Actualmente imparte el taller de periodismo jurídico en la Maestría de Periodismo del CIDE.

Bienvenido. Demos inicio.

Gracias.

CARLOS PUIG: Muy buenos días. Vamos a hacer esto rápido para que tengamos tiempo de tener preguntas después.

A mí, de verdad, es para mí un honor desde hace 18 años Causa en Común me invita a moderar este panel, el de la reingeniería del sistema policial. Cada año, desde hace 22 años, de hecho, María Elena, desde Durazo creo que se hace este panel.

Invitamos aquí a legisladores y funcionarios que nos dan nuevas ideas increíbles sobre cómo hacer la reingeniería del sistema policial, y este año estoy seguro, no será la excepción porque tenemos tres senadores de tres partidos diferentes, que nos vendrán con nuevas ideas que en estos 18 años no hemos escuchado en este panel de Causa en Común, de cómo tenemos que hacer la reingeniería del sistema policial.

Por cierto, doy tres datos y ya dejo que ellos hablen, y ya no voy a hablar.

Renato Sales, aquí presente, le pidió hace poco a los municipios que fortalezcan sus corporaciones municipales; cosa que hizo el presidente en Chihuahua, algo similar, en la reunión de presidentes municipales.

Ayer el secretario Osorio les dijo a los de Michoacán que no tanto, porque si no había mando único, que siempre debilita a las policías municipales, les iba a quitar el dinero.

Debe ser parte de nuestro debate sobre la reingeniería del sistema policial en los últimos 18 años o 23 o desde que Durazo era el policía más conocido de México.

Y daré el segundo dato que me interesaba mucho sobre dinero y policías municipales:

La policía de Iguala, dos meses antes del 26 de septiembre del año pasado, la policía de Iguala pasó todas las certificaciones y recibió dinero que venía del SUBSEMUN, que no era poco, por cierto.

Sólo para plantear el estado de nuestro sistema policial.

Así que por orden de importancia, senador Gil, presidente del Senado de la República, ¿cómo hacemos la nueva reingeniería del sistema policial?

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Muy buenas tardes tengan todos ustedes.

María Elena Morera, muchas gracias por la invitación. A Causa en Común, muchas gracias. Carlos, a mis compañeros de mesa los saludo.

Quiero anticipar una conclusión: el sistema nacional de seguridad pública no funciona; y no funciona porque no tiene las zanahorias eficientes ni los castigos eficaces.

Es un sistema consensual, es un sistema en el cual los órganos responsables de seguridad pública se sientan para definir objetivos, para definir acuerdos, para evaluarse a sí mismos, para vigilarse a sí mismo y para asignarse los recursos. No es un sistema que tenga autoridad para toma de decisiones y sobre todo, no es un sistema que pueda mover a las instituciones de policía a generar capacidades propias.

En los últimos años se ha instalado el argumento de que el problema son las policías municipales. Sí, en efecto, es un argumento absolutamente cierto: las policías municipales son profundamente débiles, en la mayoría de los casos están profundamente cooptadas por el crimen organizado y evidentemente, son incapaces de proveer el servicio de seguridad pública. Pero también las policías estatales.

El problema no es que las policías municipales sean el problema crónico de la seguridad pública, sino que el problema crónico de nuestro país es que nuestras policías, todas, son bastante malas.

El problema es que no hay una instancia central, un sistema –mejor dicho– que pueda alentar la generación de capacidades. Se suponía que esa era la función del sistema.

Después de que se descentraliza la función de seguridad pública, recordarán que en 1917 en la Constitución original, la responsabilidad de seguridad pública está depositada en las entidades federativas; a partir de 1983 los municipios participan de la función de seguridad pública; después viene la creación del sistema, cuando la Federación empieza a asumir progresivamente mayores atribuciones en materia de seguridad pública como, resultado de la irrupción del narcotráfico y del crimen organizado.

En consecuencia, llegamos a un régimen de concurrencia en el cual la Federación, los estados y los municipios hacen cada quien en su jurisdicción, funciones o sus funciones en la gran función de la seguridad pública. Es decir, la función estatal de proveer el servicio de seguridad pública; en esa función participan los tres órdenes de gobierno.

Y a partir de esa descentralización, que por cierto se generó con el efecto, con el propósito de crear una especie de efecto multiplicador, tener más corporaciones de policía haciendo las tareas de seguridad y sobre todo combatiendo los fenómenos de criminalidad.

Conforme fuimos descentralizando, se generó la necesidad de articular todos los esfuerzos aislados en un solo o bajo un solo sistema. El problema es que el sistema nació sin dientes.

Los únicos dos dientes que tiene el sistema nacional de seguridad pública es el dinero y lo que se llama el señalamiento o la administración pública, cada periodo o cada sesión del Consejo Nacional; cada semestre se hacen los reportes en los cuales el sistema da cuenta de los avances de cada una de las entidades federativas y de los municipios.

La intención era poner el dedo de lo que están haciendo o lo que están dejando de hacer, con el propósito de motivar la autorresponsabilidad de los órdenes de gobierno, de tal manera que se comprometan a cumplir con los objetivos que el propio sistema define.

Ninguno de los dos incentivos funciona. El incentivo del dinero está al revés, ¿Cómo se asignan recursos por parte del sistema nacional de seguridad pública?

En función de índice de criminalidad. Es decir, si tengo un altísimo índice de criminalidad, te doy dinero; si no tienes un índice de criminalidad alto, no te doy dinero.

Es decir, un municipio que invierte para disminuir la incidencia delictiva, es castigado por el sistema en razón de que se le retiran recursos precisamente porque disminuyó el índice delictivo. Es el incentivo perversísimo del SUBSEMUN: en lugar de alentar la innovación y la generación de capacidades, el sistema las castiga, y las consecuencias simplemente no existen.

Asimismo, en paralelo, nos hemos dado cuenta que los sistemas o los mecanismos de intervención de un orden superior sobre un orden inferior, son profundamente ineficaces. De 2007 a la fecha, se han ensayado por lo menos tres distintos mecanismos de intervención federal sobre una determinada realidad local; ya sea para estabilizar una situación o bien para responder a una situación de crisis.

La primera: todos somos Juárez. Entra la Federación con un despliegue no solamente de estado de fuerza, sino también con un despliegue de programas sociales con el propósito de reconstruir el tejido social, con el propósito de generar oportunidades y de prevenir el delito.

Es un modelo, el modelo Todos somos Juárez, un modelo que por cierto no existe en la Constitución, sino simplemente es una suerte de gestión consensual; depende de un acuerdo explícito o implícito entre órdenes de gobierno.

Ese fue el primer modelo.

El segundo o antes, el primer modelo fue el de simplemente el despliegue del estado de fuerza en el caso de Michoacán. Ahí van las Fuerzas Armadas, ahí van las Fuerzas Federales a hacer la tarea que le corresponde a las autoridades locales, es el caso del despliegue de Michoacán. Primer modelo.

Segundo modelo: Todos somos Juárez, donde el despliegue de fuerzas va acompañado de un conjunto de instrumentos de penetración social para reconstruir el tejido social y eventualmente para recuperar las capacidades de prevención de la autoridad.

Tercer modelo: Michoacán, en la etapa del comisionado. Es decir, una autoridad política superior, la Federación, desplaza a la autoridad política local y se genera una suerte de gobierno paralelo en el cual la autoridad federal hace la tarea, el trabajo que le corresponde a la autoridad local.

¿Por qué ensayamos esos mecanismos de intervención federal?

Porque nuestro sistema federal no prevé mecanismos de intervención flexibles a propósito de situaciones de crisis o momentos de necesidad.

Si ustedes revisan el instrumental que tiene o que ofrece nuestra Constitución para poder ejercer el deber subsidiario de ayudar a los órdenes locales; van a encontrar sistemas verdaderamente rígidos:

Desaparición de poderes. Es decir, la Federación quita a todos los poderes de un estado y se hace cargo de esa situación; una circunstancia evidentemente de extremo.

La persecución penal, por ejemplo. Voy por los alcaldes, voy por el jefe de la policía y los meto a la cárcel.

Viene la desaparición de los ayuntamientos, artículo 106. 115.

Los convenios, son mecanismos absolutamente rígidos que no han permitido una intervención oportuna institucionalizada de los órdenes mayores sobre los inferiores, y esa es la razón por la cual no hemos logrado regularizar desde el punto de vista jurídico constitucional, las interacciones que realizan los órdenes superiores sobre los órdenes inferiores.

Esa es la razón por la cual, además de la falla estructural del propio sistema, en la cual no hay un solo incentivo para la generación de capacidades institucionales en los ámbitos municipales; y sin decir que no hay ningún mecanismo en el sistema para vencer la falta de voluntad política de las autoridades locales.

No tiene palos el sistema y no tiene zanahorias. Y ese es uno de los problemas estructurales del sistema.

Se piensa, por otro lado, que el problema en el país de seguridad es de narcotráfico. Todos sabemos que la fenomenología del crimen ya se modificó sustancialmente. Hoy no solamente tenemos un problema de trasiego de drogas, de un punto A a un punto B, donde se requiere controlar las plazas o las rutas; sino que ahora tenemos un fenómeno de crimen organizado de naturaleza extractiva.

La misma capacidad instalada que antes utilizaba para trasladar droga de un punto A a un punto B, ahora se utiliza para la extracción de rentas a través de robo, extorsión, secuestro, trata de personas, comercio ilegal de bienes o mercancías.

En consecuencia, la fenomenología del crimen ha cambiado sustancialmente y en consecuencia, es difícil enfrentarla desde los parámetros habituales de entendimiento del crimen organizado vinculado al narcotráfico.

La única manera de entender o mejor dicho, de enfrentar el desafío que tenemos como país en materia de seguridad, es generar capacidades en todos los órdenes locales desde el municipio, el estado y por supuesto la Federación, su tarea directa donde tiene jurisdicción o subsidiaria donde debe acompañar a los órdenes locales, es entendiendo que la realidad de la delincuencia, del crimen en nuestro país es mucho más que narcotráfico y es mucho más que trasiego de drogas:

Es delito común que se da en las calles, es delito común que se da en el transporte público, es delito común que se da en los espacios públicos y en las plazas. En consecuencia, se requieren distintas capacidades institucionales para atender el delito de la banqueta, como el narcotráfico o el crimen organizado de gran escala.

Hasta ahí la primera intervención, Carlos.

CARLOS PUIG: Sí, me parece bien. La segunda intervención es la reingeniería.

Gracias al senador Gil por esta primera intervención, este diagnóstico que me parece preciso. Esperamos ahora en la segunda ronda, van a ser las reingenierías.

El senador Alejandro Encinas, por el Estado de México. Alejandro, por favor.

SENADOR ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ: Muchas gracias, muy buenos días o ya tardes tengan todas y todos ustedes.

Agradecer a Casa en Común, a Mariana Morera, la invitación y poder participar en este panel conducido por nuestro amigo Carlos Puig, y por supuesto con tres excelentes panelistas que conocen mucho más que yo de este tema, pero por lo menos venimos a polemizar.

Y la verdad es que no sé por dónde empezar, menos aún después de la declaración que hizo ayer el Secretario de Gobernación, cuando se suscribió el convenio de mando único policial en Michoacán, donde dijo que el Gobierno de la República dejará de apoyar y acompañar en materia de seguridad a aquellas entidades que no se sumen a la firma del mando único.

Y la verdad que es una declaración que tiene muchas implicaciones y connotaciones políticas, porque en primer lugar no es un asunto de contentillo o de gusto la relación entre el Gobierno Federal y los estados; sino que el Gobierno Federal tiene responsabilidades muy puntuales no solamente en la coordinación y la colaboración con las entidades federativas; sino para enfrentar los delitos del fuero federal.

Y los principales delitos que hoy estamos enfrentando, la mayor parte de las regiones y de los estados en nuestro país, están asociados a delitos del fuero federal.

Así es que no es una decisión del Secretario de Gobernación si se coordina o colabora con las entidades federativas; sino que es su obligación establecer estos mecanismos, colaborar y enfrentar al crimen de manera eficaz.

Y esto de que entidad que no demuestre, compruebe y evalúe esta formación a nivel local, entonces el Gobierno Federal ya no acompañará en el tema, como lo había venido haciendo hasta el día de hoy.

Yo sí quiero hacer un llamado al Gobierno Federal de que no va a ser por esta vía como se resuelva el problema de combate a la inseguridad y a la delincuencia organizada, ni la vía para hacer que los estados y los municipios asuman su responsabilidad en las tareas de seguridad pública; donde efectivamente se necesita no voluntad política, sino una decisión política firme para que, ahí sí coincidiendo con el Presidente de la República, muchos gobernadores y presidentes municipales dejen de nadar de muertito y quieran trasladar su responsabilidad a las Fuerzas Armadas o a las Fuerzas Federales, las cuales deberían cumplir.

Porque es muy cómodo para un gobernador solicitar la presencia del Ejército o de la Marina, en lugar de enfrentar el proceso de formación, profesionalización, capacitación y desarrollo institucional de los cuerpos de seguridad en los estados o en su estado, y en los municipios que conforman su entidad.

Y sí se necesita sin lugar a dudas, un acto de autoridad, pero no a partir de la amenaza de que o firmas bajo mis condiciones o no vas a recibir recursos y te voy a dejar al desamparo en las tareas de coordinación.

Y este es el mejor ejemplo de por qué no puede centralizarse totalmente el mando: porque una centralización desmedida del mando en los cuerpos de seguridad, va a traer junto con ello una de las peores prácticas políticas e institucionales que se han tenido en este país, que además de la centralización de las responsabilidades en contrasentido de lo que han sido las experiencias exitosas en materia de seguridad pública en el ámbito internacional; también se presta a la utilización de las instituciones públicas para dirimir hasta conflictos políticos entre distintos órdenes de gobierno o entre distintos tipos de autoridad.

Por eso creo que este decálogo que presentó el presidente Peña Nieto en noviembre de 2014, no ha logrado cristalizarse en una reforma de fondo y creo que el punto de origen es que estuvo mal planteado el decálogo.

Un decálogo que parte de la convicción de que la fuente principal del problema de inseguridad son las policías municipales, cuando más del 80 por ciento de los municipios en este país o no tienen policía o son policías comunitarias derivadas de los municipios de usos y costumbres, o tienen menos de cinco elementos policiales; y en realidad se va acotando el problema no solamente a los niveles que ha tenido la delincuencia organizada de injerencia, no sólo en las policías municipales, sino en los gobiernos municipales, en las policías estatales, en los gobiernos estatales y en las corporaciones o instituciones federales también.

Porque no fue a la Policía Municipal de Almoloya de Juárez a la que se le fugó “el Chapo” Guzmán del Penal del Altiplano, ¿verdad? Ni fue la Policía Municipal la que intervino en muchos de los graves hechos de violación a los derechos humanos que hemos visto en Tlatlaya y en otros municipios del país.

Yo por eso coincido con lo que ha planteado Roberto Gil.

Tenemos más de un año discutiendo este tema, en donde no puede pensarse la solución de este problema solamente como una decisión de que el Ejecutivo concentre y centralice mayores facultades y atribuciones a costa de desmantelar lo que son muchas de las bases de nuestro Sistema Federal.

Porque la iniciativa que presentó el Ejecutivo en noviembre del 2014 plantea la modificación de siete artículos constitucionales, que además de establecer esta idea del mando único replantea el régimen de facultades, competencias y concurrencias entre el gobierno federal, los estados y los municipios, en una tendencia de desmantelamiento y debilitamiento institucional cada vez más profundo del ámbito municipal, pero también en demérito de las facultades y atribuciones de los gobiernos del Estado.

Y pensar que con una ley –como lo dijo el Presidente– una ley contra la infiltración del crimen organizado en los municipios donde bajo el supuesto de que existen indicios de que los municipios han sido penetrados por la delincuencia organizada, el Ejecutivo Federal a través del Senado de la República puede solicitar la disolución de los ayuntamientos y asumir total o parcialmente las facultades del gobierno municipal.

Esto además de invadir competencias de los congresos de los estados, porque es a los estados a quienes corresponde en todo caso la disolución de los ayuntamientos, cosa que no ha sucedido en muchas ocasiones.

Yo recuerdo la primera, esa sí la tengo muy presente, y no fue por problemas de seguridad pública sino por diferendos políticos, fue la disolución del Ayuntamiento de Juchitán en 1982-1982 por diferendos entre el ayuntamiento, la autoridad municipal y el gobierno del estado.

Y justamente este tipo de experiencias son las que no podemos volver a repetir, como tampoco podemos seguir actuando en la lógica de “por la presunción o la existencia de indicios sin acreditar plenamente la responsabilidad de las autoridades que pudieran estar coludidas con la delincuencia organizada puedan intervenirse por otros órdenes de gobierno los ayuntamientos del país.

Y también podemos poner muchos ejemplos. El más reciente es el operativo en tierra caliente, donde las fuerzas federales intervinieron en municipios de Guerrero, de Michoacán y del Estado de México, donde hubo indicios de involucramiento de las autoridades municipales de estar involucrados con la delincuencia organizada y no hay más que el caso de Iguala un solo presidente municipal ni ningún otro miembro del ayuntamiento detenido porque se les hayan acreditado responsabilidades.

Sí está detenido el Director de Seguridad Pública del municipio de Ixtapa de la Sal, por ejemplo en el Estado de México, o está detenido el de Cocula en Guerrero, pero no se acreditó en ningún momento, ya hasta cambiaron de autoridades en Guerrero, la responsabilidad de esa autoridad.

Tenemos que trascender esa vieja lógica.

Y en este ámbito de redefinición de facultades, competencias y concurrencias, creo que lejos de pensar en la descentralización debería de pensarse en un rediseño de las instituciones que involucre a los tres órdenes de gobierno.

En la medida que no haya desarrollo institucional de las capacidades institucionales que los municipios que fortalezca no solamente a las policías de cercanía sino que les permitan cumplir con el bando de buen gobierno, en muchos estados todavía se llama “bando de policía y buen gobierno”, vamos a seguir teniendo esta traslapación de facultades.

Y concluyo nada más con esta idea.

Creo que la lógica por supuesto era crear un sistema en donde puedan coordinarse los tres órdenes de gobierno, que el municipio, la policía municipal se aboque exclusivamente a atender las tareas que corresponden al bando municipal.

Yo no veo a las fuerzas federales encargándose del tránsito y la vialidad en algún municipio o en el ordenamiento de ambulantes en la vía pública, o resolviendo problemas de conflictos familiares en una riña familiar.

CARLOS PUIG: En Tamaulipas sí están.

SENADOR ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ: Sí, pero justamente eso rompe más las relaciones con la autoridad.

Y mandos únicos ya hemos tenido con experiencias desastrosas.

Siempre se pone de ejemplo que en el Distrito Federal hay un mando único y por eso así lo aplicamos. Y la verdad es que aquí hay una situación muy diferente.

En primer lugar, el responsable de la seguridad pública es el Presidente de la República, como lo es en todos los lugares en donde esté presente.

Junto con el Jefe de Gobierno se propone a quien será el Secretario de Seguridad Pública y el Procurador de Justicia del Distrito Federal.

Y el Secretario de Seguridad Pública, que tiene el mando de los cuerpos de seguridad no lo tiene en una policía única.

En el Distrito Federal tenemos Policía Preventiva, Policía Auxiliar, Policía Bancaria Industrial, el Cuerpo de Granaderos, bueno, hasta Policía Náutica en Xochimilco y Tláhuac, que se inventó ahí Marcelo, ¿no? Pero eso ha llevado a una descentralización.

¿Por qué? Porque tuvimos dos experiencias desastrosas: la del General Alfonso Durazo que concentró tal nivel de poder que acabó administrando el crimen o la de Ríos Galeana con el Batallón de Radiopatrullas en el Estado de México, donde suplantaba a la autoridad municipal por el enorme poder que tenían.

Y la verdad Ríos Galeana acabó siendo el principal asaltabancos de este país, que se fugó tres veces de la cárcel y lo que demostró es que mando único es mafia única.

Pensemos en una descentralización de la policía con no solamente el desarrollo de capacidades institucionales en los municipios sino también con participación y fiscalización por parte de los ciudadanos.

CARLOS PUIG: Senador, muchas gracias.

Toca el turno al Presidente de la Comisión de Seguridad Pública, senador por el estado de Hidalgo. Senador Fayad, adelante.

SENADOR OMAR FAYAD MENESES: Muchas gracias. Buenas tardes a todas, a todos.

Quiero, en primer lugar, agradecerle a la señora Morera, muchísimas gracias por invitarnos y por el esfuerzo que hace causa en común, y por esta Cuarta Emisión del Foro Nacional de Sumemos Causas.

Yo creo que siempre la sociedad civil a través de sus organizaciones tiene mucho que decirnos y tiene mucho que aportar al trabajo que se hace en una materia tan compleja que a todos nos importa, que afecta en el país y en la que todos tenemos que sumarnos, todos tenemos que hacer causa en común para poderla sacar adelante.

Muchas gracias por el privilegio de estar aquí.

Al señor Carlos Puig, amigo y reconocido periodista;

A mis compañeras y compañeros senadores;

Señor Presidente del Senado; a mi compañero, el senador Alejandro Encinas; y a un viejo amigo, Jorge Tello.

Iba a empezar por un diagnóstico, pero les quiero nada más hacer un breve comentario para una precisión, porque Alejandro a veces dice las cosas tan bien estructuradas, es tan bonito que hasta se las creo.

Pero de muchas cosas que suscribo de lo que ya dijo, hay una muy particular que revela que no hay una descentralización de la policía en el Distrito Federal.

Todos esos que dijo y todas esas policías dependen de una persona, todas, ¿o no?, todas dependen del Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal. Una.

Y dos, si hubiera una descentralización en el Distrito Federal cada delegación política tendría una policía.

Nada más plantéenle al Jefe de Gobierno si quiere una policía por cada delegación y se va a horrorizar.

Nadie, ningún jefe de gobierno ha permitido que ninguna delegación tenga una policía, ni Alejandro siendo jefe de gobierno, ni Rosario, ni Marcelo, ni el actual, ni el que venga; porque lo que le ha permitido cosas muy buenas que han hecho en la policía, y aquí después de hacer ese señalamiento también le hago un reconocimiento, cosas muy buenas que hicieron en su periodo, en el periodo de Rosario, en el de Marcelo y el actual.

Han tenido éxito precisamente porque tienen un mando, y porque no tienen que atender a 18 delegados políticos a que den instrucciones de qué hacer en materia de policía, y no tienen ellos autoridad sobre la policía para decirles u ordenarles que hagan tal o cual cosa. Cosa que los estados de la República no tenemos esa posibilidad.

En el caso de Hidalgo tenemos 84 presidentes municipales y hay estados que tienen muchos presidentes municipales. Imagínense la coordinación de todas esas policías.

A mí me parece que es muy complejo.

Y ahora que me refiera ya al tema en concreto, nada más quise apuntar esta precisión, les diré mi sentir sobre el tema de la reingeniería policial, porque yo creo que tenemos un problema que hay que entrarle, y hay que entrarle tomando las mejores ideas de todos.

Quería yo iniciar dándoles unos datos.

Según el diagnóstico que hemos visto policial en México; según el propio sistema de policía en México, además de las 31 policías estatales, una del Distrito Federal y mil municipales –imagínense, existen alrededor de mil policías municipales– en ellas hasta el 2012 laboraban más de 430 mil policías.

Estamos hablando ya de 500 mil policías aproximadamente en el Sistema Policial Mexicano entre todas las existentes y los tres órganos de gobierno.

Bueno, 36 mil policías son federales; 202 mil estatales; 166 mil municipales; tres mil 500 ministeriales federales; y 29 mil ministeriales estatales.

Este es, digamos, en el diagnóstico la fuerza de policía en este país.

Cuando nos vamos al tema de los perfiles, empezamos a ver muchas cosas que les van a explicar fenómenos que están ocurriendo hoy en día.

68.3 por ciento de los policías municipales sólo tiene educación básica. Imagínense que de cada 10 policías, siete han cursado apenas la primaria; siete.

Casi dos, o sea 1.9 son analfabetas.

Veinticinco por ciento cuenta con educación media y 4.5 con educación superior.

Yo quise dar este dato porque quisiera pedir que volteáramos a ver si lo que queremos en el país son fuerzas de seguridad pública que no tengan ni siquiera la educación primaria.

¿Y a ellos les vamos a tratar de capacitar y de enseñar el concepto de Estado, de división política, de soberanía, de competencias?

¿Eso, creemos que se puede capacitar a alguien en esos temas cuando no tienen ni seis grados de educación primaria?

Yo les siembro la duda, les dejo la duda para que vean lo que puede ocurrir con una policía que además queremos que enfrente al crimen organizado.

Y si conocemos que el crimen organizado tiene una fuerte capacidad corruptora y una fuerte capacidad económica, me parece que es un tema que tiene que estar sobre la mesa cuando se diga acerca del diagnóstico y cuando se haga una reingeniería por parte del Estado mexicano para ver qué hacemos con la policía. Y me parece muy relevante.

Dentro de este mismo diagnóstico que les quería compartir, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad, yo creo que está muy bien dicho, es: victimización y percepción, o sea, cómo nos vemos los propios mexicanos frente al fenómeno.

Ocho de cada diez personas creen que la policía de tránsito es corrupta; 66 por ciento de los entrevistados opinan lo mismo de la municipal; 64 opina lo mismo del ministerio público; 62 opina lo mismo de las policías estatales y de la judicial; y 53 de la federal.

O sea, hay una percepción ciudadana, y como quieran ustedes calificarla. Llamada a pulso si ustedes así lo desean calificar; justa o injusta, como la quieran calificar.

Pero hoy la palabra policía con estas cifras, con estos datos, en todos los datos en más del 50 por ciento de la población equivale a corrupción.

Esa es la realidad.

¿Cómo cambiamos esa apreciación?

Tendríamos que realmente demostrar que la policía en todos los órdenes y en todos los niveles no tiene los niveles de corrupción que se les dice que tiene para poderlo lograr, porque si no se me hace prácticamente imposible de lograr.

Y se han hecho muchas cosas a lo largo de la historia para tratar de lograrlo, esto no es nuevo.

Se ha acentuado más en los últimos tiempos, pero creo que cada administración federal, cada gobierno de la República de un partido o de otro han tratado de dar su mejor esfuerzo a través de lo que creen que puede ser la mejor opción para cambiar el tema de la percepción pero fundamentalmente para tener éxito en la persecución de los delincuentes, en la prevención del delito.

Y hace unos días frente a alumnos del ITAM –y no me dejará mentir el senador Gil Zuarth– estuvimos en un práctica legislativa de alumnos a los que los invitamos para que conozcan cómo es la labor y a veces lo difícil que es lograr consensos en los temas para salir adelante.

Les decía yo algo respecto a los legisladores que hoy lo sigo sosteniendo respecto de los gobiernos de la República y respecto de los presidentes sean del partido político que sean.

Yo creo que nadie en su sano juicio puede pensar que cualquiera de los presidentes que ha tenido México despierta en la mañana pensando cómo va a molestar a México y a los mexicanos.

De verdad, no sé si ustedes compartan eso, no sé si ustedes lo piensen, pero no creo que haya habido uno ni de un partido ni de otro, ni del PAN ni del PRI y tampoco las jefaturas de gobierno ni del PRD ni del PRI y tampoco en las gubernaturas de los estados alguien despierta diciendo “Voy a ver cómo hoy molesto a los ciudadanos”.

Pueden tener decisiones equivocadas, pueden tener malas políticas, pero yo no creo que haya uno solo.

Y creo que todos han tratado de hacer algo en esta lucha desesperada por salir adelante en este fenómeno tan complejo.

Yo recuerdo, no sé si ustedes también, sobre todo los más maduros, en el 86 el esfuerzo de La Madrid por cambiar una situación, desaparece la Dirección Federal de Seguridad.

En el 94-2000, Ernesto Zedillo decide crear el Sistema Nacional de Seguridad Pública para poder apoyar con recursos, distribuir mejor las competencias, ayudarse entre los tres órdenes de gobierno, decide crear la Policía Federal Preventiva.

Crea el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública, el famoso FASP, que hoy los estados de la República mantienen una buena parte de sus sistemas policiales, y hace otra serie de acciones.

Vicente Fox conserva la Policía Federal y además, habiendo dicho que la desparecería, no sólo no la desaparece, la fortalece, y además crea la AFI.

En el caso de Calderón, decide Felipe Calderón sacar a las fuerzas armadas para desplegarlas en las regiones del país para ayudar a la policía por el fenómeno que vive la propia policía.

Hoy día, en la estrategia de Peña vemos un tema de inteligencia para la prevención de la delincuencia e inteligencia en la seguridad, además de que decide desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública, que al crea Fox y pasa las funciones a la Comisión Nacional de Seguridad y una serie de medidas, todas encaminadas a un objetivo: cómo le hacemos para resolver el problema.

Partiendo de esa base hoy tenemos que pensar cómo le vamos a hacer para cambiar esto y hoy ya hay propuestas sobre la mesa. Hay una iniciativa del Presidente de la República, a la que ya hizo referencia Alejandro Encinas, en las que en el fondo coincidimos en muchas cosas, pero en la implementación quizá haya discrepancia en las que nos podemos poner de acuerdo.

Hoy hay propuestas, conozco la propuesta de Acción nacional que me parece interesante revisar, en la medida en que si esto está así, bueno, pues la propuesta de Acción Nacional va a la idea de crear órganos ciudadanos de control a la policía, habrá que verlo.

Lo que pienso y con esto cierro, es creo que el diagnóstico está, tenemos ideas, están las iniciativas, lo que no se vale es que las iniciativas y las ideas duerman el sueño de los justos.

Se pueden apoyar, no apoyar, argumentar a favor, en contra, pero creo que debemos de tratar de juntos construir una nueva historia en un tema que nos preocupa a todos.


Gracias.

CARLOS PUIG: Gracias senador, muchas gracias.

Para cerrar esta primera ronda de intervenciones, me da mucho gusto saludar a Jorge Tello, Consejero de Seguridad, subsecretario de Gobernación, director del CISEN y ha visto este problema desde la iniciativa privada, desde el estado, desde muchas partes y muchos años.

Jorge, adelante, por favor.

JORGE TELLO: Muchas gracias, gracias a Carlos por la presentación y hoy me presento como parte de Causa en Común, porque te iba a dar las gracias por la invitación.

Muchas gracias por la invitación, por estar aquí, con los senadores, es un honor para mí estar con ellos y en esta permanente construcción, en esta permanente reingeniería de los sistemas de seguridad a la que ha hecho alusión Carlos, es la permanente reconstrucción de algo que no acabamos de construir.

Aquí vamos hablando claro. A mí, será por viejo, que he tenido la oportunidad de trabajar con los tres senadores en distintos momentos, en la construcción de los sistemas de seguridad pública, la Policía Federal, los sistemas de coordinación.


La verdad es que tendríamos que dar cuenta de que algo nos pasó, porque en el diagnóstico todos estamos de acuerdo, teneos problemas y todos también creo que estamos de acuerdo, estamos confundidos.

Sí, sí es cierto, hay ideas, pero en esas ideas se han votado de alguna manera que nos tienen confundidos, ya no sabemos a ciencia cierta si el gobierno federal quiere o no quiere el mando único. No lo sabemos, hay señales distintas.

Recientemente un secretario de seguridad pública estatal, en un mismo reportaje defendió la necesidad de tomar el mando único y en el apartado siguiente alegó y reclamó a un presidente municipal porque no estaba tomando su responsabilidad.

Realmente estamos confundidos.

A mí me parece que ojalá hoy, este 10 de noviembre, en el Alcázar de Chapultepec, donde hay tantos temas históricos, a lo mejor hagamos un llamado de atención y finalmente están los senadores de los tres partidos, en términos de está una iniciativa puesta hoy, pero estaba la iniciativa, el sexenio pasado de quedó al final de Calderón también una iniciativa del mismo tema.

Ahí están las iniciativas, sí hay ideas. ¿Qué nos pasa en la realidad? Y aquí que tenemos tantos compañeros que viven la realidad todos los días.

¿Cómo vamos a compatibilizar nuestra urgencia con todas nuestras ideas?

Yo sinceramente creo que el inicio de esto tenemos que revisar los conceptos. El concepto de la profesión policial y aquí habemos muchos policías.

¿Qué es ser policía? ¿Qué es la policía?

Porque aquí parece que cualquiera puede ser policía y me dio muchísimo gusto oír en el panel anterior a un policía, pero nosotros como sociedad qué esperamos que sea esa policía.

Digo un concepto de la profesión policial es crucial, pero si queremos hacer una verdadera profesión de ella y para que una profesión sea tal, tiene que cumplir tres requisitos:

Uno, tener habilidades específicas distintas.

Dos, entre sus miembros una cultura que podemos distinguir, donde los podamos distinguir entre nosotros, ah, él también es policía.

Tres, que la sociedad o la comunidad a la que sirva los pueda reconocer.

Hay una profesión policial, me meto aquí, el que sea puede ser policía. Creo que tenemos que empezar por el principio y aclaremos quién es policía.

Hace rato estábamos diciendo cuánto les tenemos que pagar a los policías. Si no hay una cultura del policía es muy difícil distinguir a los niveles estratégicos de los tácticos y los operativos y hoy hay una gran confusión.

Señores, para hacer una casa se necesitan albañiles, maestros de obra y arquitectos y tan importantes unos como los otros. No hay casa si no hay albañiles, pero hay que distinguir distintas funciones para que cada quien haga cosas distintas.

Y no puede ser el albañil el trabajo del arquitecto, aunque de repente al albañil le preguntemos y diga el albañil no sabe, es puro rollo; pues sí, es lo que le toca hacer, puro rollo. En la policía no distinguimos.

A mí me parece que una vez que tengamos el concepto claro, entonces vamos a empezar a hablar, eso es para la seguridad pública.

La seguridad publica creo y conmigo muchos, depende, descansa en el ciudadano, el ciudadano es el principio de la seguridad, desde mi punto de vista.


Y si eso ustedes lo aceptan y que el principio de la seguridad es el ciudadano y no el presidente de la República, ya va a ser muy difícil que de manera coherente podamos enchuecar la pirámide, las pirámides se construyen de abajo para arriba, no de arriba para abajo.

Ah, sí, claro, arriba se planea, se dirige, se promueve, pero abajo está el que hace el trabajo. La base, la ciudadanía y después el presidente municipal.

Si al presidente municipal le quitamos la elemental función de autoridad, ahora distingamos qué es lo que tiene que hacer, que no se confunda el presidente municipal, porque llama la atención que en estas funciones básicas, elementales de orden público, bandos de buen gobierno, tengan que estar cargando en la motocicleta un fusil de alto poder, nada más que el día que lo quieran usar se van a tener que caer de la motocicleta, que así los hemos visto.

¿Para qué necesitan las armas de alto poder?

Pues por la misma razón que separan tanto a los tránsitos de los policías a nivel municipal. Yo les digo: el 80 por ciento de la función municipal es tránsito, por qué los dividen, cuál es la función del policía.

Creo que tenemos que darle una repasada a quiénes somos, yo estoy convencido que la pirámide de arriba para abajo, perdón, de abajo para arriba por la conducción, la norma, con los motivadores que describe Roberto, pero estoy convencido que la seguridad la construimos todos.

Muchas gracias.

CARLOS PUIG: Gracias, de verdad gracias.

Con la ayuda de dos amigas que tengo ahí que tienen unos papelitos que dicen “quiero”, porque si no, no, siempre me van a invitar a este mismo de reingeniería: tres minutos.


Porque ustedes sobre todo son senadores y están aquí como senadores, ¿cómo acabaos la confusión, cómo dejamos un día de debatir y decidirnos cuál es el sistema que este país quiere para sus policías, cómo, cuál es el método?

Pero que dejemos de debatir como en tres meses, porque se sigue muriendo gente y se sigue asaltando gente en los municipios. Entonces tres minutos a cada uno y les enseñan cuando dice “tiempo agotado”, cómo acabamos la confusión, cómo dejamos de discutir, empezamos a decidir y le proponemos al país un mejor sistema policiaco, uno que por fin funcione y entonces yo no vuelvo a venir, como lo he hecho en los últimos 24 años a moderar este panel a este evento.

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Yo advierto dos grandes confusiones.


La primera confusión conceptual está en el debate público. Policía estatal única no es igual a mando único. El Distrito federal tiene mando único, pero no es policía estatal única.


La Policía Nacional de Colombia es una policía única, con un solo mando. ¿Qué implica la iniciativa del presidente? Desaparecer la función de seguridad pública en el ámbito municipal y concentrarla en los estados y subsidiariamente en la federación, eso es totalmente diferente a que subsistan los municipios en su responsabilidad de seguridad pública y se articulen en un solo mando.


La segunda confusión: mando único para qué, es una pregunta que no nos hemos respondido. Es mando para tener mejor coordinación entre órdenes de gobierno, es decir, que podamos atender de manera más diligente un despliegue de fuerza o queremos mando único para que la responsabilidad política de la generación de capacidades esté clara y sea evaluada.

Son dos cosas totalmente diferentes. Si queremos mando único para que la responsabilidad recaiga en el gobernador, en el presidente o en el alcalde sobre la generación de capacidades y el mejoramiento de los procesos, es totalmente distinta esa discusión que al discusión sobre quién le da la instrucción a una, a tres, a cuatro, a 87 policías para ir a enfrentar un determinado fenómeno criminal.

En el PAN, tratando de desbrozar estas confusiones, hemos presentado una iniciativa que tiene cuatro ejes en particular: el primero, no todas las policías deben hacer lo mismo.

Dado el diseño constitucional, todas las policías del país, la federal, estatal y la municipal, hacen prevención, reacción, investigación de los delitos.

Desde la Policía muy profesional Federal hasta la policía de Iguala tienen que prevenir el delito, reaccionan al delito e investigan el crimen.

¿Ustedes se imaginan al policía municipal de cualquier municipio en debilidad institucional recogiendo evidencia y generando la custodia de esa evidencia para efecto del proceso penal?

La Constitución dice eso: toda la policía, independientemente de donde esté, realiza la función de prevención, reacción, investigación de los delitos. Eso no puede suceder porque no tiene las mismas capacidades, primer eje de…

CARLOS PUIG: Perdón, con todo respeto, quienes están aquí conocen la iniciativa.

Como presidente del Senado, como senador, acabamos la discusión y llegamos a una iniciativa a cambios constitucionales si se requieren, ¿cómo hacemos que se acabe esta confusión?

Porque ahora la iniciativa del PAN, con todo respeto, como si presentara un Alejandro Encinas u Omar Fayad, es más confusión. Llevamos presentando, Rodrigo Medina presentó una de mando único hace 10 años, que fue a la CONAGO y que Genaro García Luna dijo que era una cosa horrible.


Perdón, un minuto más. ¿Cómo terminamos, ustedes son hoy tomadores de decisiones, hacedores de leyes, cómo hace el Senado para empezar a terminar la confusión?

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Para decidir, Carlos, hay que poner las posiciones en la mesa.

Por supuesto que pensar que la solución de seguridad pública pasa por poner en la constitución una solución que es el mando único, me parece que es una solución muy absurda.

¿Por qué?

Porque en seguridad pública aplica el principio de ensayo y error. No hay soluciones definitivas y para siempre en materia de seguridad pública.

El sistema tiene que adquirir cierta flexibilidad para adaptarnos a cada una de las circunstancias. ¿Cómo le hacemos para decidir, Carlos? Muy sencillo.

Ya cada quien tiene las piezas y las posiciones en la mesa. Hay que empezarlas a discutir. Me queda claro que no todos han leído la iniciativa, porque por ejemplo el senador Fayad dice que la iniciativa del PAN encomienda a un órgano ciudadano las funciones operativas en materia de seguridad.

Yo creo que no es así.

CARLOS PUIG: Se terminó el tiempo, sólo me invitan porque soy un tirano en esto.

Senador Fayad, ¿cómo acabamos la discusión? Tres minutos, cuando sale el rojo es que se acabó el tiempo. Cómo dejamos esta polémica que la oí hace 8 años en este mismo panel, con senadores diferentes y ahora sí acabamos la discusión.

SENADOR OMAR FAYAD MENESES: Gracias.

No dije que las funciones operativas, Roberto, de ninguna manera. Creo que son más las funciones de evaluación, de certificación, supervisión.

Pero ahí está, el tema es que ahí está. Miren, yo no le escatimaría al gobierno de la República, que es quien además lleva la batuta operativa de este asunto, que nos dijera cómo quiere que le ayudamos y qué hay que hacer.

¿Por qué?

Porque nosotros no somos los que llevamos al función operativa, pero le queremos dictar que haga y de lo que hace le criticamos lo que hace y todo lo señalamos, yo no escatimaría, yo trataría de que pudiéramos sentarnos todos, con las distintas propuestas, pero sobre todo quien opera las cosas, que nos lleguemos a sentar y que nos digan, oigan, ayúdenme con esto.

Miren, aquí tengo este problema, aquí hay que entrarle con esto y aquí hay que enfrentarlo así y entonces le diéramos la responsabilidad para que pudiera entrarle a un problema que nos importa a todos y no hacer un ring político de cada propuesta o de cada iniciativa.

CARLOS PUIG: ¿Con las leyes como están hoy?

SENADOR OMAR FAYAD MENESES: Partiendo de la base como están con las iniciativas que ahí están sobre la mesa.

Ahí están las iniciativas, ahí están las propuestas del presidente, ahí están las propuestas de los partidos, pues vamos a construir la posibilidad de brindarle las mejores herramientas a quienes van a operar esto.

CARLOS PUIG: Valdría la pena un periodo extraordinario o comisiones unidas, antes de diciembre, reflexionarlo o no tenemos nada.

SENADOR OMAR FAYAD MENESES: Vale la pena un periodo extraordinario y todo sobre el tiempo que fuera necesario.

Por supuesto que vale la pena. Debiéramos hacerlo y debiéramos pensar que de esta manera, si sentamos a todos los responsables del tema de la seguridad en el operativo, si sentamos a todos los organismos de la sociedad civil, si nos sentamos nosotros y nos dicen quienes son los responsables qué quieren que hagamos, pues entonces tomaríamos las propuestas distintas de todas las iniciativas, de todos los partidos y trataríamos de no escatimarle herramientas a quien va a ejercer la función para que de veras le entremos.

Y cierro el comentario, porque todavía no me señalan, cierro el comentario diciendo: ¿saben cómo vamos a acabar con el problema? Cuando logremos que en este país los niños tengan educación, la gente tenga qué comer, exista oportunidades de trabajo, existan oportunidades de desarrollo, de esparcimiento, y hagamos una labor no solamente policial en todo el país, vamos a tener muchas más oportunidades.

Gracias.

CARLOS PUIG: Muchísimas gracias senador.

Entiendo, por lo que dice, que pronto la Comisión de Seguridad Pública armará unos foros para procesar la Iniciativa del Presidente, la del PAN y el resto de las iniciativas antes de diciembre.

Senador Encinas.

SENADOR ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ: bueno, ya Roberto me hizo favor de aclarar lo de que no hay policía única en el Distrito Federal, pero.

A ver, lo primero, es esta definición de policía.

Yo creo que tenemos que asumir al policía como un servidor público, en el que el ciudadano deposita su confianza para que le garantice la seguridad de su familia, su seguridad física y de su patrimonio, y eso implica dignificar la labor policial, que yo creo que es el primer reto para uno saber que profesionalizar no solamente es dar buena remuneración, capacitar, sino dignificar a la policía.

Yo lo viví personalmente. Nosotros veníamos de una cultura totalmente de autoridad y cuando llegamos al gobierno pues resulta que de repente nuestros colaboradores eran los que nos perseguían antes en las manifestaciones.

Y yo acabé estimando entrañablemente al jefe azteca, y a muchos otros policías porque hay que reivindicar, como lo hicimos con las familias, que la familia se sienta orgullosa de que su padre es un policía. Y eso es un reto.

Lo del mando. Y yo digo en síntesis: el que tiene el mando, manda. Y aquí hay de tres sopas nada más:

El establecer un mando único y una policía única depositada en los gobernadores, o el Jefe del Gobierno del Distrito Federal coordinándose con la autoridad federal.

Un segundo, es que haya un sistema de coordinación en el que estableciendo las facultades claras de las policías municipales respecto al mando municipal, éstas prevalezcan y pueda establecerse en protocolos mecanismos de capacitación, evaluación, fiscalización, control por parte de la autoridad local.

O un tercer sistema mixto, que reconoce y diferencie no solamente el desarrollo en las capacidades institucionales de los municipios, sino también especificidad del tipo de delito y la forma de actuar de las bandas en cada región.

Y esto implica, por ejemplo, reconocer a los principios de usos y costumbres.

Ayer en Michoacán, 5 municipios no firmaron el convenio de mando único. Pero dentro de éstos está Cherán, que es quizá uno de los municipios más seguros del país, porque ahí está operando una policía comunitaria de manera muy eficaz y no ve a ningún cuerpo policiaco interviniendo y los municipios de usos y costumbres de Oaxaca, de Chiapas o de Guerrero. Ahí hay que dar, de acuerdo a cada municipio, o también un tratamiento diferenciado.

Yo soy partidario de un modelo mixto en donde de aquellos municipios que no tienen capacidad institucional desarrollada, puedan delegar esta tarea temporalmente, en lo que las desarrolla.

Pero soy partidario de la descentralización para que las policías de proximidad sean el eje articulador de todo el sistema, desde abajo hasta los cuerpos especiales de inteligencia y seguridad del Estado Mexicano.

CARLOS PUIG: Gracias senador Encinas.

Muchas gracias.

Jorge: ¿alguna receta para acabar la confusión que tú defendiste?

JORGE TELLO: ¿Aunque no sea senador?

CARLOS PUIG: Por lo menos en términos de proceso, ¿no?

JORGE TELLO: Yo estoy básicamente de acuerdo con lo que dijo Alejandro en términos del modelo, porque yo estoy convencido de que si no puedes, pues te ayudo.

Pero primero que nada es que cada quien sepa lo que le toca, y que cada quien haga lo que tiene que hacer, y que si no puede, haya los mecanismos para que lo suplan en su función.

Y este sistema de “supletaridad” y “subsiriaridad”, a mí me parece que es el que corresponde, donde todos tenemos una responsabilidad que vamos construyendo de manera perimetral del ciudadano al Presidente de la República.

El Presidente de la República es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y existen los jefes de cada especialidad. Y el poder se va articulando. Primero.

Segundo: Que haya presupuesto para hacer lo que se tiene que hacer, porque hoy la cobija no alcanza.

Si tenemos el nivel de inercia delictiva que tenemos, el nivel de ciudadanía que tenemos, el nivel de inteligencia que tenemos, tenemos que reconocer que necesitamos entonces densidad, por lo pronto.

Estamos sacando oficiales de policía, oficiales en 3 meses. Los oficiales del ejército se hacen en 3 años. En los cuerpos de policía básicamente hay puros oficiales, con excepciones pequeñas, porque todos tienen que tener criterio de actuación porque todos tienen que ver con la ciudadanía.

Dónde están los presupuestos para soportar los mínimos números.

Yo quiero que hagan ustedes aritmética para cuánto se necesita para tener seguridad garantizada en las carreteras principales de este país.

Sólo eso, y no alcanza. No digamos que no alcanza la Federal de Caminos; no alcanza el ejército completo si quisiéramos garantizar completa seguridad en todas las carreteras.

Señores:

Si Estados Unidos, para ser el poderoso del mundo tiene que tener más del 10 por ciento de su Producto Interno Bruto en seguridad, pero Colombia tiene más del 5 por ciento del ingreso total dedicado a seguridad, cuánto dedicamos nosotros al tema de seguridad.

Señores: la política manda, pero la policía cuesta.

CARLOS PUIG: Por cierto, a lo mejor Renato, María Elena, saben el dato.

Entiendo que aquí, contra el 6 de Colombia, andamos casi en el 2, ¿no? Uno y medio del PBI, ¿no?, contra el 6 colombiano, por ahí. Digo, para ver el tamaño de nuestro compromiso. Aquí hay senadores por cierto.

Lo del presupuesto lo ven los diputados, ese no es su problema. Podría hacer una recomendación a sus partidos.

Dos preguntas nada más porque tenemos que terminar.

Voy a ir con un informado, sin duda, por allá. Allá tiene el micrófono. Ahí va el micrófono.

PREGUNTA (Sin identificar): Perdón. Soy el que está ahorita de encargado del despacho de la Unidad de Asuntos Internos de Michoacán.

Mi pregunta es sencilla, y como dirían por ahí en televisión: “No entiendo. Que alguien me explique”.

A ver, estamos firmando el Convenio Único en Michoacán. Pero yo siento que antes que los municipios se manifiesten que no pueden con su paquete, yo creo que el Estado debería decir también “yo sí puedo”. ¿Sí?

Porque ahorita me hablan de mando único, de que los gobernadores. Pero pues si nos mandaron a la Gendarmería, y nos mandaron a los federales, y nos mandaron los militares, o sea, ¿el Estado va a gobernar?

Disculpen mi pregunta. Es todo.

CARLOS PUIG: ¿Alguno de ustedes quiere decir algo al respecto?

En Morelia; ¿cómo se llama en Michoacán la nueva fuerza que están desarrollando, la estatal?

RESPUESTA (Fuera de micrófono)

CARLOS PUIG: ¿Cuántos elementos más o menos? ¿Sabe cuántos elementos hay?, porque apenas se está empezando a formar.

RESPUESTA (Sin identificar): Mire, no es que se acabe de formar. Son los mismos, nada más que con diferente nombre.

CARLOS PUIG: Ya le cambiamos el nombre. Ya va a funcionar.

PREGUNTA (Fuera de micrófono): …academia de Seguridad Pública en Baja California.

Creo que hemos hablado y con justa razón sobre la necesidad de fortalecer a las instituciones de seguridad pública.

En 3 años las policías municipales no pueden fortalecer a una institución y más cuando nombran como Director de la policía a un amigo, a un conocido, aunque no tenga ningún conocimiento en seguridad pública. Es difícil.

Y cuando llegan no lo van a hacer porque son 3 años que pasan muy rápido. No puedes generar una política pública para desarrollar y fortalecer a la institución.

En Estados Unidos, los mandos de las policías son votados por el ciudadano y duran 10 o 15 años, mientras hagan bien su trabajo. Es algo que debemos de analizar:

Que el mando del policía no sea designado por cada alcalde, sino que la sociedad vea su trabajo y vea el fortalecimiento verdadero de la institución.

La política y la seguridad pública tienen que estar separadas. No puedes poner a un mando por cuestiones políticas.

Y, la tercera: el policía actúa en muchos de los casos cuando las cosas lamentablemente pasan.

Tenemos que trabajar en fortalecer la educación y los valores de nuestros niños y preguntarnos por qué nuestros jóvenes se desvían: qué ven en la televisión, qué ven en el Internet, qué les estamos enseñando en las escuelas.

Tenemos que fortalecer a los valores, que nacen desde la familia.

Muchas gracias.

CARLOS PUIG: Muchísimas gracias.

Tengo a una policía allá atrás. Por favor, si le pueden pasar el micrófono.

POLICÍA VILLAFÁN CEBALLOS YESENIA: Buenas tardes.

Soy policía segundo de la Policía Federal. Villafán Ceballos Yesenia, de la División de Gendarmería.

Es muy cierto toda la parte que se está planteando por parte de aquí de los ponente y en su momento cabe resaltar, hace un momento lo escuchaba, que para tener un buen policía hay que invertirle.

Todo cuesta y precisamente tener una buena seguridad a nivel nacional debe de costar, no nada más en una situación económica sino también en capacitación.

Ahora bien, cabe resaltar que sí, efectivamente, debemos de tener una confianza plena en todos los ciudadanos, pero para ello es importante tener esa conjugación entre sociedad y policía.

Actualmente se ha creado una desconfianza por todo lo que sucede y se acontece. Pero también es necesario ponerse a pensar que muchas de las cosas son la falta de capacitación, como lo mencionan; el actualizar a cada uno de los elementos, el que no nada más cuenten con una primaria, una secundaria o el nivel licenciatura que se requiere, sino en su momento una capacitación continua en cuanto a leyes.

¿Por qué? Porque si bien es cierto nosotros debemos de fundamentarnos en muchísimas cosas, más cuando hay detenidos, más cuando hay gente caída, que en su momento nosotros también debemos de ser respaldados.

Entonces aquí si bien es cierto y cabe resaltar que requerimos también un respaldo con muchos fundamentos por parte de ustedes. Que no nada más todo lo que se plantee se deje en una suposición, en un proyecto o en su momento en un diagnóstico, sino que se implemente.

Y efectivamente, el error de todo esto es que se haga una continuidad a ello, porque cada sexenio se plantea y se decae, se plantea y se decae.

Entonces yo creo que de ahí debemos de tomar en cuenta y más que nada tomarnos en cuenta a nosotros como policías para ustedes reactivar algunas leyes y muchas otras poder en su momento reestructurar, no eliminar pero sí reestructurar.

CARLOS PUIG: Muchísimas gracias.

Creo que es una buena señal que el Comisionado Nacional de Seguridad ha vivido en el Alcázar estos días.

Ahí, corbata verde, por allá está. Allá.

C. SANTIAGO GONZÁLEZ: Qué tal. Buenas tardes.

Esto para los senadores:

Mientras todo esto se discute de temas de seguridad pública municipal, etcétera, tenemos a las fuerzas armadas desgastándose permanentemente en las calles.

La pregunta es cuándo. Cuándo, fecha, día, hora, van a tener un marco normativo que ampare su actuación en labores de seguridad pública en este país.

Muchas gracias.

CARLOS PUIG: Me gustan las preguntas concretas, así que empiezo con el Presidente del Senado.

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Creo que el Jefe de Asuntos Internos de la policía de Michoacán dio en el clavo: De nada sirve tener un mando único con malas policías.

El problema central es de generación de capacidades, de dignificación de las policías y de establecer los supuestos y los procedimientos para que los órdenes superiores puedan ayudar a auxiliar a los órdenes de gobierno en alguna situación de crisis o precisamente para generar esas capacidades.

El sistema debe ser el mecanismo para generar capacidades institucionales; debe ser el que tenga los alicientes, los incentivos, las palancas, las zanahorias, las consecuencias, los látigos, todo el arsenal para que la generación de instituciones se dé en todos los órdenes de gobierno.

¿Cuándo? Hay iniciativas presentadas. Pero no hemos logrado un consenso en razón pues de las dificultades políticas de construir el andamiaje institucional del ejército, o de las fuerzas armadas.

El PAN, mi Partido, está puesto para discutirlo, tiene iniciativas presentadas, tiene posiciones al respecto. Yo haría la invitación al resto de mis compañeros senadores a que le entremos a discutir lo antes posible a ese tema.

El estatuto jurídico de las fuerzas armadas en términos de seguridad interior, pero no van a poder salir de las calles las fuerzas armadas mientras no existan policías civiles que hagan la tarea que hoy desafortunadamente están haciendo.

CARLOS PUIG: Ahí hay varias, de hecho, iniciativas presentadas al respecto, ¿no?

SENADOR OMAR FAYAD MENESES: No sé cuántas tenga registradas la Presidencia de la Mesa Directiva, pero cuando menos una sí hay, o dos sí hay. Yo no sé cuántas tenga registradas la Mesa Directiva.

Respecto al responsable de asuntos internos:

Híjole, creo que dijo algo que es demoledor para el caso de Michoacán: son los mismos, nada más les cambiaron de nombre. Pues eso no va a funcionar.

Yo creo que ahí hay que hacer algo mucho más profundo, hay que hacer algo concertado y consensuado con la Federación, con el Estado y con los municipios.

Yo creo que hay que hacer muchas acciones al respecto y hay que reconstruir totalmente, si no, efectivamente, son los mismos, hacen lo mismo y están igual. No va a pasar nada. No va a funcionar.

¿Cuándo regularlo? Híjole, pues yo aquí, ahora sí que bajaría ese balón, lo acerco para acá y le digo al Presidente de la Mesa Directiva: “convóquenos mañana a iniciar la discusión de la regulación del marco jurídico del ejército mexicano en tareas de seguridad, porque estamos puestos a entrarle”.

Es un tema que a todos nos interesa, es un tema que le va a dar seguridad a muchas cosas, fundamentalmente a una tarea del ejército, que es, como ya se dijo aquí, absolutamente necesaria. Entonces pues vamos dándole marco jurídico.

Y además otra, aprovechando este balón: Tenemos que regular el uso legítimo de la fuerza pública. Son dos temas que ahí están.

También hay Iniciativa, hay varias iniciativas, pues vamos entrándole a estos temas tan delicados.

CARLOS PUIG: Perdón sé que hay otras manos levantadas pero tenemos que terminar en punto.

Senador Gil, muchísimas gracias.

Senador Fayad, muchas gracias.

Senador Encinas, muchísimas gracias.

SENADOR ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ: Nada más una.

CARLOS PUIG: ¿Una? ¿Para lo mismo? Una; 30 segundos.

SENADOR ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ: Lo que dijo el jefe de asuntos internos, tiene toda la razón: es un acto de simulación lo que se hizo ayer en Michoacán.

¿Cuál fue el primer acto del gobernador del estado de Michoacán? Solicitar la presencia del ejército y le enviaron miles de elementos durante la primera semana de su gobierno.

Ahora hace la simulación de un mando único con los mismos policías y con los mismos mandos. Eso no va a funcionar.

Y hay que eliminar también la “operación mazacote”, en donde meten al ejército, a la Marina, la Gendarmería, la policía estatal en las mismas regiones, atender los mismos problemas y rompen primero con la mediación de la autoridad con el ciudadano.

Así como la delincuencia ordenada suplantó la autoridad legítimamente constituida en el primer momento, el ejército es el agente de mediación con la ciudadanía y ahí se rompe la relación.

La legislación ya está. A mí discúlpenme: el ejército no debe intervenir en las tareas de seguridad pública. Es un asunto que le compete estrictamente a la autoridad civil y lo que hay que hacer es desarrollar las capacidades institucionales para que la autoridad civil cumpla con su responsabilidad.

CARLOS PUIG: Senador, mil gracias.

Vuelvo a agradecer a todos, en especial a Jorge Tello, que me da mucho gusto ver; Jorge.

Mil gracias a todos.

Gracias María Elena.

Yo espero de verdad, es mi deseo, que nunca más haya un panel que se llame “Reingeniería de las Policías y el Sistema Nacional de Seguridad Pública”.

Pero como me temo que aquí está el próximo año, como los últimos 25, aquí estaré.

Gracias María Elena

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