Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión estenográfica del seminario “Asumiendo el control: régimen de drogas y salud pública”, donde la Comisión Global de Política de Drogas presentó sus dos informes: “Asumiendo el control: Caminos hacia políticas de drogas más eficaces” y “EL impacto negativo del control de drogas en la salud pública: la crisis global de dolor evitable”, en el Senado de la República.


(Primera parte)

PRESENTADORA: Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.
El Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, agradece su presencia y les da la más cordial bienvenida al Seminario “Asumiendo el control: régimen de drogas y salud pública”.
En este Seminario, integrantes de la Comisión Global de Políticas de Drogas, presentarán sus últimos dos informes a fin de hacer recomendaciones y compartir experiencias relevantes para México.
Procedemos ahora con la presentación del presídium que nos acompaña:
Senador Miguel Barbosa Huerta, presidente del Instituto Belisario Domínguez.
Senadora Angélica de la Peña, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República.
Doctor Gerardo Esquivel, coordinador del Instituto Belisario Domínguez.
César Gaviria, expresidente de Colombia y comisionado de la Comisión Global de Políticas de Drogas.
Ruth Dreifuss, expresidenta de Suiza y comisionada de la Comisión Global de Políticas de Drogas.
Doctora Felicia Knaul, directora del Instituto de las Américas de Miami.
También saludamos y damos la bienvenida a Antonio Luigi Mazzitelli, representante de la ONU en México.
Para dar la bienvenida a este Seminario, escuchemos las palabras del presidente del Instituto Belisario Domínguez, senador Miguel Barbosa Huerta.
SENADOR MIGUEL BARBOSA HUERTA: Y ante la omisión, me toca a mí presentar al moderador de este Foro, Carlos Puig.
Buenos días a todas, a todos. Bienvenidos a esta hermosa sede alterna del Senado de la República. Esta vieja casona de Xicoténcatl, en donde por muchos años se desarrollaron los trabajos del Senado y que hoy alberga este hermoso recinto, esta sede rehabilitada, recuperada, este patio central recuperado del Senado de la República.
Espléndido lugar para poder dar curso a este tipo de eventos, eventos culturales, eventos académicos, eventos legislativos; eventos que generen productos, que generen insumos que nos sirvan a los legisladores para generar las mejores leyes.
Bienvenidas todas, bienvenidos todos a esta sede del Senado de la República.
Hoy nos congratulamos, le damos la bienvenida a este Foro. No hay mejor oportunidad que llevarlo en este momento; habiendo resuelto la Suprema Corte de Justicia un asunto en donde se reconoce la capacidad de la persona, del individuo para su mejor desarrollo y dotarlo de la decisión del autoconsumo, para crear condiciones que permitan, hoy a cuatro personas; pero sin duda pronto habrá toda una dinámica, toda una sinergia,.
En el Poder Judicial de la Federación habrá un debate ordenado a partir de lo ocurrido en la Corte; en las Cámaras; en las instituciones. Tendrá que haber argumentos, se tendrán que escuchar argumentos para que se genere una nueva legislación y nuevas políticas públicas.
En este marco, el Instituto Belisario Domínguez le da la bienvenida a la celebración de este foro, de este seminario “Asumiendo el control: Régimen de drogas y salud pública” que nos presenta la Comisión Global de Políticas de Drogas.
De verdad, nos sentimos muy reconocidos por la presencia de los ponentes que hoy están con nosotros.
De don César Gaviria, ex presidente de Colombia y comisionado de esta Comisión Global de Políticas de Drogas.
Personalidad reconocida en todo el mundo por el papel que jugó cuando fue presidente de Colombia y que sigue jugando en la difusión de los argumentos, de su experiencia, de todo el bagaje que él ha adquirido en esta materia en asuntos de seguridad pública, de combate al crimen organizado.
Es un honor tenerlo aquí, don César.
También de doña Ruth Dreifuss, ex presidenta de Suiza y comisionada también de esta Comisión Global de Políticas de Drogas.
Experta, conocedora de la materia que va por todo el mundo hablando de estos asuntos.
Es muy importante su presencia, señora ex presidenta.
Y de la doctora Felicia Knaul, Directora del Instituto de las Américas de Miami.
Y desde luego habrá una espléndida agilidad en el desahogo de los argumentos de nuestros ponentes con el estilo que todos conocemos, con el dinamismo con el que conduce Carlos Puig.
Así es que gracias a ustedes. Gracias por su presencia.
Y damos pie ya al debate que todos esperamos. A los argumentos que esperamos escuchar.
Muchas gracias. Buenos días.
CARLOS PUIG: Buenos días a todos.
Gracias senador; gracias senador Barbosa; gracias senadora de la Peña. Gerardo, doctor, mil gracias por invitarnos a este recinto.
Algunos asuntos nada más para que queden bien claros. Se trata hoy de conversar sobre dos documentos que son dos caras de la misma moneda, que tienen que ver con –voy a usar un adjetivo– con la mala manera en que regulamos las drogas en el mundo.
El primero que se llama “Asumiendo el control: Caminos hacia políticas de drogas eficaces” y el segundo, el más reciente, que se llama “El impacto negativo del control de drogas en la salud pública: La crisis global del dolor evitable”.
Evidentemente por el tiempo que vivimos en México el tema que nos ocupará más tiempo el día de hoy es el del primer reporte, que es un asunto mucho más político, que es un asunto que no se ha resuelto, pero que en la Comisión lleva ya muchos años insistiendo.
El formato, daré la palabra a nuestros tres presentadores para que la ocupen durante 10 o 15 minutos; después tal vez yo haga algunas preguntas para provocar una discusión aquí y después abriremos a ustedes el foro.
Así que sin ningún preámbulo, creo que no necesito presentar a ninguno de nuestros invitados. Sólo diré que aquí está y es un honor darle la palabra al ex presidente César Gaviria.
EXPRESIDENTE DE COLOMBIA, CÉSAR GAVIRIA: Bueno, hemos llegado a México coincidiendo con una decisión muy trascendental o con varias decisiones trascendentales de la Corte Suprema de Justicia que tienen mucho que ver con la tarea que realiza la Comisión Global de Drogas.
Nosotros empezamos hace cerca de ocho años a trabajar en una comisión latinoamericana de la que hacía parte y cuya cabeza era el presidente Fernando Cardozo de Brasil y también estaba el ex presidente Cedillo de México y un grupo de personalidades de otros países.
¿Qué nos encontramos, primero que todo? Que el manejo a los temas del consumo de drogas en Europa era completamente diferente al que tenía Estados Unidos y América Latina.
Era un enfoque mucho más pragmático, un enfoque donde había disminuido significativamente la violencia sin que se hubieran incrementado los consumos.
Son experiencias muy distintas en todos los países europeos, salvo Suecia y eso fue un campanazo de alerta que las convenciones de consumo eran compatibles con el manejo de políticas mucho más inteligentes, que sobre todo disminuían la corrupción y la violencia y que tenían un enfoque de salud que básicamente parte de que el consumidor de drogas o es un paciente y un adicto o es una persona que tiene un vicio y que ese vicio se puede regular, administrar, atender, como ocurre con otras sustancias.
Esa primera experiencia fue muy enriquecedora, pero desde entonces a hoy han pasado tantas cosas que lo que era un tema tabú hace 8 años, hoy ya no es un tema tabú.
Al contrario, lo que ya no queda es quien defienda la prohibición. En Estados Unidos es impresionante cómo la totalidad de los líderes políticos de ese país se salieron de esta discusión, nadie le pone la cara a la prohibición, de ninguno de los partidos ni los funcionarios gubernamentales, nadie.
Hay unos periódicos que toman una posición a favor de los cambios que se están dando en el país, de las legalizaciones para fines medicinales o recreativos, pero no hay líderes en ese país que ya defiendan la prohibición, ninguno, salvo un reportaje que dio el presidente Obama al periódico New Yorker, donde dijo que a su juicio la mariguana no hacía más daño que el alcohol.
Nada más se ha sabido de lo que piensan los dirigentes de ese país y nada más se ha sabido porque de manera abrumadora, mucho más del 70 por ciento de los ciudadanos de Estados Unidos piensa que la guerra contra las drogas, como la concibió el presidente Nixon, ha sido un fracaso estruendoso, sin atenuantes.
El debate político en estados Unidos no es un debate rico, es un debate de fatiga. La gente aprueba la legalización porque está fatigada de una política que fracasó.
¿Y por qué fracasó?
Porque en cualquier es esquina o en cualquier parte le venden a los chicos marihuana, en cualquier parte. No puede conseguir alcohol que está regulado, esto es casi imposible para un muchacho, pero conseguir marihuana o cocaína o cualquier droga, en cualquier esquina.
Entonces, uno, cuando va llegando a esa situación, va viendo por qué se está derrumbando la prohibición, porque la prohibición se está derrumbando, está haciendo agua, se está derrumbando lentamente.
La decisión que tomó la Corte de Justicia de México corresponde a ese nuevo sentir de la humanidad, a eso que está ocurriendo. Si en Estados Unidos están avanzando en ese sentido, si ya se convencieron de que la política fracasó, por qué México no va a empezar a empezar si el camino correcto es empezar a recorrer el camino de la regulación, el camino de que el Estado tome el control no de que la gente haga lo que quiera, sino de que el Estado tome el control y regule, que es lo que ha funcionado y empieza a funcionar en ese país.
Desde luego se pueden cometer errores, nadie sabe cuál es el camino, lo que se sabe es que la política que hay no funcionó, no funciona y hay que empezar a explorar nuevos enfoques y nuevos caminos, mirando las experiencias europeas, mirando a la experiencia de Estados Unidos, mirando a la experiencia de Uruguay, mirando a la experiencia de Portugal, que es lo más afín que tenemos los latinoamericanos de lo que ocurre en Europa. Y eso es importante.
Es importante también que México empiece a reconocer que mucha parte de la violencia que tiene, es una violencia originada en consumo local de drogas.
Ese sueño, esa ilusión de que aquí el consumo de drogas es muy bajo y que eso no es un problema que tenga México, es falso.
En América Latina, por donde uno camina dicen lo mismo, pero cada día descubrimos que es mentira.
En Brasil los índices de homicidio van llegando a los niveles de Colombia, digamos, ya por cuenta del consumo local de drogas en las ciudades de Brasil.
Y si eso pasa en un país donde la droga no llega de manera natural sino que la tienen que traer, imagínense en México, donde hay tal abundancia de droga a disposición.
Esas estadísticas no son verdad. No son verdad porque a la gente le da miedo contestar. Y no son verdad porque todas las estadísticas son oficiales, las hacen las mismas autoridades que tienen la responsabilidad de enfrentar los problemas de drogas. Entonces no son verdad. Y vivimos bajo esa ilusión.
Mucha de la inseguridad y de las muertes de México tiene que ver con consumo local de drogas. Nosotros lo estamos viviendo en Colombia, lo hemos descubierto en Colombia.
Colombia, que es un país tan parecido a México en lo que ha sufrido en la lucha contra las drogas, hemos empezado a descubrir que eso es verdad.
Y nosotros estamos obligados, México y Colombia, a aprender a manejar nuestro problema de manera inteligente, a trabajar con reducción de daño, a trabajar con regulación, a ensayar esos caminos.
¿Por qué es tan importante? Porque cómo vamos a exigirle a Estados Unidos que cambie, si nosotros no cambiamos, no tenemos cómo.
La autoridad moral de México es indiscutible, y la de Colombia también; también la de los centroamericanos, es indiscutible.
Un país que ha puesto tantos muertos y ha sufrido tanto, tiene mucha autoridad moral, para decir ustedes ya reconocieron que su política fracasó, cambien más rápido, esto no puede durar varias décadas más, esto tiene que empezar a cambiar mucho más pronto y mucho más rápido.
Pero para hacer eso, nosotros mismos tenemos que empezar a hacer lo que estamos reclamando que Estados Unidos haga, y es que acabe con esos monstruosos mercados ilegales, acabe con el encarcelamiento masivo de gente. Tienen más de medio millón de personas en la cárcel.
Más de medio millón de personas en la cárcel es que por narcotráfico hay más presos en Estados Unidos que en toda la Europa, grande, de 25 países. Esto es increíble.
Y no nos pueden decir que esos son traficantes. Mentiras. La inmensa mayoría de ese más de medio millón de personas son consumidores, pero son consumidores.
Qué tiene Estados Unidos: los índices de consumo más altos del mundo. O sea, la prohibición, la cárcel, esa política severa y estricta no ha servido ni siguiera para bajar los niveles de consumo.
Lo que tienen ahora es una mutación. La gente de la cocaína se está pasando para metanfetaminas, se está pasando de nuevo hacia le heroína; hay unas mutaciones en el tipo de drogas que están consumiendo.
Pero por ninguna parte hay una señal clara de que el consumo de drogas esté claramente disminuyendo, ni en Estados Unidos y mucho menos en el resto del mundo.
Los consumos de drogas están y siguen aumentando por la política prohibicionista.
Nos traen a colación a cada rato las convenciones de Naciones Unidas como el gran argumento de por qué no cambiar.
En primer lugar, los europeos han estado manejando esto de manera diferente y nada les ha pasado. Esa es la mejor prueba de que eso no es verdad.
Pero en segundo lugar, quién ha dicho que una convención de Naciones Unidas, que también habla de seguridad personal, que también habla de la salud de las personas, que también habla de los derechos humanos, se va a aplicar sólo en el sentido de la prohibición, sin importar la salud de la gente, sin importar la seguridad de la gente, sin importar los derechos de la gente.
Eso es inaudito. Eso es una lectura arbitraria de esa Convención, que porque unos países decidieron declarar la guerra contra las drogas, empezando por Estados Unidos, entonces trastocaron por completo el sentido y el contenido de la convención.
Tienen unos señores en Viena, que son guardianes de esa interpretación, totalmente errada de la Convención; porque la Convención no dice ni que hay que meter los consumidores a la cárcel y es más, habla de una serie de derechos y de temas que lo que harían es hacer lo contrario de lo que se está haciendo.
Que no nos vengan a decir que para proteger la seguridad de las personas, en México tiene que haber 70 mil muertos. No, ¡qué ridiculez!, la seguridad la protegen a base de decenas de miles de muertos. En Colombia porque llevamos muchos más años, llevamos tantos muertos como México, por lo menos; por lo menos tantos muertos como México.
Ahora, ¿el problema se está resolviendo?
Yo creo que no. Cuando uno se pone a mirar cómo es el flujo de drogas de México hacia Estados Unidos; ahí merodeó un poco la cocaína, está creciendo la heroína, están creciendo las metanfetaminas; yo no veo tan claro como por qué se está disminuyendo el problema.
O sea, este país se puede haber avocado a nuevos incrementos de violencia en cualquier momento, entre otras cosas porque hay muchas cosas que no se han hecho. Yo no soy amigo de decir: “en México las cosas se han hecho mal” o que “el gobierno anterior lo hizo mal”. No, pero hay muchas cosas por hacer; este país todavía no tiene una justicia criminal como la que debería tener para enfrentar desafíos tan grandes como los que tiene; no tiene una policía suficientemente bien entrenada para hacerle frente a eso y tiene un camino zigzagueante que es difícil de entender.
Les falta todavía, la justicia no tiene los instrumentos que tienen los italianos o la justicia colombiana para enfrentar a las organizaciones de drogas. Falta mucho por hacer, falta mucho por hacer.
Y les voy a decir algo que los va a asustar, para que se den cuenta de que a pesar de todo lo que se hace, poner bajo control el problema de las drogas y de la violencia y de la inseguridad que generan, es muy difícil:
Colombia tiene hoy la fuerza pública más grande de América Latina, me refiero a soldados más policías, casi 700 mil; y a pesar de eso allá todavía estamos en problemas: no hay masacres, pero el esfuerzo del Estado por controlar el narcotráfico es brutal. Nos gastamos el 6 por ciento del Producto en seguridad; México si acaso está llegando al 1.5, creo que todavía no.
Entonces, ¿hasta dónde tiene que llegar México, hasta una fuerza pública? ¿De qué tamaño? ¿Hasta un gasto de seguridad de qué tamaño, para controlar los problemas de seguridad?
No sé, no es tan sencillo. Los Estados Unidos se gastaron en Colombia 10 millones de dólares en el Plan Colombia; pero eso es apenas la décima parte de lo que nosotros nos hemos gastado, no crean que fue que nos fueron a resolver el problema.
El tema del narcotráfico está igual, el informe de la OEA así lo dice: el 95 por ciento de la cocaína que decomisan en Estados Unidos proviene de Colombia, o sea, el problema del flujo de drogas está igual. Mejoró la seguridad, sí, mejoró la seguridad, ¿a qué costo?
A un costo gigantesco, a un costo que México se va a ver avocado si no toma un liderazgo internacional muy claro para pedirle a Estados Unidos y a los demás países que cambien sus políticas. Pero para poder hacer eso, tiene que empezar a cambiar las políticas de México, las locales, las internas; uno no le puede pedir al otro que cambie y uno no cambiar, eso es imposible. Ese es un camino que México tiene que empezar a recorrer.
El año entrante hay una reunión en Naciones Unidas de evaluación del sistema de drogas y de control de drogas; espero que el presidente Peña Nieto vaya y que tome el liderazgo de Latinoamérica y que toma el liderazgo de los países y que vaya y hable con franqueza, y le pida a Estados Unidos y a los otros países que por favor empiecen a acelerar los cambios en sus políticas, porque México no puede tener la perspectiva de que esta situación que hoy vive va a durar decenas de años más; pues no, eso es impensable.
Pero no lo vamos a conseguir si México no toma un liderazgo grande que, de la mano de Colombia, puede ayudar mucho. Y México tiene una autoridad moral indiscutible, lo único que necesita además hacer es cambiar sus políticas internas, moverse más hacia la regulación, tratar de hacer lo que le vamos a pedir a los Estados Unidos.
Ahí lo dejo.
Gracias, Carlos.
CARLOS PUIG: Muy bien. Muchas gracias, ex presidente.
Cedo la palabra ahora a la ex presidenta de Suiza, también comisionada.
Por favor, puede hablar donde usted guste, Ruth Dreifuss.
EXPRESIDENTA DE SUIZA, RUTH DREIFUSS: Buenos días, señores y señores. Estoy muy feliz de estar aquí en México.
Quiero hablar aquí porque mi mal español me obliga a leer el texto preparado, más o menos.
El ex presidente Gaviria y yo vinimos a presentar dos informes: Uno que lanzamos el año pasado en Nueva York, que da caminos así a políticas de drogas más eficaces de los que ya platicó el ex presidente Gaviria.
Y otro que presentamos hace dos semanas en Malasia, y que hoy presentamos por primera vez en América Latina. Que busca resaltar la urgencia de garantizar el acceso a medicamentos controlados, particularmente los opiáceos.
“El impacto negativo del control de drogas en la salud pública: La crisis global de dolor evitable”, este es el título del informe.
Es una crisis silenciosa que afecta a una gran población del mundo: la falta de acceso a medicamentos controlados.
Las cifras son devastadoras, con el 75 por ciento de la población mundial viviendo en un país con escaso acceso a estas medicinas.
Asimismo, el 92 por ciento de la morfina en el mundo es conocido por sólo 12 por ciento de la población que la necesita, en el que la mayoría del consumo radica en los Estados Unidos y Europa.
Las personas viviendo con Cáncer, con dolor crónico en otras partes del mundo simplemente no tienen acceso a medicinas para aliviar ese dolor.
La Organización Mundial de la Salud, la OMS, creó la lista de medicinas esenciales para asegurar el acceso a medicamentos para establecer lo mínimo que los países deben proveer a sus ciudadanos.
Sólo el 25 por ciento de los países cumplen a todas sus obligaciones de la lista de los medicamentos esenciales. Pero es peor, hay una clase particular de medicinas que el acceso es más reducido aún, y son las medicinas controladas; es decir, las medicinas que son controladas por los convenios de las drogas.
Mientras formé parte del Consejo Federal de Suiza, su gobierno, tuve la oportunidad de implementar varias políticas públicas basadas en la salud, como lo ha dicho el ex presidente Gaviria.
Implementamos sitios de consumo supervisado; implementamos garantías de sustitución de opiáceos e implementamos una política de heroína médica.
Esto está a la línea de las convenciones internacionales, porque es un uso médico de una sustancia que en la mayoría de los países es ilegal.
Con estas políticas Suiza pudo reducir las tasas de VIH y Hepatitis C.
Hoy en día, estimamos que más del 80 por ciento de los usuarios de drogas ilegales tienen contacto con servicios de salud que sea tratamiento o reducción de los daños.
Todavía nos faltan ciertas cosas en Suiza, aún no acordamos el tema de la producción, sino que sólo nos hemos enfocado en la fase del consumo y de la salud pública.
La situación en México es distinta, pero sí hay similitud y estrategias que podemos compartir, aunque la intención de la ley de narcomenudeo era descriminalizar ciertas cantidades de drogas y asegurar el tratamiento a personas que lo requieren, no siempre ha tenido este efecto.
El acceso a tratamiento, incluyendo terapia de sustitución, no ha sido garantizado. La mayoría de las personas con dependencia en México, principalmente en el norte del país, no tienen acceso a metadona, que es una de esas medicinas esenciales.
Y las clínicas que provean metadona cobran por ese servicio. El tratamiento no siempre está basado en la abstinencia y debe ser accesible para cualquier persona que lo busca por cualquier persona que lo necesita.
Se estima que más de la mitad de los 600 mil mexicanos que mueren cada año, requieren cuidados paliativos, incluyendo el tratamiento de dolor. Se tienen que cerrar esas brechas.
En México, el sistema para acceder a tratamientos ha ido mejorando, ya que los doctores pueden prescribir sin tener que ir a la Secretaría de Salud en sus dependencias locales. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para asegurar que las áreas rurales tengan los mismos niveles de acceso que los ciudadanos de las ciudades.
Y que los doctores y los profesionales de la salud sean capacitados para sentirse seguros en prescribir y entender los usos de los medicamentos controlados.
Una de las consecuencias negativas de la prohibición ha sido una gran falta de investigación de los usos medicinales de las sustancias controladas, aunque las convenciones internacionales permiten la investigación y el uso medicinal de las sustancias controladas, el estigma y los obstáculos creados por las instituciones nacionales e internacionales han resultado en una escasez de investigación.
Necesitamos más información y evidencia sobre estas sustancias, incluyendo cannabis. Cannabis, que realmente es un caso particular, porque si la ocasión, como una sustancia de las más peligrosas que existen, falta de toda evidencia científica.
El informe recomienda que los estados y las organizaciones internacionales de las Naciones Unidas utilicen la reunión del año próximo en Nueva York, para reconocer y enfrentar esta situación en el acceso a medicamentos controlados.

Recomendamos que estados que reconocen su obligación de garantizar este acceso para toda la población y que la obligación se deriva de la convención única sobre estupefacientes.
Esta es la otra parte del mandato de control de drogas. También recomendamos que los gobiernos y las Naciones Unidas deben reconocer las oportunidades perdidas en relación al uso médico de investigación sobre substancias controladas, incluyendo cannabis.
Gobiernos deberían establecer planes claros para quitar las barreras, creando políticas de drogas que se enfocan en la salud pública y los derechos humanos, que quitan el estigma asociado a estas medicinas y que capacitan a profesionales de salud, además de incluir una regulación legal.
Cuando empezamos a trabajar juntos en la Comisión de las Políticas de Droga, no teníamos expectativas de una sesión especial de las Naciones Unidas sobre drogas, que ahora se va a llevar a cabo en abril de 2016.
Sin embargo, apoyamos esta importante oportunidad para evaluar y dispensar nuestras políticas de drogas.
Pero si esta sesión será, una vez más una discusión del estatus quo, no hemos logrado tanto.
Necesitamos que esta sesión sea más constructiva, más comprensiva que las últimas dos.
Necesitamos que la urgencia de América Latina, sea una urgencia para el mundo.
En vez de hablar de un mundo libre de drogas, requerimos que este espacio nos ayude a identificar buenas prácticas, a emplear las estrategias para incluir el pleno respeto de los derechos humanos e impulsar la salud pública y el desarrollo.
México se encuentra en un lugar importante hoy en día.
México ha sufrido mucho por la guerra contra las drogas.
Ha hecho todo lo posible para impedir el tráfico de drogas. Sin embargo, no ha tenido impactos positivos y al contrario, lo que hemos visto es un aumento de los niveles de violencia, desaparición, extorsión y desplazamiento.
México tiene la oportunidad de cambiar su ruta, de buscar nuevos enfoques y de ser innovador en sus políticas de drogas.
La niña Graciela Elizalde, es la única persona en México que tiene acceso a un producto derivado de la planta de cannabis.
Y con la decisión de la Corte, hace dos días, cuatro personas más van a tener el derecho a cultivar para su consumo personal.
Estos son logros importantes, pero hay muchas personas más que también quisieran tener ese mismo acceso para su consumo medicinal y su consumo recreativo.
Muchas personas arriesgan para comprar en el mercado ilegal, además de la violencia relacionada con el tráfico de las drogas.
Desde afuera, lo que hemos visto, es que México ha sufrido pero puede cambiar su camino y puede implementar alternativas que sean más eficaces y eficientes.
Hay mucho trabajo por delante, pero es posible.
Muchas gracias.
PRESENTADOR: Tiene la palabra, ella me dirá si quiere hacerlo desde el presídium –desde el presídium-, la doctora Felicia Knaul.
Por favor.
Felicia es la Presidenta del Instituto de las Américas en la Universidad de Miami, en Estados Unidos.
Adelante.
DOCTORA FELICIA KNAUL: Muchísimas gracias.
Muchas gracias a esta gran institución, Belisario Domínguez, y al Senado de la República, por recibirnos acá.
Yo vengo aquí con tres sombreros:
Primero, sí, como investigadora en sistemas de salud, representando a la Universidad de Miami, y la Fundación Mexicana para la Salud.
Segundo: como Presidenta de una comisión internacional de la Revista The Lancet, para abrir espacio a nivel global para el acceso a control de dolor y cuidados paliativos.
Pero el tercero, quizás es, digamos, la buena: yo vengo ante ustedes como paciente que vivía y sigue viviendo el cáncer.
Paciente que ha experimentado el dolor.
Paciente que tuvo acceso a lo que no tiene acceso la gran mayoría de las personas del mundo.
Cuando yo me desperté, por ejemplo, después de una mastectomía bilateral.
Y además vengo por eso representando a la Asociación Civil de México “Tómatelo a Pecho”.
La presentación que me pidieron y le agradezco mucho a esta gran Comisión el habernos dado este espacio, tiene lo siguiente como hipótesis central:
“No existe ni podemos siquiera hablar de la cobertura universal en salud, mientras sigamos con pacientes y con ciudadanos que viven y que mueren con dolor y sin acceso a los cuidados paliativos”.
Eso es lo que nos ofrece ese gran reporte que hoy se lanza, que por primera vez estamos viendo la posibilidad de unir lo que es el marco de la salud pública, con el marco de lo que es la política contra la droga.
¿Cómo llegué a esta realidad y realización sobre nuestra necesidad a nivel mundial y el dolor que sufren nuestros mexicanos?
Es al caminar en los hospitales de México, al llegar con pacientes como nuestra querida doña Rosa, que no tuvo cabida en este hospital porque necesitaba cuidados paliativos para sus últimos días. Es el haber llegado a nuestros hospitales, por ejemplo en Morelos, a unas horas de donde tienen todos ustedes su casa, en Cuernavaca; y escuchar a nuestros médicos diciendo que nuestros niños que viven el cáncer terminal, tenían –y subrayo tenían, porque las cosas están cambiando en nuestro México– que recurrir a comprar los opioides en la calle, a su peligro en estas condiciones, porque no podían llegar accesarlos en nuestros hospitales y porque nuestros médicos y enfermeras no podían llegar hacia ellos por la violencia que esos niños vivían en su pueblos.
Eso es lo que me llevó a la investigación y a lo que estamos trabajando hoy.
Hay cuatro puntos en lo que les voy a compartir, rápidamente:
Que las condiciones crónicas y la cobertura universal implica que tenemos muchas necesidades de aquí en adelante, para el acceso a sustancias controladas.
Que existe una brecha del dolor a nivel mundial, en nuestra región y en nuestro México, brutales.
Que las sesiones sistémicas existen, que incluyen toda sociedad y que México es innovador hoy día en eso.
Y que finalmente veremos, podemos y debemos unir fuerzas, gobierno y sociedad civil, a nivel nacional e internacional, para solucionar eso.
Vivimos en países, y esos son datos para nuestra región, donde ha habido rápidas y profundas transiciones demográficas, epidemiológicas como nunca hemos visto en el pasado. Eso implica que tanto por el envejecimiento poblacional, como por la transición en lo que son las causas de la movilidad y la mortalidad; hay cada vez más necesidad para cuidar los paliativos y para el control del dolor.
A la vez, vivimos un anhelo mundial, un anhelo mundial que es para la cobertura universal en la salud, que la Organización Mundial de la Salud define como que todas las personas deberían de tener acceso pleno a los servicios de salud, incluyendo prevención, promoción, tratamiento; y subrayo en lo más reciente, en su definición actual, los cuidados paliativos, que incluyen el control del dolor.
Todo eso los países lo buscan a través de las reformas, las reformas en la salud, que de hecho Colombia fue pionero a principios de los 90’s, con el presidente Gaviria.
Seguimos todos los países de nuestra región, intentando con estas reformas, pero ante lo que es la dramática necesidad del aumento de las crónicas y la fragmentación ante nuestras poblaciones.
Y muy, muy lamentablemente ninguna reforma ha tomado en serio y en cuenta o a pecho, como me gusta decir, lo que son las necesidades para cuidados paliativos y control de dolor.
¿Por qué y cómo pasó eso?
Y yo también fui de las que no lo hicieron cuando estuvimos trabajando en temas de la reforma; los que no reconocimos la necesidad, en particular de cuidados paliativos y control de dolor. Las razones son varias, entre ellas porque todos tememos a la muerte, porque los que vemos la sociedad civil no hablamos de eso, porque nos duele, porque es difícil hablarlo, porque la carga de la enfermedad y como medimos necesidades en salud, no incluyen lo que es el control del dolor.
Porque se ha visto, como hablaron los presidentes Dreifuss y Gaviria
, de que hay un divorcio entre lo que es la política de control de la droga y la salud pública que tenemos que solucionar.
Ante todos estos obstáculos, ¿cuál es la realidad y las consecuencias a nivel mundial?
Este mapa da, yo creo, en forma muy obvia lo que es la situación mundial.
Una injusticia terriblemente insidiosa, la brecha de dolor donde vemos en este mapa no kilómetros cuadrados sino acceso en este caso a la morfina o a sus equivalentes por muerte con dolor de cáncer o de VIH, SIDA.
Nuestros países del norte, Canadá y Estados Unidos, se explotan, se engrosan por su consumo de 350 mil miligramos por muerte con dolor, mientras el resto del mundo, excepto Australia y Europa, desaparece.
Ni siquiera se nota la línea que es la India o China, y México se encuentra en un nivel de consumo bastante bajo.
A la vez los países que tienen que integrar cuidados paliativos en sus sistemas de salud no lo han podido hacer.
La gran mayoría de los países del mundo cuentan con sistemas de salud que no integran las necesidades y cuidados paliativos.
¿Y qué está pasando a través del tiempo?
Eso compara nuestra región en cuanto al consumo y acceso a la morfina y sus equivalentes con nuestros vecinos del norte, Canadá y Estados Unidos.
La situación está mejorando, las líneas van subiendo; pero la brecha es cada vez más, porque esta gráfica es una escala logarítmica.
O sea, yo no puedo proyectar al consumo de Estados Unidos y Canadá y de nuestros países en la misma gráfica porque la línea de Canadá y Estados Unidos estaría donde está la prensa.
La brecha se está claramente aumentando, y si vemos país por país de nuestra región en cuanto al consumo per cápita o por muerte por cáncer, vemos dónde estamos y dónde está nuestro México, que sí estamos –según los datos que tenemos– por detrás de varios países, como por ejemplo Costa Rica, que sí han logrado totalmente integrar cuidados paliativos en sus sistemas de salud.
Vivimos, sin embargo, a nivel mundial una serie de innovaciones muy importantes, y en particular que el año pasado el Consejo Ejecutivo de la OMS pasó lo siguiente: que insta a los países a integrar cuidados paliativos a sus sistemas de salud y pide ante los técnicos de la OMS ayudar a los países en hacerlo.
¿Qué ha pasado en México?
Y yo quiero hablar a partir de 2013, cuando yo me metí con un grupo de fondo a estudiar nuestra situación.
Encontramos un marco legislativo innovador. En 2009 se cambió la Ley General de Salud y la Ley General de Cuidados Paliativos.
Sin embargo, y pese a ampliarlo en 2013, no se había pasado la normatividad en todos estos años.
Me da muchísimo gusto compartir que la sociedad civil se organizó y se empoderó, trabajando todos en conjunto con médicos, con académicos, con ONGS de cáncer y con instancias gubernamentales, Cofepris, la Secretaría de Salud y el Consejo de Salubridad General.
Lo hicimos en el marco de lo que es la Fundación Mexicana para la Salud y lo que ha sido la capacidad de esta institución de unir grupos, como se ven en estas fotografías. Y han sido muchísimas las reuniones de trabajo y las ideas que han salido de este grupo, y agradezco a muchos lo que han hecho.
Además, lo que hicimos fue empoderarnos de informes internacionales y con grupos internacionales como el que hoy se lanza.
Y quiero también mencionar un informe muy importante sobre México de Human Rights Watch que salió a finales del 2014 y que nos ayudó mucho no sólo a alinear la política sino también de pensar en cómo actuar a nivel internacional, y nos ayudó a conformar esta Comisión de The Lancet, que yo ya les había platicado.
¿Cuáles han sido los avances en México con este gran empujón que une la sociedad civil nacional y los grupos internaciones?
En primer lugar y como quizás ustedes ya sepan, en 2014 se publica la NOM y además se publica el acuerdo del Consejo General de Salubridad, que implica que por primera vez es obligatoria la prestación, obligatoria en el sentido que ya nuestros médicos cuentan con el amparo que necesitan para poder ofrecer peyote a la población que lo necesita por cuestión de salud.
Y además por primera vez tenemos en nuestra secretaría de Salud un área que se ocupa de cuidados paliativos y control de dolor.
Hubo un incremento notorio en la investigación, en los espacios de diálogo, sobre un tema del que antes nadie hablaba. Investigación también en seminarios internacionales, como estos dos, uno muy reciente hace un par de semanas en nuestro IMSS, por ejemplo.
Uno de los avances que a mí me ha llamado la atención y uno por el cual peleamos muchísimo, es el recetario electrónico. Yo fui testiga del momento en que una doctora que levantó la mano ante el comisionado de la Cofepris y dijo “yo no puedo conseguir un receta en papel para mis pacientes, porque la impresora –señor comisionado—está rota”.
Este cambio que se logró en junio de 2015 cambia todo eso. Ya tenemos en México el recetario electrónico que abre un espacio a poder ofrecer sistemáticamente a nuestros a nuestros pacientes y el espacio protegido por parte de nuestros prestadores de la salud, la posibilidad de garantizar a los mexicanos sus necesidades en cuanto a tiroides.
Esos son algunos de los resultados que apenas nos compartieron ayer de eso nuestros comisionados de la COFEPRIS, que muestra un aumento en el acceso a esos recetarios electrónicos, importantísimo, pero no lo suficiente.
Y aquí casi llego a la conclusión y el análisis sobre México con dónde estamos y qué necesitamos hacer.
Tenemos un marco jurídico, sí, y una normatividad, pero está todavía muy aislado y divorciado de lo que es la salud pública.
Hay una ausencia total de un sistema de evaluación y de monitoreo de avance y esto es algo que necesitamos para poder ver hacia dónde tenemos que ir y si estamos llegando a satisfacer las necesidades de los pacientes.
En cuanto al financiamiento, tenemos que garantizar que haya en el Seguro Popular un espacio explícito y amplio para lo que es el acceso de todos los pacientes al control del dolor y cuidados paliativos y hoy por hoy este espacio financiero que necesita es demasiado reducido.
Y en la seguridad social ofrecemos todo, pero no es explícito como debería de ser y todavía sigue siendo solamente disponible en nuestros centros de tercer nivel de atención y los pacientes los necesitan en otros niveles.
Yo sólo quiero la prestación, sí tenemos dificultades en las cadenas de abasto y distribución incompleta y crea un problema, por ejemplo, para nuestros recetarios electrónicos, es que no tenemos un cuerpo de médicos y enfermeras capacitadas en cuidados selectivos y control de dolor.
Esto es algo que tienen que hacer todas las universidades, que capacitan y entrenan a prestadores de la salud hoy y también ante todo la población médica trabajando en primer y segundo nivel. Seguimos con una parte de investigación sistémica, esto es algo en que nos podemos comprometer.
¿Cuál es el impacto del informe que hoy se presenta ante el grupo que estamos trabajando en México para lograr cerrar la brecha de dolor?
Son muchos. Yo creo que el informe nos empodera. Además empodera a los países, habla de que el sistema nacional, internacional de control de drogas sigue siendo un marco que obstaculiza la salud pública e impide ser la brecha de dolor.
Que los gobiernos se limiten el acceso a medicamentos controlados al asumir este enfoque de justicia criminal, en lugar de un enfoque de salud pública, basado en evidencia.
Eso es algo que podemos corregir usando a México como piloto y como ejemplo a nivel mundial.
Y finalmente yo llevaría de nuestro informe, que ya diré que es nuestro porque nos vamos a empoderar de ello.
Una recomendación ante la UNGASS: que se requiere una política supranacional, que invoca un constante y fluido intercambio de conocimientos entre instancias globales y nacionales, incluyendo gobierno y sociedad civil, a través de una plataforma permanente con una sólida, sensata y sensible métrica, para medir nuestros avances y para saber cuáles son las mejores prácticas a nivel mundial.
Muchísimas gracias a todos ustedes por ayudar a cerrar la brecha de dolor.
CARLOS PUIG: Una ronda yo y abro por acá.
Me gusta cuando el Presidente Gaviria dice que el problema ya no es debatir sino liderar, que es un asunto de liderazgo.
Déjeme hacerle una pregunta concreta, que creo que se aplica tanto a Colombia como a México:
Llevamos años invirtiendo muchísimo dinero, muchísimos muertos, instituciones que hemos –lo voy a decir como lo pienso- puesto en peligro, erradicando, persiguiendo delincuentes.
¿Cómo hace –y le pregunto al político- un Presidente, un líder, para decir “llevamos 20 años equivocados”?
Cómo se voltea un Presidente, le dice a su ejército: “llevamos 25 años deteriorando esa institución, poniéndonos a quemar marihuana, en vez de hacer lo que debe hacer un ejército, y qué creen: 25 años nos equivocamos y ahora debemos”
Es decir, cuál es el acuerdo político en un país que permite a un líder decir: “qué creen: ya me di cuenta que llevamos 30 años equivocados”.
EXPRESIDENTE CÉSAR GAVIRIA: Yo estoy en esta Comisión hace 8 años y para mí fue un gran descubrimiento saber que los europeos manejaban los temas de consumo de una manera tan diferente a como los manejábamos en América Latina y en estados Unidos.
Era algo que sabía, nadie me había dicho, nadie me había enseñado.
Yo tuve que vivir en medio de la guerra de Colombia que, con todo y lo terrible que ha sido la de México, ha sido mucho peor; no ha sido peor que la de Colombia. La de Colombia ha sido peor. Nosotros tocamos fondo mucho más hondo de lo que tocó México.
Y por eso he tomado este tema con tanto trabajo y con tanto compromiso porque cuando uno ve que en Estados Unidos la política que supuestamente estábamos defendiendo y los sacrificios que estábamos haciendo por esa política, que esa política está haciendo agua, que esa política se está derrumbando, que esa política está fracasando, uno sí se tiene que preguntar cuántos muertos más va a poner para una política fallida, porque es una política fallida.
Y por eso es que México tiene que tomar liderazgo.
Mire: el fallo de la Corte es muy importante pero está referido a derechos: yo como ciudadano tengo este derecho porque eso no hace más daño que el alcohol o que el tabaco, para reducirlo.
Pero falta el componente más importante, y es que la seguridad, mucha parte de los problemas de la inseguridad de las ciudades mexicanas, viene de las bandas de muchachos que atracan para comprar drogas.
Esa es la experiencia de toda América Latina, de toda América Latina. Por eso se han incrementado los homicidios y la inseguridad en toda América Latina.
Tenemos 4 veces, o 5 veces los niveles de homicidios de las otras capitales del mundo, incluidas las de Asia y las de África. Es una cosa inverosímil.
No es sólo por derechos; es también por seguridad. Y no es sólo por derechos y seguridad, es también por salud que tenemos que cambiar la política y nos tenemos que mover si queremos que los americanos se muevan más rápido; como yo digo “empujarlos”, meterles un empujón para que den el paso, para decirles:
“No vamos a poner más muertos por su política fallida”. Si ustedes no son capaces de ponerle la cara, que no la defienden ya, la defienden los privados que son dueños de cárceles, la defienden unos jueces, un sistema judicial que vive de condenar y condenar y condenar gente, y que tiene en la cárcel a más de medio millón de personas, esos son los únicos que la defienden calladamente, porque tampoco es abiertamente.
No hay un solo dirigente importante de ese país que esté defendiendo eso, entonces cómo vamos a seguir nosotros, cuando los hechos cambian, cuando las circunstancias cambian. Uno tiene que decir: “no, no puedo seguir por aquí, estoy equivocado, tengo que cambiar. Y no sólo tengo que cambiar, tengo que ayudar que al otro lado de la frontera cambien, porque si allá no cambian, yo voy a seguir en los mismos problemas que tengo hoy”; y todos sabemos que nadie quiere una guerra con Estados Unidos porque hay mucho qué perder.
No, es un tema de persuasión, es un tema de hablar duro, es un tema de apelar a los medios norteamericanos, al Congreso de Estados Unidos, a la reunión de UNGASS, a decir “señores cambien, cambien más rápido, lo de ustedes ya fracasó, cambien más rápido. México está cansado de poner muertos, no vamos a poner más muertos. Nosotros ya empezamos a cambiar, ya reconocemos que las políticas que a ustedes les aprendimos son equivocadas, no funcionan, fracasaron también en México”.
CARLOS PUIG: Gracias, presidente.
No le voy a pedir que cometa una infidencia, presidenta, pero supongo que algo así plantearon en sus reuniones de ayer, en donde el Gobierno mexicano les dedicó mucho tiempo, el Gobierno mexicano ayer.
No quiero que cometa una infidencia, pero quiero saber de qué humor se va, quiero saber en qué ánimo se va después de haberse reunido ayer tanto con el Secretario de Gobernación, como con la Procuradora, creo que hoy van a ir a ver a la Secretaria de Salud. Nada más cuénteme de qué humor se va y con qué perspectivas se va de aquí a UNGASS el próximo abril, después de presentar estos dos reportes frente al Gobierno mexicano ayer.
Gracias.
EXPRESIDENTA RUTH DREIFUSS: Gracias. Pero primero quisiera responder también, contestar también a su pregunta a mi colega Gaviria, ¿cómo se hace un cambio?
Se hace un cambio cuando se escucha a la gente, cuando se escucha a la sociedad civil, cuando se escucha a los profesionales que están al frente de una situación grave. Y eso es realmente lo que ocurrió, por ejemplo, en Suiza, en muchos países de Europa, fue realmente el llamado de las personas en peligro de muerte por sobredosis o por la contaminación con el SIDA o fueron también las experiencias de los trabajadores sociales y del sector sanitario, que trabajaban en la escena realmente, con la gente más tocada, que nos ha dado las ideas de las soluciones.
Y me parece que en México también hay el inicio real de una voz popular, de una voz de las organizaciones que interpelan al Gobierno para que la política se adapte a sus necesidades.
Y en ese sentido sí me voy con confianza de estas visitas que hemos tenido ayer; hemos encontrado, diré –no es muy diplomático– que hemos encontrado gente desestabilizada, desestabilizada en un censo muy positivo. Es que son desestabilizados porque la política que han seguido hasta ahora se ve que no es la buena y que hay que cambiar, y esta desestabilización en todo el mundo, y espero también que la UNGASS va a ser un momento de desestabilización internacional en relación con las convenciones internacionales.
Eso sí, no quiere decir que todo va a cambiar. Quiere decir que va a iniciar un proceso y este proceso va a ser más basado en evidencia científica que hasta ahora.
Porque estas convenciones, se debe reconocer, es una mezcla de medidas gubernamentales internacionales de lucha contra el crimen organizado, pero también tienen una historia de ideología; tienen una historia también de, ¿cómo se dice?, de oposición a grupos marginados, a grupos éticamente aislados, y esto hay que corregir.
CARLOS PUIG: Muchísimas gracias.
Para seguir en el tema de liderazgo, también hay esfuerzos de la sociedad civil en México para hacer que el gobierno lleve a la UNGASS cambios reales en el marco normativo de los opiáceos, de la manera en que se norma mundialmente la distribución, la producción.
De hecho hay pocos países hoy que están autorizados hoy para producir.
Es curioso, dicen algunos que hoy somos los mayores productores de opio y el 90 por ciento del mundo no tiene acceso a medicamentos opiáceos.
¿Dos o tres cosas muy concretas que en este asunto tendría que proponer o usted quisiera que el gobierno mexicano propusiera ante la UNGASS en abril?
Entiendo que hace un par de meses hubo una reunión previa en Nueva York y han estado sucediendo cosas.
¿Qué tendría que hacer si el gobierno mexicano quiere ser líder en esto, proponer en esto de los medicamentos controlados en el mundo y la crisis del dolor?
FELICIA KNAUL: Gracias. El gobierno mexicano hoy día sí puede ser líder.
Yo creo que hace dos años hubiese sido muy difícil poner la cara y decir ante el mundo lo que quisiera México, México para el resto del mundo. Pero hoy sí se puede.
En primer lugar, yo creo que como dice y subraya el informe, es la necesidad de introducir el marco de salud global y derechos a la salud en lo que ha sido hasta ahora una batalla para criminalizar.
Y eso nos llevaría, yo creo, a insistir en que declaraciones acerca de cobertura universal en salud que se hace en muchos países, tienen que venir con un indicador clave, que es que la población tiene acceso si tienen dolor a lo que son los opiáceos.
Sin eso, ningún país debería de poderse declarar con supuesta cobertura universal en salud, y eso es algo que se puede insistir con la métrica que lleva el Banco Mundial, el BID, la OMS, y que sí es importante porque es la forma de garantizar que los países tienen y experimentan un poco de vergüenza pública al no lograr una meta que deberíamos de estar logrando.
Hoy día, me enfoco también en la importancia de que México insiste en que hay una métrica de evaluación de los países interna y mundial.
Lo que hemos visto en la salud en los últimos 20 o 30 años, es que esta métrica, como por ejemplo como en mortalidad materna o infantil lo tenemos, ayuda a forzar a los países a llegar al nivel de donde tienen que llegar.
Pero la métrica que tenemos hoy a nivel mundial no incluye nada sobre los pacientes que necesitan acceso al control de dolor ni tampoco en cuidados paliativos, ni lo más nuevo que se está publicando sobre las metas del milenio llega a incluir eso que sería muy básico.
CARLOS PUIG: Gracias, doctora.
Ahora llega el momento complicado para ustedes, no para mí, seré un tirano, sólo preguntas, no ponencias, por favor, y prometo ser un tirano, el senado si no, nunca me dejaría entrar a sus instalaciones si no lo permito.
Entonces, por favor, se presentan, nos dicen quiénes son y sólo preguntas lo más cortas posibles, si se puede sólo una a la vez, una a la vez, una pregunta.
Una pregunta, nombre y apellido, por favor.
****** (SIGUE SEGUNDA PARTE) ******

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