Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión estenográfica del mensaje del senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, en la inauguración de la conferencia sobre la “Reunificación de Alemania y las consecuencias para el sistema internacional”.

Muy buenos días tengan todos ustedes, bienvenidos al Senado de la República.

Bienvenido excelentísimo señor embajador Viktor Alexander Elbling de la República Federal de Alemania; senador Rabindranath Salazar Solorio, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores para Europa.

Señor Volker Rühe, ex ministro de Defensa y ex presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Alemán; excelentísimas embajadoras de Francia y Polonia en México; señoras y señores miembros del cuerpo diplomático mexicano, académicos, investigadores, señores y señoras diputadas y senadores, bienvenidos al Senado de la República.

Unidad, derecho y libertad comienza diciendo el Himno Alemán que se canta desde 1922. También en la antigua República Democrática Alemana con el himno se ofrecía servicio a una patria unidad.

Hoy, a 25 años de la reunificación, Alemania es nuevamente una patria unida y un actor mundial imprescindible al servicio de la unidad, el derecho y la libertad.

Durante casi medio siglo, la nación estuvo dividida por el sisma ideológico de la postguerra.

El muro de Berlín, como símbolo de la confrontación política de la división nacional, pero también del enfrentamiento continental y mundial.

En 1989 los alemanes que habitaban el este comenzaron a movilizarse.

Una revolución pacífica que tenía como meta la libertad, un movimiento que la conquistó sin imposición para nadie, como dijera el Vasicek, en su momento:

“La reunificación –dijo- se inscribía en un proceso europeo histórico, con un nuevo orden pacífico para el Continente.

Desde el inicio de la reunificación y con la integración europea de contexto, Alemania se empeñó en igualar las condiciones económicas y sociales entre sus partes.

La reunificación se entendió como una tarea más trascendente que la ampliación de la República Federal al terreno oriental. Vendría a darle un espacio de centralidad a Alemania, que hoy es indiscutible.

Una centralidad que se pone a prueba una y otra vez, día tras día, en la convivencia de quienes eran y se sentían diferentes, pero se sabían iguales y se reconocían como hermanos.

El patriotismo constitucional se encontró con la solidaridad humana. Todos tuvieron que aprender del otro. Construyeron una comunidad más amplia y más incluyente.

Hoy, a 25 años de iniciar este proceso, en estas últimas semanas en las redes sociales, en los medios de comunicación, hemos visto el ejemplo que Alemania pone con la crisis de los refugiados de Oriente Medio especialmente procedentes de Siria.

La reunificación surge pues de un sentido de comunión, de identidad que la cultura y la historia nos proveen a todos los pueblos.

Pero la disparidad regional sólo puede atajarse desde el esfuerzo consciente de que el Estado tiene la obligación de garantizar a todos los mismos derechos, de garantizar un horizonte de futuro en igualdad de condiciones a sus ciudadanos.

El día de hoy, Berlín es el centro económico y cultural de Europa, Leipzig, el centro artístico de la Región, y Dresde presume un crecimiento económico superior al promedio nacional.

Las diferencias, por tanto, entre el Este y el Oeste se han minimizado para las nuevas generaciones, de hecho prácticamente han desaparecido.

Una Nación herida por dos guerras mundiales, y dividida por la ideología nos ha dado ejemplo de determinación y de solidaridad.

Una nación que ha sido capaz de reconciliarse consigo mismo y con sus vecinos y que es factor indiscutible de unidad para toda Europa.

En México tenemos mucho que aprender. Y no me refiero sólo al sistema educativo, a los grandes esquemas productivos, al sistema político, a sus estrictos castigos a la corrupción.

El primer paso es aprender de la idea de que el Estado puede, desde su capacidad institucional, reconciliar regiones, minimizar diferencias, superar las brechas.

Una reconfiguración del federalismo, de las capacidades estatales y de las obligaciones ciudadanas puede, y así lo demuestra Alemania, devenir una nación más próspera, más unida, más fuerte y más llena de esperanza.

Con la reunificación inició una nueva etapa en la humanidad.

Hermanos tomaron por sus manos la destrucción de un muro y se encontraron.

Pero también inició el consenso democrático, la era de las libertades económicas, la primacía y mundialización de los derechos humanos, la solidaridad y la justicia como principio de cohesión social.

Todo esto celebra el pueblo alemán en esta mecha. Todo esto celebra México y la humanidad.

Bienvenidos señores, amigos y amigas del pueblo alemán.

Bienvenidos y enhorabuena.

Y si me permiten, tengo que dar las palabras formales de inicio de inauguración de este importante evento.

Les ruego a todos ponernos de pie.

Siendo las 10 horas con 33 minutos, del lunes 5 de octubre, damos por inaugurada la Conferencia Magistral: “La Reunificación de Alemania y las Consecuencias para el Sistema Internacional”.

Enhorabuena a todos.

Y bienvenidos de nueva cuenta al Senado de la República.

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