Versión estenográfica del discurso del presidente de la Comisión Permanente, senador Miguel Barbosa Huerta, en el cierre del segundo receso del tercer año de ejercicio de la LXII Legislatura, en la antigua sede del Senado de la República en la Casona de Xicoténcatl.
SENADOR MIGUEL BARBOSA HUERTA: Gracias Mariana.
Señoras y señores legisladores:
Quiero, a manera de cierre de los trabajos de esta Comisión Permanente, no clausura de la misma, porque podría ocurrir algún evento extraordinario que nos obligara a sesionar con las atribuciones de este órgano del Congreso mexicano.
Debo decirles que todos los órganos colectivos, como son las cámaras del Congreso de la Unión, como es la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, adquieren el perfil de sus integrantes.
Y las y los legisladores, diputados, senadoras, senadores, que fuimos parte de esta Comisión permanente, la del segundo receso del tercer año de ejercicio de la Sexagésima Segunda Legislatura, son políticos y políticas, legisladoras, legisladores de alto perfil y, por tanto, este justo perfil se reflejó en los trabajos que se desarrollaron en este órgano del Congreso Mexicano.
Y permítanme solamente hacer una relatoría de números, para ver todo lo que se desarrolla en cuatro meses, en esta labor de legisladores.
Tuvimos 17 sesiones de pleno, cinco sesiones solemnes, 218 iniciativas se recibieron; 17 iniciativas de congresos locales; mil 17 proposiciones presentadas, de temas de toda índole; 750 dictámenes aprobados; 9 proposiciones aprobadas de urgente resolución; 16 licencias otorgadas a legisladores; 71 reincorporaciones de licencias previas.
Dos nombramientos recibidos, 14 acuerdos de la Comisión Permanente y 4 declaratorias de aprobación de reformas constitucionales.
Agradezco la espléndida labor de los integrantes de la Mesa Directiva de esta Comisión Permanente.
Pudimos encontrar un desarrollo sin ningún obstáculo, sin ninguna objeción, con toda la disposición y toda la generosidad para que la labor de esta Comisión alcanzara sus propósitos.
Gracias a los vicepresidentes.
Gracias a las secretarias.
Y los aplaudo.
Sintámonos orgullosos de lo que hemos hecho.
Tengamos una posición frente a nuestra familia, frente a la sociedad y frente a México de que estamos cumpliendo con nuestro deber.
El debate parlamentario, el debate político ha sido fuerte.
No ha habido duda de cuál es nuestra posición en cada asunto.
Podemos repetirla, pero no hay duda cuál fue la posición que tuvo cada uno de los integrantes, o los grupos parlamentarios en general, en cada uno de los asuntos que han sido tratados en esta Legislatura, la Sexagésima Segunda Legislatura.
Pero el debate parlamentario, el debate político ya concluyó.
Hoy son producto legislativo. Hoy tenemos que estar interesados todos por su implementación y su aplicación.
Si se abre nuevamente, mediante la presentación de iniciativas, la revocación de esos que son hoy producto legislativo, volveremos a debatir.
Y volverán a ser temas para poder hacer revisión de lo que aprobamos.
En tanto eso no ocurra, tenemos, los integrantes de las legislaturas del Congreso Mexicano, apoyar su implementación y apoyar su aplicación estricta, honesta, ética. Es el compromiso.
La política es una labor muy complicada.
Un diputado o diputada, un senador o senadora –lo he repetido en muchas ocasiones- tiene tres propósitos: ser buen legislador.
Y yo estoy cierto que los integrantes en ambas cámaras en esta Sexagésima Segunda Legislatura, han sido buenos legisladores.
Pronto aparecerán las figuras mediáticas, políticas en diputados, en la Sexagésima Tercera Legislatura.
Pronto, pronto habrá quienes ocupen la Tribuna y la hagan pedazos. Pronto.
Habrá una nueva condición, nuevas características en la labor legislativa.
Pero los que fuimos parte de la Sexagésima Segunda Legislatura, hemos sido buenos legisladores.
También hemos sido gestores. Estamos cerca de las necesidades de la gente que votó por nosotros.
Vamos a nuestros territorios, nos vinculamos y respondemos a las necesidades de los grupos sociales a los que pertenecemos.
Ahí está nuestra esencia, ahí está nuestra vinculación, ahí vamos a regresar.
No tengamos preocupación que a dónde vamos después de terminar un cargo: vamos allá, a nuestro origen, ahí vamos a estar.
Segunda característica: buenos gestores.
Y tercera y última: buenos políticos. Buenos políticos.
Primero honestos, leales para recuperar la duda y la mala opinión que de la política y de la clase política existe en nuestro país. Hay que ser buenos políticos.
Hemos sido en la Sexagésima Segunda Legislatura buenos legisladores, buenos gestores y hay que continuar siendo buenos políticos. Es nuestro destino. Los cargos, los fueros no son los que nos dan nombre y prestigio, es la labor que hacemos todos los días.
Siempre que se termina una gestión se habla de muchas cosas: ¿a dónde vamos a ir?
Vamos a ir a nuestro origen, vamos a hacer lo que hemos sabido hacer siempre, siempre.
Y quiero compartir con ustedes:
Yo fui integrante de la LVIII Legislatura en la Cámara de Diputados, y lo que yo aprendí es que además de la labor constitucional de legislar, de ser legislador, gestor y político; las cámaras y las legislaturas son para hacer amigos y amigas.
Te vinculas con todo el país, con personas destacadas, personajes, hombres y mujeres de todo el territorio nacional, y con eso te quedas para siempre. Con ese recuerdo, con esa relación y con ese ambiente.
Por eso seamos respetuosos, seamos respetuosos de las relaciones personales y de las relaciones políticas o de las relaciones personales en la política. Tengamos fuerte convicción en el cumplimiento de la palabra.
Actuemos de buena fe, porque así vamos consolidando todo el futuro en el resto de nuestra vida. El resto de nuestra vida no son los cargos públicos, es la sensación de ser aceptado en el medio donde uno se desenvuelve.
Yo he tenido el privilegio de vivir experiencias de vida muy especiales. Ser senador de la República, un gran privilegio; ser coordinador de los senadores del PRD, enorme distinción; y ser Presidente del Senado, de verdad, un gran orgullo y una labor que he tratado de desempeñar con mucha lealtad frente a toda la diversidad que existe en nuestra Cámara.
Todas las expresiones que aquí se escuchan, es prueba de la diversidad de opiniones, de la pluralidad. Mantenemos respeto por quien no piensa como nosotros.
Podemos estar insatisfechos por los tiempos, por los formatos de los procedimientos parlamentarios, pero es parte de la institucionalidad. Si no hubiera procedimientos, si no hubiera acuerdos, si no hubiera respeto a las normas internas tampoco habría institucionalidad.
Nadie se puede quejar que aquí no se ha dicho su verdad o que se le ha recriminado por decir su verdad. Aquí nos hemos respetado todas y todos.
Así es que, con esa lealtad, quiero decirles: Gracias.
Gracias compañeras diputadas, compañeros diputados; gracias compañeras senadoras, compañeros senadores. Nos vamos a seguir encontrando; no tiene remedio, pues. Vamos a seguir haciendo política. Vamos a seguir incidiendo.
Para estar en la política no hay necesidad de estar en cargos, ¿eh?; hay expertos en las relaciones interinstitucionales personales públicas de toda índole que, sin cargo, hacen política.
Yo les deseo lo mejor a quienes terminan su labor como legisladores, diputadas y diputados.
Algunas, algunos ya tienen una labor por iniciar. Ya forman parte de otros órganos y hay quienes no. Por favor, es sólo un breve espacio de tiempo.
Decía una diputada de la LVIII Legislatura del PRI, Hildita Anderson: que alguna vez en sus múltiples ocasiones que fue diputada, cuando estaba terminando una legislatura fue a ver a don Fidel Velázquez.
Y le dijo: “Venimos, don Fidel, a agradecerle. Ya estamos terminando la Legislatura”.
Y Fidel Velázquez, le contestó: “Felicidades. Porque ustedes prepárense para lo que viene. Los que entran que se preocupen porque ya van a terminar”.
Entonces son formas de ver las cosas, quedar agradecido con todos, con la colaboración.
Y ha sido ésta una Comisión Permanente de alto perfil.
Gracias. Gracias a todos.
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