Versión estenográfica de la presentación del informe de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, celebrada en el Patio Central de la antigua sede del Senado en Xicoténcatl.
PRESENTADORA: Muy buenos días.
El Senado de la República les da la más cordial bienvenida al informe de actividades de la Comisión de Derechos Humanos de la LXII Legislatura.
En primer término, agradecemos la presencia del honorable presídium que esta mañana nos acompaña:
Senadora Angélica de la Peña Gómez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos.
Senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos.
Senadora Adriana Dávila Fernández, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos.
Licenciado Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
También nos acompaña la ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Maestro Perseo Quiroz Rendón, director ejecutivo de Amnistía Internacional México.
Maestra Ximena Andión Ibáñez, presidenta del Consejo Directivo de la Comisión Mexicana de la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos.
Y al maestro Santiago Corcuera Cabezut, miembro del Comité sobre Desapariciones Forzadas de la ONU.
También está con nosotros la senadora Hilda Flores Escalera, presidenta de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables.
Agradecemos también a todas las senadoras y senadores que esta mañana nos acompañan. Sean todos ustedes bienvenidos.
Los senadores que esta mañana nos acompañan es el senador Braulio Fernández Aguirre, el senador Miguel Ángel Chico Herrera, la senadora Adriana Díaz Lizama, la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, el senador Jorge Aréchiga Ávila y el senador Arquímedes Oramas Vargas; y el senador con licencia, Raúl Cervantes Andrade.
A continuación veremos un video en el que las y los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos dan su punto de vista del trabajo realizado durante la actual Legislatura.
(PROYECCIÓN DE VIDEO)
PRESENTADORA: Agradecemos también la presencia de la senadora Alejandra Barrales Magdaleno.
Para dar inicio a este informe, escuchemos las palabras de la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, senadora Angélica de la Peña Gómez.
SENADORA ANGÉLICA DE LA PEÑA GÓMEZ: Buenos días a todas y a todos quienes asisten a este Informe de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República.
De manera particular debería saludar a cada una y a cada uno de ustedes, pero lo hago de manera general: Les agradezco su asistencia a esta invitación y, por supuesto, nos une con prácticamente todos ustedes algún aspecto del trabajo de la Comisión.
Y por lo tanto, sí es muy importante señalar que este micro sitio es el segundo que se constituye por una comisión en el Senado de la República. Esperemos que esta buena práctica alcance a todas las comisiones del Senado.
En todo Estado democrático el respeto de los derechos humanos es un parámetro de legitimidad de los poderes públicos. El respeto, garantía y ejercicio de estos derechos constituyen un límite moral, ético, jurídico y político al cual deben estar sujetos todos los poderes, tanto los públicos como los privados.
Este deber intrínsecamente logra y concreta el Estado de Derecho positivo y la convivencia armónica entre los distintos entes sociales; su trascendencia influye estructuralmente al logro de una mejor sociedad sustentada en los principios de libertad, igualdad sustantiva, no discriminación y libertad, es, ni más ni menos, que el reconocimiento implícito y explícito de que todas las personas nacemos libres e iguales en función de una característica: nuestra dignidad humana.
Por estas razones, enfatizamos que la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio del 2011 en materia de derechos humanos, constituye un paso histórico para nuestra nación y sus habitantes.
Representa una de las decisiones legislativas más trascendentes en el México contemporáneo, se trata del más grande avance para la protección de los derechos y garantías de las y los gobernados, porque amplía y fortalece sustancialmente las libertades de las personas y consolida el Sistema de Organismos defensores de los derechos humanos.
Adicionalmente reconoce a las personas de todas las edades y de todas las condiciones como titulares de dichos derechos y dota de rango constitucional, ni más ni menos, a las normas contenidas en los tratados internacionales en materia de derechos humanos.
El desarrollo sustentable, la paz sostenible y la consolidación de la democracia genérica en nuestro país, en nuestra nación, sólo podrán ser posibles si los anclamos en el respeto y ejercicio y garantía plena a reconocer que todos los derechos son derechos humanos. Ese es, por cierto, el Estado de Derecho establecido desde nuestra Carta Magna en su perfeccionamiento.
En este sentido, el ejercicio democrático del poder debe ser corresponsable con una política coherente de respeto, promoción y difusión permanentes que enfaticen que todos los derechos son los derechos fundamentales: son los derechos humanos.
De no ser así, el Estado y sus instituciones enfrentan un déficit que pone en duda su legitimidad democrática y vulnera la gobernabilidad. Este es el nuevo contexto jurídico constitucional en el que la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República ha enmarcado y sustentado sus trabajos durante esta Legislatura.
En consecuencia las y los integrantes de esta comisión hemos asumido la responsabilidad y el reto de construir y consolidar las reformas secundarias que garanticen que los actos de los poderes públicos del Estado se ajusten a los estándares internacionales de respeto a los derechos humanos, bajo una perspectiva de universalidad, progresividad, interdependencia y transversalidad.
Las senadoras y los senadores que integramos la Comisión de Derechos Humanos de esta legislatura damos a conocer a la opinión pública este informe general sobre el avance de los trabajos que hemos realizado.
Los trabajos legislativos, los trabajos parlamentarios sobre lo que hemos venido, cada quien desde su propia agenda, como grupo parlamentario, a partir de lo que representa, todas y todos unidos, en una discusión, claro, también en un debate que nos ha llevado a buscar los consensos para que podamos cumplir con el objetivo de la creación de esta comisión.
Lo anterior, además de ser un ejercicio de transparencia, a través del micrositio que hoy ponemos a la luz pública, ante la opinión pública paraqué cualquier persona puede acceder de una manera mucho más fácil a cada uno de los debates, a cada uno de los documentos, a cada una de las exposiciones y argumentaciones de las y los integrantes de esta comisión ya demás de quienes participan en los trabajos desde las organizaciones no gubernamentales, desde su especialidad y expertise, pueda ser conocido lo que hemos realizados en estos casi dos años y medio.
Lo anterior es, además de ser un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, también nos ha servido para recapitular y dimensionar con responsabilidad el tamaño de los retos y el tamaño de las tareas también aún pendientes.
No puede entenderse un programa de rendición de cuentas sin que haga un balance de lo que hemos logrado, pero también de lo que tenemos pendiente, de lo que estamos transitando.
Nuestro principal objetivo es, fue, sin duda ha sido legislar y promover la instrumentación de políticas públicas a partir de la implementación de las reformas legislativas, que permitan transformar las estructuras y ajustar las actuaciones del poder público a un marco general de respeto irrestricto a los derechos humanos.
Por todo lo anteriormente expuesto, los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos, con voluntad y absoluta disposición al dialogo, bajo un marco de respeto a nuestra diversidad y pluralidad, hemos impulsado un conjunto de reformas encaminadas a dar atención a las causas estructurales que ponen en peligro la vigencia de los derechos humanos en nuestro país.
Desde luego, la solución de las principales problemáticas que aquejan a nuestro país en materia de derechos humanos y libertades fundamentales.
Sin duda pasa inevitablemente por la construcción de una alianza estratégica con la sociedad civil organizada, con quienes tienen en su haber la expertise que nosotros tenemos que invocar, reconocer y atender y por supuesto también con los fundamentales competentes con las que tenemos que discutir todos los días, para buscar los acuerdos y concretar las alianzas y las sinergias y por supuesto dar respuesta a las diversas organizaciones, tanto nacionales como internacionales que están encargadas de promover, proteger, difundir, garantizar los derechos humanos y que todos los días nos piden cuentas al Senado, al Congreso, y de manera particular por ser la materia, a esta comisión.
En este escenario, el día de hoy damos cuenta a los trabajos que acreditan el interés de la Comisión de Derechos Humanos para consolidarse como una instancia protagónica del proceso de consolidación de la vigencia plena de todos los derechos para todas y para todos.
Hemos realizado 14 reuniones ordinarias, una reunión extraordinaria.
Hemos concretado 13 reuniones de Comisiones con otras Comisiones con las que tenemos que dictaminar diferentes materias.
Hemos realizado, hasta ahora, 2 comparecencias de la Presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Estamos trabajando ahora en la nueva época de la CNDH:
Una próxima presentación del Informe de Trabajo y una relación más cercana de las y los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos con el nuevo Ombudsman, quien hoy está aquí presente, le agradecemos su participación.
Además, hemos tenido 6 comparecencias para elegir a 10 integrantes al Consejo Consultivo de la CNDH.
Hemos realizado alrededor de 45 eventos diversos.
Ustedes pueden ver en cada una de estas mamparas la convocatoria de cada uno de estos eventos.
Además, hemos contribuido al nombramiento de 10 personalidades y hemos realizado 71 comparecencias de quienes aspiran a ser, al asumir algún encargo.
La Comisión de Derechos Humanos, por supuesto que ha tenido relación con prácticamente todos los relatores de Naciones Unidas en diferentes materias.
Por la obviedad del tiempo tengo que hacer un resumen. Y simplemente destacar las materias que quedan pendientes.
Ustedes encontrarán en el link de manera particular todo lo que hemos dictaminado, todo lo que hemos legislado, las reformas indistintas en las que hemos trabajado y por supuesto de manera particular permítanme simplemente enunciar lo que tenemos en la agenda y que hoy mismo estamos trabajando.
No quiero detenerme en lo que hemos realizado. Me parece más importante que enunciemos cómo hemos venido trabajando para concretar la Ley Nacional de Ejecución Penal.
Una discusión que nos ha llevado mucho tiempo; esperemos pronto concretarla.
Igualmente la ley que contenga un solo Sistema Nacional de Justicia para Adolescentes Infractores.
Por supuesto que nos importa muchísimo lograr resolver uno de los temas, de los pocos temas que se nos han quedado no rezagados sino pendientes de seguir discutiendo en el ámbito de la Comisión.
Me refiero particularmente a dos temas que me parece que son fundamentales:
La ley que define, que establece derechos iguales de las personas con diversa orientación sexual e identidad de género.
Tenemos mucho tiempo buscando los consensos y esperemos que pronto esta ley pueda ser dictaminada.
Igual, creemos que es importante, además de lo que establece la Reforma Constitucional en materia de Derechos Humanos, y aunque no esté mandatado en un Transitorio específico, creemos que es importante aprobar una Ley General del que reglamente el Primero Constitucional.
Por supuesto, la discusión respecto de trabajar en leyes generales en materia de desaparición de personas, tanto forzada como involuntaria; y por supuesto la ley para prevenir y sancionar la tortura.
Nos importa mucho la ley de migración, especialmente buscar que pueda tener una armonía con la ley que acabamos de aprobar, la ley general de los derechos de niñas, niños y adolescentes; sobre todo en la materia que tiene que ver con migración.
No abundo en ese tema, seguramente mis compañeras lo mencionarán, pero el haber incluido un capítulo específico que habla, que reconoce que la movilidad humana es una situación inherente a la propia humanidad; y que tenemos que proteger a las niñas y niños que se encuentran en situación de migración, sean acompañados o no; sean nacionales o no; sean deportados o no. Nos parece que es una situación muy importante porque estamos hablando de un espectro de niñez bastante alto.
Por supuesto seguimos insistiendo para que el Ejecutivo firme los instrumentos internacionales, interamericanos, como son la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y otras formas conexas de intolerancia.
La Convención Interamericana contra toda forma de discriminación e intolerancia; el Protocolo Facultativo, por supuesto, está en el ámbito de Naciones Unidas; del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; igualmente el Tercer Protocolo Facultativo de la Convención sobre Derechos de la Niñez; el Protocolo Facultativo de la Convención Internacional sobre Desaparición Forzada en materia de reconocimiento de la competencia y jurisdicción del Comité.
Nos parece que es necesario que junto con los convenios de la Organización Internacional del Trabajo 138, 156, 183 y 189, creemos que son indispensables para seguir configurando las reformas a las leyes secundarias que permitan también atender los derechos humanos de todas estas personas, que verían una garantía en cada uno de estos tratados internacionales.
Agradezco de manera particular a las senadoras y senadores de la Comisión que hoy están aquí; de manera particular a las señoras secretarias de la Comisión y por supuesto, a cada uno de ustedes les damos la bienvenida y les agradezco muchísimo su atención.
Muchas gracias. Bienvenidas y bienvenidos.
PRESENTADORA: Muchas gracias, senadora, por este informe.
Está también con nosotros y saludamos con gusto, al licenciado Rubén Moreira Valdez, gobernador del estado de Coahuila y coordinador de la Comisión de Derechos Humanos de la CONAGO.
También agradecemos la presencia de Jesús Peña Palacios, representante adjunto en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Y también la presencia de la senadora Lucero Saldaña.
Tiene ahora la palabra la senadora Diva Hadamira Gastélum Bajo, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muy buenos días a todas, a todos.
Agradezco mucho la oportunidad que nos da la presidenta de la Comisión, Angélica de la Peña, de poder participar en un ejercicio que muestra el trabajo que entre todas y todos hemos realizado, en una Comisión muy versátil, como es la Comisión de Derechos Humanos.
A la Comisión de Derechos Humanos la van a ver en todos lados. Yo de repente digo: conoce todas las materias; y así es. Quiero felicitar mucho a su presidenta, y quiero decirle a su esposo que nunca había visto tan nerviosa a Angélica como hoy, que está usted presente. Muchas gracias por acompañarnos en este informe.
Agradezco la presencia a mis compañeras y compañeros; de la señora Ministra, del Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos humanos, aquí también presente, y de todos ustedes. De la Presidenta del Instituto de las Mujeres que también está acá.
Les platico cómo funciona esta Comisión.
Es una comisión muy plural con la dirección de una mujer muy conocedora de la materia –Bienvenido Unicef, muchas gracias; señor Subsecretario, bienvenido– con una mujer que conoce mucho el tema, muy apasionada con los temas.
Es una Comisión muy productiva, porque hemos entendido que el tema de los derechos humanos es una materia que llegó para quedarse.
Me parece que, además de la agenda que ha dado a conocer Angélica, lo que tendríamos que hacer –y qué bueno que está aquí el presidente de la Conago en materia de derechos humanos, el gobernador Rubén Moreira– es cómo aterrizamos este tema.
Todavía hay la idea que podemos brincarnos el tema de los derechos humanos y hay un desconocimiento de la materia en muchos aspectos. Esta socialización que tenemos que hacer es urgente, porque nada más ayer en la noche –yo le comentaba a una de las integrantes del Consejo Consultivo, como es María Ampudia– que en el Senado se presentó una obra que se llama “Trata de mujeres”.
Hay tantas cosas a las que le tenemos que dar voz; hay tantos hombres, mujeres, niñas y adultos mayores que todavía ven violentados sus derechos humanos y que esta Comisión requiere de poder aterrizar una reforma tan avanzada, como lo dije en el video del 2011, no se conoce, no conocemos sus alcances y todavía falta que podamos tener empoderada a la gente, no a los gobernantes, no a los que los representamos, para exigir sus derechos.
Estoy muy contenta de participar en una Comisión tan productiva, tan versátil, tan plural, que tiene mucha claridad, no solamente en la presentación de libros, en la visita de funcionarios de naciones unidas, de funcionarios locales, en el nombramiento de otros representantes y que hemos podido, entre todas y todos, entregar buenas cuentas.
Muchas felicidades, Angélica. Aquí tienes a tus soldadas trabajando muy fuertemente, porque doña Angélica es líder de este ejército; tiene fuerza, tiene mando, pero, sobre todo, tiene conocimiento de la materia, que eso la pone por encima de muchas cosas.
Muchas felicidades Angélica. Bienvenidos, bienvenidas sean todos ustedes.
PRESENTADORA: Muchas gracias, senadora.
Saludamos también a la senadora Lorena Cuellar Cisneros.
Toca el turno ahora a la senadora Adriana Dávila Fernández, Secretaria de la Comisión de Derechos Humanos.
SENADORA ADRIANA DÁVILA FERNÁNDE: Muy buenos días a todas y a todos.
Primero que nada, agradecerle a la senadora Angélica de la Peña, que sabe del aprecio personal que le tengo, pero también de reconocimiento profesional a su trabajo y a su conducción en esta Comisión.
Yo había preparado, porque me dijeron algo así como cinco minutos, pero bueno, ser la tercera de la Comisión que habla prácticamente me dejan sin decir mucho, de tal manera que lo único que yo puedo plantearles a todos ustedes que están presentes aquí y a las autoridades que nos acompañan, es la certeza y la fortaleza que tiene esta Comisión de Derechos Humanos presidida por Angélica de la Peña.
Yo soy de un partido distinto al de ella, como lo es Diva Gastélum, pero la ventaja de esta Comisión es la posibilidad que tenemos de acordar cosas y de venir consensando temas que van más allá de los partidos políticos.
Hoy, para nadie es desconocido que los partidos políticos estamos siendo rebasados por la sociedad, por la sociedad civil organizada y también por aquella que no se organiza; que los partidos políticos hemos dejado de ser también esa caja de resonancia quizás que pueda darle voz a todas aquellas personas que ya no se sienten identificadas con nosotros.
De tal manera que hoy nuestra responsabilidad mayor para quienes ocupamos un cargo de elección popular, como es el Senado de la República, es justamente lograr acuerdos y consensos.
Desde esta comisión hemos pasado muchísimas cosas, lo dije en el video, quizá lo más destacado es poder platicar sin discutir, poder dialogar y discernir sin evidenciarnos o sin difamar y creo que ese es el valor más importante que tiene la Comisión de derechos Humanos.
Tengo la fortuna de que mi voz, a través del grupo parlamentario, pues también sea escuchada en esta comisión, porque creo que hemos podido, de una u otra manera, ir haciendo los consensos que ustedes, cuando entren al micrositio que ya les presentó la senadora de la Peña, podrán observar.
Sin duda la numeralia es importante, si se dictaminaron 10, 200 ó 300 iniciativas, si se dictaminaron 100, 200 ó 300 puntos de acuerdo, si se tuvieron reuniones con funcionarios de distintas áreas o con autoridades en materia de derechos humanos.
Pero la numeralia por sí sola no genera ningún avance. La numeralia por sí sola tampoco es necesariamente un proceso de un informe de actividades legislativas.
Lo más importante que ha hecho esta comisión, me parece, es {poner sobre la mesa temas fundamentales en los que, incluso, sin estar de acuerdo con posiciones de carácter gubernamental o con quien hoy ocupa el gobierno federal, hemos sido capaces de respetar en esta materia a quienes hoy gobiernan este país y a quienes en sus trincheras están haciendo este trabajo.
También vale la pena destacar el acercamiento que se ha tenido con diversas asociaciones civiles y a las que se les ha dado voz de todo tipo.
No hemos entrado en discusiones de carácter moral al interior de esta comisión y vaya que se los dice una panista. Yo estoy segura que el trabajo que ha venido planteándose aquí seguirá en los cuatro años que nos restan, avanzando, porque los derechos humanos no es un asunto de partidos políticos.
Creo que en el momento en el que nosotros llegamos al Senado de la República podemos decir y presumir desde esta comisión, que nuestro trabajo y nuestra misión, si bien todavía no es cumplida, lo cierto es que hemos avanzado.
Por primera vez tuvimos una iniciativa preferente que habla sobre derechos humanos, la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Tuvimos el nombramiento de un nuevo titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en las que buscamos en todo momento los consensos, pero también ser lo más objetivos posible. Esta comisión encabezó parte de esos trabajos y esta comisión lo hizo con mucha responsabilidad.
Me siento muy orgullosa porque, a pesar de que cuando fui diputada federal tuve oportunidad de pertenecer a la Comisión de Derechos Humanos, creo que hoy vivo en carne propia, con toda intensidad y con la misma paciencia de Angélica de la Peña, este trabajo que ha sido en coordinación también con compañeras a la que admiro, quiero y respeto también, como Diva Gastélum o Lucero Saldaña; como Rosa Adriana Díaz Lizama, que han hecho de esta comisión una comisión productiva, una comisión provechosa, una comisión respetuosa.
Estoy segura que bajo la conducción de Angélica podremos obtener muchos mayores resultados y también estoy segura que habrá diferencias en muchos de los otros temas, algunos de ellos ya los puso sobre la mesa la senadora, en lo que tendremos que discutir de aquí a lo que resta de este año, pero también estoy segura que esas diferencias, más que alejarnos, nos van a acercar para darles resultados a los ciudadanos.
Para nadie es desconocido que el país atraviesa momentos difíciles en esta materia.; que esto que se ha llamado por otros países o por los organismos internacionales, como una crisis en materia de derechos humanos, no sólo corresponde a una Comisión como la del Senado de la República.
Es también responsabilidad de, a varios que hoy veo por aquí, presidentes y presidentas de los organismos estatales.
Es también responsabilidad de gobernadores que están al frente de sus estados y que tienen la obligación de hacer un respeto irrestricto a esta materia.
Y es también responsabilidad de los munícipes, presidentes municipales que tienen que aplicarse no sólo en la aplicación –perdón en la redundancia- de la ley, sino también en el respeto a la diversidad y a la forma distinta de pensar.
Lo que hace mejor el trabajo de una Comisión como ésta, no es que todas y todos pensemos iguales.
Lo que hace que una Comisión que ésta, que es la Comisión de Derechos Humanos, al frente con una mujer –que ya lo dijo Diva-, conoce perfectamente el tema, es que esas diferencias que nosotros hemos tenido, hemos sido capaces de dar el paso siguiente, que es ponernos de acuerdo.
Los derechos humanos no pueden negociarse. El derecho humano es eso, un derecho inherente desde que nacimos.
Hay quienes pensamos que los seres humanos tienen derechos humanos desde que nacen y hay quienes pensamos que los tienen desde que están concebidos en el vientre.
Esas diferencias, esas cosas, son las que van a permitir que este país avance.
Yo estoy segura que la lucha de los partidos políticos en la arena electoral es una, pero la lucha de los partidos políticos en la política pública debe ser otra.
Y es obligación de nosotros, desde el Senado de la República, desde la Cámara de Diputados, desde los Congresos Locales, desde las Comisiones Estatales, desde la Comisión Nacional y desde las distintas trincheras que ocupan las asociaciones civiles, es responsabilidad de todos construir un país mejor.
No puede seguir siendo éste un discurso que nos una sólo hoy en una época que se antoja sólo electoral. Tiene que ser éste un discurso que en los hechos se traduzca en realidades para los mexicanos que cada día están más ávidos de que los políticos nos pongamos de acuerdo.
Por eso, yo celebro muchísimo pertenecer a esta Comisión y celebro muchísimo contar con compañeras y amigas como Angélica de la Peña, como Diva Gastélum, como Lucero Saldaña, porque en la Comisión que a mí me ha tocado presidir en este año, Comisión contra la Trata de Personas, ellas han participado, no sólo lo han hecho muy bien, sino lo han hecho con toda responsabilidad.
Despolitizar, pero despartidizar cualquier Comisión, es la mayor obligación que tenemos quienes servimos a México.
Y hoy servir a México se puede traducir en esos dictámenes que están ahí planteados en ese micro sitio, pero especialmente en que los ciudadanos, y los mexicanas y las mexicanas, puedan entender que los derechos humanos no son un asunto de juego ni tampoco pueden ser sólo un asunto de discurso, que tienen que ser una realidad ya.
Y yo los invito a todos a que busquemos la forma de que estas cercanías, no sólo en ideas, y estas lejanías, no sólo también en ideas, sean el motor que nos impulse a todos a avanzar y a perfeccionar nuestros marcos jurídicos, porque esa es la obligación del Poder Legislativo: hacer mejores leyes; no más leyes.
Muchísimas gracias a todos.
Buenos días.
PRESENTADORA: Muchas gracias senadora por su mensaje.
Se suman con nosotros y damos la bienvenida al licenciado Felipe Solís Acero, Subsecretario de Enlace Legislativo de la Secretaría de Gobernación.
Y a la licenciada Nora Arias Contreras, Delegada en Gustavo A. Madero.
Damos ahora la palabra al licenciado Luis Raúl González Pérez, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
LICENCIADO LUIS RAÚL GONZÁLEZ PÉREZ, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: Muy buenas tardes tengan todos ustedes; todas y todos ustedes.
Senadora Angélica de la Peña, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores.
Apreciables senadoras y senadores presentes.
Apreciables miembros del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Estimada Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Distinguido señor Gobernador del Estado de Coahuila.
Estimados representantes de organismos no gubernamentales y de organismos públicos defensores de derechos humanos.
Estimados miembros de los medios de comunicación.
Señoras y señores:
Agradezco la amable invitación para acompañarlos en la presentación del informe de actividades, correspondiente al tercer año del ejercicio de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República.
Quiero reconocer el importante e intenso trabajo legislativo que ha venido desarrollando el Senado de la República; y de manera muy particular la Comisión de Derechos Humanos de la LXII Legislatura, como se puede observar en el informe que hoy se presenta.
La reforma constitucional del 10 de junio del 2011, es la más trascendente que ha tenido nuestra Constitución en la materia; ya lo señalaba así la senadora Angélica de la Peña. La misma estuvo presidida de importantes reformas que incorporaron diversos derechos fundamentales en el texto constitucional; ampliándose el catálogo con otros derechos que se agregaron con posterioridad, por ejemplo a la alimentación, al deporte, a la cultura física, al agua, a un ambiente sano, al internet, a la identidad y a ser registrado de manera inmediata al nacimiento.
Las mencionadas reformas constitucionales han requerido grandes ajustes a las leyes secundarias, que las armonicen y hagan viables; demandando un arduo trabajo legislativo para alcanzar la calidad técnica que brinde certeza jurídica al gobernado y a las autoridades a las que van dirigidas.
La etapa transicional que vivimos en materia de derechos humanos, ha tenido entre sus objetivos colocarlos en el centro de la administración para que orienten todos los mandatos y políticas de Estado; al hacer explícita la obligación de todas las autoridades de someter sus actos a su estricto cumplimiento.
En la debida protección de la dignidad humana, se asienta el fundamento de los derechos humanos, base y condición de todos los demás. En consecuencia, la labor legislativa debe tener como base y esencia el respeto a los derechos humanos.
Como señaló Jorge Carpizo, la idea de la dignidad humana es el sustento del ordenamiento político, jurídico y social de una comunidad; por lo que se debe asegurar su vigencia mediante la defensa y protección en la Constitución, en la ley y en los instrumentos internacionales. Aquí mismo, la senadora Angélica de la Peña nos decía que la dignidad humana es el eje a través del cual se debe de articular todo el sistema de acción de los poderes públicos.
En ejercicio de las atribuciones que en su ámbito de competencia cada instancia tiene, existe entre la Comisión de Derechos Humanos del Senado y la CNDH, vínculos que las unen en el trabajo que realizan; algunos de esos nexos derivan de la reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011, que tuvo entre sus propósitos fortalecer y ampliar las facultades de los organismos no jurisdiccionales, protectores de los derechos humanos.
En la Comisión Nacional de Derechos Humanos hemos hecho el compromiso de ejercer plenamente las atribuciones que se le han otorgado, en esa reforma y en la ley que la rige.
Reconozco la disposición de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de hacer efectiva la propuesta de iniciativa legislativa para eliminar la reelección del Presidente de la CNDH. Es tarea importante también y quisiéramos trabajar conjuntamente con ustedes, en la elaboración de los proyectos de las leyes generales en materia de desaparición forzada y sobre tortura; ello contribuiría a fortalecer las bases para enfrentar esos problemas, además de cumplir con los compromisos contraídos con organismos internacionales.
Senadoras y senadores:
No basta –también hay que decirlo– tener buenas leyes. El respeto que avala los derechos humanos se inscribe dentro de un asunto mayor, que es el respeto a la ley, a las normas en general.
De este modo, tendríamos que reconocer que para construir un Estado regido por el principio del imperio de la ley y los derechos humanos, necesitamos de un cambio en el que los individuos, independientemente de cualquier otra condición, se respeten a sí mismos, respeten a sus semejantes y así puedan respetar las leyes.
Hay que pensar en derechos pero también en obligaciones; demandar y exigir ante las autoridades, pero también cumplir cada quien en sus tareas.
Solamente dentro de un Estado Democrático de Derecho efectivo y consistente, la causa de los derechos humanos es realmente viable. Este cambio es del gobierno y de la sociedad en su conjunto.
Reitero mi reconocimiento a la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República por el trabajo que ha venido realizando en favor de México.
De igual manera, reconozco la labor de la senadora Angélica de la Peña, quien se ha destacado por su trabajo en favor de los derechos humanos, principalmente de las mujeres, los adolescentes, las niñas y los niños y desde luego acompañada de las legisladoras que integran la Comisión de los Derechos Humanos y de los legisladores.
Es incansable su vocación orientada a lograr la plena igualdad económica y política entre los géneros y para desterrar por completo la violencia que aún lacera el desarrollo personal de muchas mujeres.
Muchas gracias por su atención.
PRESENTADORA: Muchas gracias, Presidente de la CNDH.
Agradecemos la presencia del senador Enrique Burgos García, y también se encuentra con nosotros el doctor José de Jesús Orozco Enríquez, Comisionado Relator sobre los Derechos Defensoras y Defensoras de Derechos Humanos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Escuchemos ahora el mensaje de la Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga María del Carmen Sánchez Cordero.
MINISTRA OLGA MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ CORDERO: Muchas gracias. Muchas gracias a todos por su presencia.
Me siento muy honrada de participar en este evento, como una muestra de dignidad y respeto entre los poderes del Estado, pues lo que nos convoca a este informe es hacer un balance sobre nuestra contribución en el respeto y protección de los derechos humanos, sentido y razón de ser del Estado, como lo dijera hace un momento la senadora Angélica de la Peña.
Un camino que en mi circunstancia personal lleva 20 años. Me honra, porque me parece que por fortuna la práctica del Sistema de Revisión Judicial de Constitucionalidad en nuestro país tiende a desarrollarse de un modo conversacional y, por lo tanto, en la línea con los ideales del diálogo constitucional y democrático, al que todos los órganos del Estado estamos llamados.
Eso hace hoy la senadora Angélica de la Peña como Presidenta, pero también todos los integrantes, todos los miembros de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República y todas las senadoras y senadores.
Cuando comparten esta tribuna con quienes, como yo, tienen como único propósito contribuir a generar una cultura de los derechos humanos que involucre a todos los actores políticos, a todos los actores sociales en la concreción y el cumplimiento de esos derechos.
Esto implica que desde nuestra función, cada uno de los poderes tiene el deber de dialogar con los otros, respecto a la participación en la definición, en el alcance, en el contenido de los derechos y, sobre todo, de cuál debe ser nuestra participación en su garantía.
Sin embargo, como en cualquier diálogo, éste precisa de ciertos presupuestos que deben procurarse entre los participantes, pues al enmarcarse dentro de la tradicional idea de los frenos y contrapesos, en la idea tradicional de la división de poderes, en las clásicas funciones del Estado, las soluciones dialógicas encuentra dificultades para estabilizarse como prácticas nuevas.
De manera tal que me parece se requiere de una nueva concepción de una idea diferente de lo que la división de poderes significa, pues un sistema institucional dialógico no se lleva bien con las formas clásicas de la revisión judicial, en las que el poder judicial tendría ni ningún otro poder tendría la última palabra constitucional.
Un sistema dialógico requiere orientarse hacia otros fines, requiere facilitar la conversación entre iguales. El lenguaje de diálogo apela a una civilizada y respetuosa resolución de conflictos, en momentos marcados por los antagonismos políticos; requiere de una estructura institucional al servicio del intercambio de razones.
Estoy aquí precisamente porque anhelo, como muchos ciudadanos de este país, que se establezcan mecanismos de diálogo democrático entre poderes, entre actores políticos, a partir de su propia experiencia y de sus propias funciones.
Hoy acudo con este anhelo democrático, a compartir con ustedes una experiencia de 20 años, ese recorrido en la Suprema Corte, cuyo principal aprendizaje radica en que lo que hacemos, en que lo que decimos día con día contribuya a generar una realidad diferente, una transformación de esa realidad.
Uno de estos procesos de transformación democrática, me parece, inicia con la reforma al Poder Judicial de 1994, implementada a partir de febrero del 94, que transformó la estructura y funciones de la Suprema Corte de una manera radical.
La Corte que encontré al llegar hace 20 años tenía una idea de los derechos muy limitada. Se llevaba a cabo la interpretación constitucional con herramientas teóricas que no correspondían con sus nuevas atribuciones ni con la realidad. El espectro de los derechos era sumamente acotado.
Había derechos que ni siquiera eran reconocidos, como los que acaba de mencionar nuestro presidente de la Comisión Nacional. La Corte a la que llegué concebía el orden constitucional en una esfera limitada de poderes y funciones, sin considerar, por ejemplo, organismos constitucionales autónomos, sin considerar la nueva realidad; tampoco, por ejemplo, el nuevo orden llamado Distrito Federal
El país era otro, los problemas eran otros, pero la necesidad de diálogo siempre ha estado presente, lo estuvo hace 20 años, lo está más ahora.
Existen numerosos ejemplos de formas de acción, que aunque enmarcadas dentro del tradicional molde institucional de los frenos y contrapesos, pueden considerarse respuestas acordes con los diálogos y los ideales del diálogo constitucional.
Pero si buscamos formas nuevas enmarcadas en la idea de una diferente visión de la estructura del estado, que hoy incluye a los organismos autónomos en una nueva división de poderes, en una nueva visión de democracia más participativa, más deliberativa, el diálogo se privilegia y florece.
Este país necesita dialogar, necesita dejar atrás atavismos provenientes de visiones desgastadas de los derechos del Estado, de la democracia.
Necesita dejar atrás los enfrentamientos que tanto daño le han hecho a nuestro país.
Necesita, en suma, el diálogo constitucional como método de toma de las decisiones fundamentales del país.
En ese proceso, los órganos del Estado estamos más que nunca inmersos.
Debemos encontrar nuevas formas de acercarnos, de escucharnos, de comprendernos.
Felicidades a la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República por su valiosa aportación en la realización de nuestros derechos.
Mi reconocimiento y mi agradecimiento.
En ello va nuestro porvenir, el porvenir de nuestro país.
Muchas gracias.
PRESENTADORA: Muchas gracias ministra, por su informe.
Damos paso al pronunciamiento del Gobernador del Estado de Coahuila y Coordinador de la Comisión de Derechos Humanos de la Conagua (sic), Rubén Moreira Valdéz.
LICENCIADO RUBÉN MOREIRA VALDÉZ: Bueno. En estos tiempos que falta el agua.
Senadora: muchas gracias por la invitación.
Senadores, senadoras: muchas gracias también por la invitación.
Saludo con afecto a la senadora Coahuila.
Al senador de mi Estado.
Al Presidente de la Comisión.
A la Ministra de la Corte.
A todas y a todos ustedes.
A los ombudsman de nuestro país:
Senadora: Dijo usted que en el tercer lugar vio –cuando usted habló-, vio que le habían quitado una parte de su discurso.
Imagínese yo que soy el sexto, cómo me fue.
Pero déjenme, les comento tres cosas:
La reforma del 2011, que surge de la Cámara de Diputados y del Senado, es trascendental, como se dijo acá, para nuestro país, específicamente el Artículo Primero.
Cuando lo discutimos, quienes tuvimos la oportunidad de ser legisladores, pensamos que aquellos derechos que había sido ya resueltos por la humanidad, no nos metiéramos a un proceso arduo, de discusión en nuestro país, sino que los adoptáramos y los aceptáramos.
Y además pusimos énfasis en el control de convencionalidad: que aquel juez en un remoto lugar viera lo que se estaba resolviendo en el mundo para resolver, en directo, lo que tenía frente a sí.
Además en ese artículo primero, también pusimos énfasis en la no discriminación.
En estos tiempos, en estos tres años que han pasado, creo que muchas cosas buenas han sucedido.
Muchas cosas buenas han sucedido en la Corte, muchas cosas buenas han sucedido en los Estados, muchas cosas buenas han sucedido acá, a nivel federal.
Reconozco a la Comisión de Derechos Humanos del Senado, a la senadora Angélica de la Peña, por ser protagonistas en esta transformación del país.
Y déjenme pongo algunos ejemplos:
Hace poco ustedes discutieron la Ley para la Atención de las Niñas, los Niños, la Familia.
Nosotros en Coahuila teníamos una ley, de pocos meses antes, con particularidades importantes y creo que con avances importantes.
Les agradecemos a ustedes el haber volteado a aquella ley y no haber echado para atrás, al ser una ley nacional, los avances que nosotros habíamos tenido en nuestra legislación.
También creo que faltan muchísimas cosas por hacer. Necesitamos una ley contra la desaparición de personas. Mi entidad ha padecido esa terrible tragedia.
Y tenemos avances importantes. Tenemos tipo penal, tenemos legislación específica, pero sí requerimos de una legislación nacional que nos ayude a todos a empujar hacia la misma ruta y hacia el mismo rumbo.
Como también creo que tenemos que legislar sobre la cuestión de ausencia.
Algunos estados ya lo estamos haciendo a partir del mandato de ustedes, de la Ley General de Atención a Víctimas, que en uno de sus artículos por ahí, nos da esa obligación que ya se venció, y tenemos algunos estados que ya la cumplimos; pero requerimos hacer un gran empuje nacional.
También creo que necesitamos una ley que desde el centro empuje los derechos de aquellos hombres y mujeres que se enamoraron de una persona de su mismo sexo, y con esto podamos resolver rápidamente lo que la Corte ha estado dictando de manera consistente: el derecho que tienen y tenemos todos a la libertad y a la felicidad.
Creo que también es momento de enfrentar el tema de las recomendaciones de los organismos internacionales, y creo que aquí el Senado está dando una muy buena muestra de eso; como lo que somos, un Estado federado y no esperar que solamente el Gobierno Federal se haga cargo de lo que son las responsabilidades, y ahí me regreso a lo que yo creí que me iba a dejar la senadora Adriana, que era la responsabilidad de los estados y los municipios.
Yo hice mi tarea, traigo mi texto y se lo voy a dejar; pero básicamente era eso, la responsabilidad que tenemos en los estados y en los municipios de resolver los temas de derechos humanos y de enfrentar las responsabilidades del Estado mexicano como un Estado federado.
Si ustedes analizan, por ejemplo, las recomendaciones en el examen periódico universal, verán que una buena parte nunca va a ser resuelta por el Gobierno Federal, porque está en el ámbito de competencia o de los municipios o de las entidades federativas; muchas son éstas.
Nosotros en la Conago tenemos dos resoluciones, de las últimas tres sesiones tenemos tres resoluciones: de la que fue en Puebla, en Aguascalientes y la última en Durango; donde las entidades firmamos 15 compromisos para atender desde las entidades federativas, la responsabilidad del Estado mexicano, atender las obligaciones que salen de las legislaciones aprobadas por ustedes y que de alguna manera se han ido olvidando por algunas de nuestras entidades. Ahí está la ley de atención a víctimas; la ley de declaración de ausencia; armonizar todo lo referente a las leyes de las niñas y los niños.
Si ustedes nos permiten, senadoras, senadores, podemos tener un diálogo directo para armonizar la legislación que ustedes han ido aprobando; pero también en ese diálogo, para que intercambiemos información, intercambiemos datos, historias que requieren ser llevados a una legislación federal o que requieren ser impulsados desde el Senado, donde están los representantes de las entidades federativas, a toda la nación.
Te felicito además, Angélica, por tu enorme trabajo, por tu capacidad de organizar una Comisión; en materia de derechos humanos es bien difícil, de por sí legislar es muy difícil porque se conjuga toda la nación. Creo que en el Poder Legislativo es donde está conjugada toda la nación. Quienes triunfan, quienes están por representación proporcional, pero todos estamos acá en el Senado o en la Cámara de Diputados, es bien difícil pues en materia de derechos humanos hay ciertas cosas que requieren una inteligencia extraordinaria, como la tuya, para coordinar y pasa sacar las cosas adelante.
Te dejo mi texto para que veas que sí escribí algo, y mis propuestas también.
Gracias.
PRESENTADORA: Muchas gracias al Gobernador por Coahuila y coordinador de la Comisión de Derechos Humanos de la Conago.
Escuchemos la intervención del maestro Perseo Quiroz Rendón, director ejecutivo de Amnistía Internacional México.
MAESTRO PERSEO QUIROZ RENDÓN: Muy buenas tardes.
Pocas veces las organizaciones de la sociedad civil tenemos la oportunidad de interlocutar con tantos y tan diversos actores, como el día de hoy; y por lo tanto agradezco a la Comisión de Derechos Humanos del Senado; a su presidenta, Angélica de la Peña; y a su secretario técnico, Gabriel Delgadillo, por esta invitación.
Amnistía Internacional es una organización que se caracteriza por tener una voz crítica; sin embargo, también sabemos reconocer el trabajo que se lleva a cabo de manera seria y de manera profunda.
Y en este sentido, hemos escuchado el día de hoy que muchos hablan de la importancia y de la trascendencia de la reforma constitucional del 2011 en materia de derechos humanos, sin embargo, pocos han sido quienes verdaderamente se han dedicado a llevarla a la práctica. Y, en este sentido, reconocemos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Senado de la República, especialmente en la Comisión de Derechos Humanos, actores que han tenido un compromiso que se ha llevado a la práctica con acciones respecto a la reforma constitucional en materia de derechos humanos; lamentablemente, este compromiso no lo hemos encontrado de tal grado en la Cámara de Diputados ni tampoco en el Poder Ejecutivo.
Amnistía Internacional ha tenido una intensa relación de trabajo con el Senado de la República y con la Comisión de Derechos Humanos. Ejemplos de ellos, han sido la visita de nuestro Secretario General Salil Shetty en donde al Comisión de Derechos Humanos nos recibió de manera bastante buena escuchando las recomendaciones que tenía que hacer nuestro Secretario General, a diferencia de lo que pasó en la Cámara de Diputados.
Las diversas organizaciones de la sociedad civil hemos encontrado en el Senado de la República un interlocutor genuino. Quizás no siempre estamos de acuerdo, pero hemos encontrado un interlocutor genuino en donde se crea un espacio de diálogo, no solamente para cumplir con el requisito sino para escuchar verdaderamente las propuestas de la Sociedad Civil.
Por todo ello, felicito a la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República y al Senado de la República en general por el trabajo serio que han hecho y felicito también a la senadora Angélica de la Peña por el liderazgo que ha tenido al frente de esta Comisión.
Sin embargo, señores senadores, permítanme agregar un tono no tan festivo en esta celebración. Desafortunadamente nuestra democracia, la democracia mexicana que tantos años y tanto esfuerzo nos ha tomado construir, el día de hoy está en riesgo, y está en riesgo porque no hay una democracia que pueda sobrevivir con 23 mil personas desaparecidas, con un aumento en la tortura en 600 por ciento en los últimos 10 años o en un país donde ocho de cada 10 mujeres migrantes sufren violencia conforme al último estudio del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados, o donde la cifra negra del delito alcanza números tan altos como 93.8 por ciento, de acuerdo al último reporte del INEGI.
Señores senadores, esta crisis de derechos humanos no se va a resolver volteando la mirada; no se va a resolver reaccionando de manera defensiva ante la crítica, ni se va a resolver simplemente con el paso del tiempo. Lo que hoy requerimos del Senado de la República son estadistas y no políticos, que reconozcan la magnitud de la crisis de derechos humanos en la que estamos enfrascados.
Creo, señores senadores, que ustedes tienen una responsabilidad histórica de permitir que el país salga de esta crisis de derechos humanos o dejar que ésta se siga agudizando.
Espero y confío en ustedes que harán todo lo que esté en sus manos para poder salir de este momento de la historia mexicana.
Muchas gracias.
PRESENTADORA: Muchas gracias, maestro Perseo Quiroz.
Tiene la palabra el representante adjunto en México de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Jesús Peña Palacios.
JESÚS PEÑA PALACIOS: Honorable senadora Angélica de la Peña, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República;
Honorables senadores y senadoras de la Comisión de Derechos Humanos y del Senado, que hoy nos acompañan;
Respetable licenciado Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos;
Estimada ministra Olga Sánchez Cordero:
Distinguido Rubén Moreira;
En fin, todas las autoridades, funcionarios públicos, representantes de organismos públicos de derechos humanos, miembros de las organizaciones de la sociedad civil; colegas de organismos internacionales que nos acompañan el día de hoy, tengan todos ustedes muy buenas tardes.
En primer lugar quisiera expresar nuestro agradecimiento a la señora Angélica de la Peña y a los miembros de la Comisión de Derechos Humanos por esta invitación a la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Usted, senadora, los miembros que integran esta comisión han sido siempre aliados, tanto de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Derechos Humanos, como de otras agencias de las Naciones Unidas en la promoción y protección de los derechos humanos y en este sentido es un honor para nosotros poder estar presentes hoy en este acto.
Tal y como lo señalé en la instalación de esta honorable comisión en octubre de 2012, los congresos y sus integrantes son agentes fundamentales en materia de derechos humanos.
La actividad parlamentaria en su conjunto, legislar, aprobar el presupuesto, supervisar al Poder Ejecutivo, ratificar tratados internacionales, entre otras tareas, tiene una repercusión directa e inmediata en el disfrute de los derechos humanos.
Y al mismo tiempo el Parlamento debe ser, sin lugar a dudas, un guardián de los derechos humanos y hoy vemos este cometido reflejado en el trabajo realizado por la Comisión de Derechos Humanos del Senado en los últimos años.
Como oficina en México del Alto Comisionado de las naciones Unidas para los Derechos Humanos, destacamos los cambios profundos que han tenido lugar en México en los últimos años en materia de derechos humanos y los esfuerzos que ha dedicado la sociedad mexicana a la construcción de sus instituciones, esfuerzos en los que la Comisión de Derechos Humanos del senado ha jugado también un papel muy importante.
Con la confianza de que las autoridades y la sociedad mexicana seguirán avanzando por la senda que México se ha trazado en materia de derechos humanos, estamos hoy presentes en la presentación de este informe.
Muchos podrían ser los puntos a destacar de la labor desempeñada y probablemente al hacerlo dejaré por fuera algunos importantes, pero con su venia e indulgencia me voy a permitir sólo destacar algunos de ellos.
Creo que es importante, algunos ya lo han mencionado, el impulso que se ha dado desde la comisión a la reforma constitucional en materia de derechos humanos.
También quisiera destacar que impulsar las reformas a la Ley de Víctimas, a la legislación penal en materia de delitos cometidos contra periodistas, en la Ley Federal para Prevenir y Sancionar la Tortura o la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, impulsar todas estas leyes a la luz de los estándares internacionales, es una importante práctica que la Comisión ha desarrollado de manera ejemplar en su quehacer legislativo.
No puedo tampoco dejar de mencionar que el retiro de reservas a instrumentos internacionales, de los cuales México es parte, representó un avance sustancial en los últimos años.
Esta acción nos deja ver que el paradigma de la reforma constitucional de 2011 está en curso, generando cada vez mejores plataformas de protección de los derechos humanos.
También hemos sido testigos de la importante labor que la Comisión de Derechos Humanos ha tenido en la designación de algunos puestos claves para la protección y promoción de los derechos humanos, como se ha mencionado ya por quienes me antecedieron en la palabra.
Y por último, como testigo personal que he sido, quisiera mencionar el rol que la presidenta de la Comisión de derechos Humanos ha jugado como invitada permanente en el mecanismo de protección para personas defensoras de derechos humanos y periodistas.
Ahí hemos compartido muchas sesiones en un esfuerzo común que tenemos de intentar que este mecanismo sea lo más eficiente posible.
Pero aquí no termina su trabajo, senadores y senadoras.
Conscientes del compromiso por los derechos humanos que todos ustedes tienen y siempre respetando la independencia de autonomía de cada uno de los senadores, me voy a permitir mencionarles a la luz de los lamentables hechos ocurridos en Iguala y del lacerante fenómeno de la desaparición forzada, uno de los temas que mencionó la senadora Angélica de la Peña y que está pendiente, y es la de impulsar una respuesta legislativa integral en los términos recomendados por el grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas e involuntarias de las Naciones Unidas y recientemente por el Comité de Desapariciones Forzadas, a este problema en México.
Como siempre, en este y en otros temas, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, les ofrece su asistencia y cooperación, así como su firme compromiso para proveer todo el apoyo y respaldo que precisen en su importante trabajo legislativo.
Para la Oficina en México del Alto Comisionado, será un honor poder contribuir a este importante esfuerzo parlamentario de la mano de las organizaciones de la sociedad civil, de los organismos públicos de derechos humanos y sobre todo de las víctimas de violaciones a los derechos humanos.
Muchas gracias por su atención.
Felicidades por el trabajo realizado y muchos éxitos en la importante labor que todavía tienen por delante.
Gracias.
PRESENTADORA: Muchas gracias al representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Escuchemos ahora el mensaje de la Presidenta del Consejo Directivo de la Comisión Mexicana de la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, maestra Ximena Andión Ibáñez.
MAESTRA XIMENA ANDIÓN IBÁÑEZ: Buenas tardes a todos y a todas.
En primer lugar, quiero agradecer a la senadora Angélica de la Peña, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, por haber extendido la invitación a la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, organización de la sociedad civil, para que pudiera expresar unas palabras en la presentación de este Informe y en este ejercicio de rendición de cuentas, que es tan importante.
También queremos agradecer su apertura y permanente disposición para dialogar con las organizaciones de la sociedad civil en la construcción de iniciativas legislativas y otras resoluciones relevantes para el Senado.
Queremos reconoce que esta Comisión de Derechos Humanos ha fomentado el involucramiento de voces diversas en la discusión de los temas clave en materia de derechos humanos y que se han considerado las propuestas de la Comisión Mexicana y de otras organizaciones de la sociedad civil, así como de expertos nacionales e internacionales en las iniciativas y resoluciones del Senado.
Estamos convencidos que este tipo de vinculación y diálogo constructivo es la única forma en la que las democracias modernas pueden construir acuerdos que nos permitan enfrentar los desafíos que México enfrenta en materia de derechos humanos.
La composición de esta Comisión y su trabajo es una clara muestra de la apertura y pluralidad institucional que se ha logrado en la resolución de asuntos de la mayor importancia para la vida democrática del país.
En este periodo en el Senado y por parte de la Comisión, se han dado avances importantes en materia de protección y garantía de los derechos humanos.
Yo sólo quiero mencionar dos cosas que nos parecen fundamentales:
La primera es la ya muy postergada reforma al Código de Justicia Militar, que asegura que las violaciones a los derechos humanos sean juzgadas por tribunales civiles.
Y, la segunda, es el proceso de elección del Ombudsman Nacional.
Sin duda éste se trató de un largo proceso en el que se aseguró la participación y se escuchó la voz de organizaciones que por el actuar cotidiano con la CNDH teníamos una valoración negativa de la gestión anterior de la Comisión.
Celebramos que el Senado haya resuelto nombrar a un nuevo Presidente, que ofrece expectativas de que esta institución pueda, en efecto, promover, proteger y garantizar el respeto de los derechos humanos en el país y que sea sensible para recomponer la relación con las víctimas y con las organizaciones de la sociedad civil.
Esperamos que en el contexto de elección de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se escuchen y consideren también las voces de la sociedad civil y que dentro de los criterios para elegir a las nuevas personas que integrarán la Corte, se priorice un récord limpio en materia de derechos humanos, un compromiso demostrado con estos derechos y también la necesidad de contar con una Corte más paritaria en materia de igualdad de género.
México está inmerso en una situación de graves generalizadas e incluso en algunas circunstancias sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
Por lo que debemos ser muy conscientes de que para definir una agenda de seguridad y justicia en el país, con perspectiva de respeto irrestricto a los derechos humanos, debemos atacar las causas y no sólo los efectos de estas violaciones.
En este sentido, creemos que un gran desafío es que México no ha sabido o no ha querido resolver el triste legado de violaciones graves a los derechos humanos; tales como tortura, ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento interno forzado, desaparición forzada; que han sido cometidas no sólo en el contexto de la guerra contra el narcotráfico, sino en diferentes contextos de la historia reciente de nuestro país como son la guerra sucia y el conflicto armado en Chiapas.
Para enfrentar lo anterior, creemos que todos los poderes del país deben reconocer la alarmante crisis en materia de derechos humanos y la enorme deuda que tenemos con los cientos de miles de víctimas, a quienes se les ha negado el derecho a la verdad, a la justicia y al a reparación.
Se requiere, entonces, una discusión no sólo con actores nacionales, internacionales para analizar si México tiene la capacidad y la voluntad para perseguir, castigar y procesar a todos los perpetradores de estas violaciones.
En esta reflexión se debe contemplar el análisis de los mecanismos extraordinarios y especializados que México podría construir para hacer justicia y garantizar el derecho a la verdad; como por ejemplo la experiencia de Guatemala con la Comisión Internacional para combatir la Impunidad; la función complementaria que desempeña la Corte Penal Internacional y los juicios de crímenes de lesa humanidad en Argentina, Chile, Perú y Guatemala.
Asimismo, es fundamental definir qué mecanismos podemos crear, como lo han hecho en otros países del Cono Sur y de Centroamérica, para incentivar que las víctimas puedan rendir testimonios que nos permitan dimensionar en su justa medida, la cantidad y tipos de violaciones graves a derechos humanos que se han cometido en el contexto del combate al narcotráfico y la seguridad.
Es fundamental acelerar la reforma de seguridad y justicia desde una perspectiva de derechos humanos; y establecer verdaderos controles civiles sobre los militares, además de desmilitarizar la seguridad pública.
Se debe retomar el ejercicio de reformar la jurisdicción militar, ya que tal y como se regula actualmente no garantiza los principios para la correcta administración de justicia, en su independencia e imparcialidad.
El país también debe reconocer que la política de drogas vigente ha contenido consecuencias muy negativas, no sólo en las instituciones de seguridad y justicia; sino especialmente en el goce de los derechos humanos.
Desde la Comisión Mexicana creemos que se debe avanzar en la despenalización, regulación del espectro relativo al comercio de drogas ilícitas. Estamos convencidos que el Senado, por su investidura y representación nacional, tiene la enorme responsabilidad de fomentar debates informados y objetivos sobre los resultados de la política actual en materia de combate al narcotráfico; pero especialmente desde el punto de vista de los costos en materia de derechos humanos.
Asimismo, debe de debatirse sobre el contexto internacional del problema mundial de drogas y la posición que México asumirá en la sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas de 2016, sobre este tema.
No puedo dejar de aprovechar este informe también para destacar lo que desde la Comisión se ha hecho en materia de igualdad de género y derechos humanos de las mujeres. Y el hecho de que esta Comisión tan relevante esté presidida por una mujer e integrada por mujeres tan comprometidas con este tema.
Es fundamental que de cara a los comicios electorales, las y los actores políticos se comprometan a respetar el principio de la paridad de género en las listas electorales, y que podamos contar con muchas presidentas en las comisiones del Senado y de la Cámara de Diputados.
También quiero señalar como un pendiente muy importante en esta agenda, la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre trabajo doméstico.
Quiero enfatizar que la Comisión Mexicana, senadora y senadores integrantes de esta Comisión, estamos listos para trabajar en la agenda legislativa que está pendiente. En particular queremos enfatizar la ley reglamentaria al artículo 29 constitucional en materia de suspensión de derechos; y el artículo 33 sobre el procedimiento de expulsión de extranjeros con pleno respeto a los derechos humanos de las personas migrantes; la ley general en materia de desaparición forzada de personas; la ley general en materia de tortura, en la que se incorporen disposiciones relativas a su adecuada investigación y procesamiento; una ley general sobre el uso de la fuerza, incluida la letal; la eliminación de la figura del arraigo en la Constitución; una ley general en materia de desplazamiento interno y su tipificación como delito federal; así como la ratificación prioritaria del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y el Protocolo Facultativo de la Convención sobre Desaparición Forzada de Personas.
Senadora de la Peña, senadoras y senadores; para concluir no me queda más que reiterarles nuestro agradecimiento y reconocimiento de parte del equipo de la Comisión Mexicana; así como nuestro compromiso para trabajar de mano del Senado de la República para que se respeten, protejan y garanticen de mejor manera los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación.
Muchas gracias.
PRESENTADORA: Muchas gracias a la presidenta del Consejo Directivo de la Comisión Mexicana de la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos.
Para cerrar este informe, tiene la palabra el maestro Santiago Corcuera Cabezut, miembro del Comité sobre Desapariciones Forzadas de la ONU.
SANTIAGO CORCUERA CABEZUT: Bueno, qué lástima que la presentadora anunció que era para cerrar el evento, porque yo como broma iba a decir que faltaban seis oradores, pero no, descansen, soy el último en hacer uso de la palabra y, por supuesto, quiero comenzar agradeciendo muchísimo a la senadora Angélica de la Peña por la honrosa invitación que me hace a participar en la presentación de su Informe de Actividades de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República.
Por supuesto, saludar a todas y todos los integrantes de la audiencia y, como no soy político y no estoy acostumbrado a hacerlo en el orden que se supone corresponde para no herir susceptibilidades, simplemente con mucho afecto desde aquí los saludo a todos y a todas.
Quisiera comenzar por comentar algunos de los elementos esenciales que se mencionaron en el informe de la senadora Angélica de la Peña en representación de la Comisión de Derechos Humanos para de ahí hacer algunos breves comentarios.
En primer lugar, la labor legislativa. La labor legislativa en materia de derechos humanos –como ya se ha dicho– es fundamental, porque a través de ella es que se pueden, si se permite la metáfora aeronáutica, aterrizar las disposiciones y cláusulas de los tratados internacionales en materia de derechos humanos en la vigencia del derecho nacional.
Ahora, sin embargo, debemos recordar que los tratados internacionales, de acuerdo con el artículo 133 constitucional, no requieren propiamente de legislación que los instrumente o que los implemente, sino que son de aplicación inmediata y directa en toda la Nación y que son obligatorios para todas las autoridades del país, desde el Poder Ejecutivo Federal, todos los poderes ejecutivos de los estados, municipios, poderes legislativos y poderes judiciales.
Sin embargo, existen algunas cláusulas de estos tratados que no son autoaplicativas, que no pueden aplicarse inmediata y directamente por los jueces o por el Poder Ejecutivo, como son aquellas que los propios tratados establecen como obligación el hecho de que se tipifiquen delitos.
En ese caso, la obligación del Estado Mexicano le corresponde al Poder Ejecutivo y también, debo decirlo, a los poderes legislativos de las diferentes entidades de la República.
El gobernador de Coahuila, de manera muy diplomática, hizo mención que no todas las legislaturas de los estados han cumplido con su obligación de tipificar algunos de los delitos que los tratados internacionales exigen que se tipifiquen. Eso a mí me parece –y lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a decir ahora– una holgazanería, porque francamente no es muy difícil cumplir con lo que los tratados internacionales en la materia establecen, sobre todo existiendo ya ejemplos de legislaciones apropiadas y adecuadas, como la de Coahuila o la de Querétaro que instrumentan adecuadamente, por ejemplo, en materia de desaparición forzada.
Sin embargo, me consta el compromiso de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, presidida por la senadora de la Peña, respecto de esta preocupación; la preocupación de la senadora de la Peña respecto al incumplimiento en el que se encuentra el Estado Mexicano al no tener adecuadamente tipificadas conductas que los tratados internacionales exigen que estén tipificadas, me consta.
Me consta también el trabajo que hemos realizado con usted y con su excelente equipo, con Gabriel Delgadillo, con Olivia Rubio, a quienes les agradezco el contacto directo que también me permite acercarme a usted y sentarnos en una mesa con una hoja de papel a redactar un tipo penal adecuado en materia de tortura o desaparición forzada.
Esto que digo que me consta, me hace recordar aquel dicho que dice que las comparaciones son odiosas; pues yo digo que lo son solamente para quien sale perdiendo en la comparación.
En algunas otras épocas de la historia de México no se podía trabajar con la Comisión de Derechos Humanos del senado de la República, porque no se tenía acceso a ninguna de las personas que la integraban.
Desde que usted llegó y de esto quiero hacer un reconocimiento público, no porque seamos amigos, sino porque soy amigo de la verdad, que realmente usted ha facilitado la interlocución con la academia, con la sociedad civil, con los organismos internacionales.
En su informe usted ha mencionado su cercanía y su apertura con los relatores y relatoras y con los organismos internacionales que han visitado nuestro país o que han pronunciado recomendaciones y observaciones respecto de la situación en la que se encuentra sumido nuestro país en materia de derechos humanos.
Me consta la apertura con la que usted y su comisión reciben esas recomendaciones, no en una actitud de rechazo o de negación de la realidad, sino en una actitud de atender con objetividad lo que esas instancias indican.
El grupo de trabajo sobre desaparición forzada de la ONU, después de su visita a México en marzo de 1981, le lanzó muchas recomendaciones al Estado Mexicano, pero la primera de ellas fue reconocer la dimensión del problema de las desapariciones en México, como un primer paso para resolverlo.
Si no se reconoce el problema, no se van a adoptar las medidas que conduzcan a su solución.
Lo primero es reconocer la dimensión del problema no rechazarlo como si se tratara de un ataque a la nación, porque no lo es. Es simplemente la demostración de una realidad y su comisión siempre ha estado abierta a esa realidad y a proponer soluciones justas, que propongan una solución a estos problemas.
Debo también destacar sus palabras, no referidas a sus actividades, que fueron muchas, las que ya han sido destacadas por quienes me precedieron en el uso de la palabra, sino por las cuestiones pendientes que ya también quienes me han precedido en el uso de la palabra las han reiterado.
Pero a mí me gustó mucho que lo dijera usted, senadora, que a México le hace falta todavía ratificar algunos tratados internacionales en materia de derechos humanos; tenemos ese pendiente.
Tuvimos dos olas muy buenas de ratificación de tratados; aquella que se dio en tiempos del presidente López Portillo, cuando el canciller de la República era don Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, que se ratificaron la inmensa mayoría de los tratados internacionales que nos hacían falta, pero no se tuvo el valor en aquél entonces o las condiciones política son eran ideales como para que se reconocieran las competencias de los órganos supervisores de esos tratados.
Fue hasta finales del 98 y con la llegada de Jorge Castañeda hijo y Mary Claire Acosta Urquidi, aquí presente, a quien la patria le debe mucho, aunque ella luego me regaña que le echo elogios, que produjo la segunda ola de ratificaciones de tratados internacionales que nos hacían falta y, sobre todo, por el reconocimiento de todas las competencias y de todos los tratados de los que México era parte en ese momento.
Y una invitación abierta a la supervisión internacional a todos los relatores y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que vinieran a visitar a México en una actitud de apertura, de reconocimiento de la realidad objetiva y no de rechazo y hostilidad ante esas instituciones.
Ahora nos hacen falta algunos tratados que usted ya mencionó, senadora, y nos hace falta también reconocer algunas competencias de algunos órganos, como el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y del Comité contra la Desaparición Forzada, previsto en la Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra la Desaparición forzada.
Debo decir que me han presentado como integrante de ese Comité, pero que a diferencia de Jesús, que ha hablado en representación del Alto Comisionado, yo en este caso, como siempre, lo hago a título personal y no por supuesto en representación de ese Comité, ni mucho menos de la ONU, como luego a veces le gusta a los periodistas atribuirme esa representación.
Lo hago a título personal y simplemente reiterar mi felicitación por su trabajo, senadora.
Reiterar, compartir con sus colegas, senadoras y senadores de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, por su compromiso, por su trabajo, por su apertura al diálogo y sobre todo por su reconocimiento de los grandes desafíos que todavía tenemos por delante y por su reconocimiento de la realidad.
Si no se reconoce la terrible realidad en la que México está sumido en materia de derechos humanos, particularmente en materia de desapariciones, desplazados y ejecutados, pues no vamos a enfrentar la realidad y no vamos a poder solucionar los problemas.
Así es que yo le agradezco a usted y a su Comisión la apertura y la objetividad de analizar la realidad tal como es. No considerar que quien dice la verdad es una crítica o un ataque a la Nación, y que con base en ello se pueda avanzar desde su trinchera, que es la legislatura, para lograr avances duraderos.
Muchas gracias.
PRESENTADORA: Muchas gracias al maestro Santiago Corcuera Cabezut.
Agradecemos también a todas y todos nuestros invitados que nos acompañaron en este Informe:
Diputados locales y federales.
Comisiones estatales de derechos humanos.
Organizaciones civiles.
Integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH.
Secretaría de Gobernación.
Secretaría de la Defensa Nacional.
Del INACIPE.
Y la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente y demás funcionarios públicos.
Por su presencia, muchas gracias.
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