Versión estenográfica de la conferencia del senador Zoé Robledo Aburto, junto con el Instituto Mexicano para la Competitividad y Transparencia Mexicana, para hacer la presentación de la campaña “#3De3”, celebrada en el auditorio “Octavio Paz del Senado de la República.
(Primera parte)
PRESENTADOR: Muy buenos días a todos. A nombre del Senado de la República, en la LXII Legislatura, agradecemos a todos ustedes su presencia en este evento: la presentación “#3De3” y un compromiso.
El día de hoy nos acompañan los senadores Laura Rojas, del Partido Acción Nacional; y Zoé Robledo Aburto, del Partido de la Revolución Democrática. Así como los diputados Fernando Belaunzarán, del PRD; y Fernando Rodríguez Doval, del PAN.
Igualmente, encabezando este evento, contamos con la presencia del doctor Juan Pardinas, director ejecutivo del Instituto Mexicano para la Competitividad; y el maestro Eduardo Bohorquez, director ejecutivo de Transparencia Mexicana.
Les damos la bienvenida.
Contamos también con la presencia de representantes de diversas organizaciones ciudadanas no gubernamentales, que desde hace mucho tiempo se han comprometido con la construcción de un México más transparente y democrático.
A todos ustedes, gracias por su presencia, pero sobre todo gracias por su compromiso.
Para dar inicio a este programa, cedo la palabra al senador por Chiapas, al licenciado Zoé Robledo.
SENADOR ZOÉ ROBLEDO ABURTO: Muy buenos días a todos y a todas, a los amigos de los medios de comunicación.
Quiero agradecer de manera muy particular y especial, la presencia hoy aquí de dos amigos y dos referentes de nuestra vida pública en temas de transparencia, que son Eduardo Bohorquez, de Transparencia Mexicana; y Juan Pardinas, del IMCO. Muchas gracias, de verdad.
Por supuesto a mi compañera senadora Laura Rojas; a mi compañero legislador, el diputado Fernando Belaunzarán; y agradecer también a invitados que hoy acuden con nosotros, al licenciado Gerardo Gutiérrez Candiani, muchas gracias Gerardo, por tu presencia. Al licenciado José Carral Escalera; licenciado Ángel Trinidad Saldívar; y al licenciado Luis Wolder.
Muchas gracias a todos ustedes por estar hoy aquí esta mañana en el Senado de la República.
Alfonso Cuarón, a ver si se acuerdan, en su película “Los niños del hombre”, imaginó un mundo en que la gente dejaba de nacer. José Saramago, en su novela “Las intermitencias de la muerte”, propuso lo contrario: un mundo en el que la gente dejaba de morir.
Antes que ellos dos, Ray Bradbury ya había creado la pesadilla de un mundo donde los libros eran tan peligrosos que había que quemarlos.
Ninguna de estas tres historias, ni un mundo sin nacimientos, ni un mundo sin muerte, ni un mundo sin libros, llevaba a las sociedades a un mejor lugar.
Ahora yo les quisiera preguntar, ¿y qué tal un mundo sin políticos?
En conversaciones cotidianas, los ciudadanos de todas las clases sociales de diferentes edades en todo nuestro país, piensan en ese escenario, en un escenario en el que desaparecen todos los políticos. Y lo imaginan como la solución a sus problemas.
Yo no creo en esa propuesta: yo creo en la dinámica creadora de la política; pero ésta sólo puede echarse andar hasta que haya una autocrítica honesta y rigurosa. Y para eso estamos hoy aquí, para plantear primero esta autocrítica; y ésta tiene que ver con lo siguiente:
Hoy la legitimidad que tenemos los políticos por los votos que respaldan nuestros cargos, no es suficiente. Hoy se requiere una nueva fuente de legitimidad que nos acerque a los ciudadanos y que recupere su confianza. Hoy es indispensable construir sobre la transparencia.
Ya desde el siglo XVIII, los liberales hablaban como uno de los principios rectores del ejercicio del poder, de la máxima publicidad. Bueno, el propio Kant al final de su obra sobre la paz perpetua, establecía la máxima publicidad no sólo como un principio jurídico; sino como un principio moral, la máxima publicidad como mediadora entre la política y la moral.
Hoy quiero decirles que no vengo a decirles, como decimos muchas veces los políticos, que estoy convencido: vengo a intentar convencerlos de que no todo está perdido y les propongo que empecemos.
Empecemos por hablar distinto de nuestros problemas para así entenderlos de una manera diferente. Sería ingenuo dar una falsa ilusión de certeza y aparentar que todo está bajo control, porque eso no es cierto.
Desordenadas nuestras fuerzas políticas, desencantada nuestra sociedad civil, cansados y hartos los ciudadanos, poco parece poder hacer la política en estos momentos.
Sin embargo, la democracia es un juego de incertidumbres y éstas siempre representan la oportunidad de hacer algo nuevo. Por eso las medidas que hoy proponemos son una forma de decir a los ciudadanos que los estamos escuchando, que la política todavía puede ser sensible a sus demandas, que hay una forma de hacer política que valore el acto de escuchar como la única forma de poder empatar las acciones de los políticos con las aspiraciones de la sociedad.
El pasado 15 de diciembre, durante la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, propuse que hiciéramos un compromiso claro por la transparencia y en contra de los privilegios. #3De3, tres declaraciones y un compromiso:
La declaración patrimonial en versión pública y sin reservas; las declaraciones, las declaraciones de pago de impuestos y la declaración de intereses; y sobre este último tema, la declaración de intereses, el compromiso de legislar sobre la materia.
A final de cuentas, tanto la legislación como la voluntad política son hoy necesarias. Cuando no hay andamiaje legal, la voluntad puede servir, pero cuando no hay voluntad, se necesita del andamiaje.
Sé muy bien que no soy el único y que tampoco fui el primero en trabajar esta agenda, por eso están hoy ellos aquí. Por eso está aquí Juan Pardinas del Instituto Mexicano de la Competitividad, por eso está aquí Eduardo Bojórquez de Transparencia Mexicana, por eso están aquí Laura Rojas y Fernando Belaunzarán, porque juntos empezamos este año y terminamos este mes diseñando y construyendo un formato accesible, homogéneo y abierto sobre la declaración de intereses.
Ayer, el Presidente Enrique Peña Nieto, reconoció la falta de instrumentos normativos para determinar con claridad cómo declarar posibles conflictos de interés.
Bueno, hoy de eso se trata este ejercicio, de decir cómo. Cómo lo hacen en otras democracias; cómo logramos un formato que cumpla con las mejores prácticas internacionales; cómo demostramos a otros compañeros legisladores que sí es posible hoy hacer una declaración de intereses en México; cómo, con estas acciones, garantizamos que con leyes y políticas públicas efectivas la toma de decisiones gubernamentales no será vulnerada por intereses privados.
¿Cómo? Así. Así como la hemos planteado en este formato que ahora podrán todos ustedes ver.
Por eso, amigas y amigos, quiero enfatizar, la transparencia en una democracia es necesaria, pero más transparencia entre los políticos es posible.
Por eso me sumo a quienes ven en un Sistema Nacional Anticorrupción una parte de la solución. Pero también quiero advertir, esta es una parte, la otra, la que cierra la brecha entre la ley en los libros y la ley en los hechos está justamente en todos nosotros, en la clase política.
Ningún andamiaje legal de combate a la corrupción dará buenos resultados si seguimos con los mismos hábitos, los mismos criterios, las mismas prácticas y las mismas conductas.
Para ello, necesitamos en la reforma al régimen de responsabilidades de los servidores públicos incorporar tres elementos esenciales: la obligación de presentar la declaración de intereses por ley, crear comités de ética externos y especializados encargados de analizar los potenciales conflictos de interés y determinar que ante cualquier duda sobre la existencia de un posible conflicto de interés sea este comité de ética respectivo el que valore y determine si existe o no.
Si no empezamos por estas bases, estaremos construyendo un edificio sin cimientos.
Presentar sin publicar sin reserva las tres declaraciones es un primer gran paso para reconstruir la brújula ética que guía el barco de la política.
Con dirección y con rumbo, estoy seguro que habrá más personas que decidan subirse en este barco y confíen en que llegará a un buen puerto.
Ojalá en algunos años, quienes estamos aquí hoy esta mañana, podamos reunirnos, volver la mirada y recordar que fuimos partícipes del momento en que la llave para entrar, para participar y para permanecer en la política en nuestro país cambió y que esa llave hoy se llama transparencia.
Planteamos al inicio un mundo sin políticos. Yo prefiero imaginar un mundo y un país con políticos honestos, que no simulen y que tengan sólo un interés: el interés popular. A ese mundo, a ese México, a esa clase política, nosotros les hacemos la invitación: empecemos ya.
Creo que con el paso que estamos dando el día de hoy ya empezamos.
Muchas gracias.
PRESENTADOR: Muchas gracias, senador Robledo.
A continuación, escucharemos el mensaje de la senadora Laura Rojas del Partido Acción Nacional.
SENADORA LAURA ANGÉLICA ROJAS HERNÁNDEZ: Muy buenos días a todos y a todas. Sean muy bienvenidos al Senado de la República.
Muchas gracias a los compañeros de los medios de comunicación por atender este evento y por supuesto muchas gracias también a Juan Pardinas y Eduardo Bohorquez del IMCO y Transparencia Mexicana, respectivamente, por estar aquí y sobre todo por el trabajo previo que ya comentó Zoé, que hemos venido realizando juntos.
También bienvenido, por supuesto, Fernando Belauzarán, compañero diputado, y saludo con afecto a mi compañero Zoé Robledo.
Para todos es evidente que vivimos en estos días una época en la que como pocas veces me parece, en la historia de nuestro país, se ha evidenciado una profunda crisis de credibilidad en la clase política.
Es una crisis que se ha venido profundizando, que se ha venido agudizando y que ha generado una profunda desconfianza en la gente.
Encuestas recientes destacan que ante la situación que vive nuestro país, apenas un 20 por ciento de la población encuestada expresa un sentimiento de esperanza.
Y esto tiene que ver, por supuesto, con que del tema de, a quienes tenemos en nuestras manos la conducción del país y lo que ven pues es decepción, es desencanto, como ya se ha dicho y eso genera una enorme desesperanza, desencanto y creo que ese es el principal déficit que estamos dejando la clase política entre los mexicanos: la falta de esperanza y la falta de capacidad de creer entre quienes estamos a cargo del país podamos llevar a un buen rumbo.
Creo que de eso nos tenemos que hacer cargo todos. Hay que reconocerlo. El deterioro de la credibilidad en la llamada clase política, viene de un proceso largo de autodegradación del servicio público y de la política, que han sido para muchos y por mucho tiempo, instrumentos de servicio, empoderamiento y enriquecimiento personal, en vez de instrumentos de bien común.
Abusos y excesos por parte de políticos de todos los partidos y en todos los niveles de gobierno, han llevado a los ciudadanos a tener una prácticamente nula satisfacción sobre el funcionamiento de la democracia.
El acto del día de hoy, en el que los presentes ponemos a disposición del público nuestras declaraciones de impuestos, patrimonial y de intereses, busca dos propósitos.
En primer lugar abrir camino para que un futuro, esperamos no muy lejano, los ciudadanos y las instituciones cuenten con nuevas herramientas para prevenir y combatir de manera más eficaz la corrupción.
Y contribuir, en segundo lugar, de esta manera, a devolver a la Función Pública y a la política su motivación original de servicio y generación de bien común.
¿Por qué?
Porque todos sabemos que cuando estamos siendo observados, nos comportamos de mejor manera.
No hay en nuestro ánimo y quiero aquí dejarlo muy claro, ni afán de protagonismo, ni mucho menos juzgar o denostar a los compañeros que por diversas razones decidan en este momento seguir haciendo uso de su derecho a salvaguardar su información.
Entendemos que cada quien vive condiciones distintas y respetamos las consideraciones de seguridad y de otro tipo, que otros compañeros puedan hacer.
Y aquí vale la pena hacer una reflexión, porque estos esfuerzos que estamos haciendo nosotros de empujar nuevas herramientas que puedan ser incorporadas como parte de nuestro diseño institucional, también tienen que ser acompañadas con esfuerzos de otro tipo.
Y quiero decir claramente, bueno, no voy a decir el nombre de algún compañero, pero me decía: los suecos tienen instrumentos suecos, porque también tienen instituciones de seguridad y de otro tipo, suecos.
Entonces, eso sí lo tenemos que entender: nosotros creemos en estas causas, creemos en que vale la pena ir avanzando, pero también exigimos, y hace falta, que otras instituciones del Estado puedan avanzar de la misma forma para poder garantizar que estas herramientas de transparencia no generen un daño en las familias y en las personas que le hacen del conocimiento público. Esa es una realidad que no hay que dejar de ver.
Nuestro objetivo, a partir de esta opción, es iniciar un proceso de estudio, análisis, reflexión y discusión sobre la conveniencia, la utilidad, el momento y la forma en la que la presentación de esas tres declaraciones pueda ser eventualmente una obligación para todos los servidores públicos de todos los poderes y órdenes de gobierno en el país.
Ese es nuestro compromiso: analizar y construir una iniciativa legislativa que regule lo anterior.
Tres declaraciones y un compromiso.
Muy bienvenido Presidente Barbosa.
Quienes estamos aquí, como ya lo mencioné anteriormente, coincidimos en la necesidad de incluir estas herramientas como parte de los mecanismos de combate a la corrupción.
Cada uno de nosotros, desde su trinchera, de manera individual inició esfuerzos en esta materia.
Como la presentación de la Iniciativa, que propone hacer obligatoria la declaración de intereses, que presenté el 25 de noviembre del año pasado, después, como ya todo mundo sabemos, también hice la propuesta de la declaración de interés, junto a la patrimonial en su famosísimo y muy aplaudido discurso en la entrega de la Medalla Belisario Domínguez.
Y por supuesto sobra decir y sobra mencionar los esfuerzos que han hecho tanto el IMCO como Transparencia Mexicana, no sólo en este tema sino en toda la agenda de rendición de cuentas, transparencia y combate a la corrupción. La verdad es que ha sido una feliz coincidencia.
Y quiero ahondar en por qué he presentado estas tres declaraciones.
En primer lugar, la de impuestos: para que los ciudadanos estén plenamente seguros de que al igual que todos los mexicanos pagamos impuestos de manear proporcional a nuestro salario, como lo marca la ley y que cumplimos con nuestra obligación.
Durante las sesiones de trabajo que tuvimos durante varias semanas, alguna persona del equipo técnico decía que cuando querían comprar una casa pues resulta que no estaba pagado el predial, algún impuesto, y resultó que el vendedor le dijo que porque era de un político, y que los políticos no pagan impuestos y que por eso la casa no tenía pagado el impuesto.
Y de esta manera que esa es una anécdota, supongo que ha de haber muchísimas en el mismo sentido, sobre todo a nivel local que, bueno, luego si los municipios ni siquiera pagan sus impuestos, imagínense ahora algún político que pudiera tener algún tipo de consideración.
Por eso es tan importante para nosotros dejar constancia de que pagamos impuestos exactamente igual que cualquier otro mexicano.
En segundo lugar, la declaración patrimonial: para que los ciudadanos sepan qué tenemos cuando iniciamos un encargo público y qué tenemos cuando nos vamos del cargo.
El incremento al patrimonio debe corresponder con los ingresos que recibimos y éstos deben estar reflejados también en la declaración de impuestos.
Más allá de la publicidad que creo que debe de ser así en un momento muy pronto; más allá de la publicidad de la declaración patrimonial, es urgente empezar por enumerar la obligatoriedad de su presentación su sistematización en todo el país, porque hay datos preocupantes.
Según el censo nacional de gobiernos municipales y delegaciones 2013, sólo el 31.3 por ciento de los municipios, esto es 771 de más de 2 mil 400, contemplan un programa de registro y seguimiento de la evolución patrimonial de sus servidores públicos.
Esto quiere decir que en 7 de cada 10 municipios del país, los alcaldes toman posesión del cargo y lo dejan 3 años después sin estar obligados a hacer una sola declaración patrimonial.
Tampoco existen mecanismos de monitoreo para determinar quién se enriqueció ilícitamente.
Por eso es que estamos proponiendo como parte, como parte del Sistema Nacional Anticorrupción, una plataforma nacional en la que se depositen las declaraciones patrimoniales, independientemente de qué nivel de gobierno y qué orden de gobierno o en qué dependencia se trabaje; porque por ejemplo en mi caso: he sido regidora, he pasado por un Ayuntamiento, he trabajado en el gobierno federal, he sido diputada federal, he estado en la iniciativa privada, he sido senadora.
Entonces, si ustedes buscan mis declaraciones patrimoniales, tienen que ir al Ayuntamiento de Tlalnepantla a ver si se las dan; tienen luego que ir al gobierno federal a ver si se las dan; tienen que ir a la Contraloría de la Cámara de Diputados y tienen que ir a la Contraloría del Senado, para poder verificar cómo ha sido mi evolución patrimonial, y eso por supuesto en una investigación implica una gran complejidad, y eso si se las dan.
Por eso es que una propuesta clave en este tema es contar con una plataforma en la que todas las declaraciones estén concentradas y se pueda observar de manera fácil la evolución patrimonial de cualquier funcionario.
En Oaxaca y Guerrero, por ejemplo, sólo 10 por ciento y 19 por ciento de los municipios cuentan con un mecanismo de control de este tipo. Estos datos contrastan abrumadoramente, comparados con el 97 por ciento de servidores públicos a nivel federal que presentaron su declaración de modificación patrimonial en 2013, según datos de la Secretaría de la Función Pública.
Entonces, nuevamente el reto en este tema está mayoritariamente en los gobiernos municipales y en los gobiernos estatales.
La de intereses. La de intereses, que hoy no existe en México, me parece que de todo este esfuerzo es lo más novedoso y creo que ahí tenemos que concentrar la atención, porque no existe en México la obligación de presentar una declaración de intereses.
Como ya comentó Zoé, hemos estado trabajando en un formato basado principalmente en el modelo de formato chileno; y bajo ese formato es que estamos haciendo, presentando esta declaración de intereses.
De acuerdo con el estudio del CIDE “Control de los conflictos de interés. Mecanismos organizacionales en la experiencia internacional y opciones para México”, sabemos que Brasil y Chile, de esquemas políticos muy similares a México, por ser presidenciales y con un sistema jurídico parecido; pero también el Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia, Francia, Estados Unidos, Canadá, Alemania; cuentan con un esquema organizacional preventivo que establece la responsabilidad del servidor público de vigilar su propia conducta e historia laboral, con el fin de evitar caer en conflictos de interés a través de una declaración de intereses.
El objetivo final de poner a conocimiento al público nuestros intereses, es que se sepa que nuestras decisiones desde el ámbito público pueden afectar de manera positiva o negativa, a los sectores con los que estamos vinculados y minimizar así el riesgo de caer en un conflicto de interés.
Quiero terminar destacando la urgencia de la aprobación del Sistema Nacional Anticorrupción en la Constitución, para lo más pronto posible poder empezar a legislar a nivel secundario este tipo de cosas, que claramente tienen que ir, por ejemplo, en la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos.
Estamos proponiendo que haya una ley general de responsabilidades de los servidores públicos, porque como ya lo demuestran los datos que compartí con ustedes, el problema no es tanto a nivel federal, sino a nivel municipal y estatal. Entonces, la intención de poder homologar un solo régimen de responsabilidades de servidores públicos en todo el país, me parece que es urgente y muy necesario.
Por supuesto, terminar destacando el acompañamiento y el trabajo conjunto que hemos realizado con Transparencia Mexicana y el IMCO. Este es un ejemplo más de lo valioso que es para la sociedad contar con organizaciones de la sociedad civil profesionales, serias y comprometidas.
Muchísimas gracias a todos.
PRESENTADOR: Muchas gracias, senadora Laura Rojas.
Agradecemos también la presencia en este evento del senador Miguel Barbosa Huerta, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; así como del senador Armando Ríos Piter, que también nos acompaña.
Ahora escucharemos el mensaje del diputado federal Fernando Belaunzarán Méndez.
DIPUTADO FERNANDO BELAUNZARÁN MÉNDEZ: Menos mal que aquí sí aplauden.
Por supuesto primero al presidente del Senado, mi amigo Miguel Barbosa Huerta, tengo el privilegio de conocerlo hace muchos años, le tengo afecto y lo sabe; a mi amigo, Armando Ríos Piter, que está aquí; Gerardo Gutiérrez Candiani; también a José Carral, a Luis Woldenberg.
Por supuesto, a quienes tuvieron iniciativas desde la sociedad civil. A Eduardo Bojórquez de Transparencia Mexicana; a Juan Pardinas del IMCO, que tomaron esta iniciativa muy importante.
Por supuesto a Laura Rojas, que tengo también el privilegio de conocerlo desde hace tiempo y que reconozco como una líder en materia de transparencia y combate a la corrupción y rendición de cuentas.
Por supuesto a Zoé Robeldo, que tuvo la iniciativa de invitarme y, por supuesto, también –y en su momento lo felicité por su extraordinario discurso en la entrega de Belisario Domínguez.
Bueno y después de las intervenciones de mis compañeros legisladores, del buen discurso conceptual y bien referenciado Zoé Robledo –que por cierto me recuerda a mi facultad, la facultad de Filosofía– y la inmejorable explicación de Laura Rojas sobre lo que estamos pretendiendo, me dejan poco qué decir sobre esto, pero me dejen un poco más para divagar sobre lo que estamos pasando y algunas cosas que creo que pueden ser importantes.
México vive momentos cruciales, siendo que más que una crisis vivimos un cúmulo de crisis, una crisis de seguridad, 100 mil muertos en ocho años, cifras oficiales; 22 mil desaparecidos no localizados, como se les quiera llamar, el problema de la desaparición forzosa que acaba de salir muy fuerte, y una tercera crisis que impide que abordemos, bueno, la segunda crisis es la económica que tiene que ver con factores externos, por supuesto, pero también internos; no crecemos, hay terribles desigualdades, el precio del petróleo se cae y no hay perspectivas de que regrese, la devaluación, etcétera. Y la tercera crisis nos impide abordar bien las otras dos, para encontrar soluciones del detrimento y razonables.
¿Cuál es esa tercera crisis? La crisis del Sistema Político Mexicano. Es una crisis de credibilidad.
La gente ya no cree en el Sistema Político Mexicano en sus instituciones, etcétera.
Esto –decía Zoé y le tomo la provocación– imagínense un mundo sin políticos. Ya hemos tenido experiencias en América Latina de qué pasa cuando la sociedad se harta de sus políticos, de su clase política y decide barrer con ellos y empezar con algo distinto.
Expongo tres: Fujimori en Perú, Bucaram en Ecuador, Chávez en Venezuela.
Ya cada quién que saque sus conclusiones sobre esos países, pero ya ha habido ese tipo de experiencias.
La pregunta es: ¿Ese es el camino que queremos para México o la clase política es capaz de cambiar, de entender el llamado de la sociedad y actuar de manera diferente?
No estamos haciendo esta iniciativa para exhibir a nadie. No estamos haciendo esta iniciativa para proclamarnos o para autoproclamarnos la autoridad moral, eso es de otro partido. Nuestra intención, me parece que eso es solo es pernicioso; no queremos hacer eso.
No queremos tampoco impulsar al morbo o ser las primeras carnadas que se avientan a los tiburones. Aunque, por supuesto, ya en el escrutinio público los ciudadanos podrán decir, podrán opinar, podrán escrutarnos tanto cuanto se pueda.
Lo que nosotros queremos mandar es un mensaje de transformación. Sí podemos cambiar como clase política.
Es, yo diría, un gentil exhorto para que actuemos de una manera diferente, para que pensemos de una manera diferente.
Decía Agustín Basave que México es campeón mundial en simulación, que es nuestro deporte nacional: simular. Yo creo que eso ya está agotado. No se trata de simular que combatimos la corrupción sino efectivamente hacerlo. No simular que somos transparentes, sino verdaderamente ser transparentes.
Y este es un ejercicio, por supuesto está a consideración de la sociedad y obviamente de ahí podremos empezar.
¿Pero cuál es el objetivo? Tratar de invitar a que más gente se sume a esto; invitar, en lugar de que sea una experiencia fallida y que pueda, en lugar de atraer a que otros políticos por su propia voluntad hagan este ejercicio, al contrario, que puedan espantarse. Me parece que nuestra propuesta es totalmente distinta.
Ayer, el Presidente Peña Nieto convocó a sus funcionarios a presentar su declaración de intereses. No existe norma en la materia, pero sí existen iniciativas. Hay una iniciativa al menos en la Cámara de Diputados, que me toco presentar a mí.
Hoy hable ya, no estaba la presidenta de la Comisión, Arely Madrid, pero hablé con el Secretario Técnico y me dijo que estaba dispuesto a que se discutiera ya para la dictaminación, para que no sea un asunto de voluntad, sino que sea un asunto de obligación legal.
Así como se presenta la declaración patrimonial que se presente la Declaración de Intereses, ahí está la iniciativa y ojalá, porque –insisto— lo que ya no se puede o lo que el pueblo ya no acepta es la simulación.
Y aunque no es el tema, está aparejado decir dos cosas: celebro que el Presidente Peña Nieto haya escuchado también a la sociedad y entienda que para que tenga credibilidad la lucha anticorrupción tiene que empezar por él mismo, que está siendo señalado por el asunto de Casa Blanca, etcétera.
Es afortunado que haya dicho “investígueseme esa foto”. Lo que no es afortunado y es parte del debate, es que quien lo vaya a investigar sea alguien, un subordinado del Presidente. Eso es lo que no está, lo que por lo menos es polémico.
¿Por qué es polémico?
Porque lo que se necesita es una investigación con credibilidad y confianza.
Regreso a la tercera crisis:
Hay una crisis de conciencia y credibilidad de la clase política y por lo tanto la investigación, si queremos que tenga credibilidad tiene que ser independiente.
Y lo mismo puedo decir con el caso Ayotzinapa, puede ser verosímil la versión de la Procuraduría General de la República, pero para que sea creíble y tenga confianza, es necesario este ingrediente de investigación independiente.
Me parece que eso es fundamental, ojalá y así se entienda y este es un primer paso, hay mucho que hacer para avanzar en una cultura de combate a la corrupción, de transparencia y sobre todo de rendición de cuentas y vamos a dar esa batalla.
Adelanto también que para la discusión que estamos haciendo ya aquí, en el Senado, sobre la Ley General de Acceso a la Información, la de Transparencia, ya hicimos la reforma constitucional que está en el Senado e insistiré en que los grupos parlamentarios sean sujetos obligados de la Ley de Transparencia, para que los recursos que reciben los grupos parlamentarios también sean informados, el objetivo, el origen y el destino de los recursos.
El Poder Legislativo también tiene que poner el ejemplo como tal, como Poder Legislativo, insistiremos en eso. Esperemos que salga desde el Senado ya como sujetos obligados los grupos parlamentarios, si no, nosotros insistiremos también en eso.
En México, insisto, México vive momentos cruciales. La clase política estamos obligados, está nuestra obligación a darle una salida institucional al legítimo reclamo social, a la legítima indignación social.
Le damos una salida institucional o entonces, no serviremos no serviremos para el país.
Ese es, me parece, el llamado que se nos hace, démosle una salida institucional al reclamo social y una de esas es actuar con mayor transparencia y por supuesto, ir a la raíz de los problemas en muchas otras cosas.
En el caso de seguridad, si no tocamos la política de drogas será un cambio simplemente… (FALLA DE ORIGEN)…
Yo agradezco esto, daremos la batalla juntos, me enorgullece hacer equipo con ustedes, con la sociedad civil. Está la discusión del sistema anticorrupción, es fundamental este asunto e igual para no simular.
El llamado a la sociedad es ya no simulemos. No se trata de que resolvamos las cuestiones con estrategias mediáticas. El problema es real, la crisis.
Hay –y con esto termino- tres actitudes frente a la crisis, y me parece dos de ellas perniciosas.
Una es negar la crisis o minimizar la crisis. Otra es querer ahondar la crisis, porque algunos piensan que incendiando la pradera tienen algo que ganar, y no.
Sobre todas esas dos posiciones absolutamente perniciosas: ignorar la crisis, o minimizarla, o querer ahondarla para ver qué se gana, la única que me parece responsable es aceptar la crisis en su dimensión real y encontrar soluciones verdaderas, reales, no de simulación, en el fondo los problemas.
Y bueno, esto es simplemente un paso hacia allá y una invitación, insisto, cortés, y gentil a otros a que se sumen a la plataforma. No queremos exhibir a nadie; no queremos, insisto, asumimos con alguna superioridad moral.
Esta simplemente es una invitación gentil, actuar de una manera distinta, dependiendo el llamado de la sociedad.
Gracias.
PRESENTADOR: Muchas gracias diputado.
A continuación escucharemos al doctor Juan Pardinas, Director General del Instituto Mexicano para la Competitividad, organismo aliado en la construcción de este esfuerzo. Bienvenido.
DOCTOR JUAN PARDINAS: Muchas gracias por permitir al instituto Mexicano para la Competitividad participar en esta iniciativa y esta convocatoria.
Agradezco la presencia del senador Barbosa. Es muy auspiciosa su presencia aquí como Presidente del Senado; que sea esta una iniciativa con mucho empuje.
Al senador Armando Ríos Piter. A los senadores: Zoé Robledo, que movió, causó un terremoto con su discurso de diciembre. Creo que las secuelas positivas de ese terremoto las estamos viviendo hoy.
A la senadora Laura Rojas, también reconocerle ya muchos años de trabajo en este tema de transparencia y rendición de cuentas y confirmándole en los hechos con su presencia hoy aquí y abanderando esta iniciativa.
Al diputado Fernando Belaunzarán, también para pluralizar que no sea una iniciativa nada más del Senado y que sean las dos Cámaras las que están aquí participante.
Y a mi amigo Eduardo Bojórquez, que nada más venimos discutiendo sobre estos temas ya hace 25 años, desde que éramos compañeros de banca en la UNAM, también muchas gracias por estar aquí presente.
A Gerardo Gutiérrez Candiani; al licenciado José Carral, que demuestran que esto es una preocupación de distintos sectores de la sociedad mexicana: el sector empresarial, la sociedad civil, estamos aquí.
Y, bueno, creo que por turno le robé la metáfora a Eduardo, de algo que tenía que ver que fuimos compañeros de banca en la UNAM, porque el 20 de noviembre de 1910, Francisco I. Madero convocó a la Revolución Mexicana, en Piedras Negras, Coahuila.
En ese momento Piedras Negras se llamaba Ciudad Porfirio Díaz, dado por el propio éxito de la Revolución hubo que rebautizar el pueblo donde nació, la ciudad donde nació la Revolución.
Fue un acto en cierta manera poco climático porque llegó muy poca gente a la convocatoria.
Y hoy creo que estamos enfrentando una revolución, es una revolución pacífica que empieza con la decisión voluntaria, sin ninguna obligación jurídica de hacerlo de dos senadores, dos diputados –no está presente Fernando Rodríguez-.
Lo que estamos convocando aquí es una revolución cultural, una revolución jurídica, una revolución en el comportamiento individual de nuestros liderazgos políticos, de nuestras autoridades.
¿Cuál es la esencia de lo que estamos buscando?
Revolución es sinónimo de cambio. Lo que queremos cambiar hoy aquí es la percepción fundamentada en hechos, de que en México la política sirve para hacer dinero; y el dinero sirve para hacer política.
No estoy peleado de ninguna manera con el deseo natural y la vocación de generar un patrimonio, de generar prosperidad; pero en el espíritu juarista de vivir en una posición de dignidad y medianía, que sea la vocación de un servidor público, que quien se quiera enriquecer hay muchas vías legales para hacerlo, hay muchas vocaciones naturales en las que se puede buscar conseguir un peculio mucho más significativo del que se puede aspirar en el servicio público.
Pero lo que estamos buscando aquí es una revolución que justamente no se vea el servicio público como un espacio o un mecanismo para el enriquecimiento; sino como una oportunidad de servir a la sociedad y esa es la esencia de esta revolución: tratar de cambiar los perfiles, las vocaciones, las intenciones de las personas que quieren participar en la vida pública de nuestro país.
Y además es también una revolución y un cambio muy necesario. Como ya lo dijeron los oradores que me antecedieron, hoy México vive una bancarrota de confianza en sus instituciones y en sus liderazgos. El objetivo como sociedad, como autoridad desde el Poder Legislativo, desde el Poder Ejecutivo, puede ser abonar en construir, reconstruir la confianza.
Entre las personas, entre las instituciones la confianza es algo que se puede perder en un parpadeo y tarda años en construirse. Probablemente nos tome una generación poder edificar instituciones de confianza, poder reconstruir la percepción que tenemos los mexicanos sobre los liderazgos políticos; y hoy estamos empezando con un paso muy importante.
Es fundamental no sólo presentar estos documentos, sino el compromiso de legislar sobre ellos para, como dice una canción de Joaquín Sabina: “que ser valiente no salga tan caro”, que sea un mandato jurídico una expectativa de normalidad de nuestros servidores públicos, que nunca más un presidente de la República tenga que enfrentar una investigación por conflicto de interés porque ya se entienda claramente, y esa es la parte del cambio cultural, qué puede hacer, qué no puede hacer, cuáles son las zonas grises del comportamiento ético de un funcionario público que pueden cuestionar y restarle legitimidad al ejercicio de su cargo si toma ciertas decisiones en lo individual sobre su patrimonio, sobre su proceder personal.
Todos tenemos intereses, todo ser humano que participa en la vida privada, en la vida pública, todo aquel que tiene un empleo, tenemos intereses: familiares, personales, económicos; y eso no va a cambiar y así sucede en todas las democracias del mundo.
Lo único que estamos pidiendo aquí es que esos intereses se transparenten de tal manera que quede claro cuándo el legítimo interés personal de un individuo puede entrar en conflicto con decisiones de política pública, ya sea en el Congreso, ya sea en el Ejecutivo, en la asignación de contratos.
Como ciudadano, tengo la angustia de ver las opciones y las alternativas que nos ofrecen la clase política a la hora de ir a votar. Pero al ver la valentía, la decisión, la firmeza con la que han enfrentado aquí la senadora Laura Rojas, el senador Zoé Robledo, el diputado Belaunzarán; me devuelve la fe en la clase política y eso les agradezco.
Y estoy seguro que la presencia aquí del senador Ríos Piter, la presencia del senador Barbosa, habla de que éste va a ser un movimiento que va a crecer; que sea por supuesto que la plataforma legislador transparente no va a ser de ninguna manera dominio o parcela de algún partido político, sino de un poder de los legisladores, del Poder Legislativo.
Los senadores que van a estar con nosotros todavía tres años, hasta el 2018; los nuevos diputados que se incorporen después de las elecciones que vamos a tener a mediados de este año; que sea un referente de decisión, de voluntad, antes de que en las cámaras se legisle sobre este hecho y se haga una obligación.
A mí sólo me resta agradecerle a los legisladores aquí presentes por devolverme un poco la fe y encontrarle una avenida de que este país sí tiene opciones y que la clase política puede ser un referente de dignidad y de demostrar la ruta, la brújula de hacia dónde deben cambiar las cosas en México.
Muchísimas gracias.
PRESENTADOR: Acercándonos a la parte final de este evento, escucharemos la palabra del maestro Eduardo Bojórquez, Director Ejecutivo de Transparencia Mexicana, otro aliado fundamental para lograr lo que hoy presentamos a la ciudadanía.
***** (Sigue segunda parte) *****
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