Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

* Intervención de la senadora del Partido Revolucionario Institucional, Lucero Saldaña Pérez, en la Mesa de Análisis “10 X la igualdad”, para realizar un balance plural de la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, en conmemoración de sus diez años, organizado por la Comisión de Relaciones Exteriores Organismos Internacionales, el miércoles 28 de septiembre de 2016.

Buenos días tengan todos ustedes, todas ustedes.

Es muy grato estar hoy en el Senado de la República, y personalmente –segunda ocasión- recordando hace diez años, cómo se dio una ley aquí en el Senado y a diez años hacer un balance.

Es un gran gusto que esté aquí con nosotros el presidente de la Comisión de Derechos de Humanos, dado el tema, pero aparte ahí está el observatorio para la igualdad, que también hicimos la reforma correspondiente, en donde se le da la facultad a la Comisión de Derechos Humanos para observar en materia de igualdad.

Será  muy rico conocer qué se tiene al respecto y, por supuesto, Diva Hadamira, quien es presidenta de la Comisión de Igualdad aquí en el Senado, que se cambia el nombre por la Comisión de Equidad; bueno, ha habido una serie de actividades intensas.

Hoy mismo es el informe de la Comisión de Igualdad, por la tarde. Reiteramos la invitación para que puedan acompañarnos, aquí en el Senado. 

El tema toca muchas instituciones, organismos, sociedad, y damos gracias a todas las unidades de igualdad que están hoy por aquí; las organizaciones también de la sociedad civil, que es el punto donde queremos también evaluar qué nos falta, cómo vamos y aquí en el Senado, tendremos una rica actividad.

Mi compañera Angélica de la Peña, además de presidir la Comisión de Derechos Humanos, quien ya hizo su informe precisamente sobre derechos humanos, estamos las tres en esa comisión, siempre enlazadas para que se dé esa transversalidad.

Así que damos la bienvenida, junto con mi compañero secretario de la comisión, a quienes hoy nos visitan, como Ana Güezmes, que ya casi es su casa, aquí el Senado, el aspecto internacional que nos permitirá ver dónde está México, de hace diez años dónde estaba, ahora cómo estamos en algunas cosas, por supuesto.

Son factores que tenemos que comprender lo multifactorial de la movilización en estos temas, pero es muy rico tener hoy una mesa de trabajo, que estará posteriormente; pero, dado que precisamente varias actividades hay en torno, como la elección del nuevo tribunal electoral, vamos a decir que se publicó esta ley el 2 de agosto del 2006.

Es un motivo de que México tuvo un marco muy específico al artículo cuarto, que se hablaba desde el 75, que hombres y mujeres son iguales ante la ley; pero, ¿qué tan iguales –decíamos-, en dónde y qué tipo de igualdad? 

Así que el parteaguas de la historia de los derechos de las mujeres en nuestro país, son varios momentos, varias etapas, pero ésta es una de ellas y así siguió, inmediatamente, porque estaba igual, en construcción la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en donde Diva y Angélica, desde la Cámara de Diputados, impulsaron prioritariamente.

La igualdad es un principio expansivo, mientras más amplio sea su efecto, mayor será el beneficio para la humanidad.

La igualdad es  hoy una política clara, que impulsa el Estado mexicano.

La equivalencia no sólo ha beneficiado a las mujeres, ha alcanzado a transformar y transformando la vida también de los hombres, porque los temas contenidos en la ley son cuestiones de derechos humanos en general, donde el género no es –repetimos- sinónimo de mujeres.

Hoy que se cuestiona mucho si el género tiene que ver con connotaciones de preferencias sexuales, aquí vamos a subrayar lo que ha significado el que esta ley contemple la transversalidad del enfoque de género como una política pública y que esta igualdad de género nunca ha sido una dádiva o una concesión, sino que significa defender la dignidad humana, esta equivalencia, porque la disyuntiva y la dicotomía está entre igualdad y desigualdad, y no entre igualdad y diferentes, y el valor que tiene cada ser humano.

En estos diez años hemos pasado de los temas de mujeres a la igualdad de género, de la marginalidad de los planes y programas de desarrollo a la transversalidad, de considerar a las mujeres grupo vulnerable en el último capítulo o en el apéndice de programas, a tener hoy una esperanza de ciudadanía plena. 

Hoy México tiene ese reconocimiento internacional por su avance normativo institucional y por el andamiaje construido para dar soporte a la política de igualdad de género.

En muchos sentidos nuestro país ha sido punta de lanza en leyes, programas y medidas compensatorias.

Esas cuotas que también se siguen señalando que son discriminatorias, hoy vamos a hablar qué tipo de discriminación puede haber positiva para dar esa equivalencia. 

Necesitamos derribar esa gran barrera cultural, que sigue dando menor valor a las mujeres; es decir, cambiar leyes nos ha costado trabajo, pero lo que más nos cuesta es cambiar esta cultura donde hay prejuicios, estereotipos y mitos que a veces han causado asesinatos.

En muchos sentidos, entonces, necesitamos derribar esta gran barrera cultural.    

La tarea está lejos de ser concluida, nuestras políticas deben de enfocarse en las áreas que aún se mantienen en rezago.

El índice de brecha de género del Foro Económico Mundial, nos coloca en la posición 71 de entre 145 países.

En las cuatro divisiones que este índice mide y registra, se observa que México ha reconocido la brecha de género en materia de salud, está en vías de cerrar la brecha educativa y política, abonando para ello la paridad de género.

Persistiendo la brecha entre mujeres y hombres en materia económica, sólo en lo que hace a la brecha económica. Nuestro país baja hasta la posición 126.

El trabajo y las oportunidades económicas están en la mira para alcanzar la igualdad.

Hoy se estima que bajo el actual ritmo, el mundo tardaría aproximadamente 118 años hasta el 2133, en cerrar la brecha económica por completo.

Como en otras batallas, es necesario acelerar el paso. Lo hemos logrado antes, podemos hacerlo.

Hemos iniciado también, junto con la Comisión de Igualdad, otras senadoras, acciones en favor de los temas económicos.

Hemos asegurado la igualdad formal, diseñado la ruta, pero es tiempo de lograr esa igualdad real, la sustantiva.

Los compromisos están bien, ponerlos en práctica es aún mejor. Creo que vivimos un momento de conjunción de esfuerzos.

Por eso, el que podamos tratar estos temas, otras comisiones como la de Relaciones Exteriores, con la sociedad civil, junto con igualdad y derechos humanos, significa que también en el Senado hay esa transversalidad en enfoque, y que conjuntamente estamos viendo que todas las comisiones puedan tocar estos temas y no solamente el trabajo que hagan … en una sola comisión.

Hagamos que esta tarea, esta ola de cambios, impulse aún más nuestros procesos internos.

En nuestro país hace algunas semanas, en la primera Sesión Pública del Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, el Presidente Enrique Peña Nieto renovó los compromisos del Gobierno federal para el logro de la igualdad.

Al reconocer los rezagos que aún faltan, y que vivimos en nuestro país, el Presidente anunció la disposición para que toda la administración pública adopte nuevas medidas afirmativas, que den cumplimiento pleno a la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres.

Esta ley ha sido renovada en estos dos años, ha mejorado, porque todo el tiempo se tiene que armonizar y actualizar, y siete veces ha sido reformada, muchos asuntos muy relevantes, otras con mucha claridad también en la conveniencia de hacerlo, para incorporar nuevos conceptos, asegurar la suficiencia presupuestaria, ampliar los lineamientos de la política nacional y las obligaciones de las autoridades que intervienen, así como para reorientar la publicidad oficial, que también a través de los medios hace el proceso de sensibilización o bien de reproducción de estereotipos.

La totalidad de entidades federativas cuenta con la ley de igualdad en sus estados, en el nivel de armonización entre la ley general y las leyes locales, es alta, aunque puede mejorarse en aspectos de planeación y lo que hace al organismo encargado de la observancia.

Sí, ahí nos falta que las recomendaciones de derechos humanos en los estados también puedan aplicarse en este aspecto.

En el tiempo que vivimos, cada vez más actores sociales reconocen en la igualdad de género, el gran principio para el logro de muchos más objetivos.

Esto no es entonces un asunto privativo de mujeres, y aquí lo estaremos viendo con la presencia de ustedes y de quienes están en el presídium, y quienes nos escuchan a través de redes y del Canal del Congreso.

Debemos reconocer y agradecer el gran impulso que la sociedad civil ha dado a este proceso. Es por ello que esta comisión ha deseado hacer esta reunión, estas mesas de análisis, porque el impulso que da la sociedad civil para el que sus demandas, sus inquietudes, sus necesidades, los movimientos de mujeres, que en nuestro país y en el mundo siguen fluctuando, al mirar en torno a este proceso, este sector nos ha enseñado mucho de lo puesto en práctica, la colaboración debe seguir dando frutos.

Necesitamos los pequeños acuerdos, también los grandes acuerdos, los pequeños y grandes pactos y compromisos interpersonales en la igualdad y el respeto.

La verdadera respuesta está en la sociedad, en el cambio que debe vivirse en cada hogar, en la escuela, en el trabajo, en las relaciones cotidianas inter personales, en la vida de pareja, en esas esferas que antes con unas grandes barreras de lo público y en lo privado, y que hoy rompiendo esas barreras podemos cruzar ya sin línea, ya sin lisa, ya sin exigencia del pasaporte. 

La igualdad sólo será real cuando cada mujer y cada hombre, cada joven, cada niña, se sienta segura y libre de ser quien es.

La igualdad será posible cuando cada hombre no necesite reafirmar un poder, un control que sólo le puede esclavizar.

Cuando la independencia y libertad no tengan un sesgo específico, ni límite, antes les preguntaba por eso, el empoderamiento a dónde quieren llegar las mujeres, y contestamos que hay límites, la igualdad es y será cuando nuestra mirada hacia la otra, hacia el otro, sea equivalentes, sean de pares, de seres valiosos por sí mismos, de seres humanos.

Tenemos grandes retos cotidianos, prácticas y formas de pensar, muy actuales, ahora estamos viviendo acomodos y nuestra cultura está también moviéndose.

Aspiramos a un mundo en el que las mujeres y hombres podamos desplegar todas nuestras potencialidades donde nuestras diferencias no sean un límite o una camisa de fuerza.

Queremos en libertad poder alcanzar la felicidad, el bienestar, esta manera de poder ser plenas y el bienestar sin que sea a costa de una o de otros.

Deseamos ser igualmente diferentes. Reitero, nuestro mayor reto es seguir cerrando estas brechas y también el poder seguir teniendo la cooperación de nuestras mujeres y la solidaridad.

Brecha que existe entre la igualdad formal y la igualdad sustantiva.

Cuando no hay techos de cristal el límite es el cielo o los cielos; cuando no  hay pisos pegajosos o muros de hormigón que nos encierren, nuestras alas podrán desplegarse.

Estos han sido los anhelos que hoy en muchos terrenos podemos ver, y estas fueron las razones que impulsaron una ley para la igualdad. Hagamos que ésta se cumpla.

Muchas gracias.

 

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