* Versión de la intervención del senador Roberto Gil Zuarth durante la presentación del libro “La mentada estrategia”, de Alejandro Hope y Jaime López Aranda
Buenas noches, bienvenidos al Senado de la República.
Quiero agradecer la presencia del senador Miguel Barbosa, presidente del Senado de la República, por su asistencia a esta presentación del libro “La mentada estrategia. Dos ensayos y 39 preguntas sobre seguridad, justicia, violencia y delito”.
También al senador Fernando Herrera, coordinador parlamentario del Grupo Parlamentario de Acción nacional. A nuestros dos autores, Alejandro Hope y Jaime López Aranda, a los señores senadores y senadoras que están esta tarde con nosotros.
Cuando uno presenta un libro uno tiene distintas tentaciones, y la primera tentación es hablar de la obra, lo cual puede ser profundamente contradictorio y contraproducente porque uno puede desalentar la lectura del libro. Y uno lo que pretende al final de cuentas en la presentación de un libro es alentar la lectura, en consecuencia no voy a hablar del libro porque ya nuestros presentadores lo harán. Simplemente les dejo en el oído la enorme virtud que tiene este importante texto, quizá de los pocos que se han escrito en nuestro país en materia de seguridad y justicia, y que le entra a los debates centrales sobre seguridad y Estado de derecho en el México contemporáneo.
La segunda tentación es hablar de los autores, y creo que nuestros dos expertos, que tienen una larga y acreditada experiencia no solamente en la academia, sino en el servicio público, sus propias credenciales hablan por sí mismos. Y esa tentación de hablar de los autores también puede incurrir en una suerte de sentimentalismo que puede cansar a la audiencia porque son dos entrañables amigos, dos extraordinarios mexicanos y dos muy competentes profesionales expertos en materia de seguridad, justicia y Estado de derecho.
Y la tercera forma de hablar de un libro es relatar brevemente su historia, y esa es la que a mí me toca de manera directa. Hace aproximadamente seis, siete meses en una conversación que tuvimos Alejandro y Jaime, hablando sobre propuestas de seguridad, se había presentado recientemente el decálogo por el Presidente de la República, y estábamos discutiendo de qué manera podríamos abordar esa discusión y lo primero que me dijeron Alejandro y Jaime es que tendríamos que cambiar el método de aproximación.
Durante mucho tiempo en la discusión sobre seguridad y justicia hemos tratado de encontrar reglas generales, modelos que parecen definitivos, una suerte de definición de largo plazo, de Estado, de gobierno, de política pública que se vuelve ciega a la realidad. Y el primer llamado de atención de los autores, que está en el libro, es una apuesta por experimentar, una apuesta por aprender de la realidad, una apuesta por reconocer los errores y las virtudes de la experimentación, de lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer.
Una segunda reflexión que surgió en esa reunión es que no podemos inventar el hilo negro ni empezar a escribir sobre hojas en blanco, tenemos que aprender de nuestra historia, tenemos que aprender de nuestros errores y tenemos que desmitificar algunas de nuestras discusiones. Desafortunadamente en nuestro país el tema de la seguridad se ha construido, la discusión sobre la seguridad ha bordado demasiado en los lugares comunes y poco en el análisis científico, técnico, político de las soluciones profundas y de estado a esta terrible problemática que desde hace algunos años, sobre todo a partir de la crisis violenta de 2007, 2008 ha azorado a nuestro país.
Y por último, en esa reunión, me sugirieron construir este texto. Y ahí Jaime, si no mal recuerdo, esbozó el título del libro: “La mentada estrategia”. Y por qué escogieron ese título, entre otras cosas porque la discusión pública sobre seguridad se ha centrado en torno a si la estrategia de la administración anterior o la administración actual es la correcta o no. Y la conclusión a la que llega este texto es que llega este texto es que el problema de nuestro país en materia de seguridad, justicia y Estado de derecho tiene que ver con capacidades institucionales del Estado mexicano.
La capacidad para disuadir el delito, la capacidad para investigarlo, la capacidad para sancionarlo. Y en consecuencia, la apuesta debe ser a la construcción de fortalezas del Estado. Y creo que en este libro hay un conjunto de ideas para trabajar justamente en esa materia, en las fortalezas del Estado, sin esas anteojeras de la discusión pública, pero sobre todo centrándonos en los auténticos problemas, en las necesidades y, sobre todo, reconociendo que México es una realidad muy compleja, una realidad que no es la misma en Mérida que en Baja California, que no es lo mismo Reynosa que el Distrito Federal.
Y en consecuencia, nuestras estrategias, nuestras políticas públicas deben orientarse a las realidades históricas, culturales, sociales, específicas de cada región de cada lugar.
Van a encontrar ustedes, por ejemplo, en este libro, una suerte de alegato a favor de no desaparecer las policías municipales, un alegato que nosotros compartimos, pero hay un alegato basado en que son necesarias, es necesario redimensionar las cargas funcionales de los órdenes de gobierno. El municipio no puede combatir el crimen organizado, la Federación sí. Las responsabilidades tiene que estar correctamente asignadas en los órganos de gobierno, pero debe haber una dinámica de interacción en los órdenes de gobierno para suplir a las autoridades que no pueden o que no quieren hacer su trabajo en materia de seguridad y justicia.
Voy a dar a continuación el uso de la voz para presentar y hablar de este libro, en primer lugar a los autores, a Jaime López Aranda, después Alejandro Hope, y cerraremos esta presentación con las intervenciones del coordinador parlamentario, Herrera, y de nuestro presidente, don Miguel Barbosa.
Muchísimas gracias a todos por su asistencia, muchísimas gracias por atender esta convocatoria.
Tiene el uso de la voz don Jaime López Aranda.
---000---