Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

* Versión del discurso de la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Gabriela Cuevas Barron, durante la presentación del libro Desplazamiento interno inducido por la violencia: una experiencia global, una realidad mexicana

Hola, muy buenos días.

Muchas gracias a todos y a todas por acompañarnos en la presentación del libro Desplazamiento interno inducido por la violencia: una experiencia global, una realidad mexicana. Este libro escrito por la doctora Laura Rubio, a quien le damos la más cordial bienvenida a este Senado de la República.

Y también damos la más cordial bienvenida, sin duda, a mi colega senador Zoé Robledo, quien es presidente de la Comisión de Bibliotecas y Asuntos Editoriales de este Senado de la República; a la maestra Mariclaire Acosta Urquidi, presidenta fundadora de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A. C.; a la señora Esperanza Hernández, quien es líder de comunidades desplazadas en Sinaloa; al doctor Édgar Corzo, quien es titular de la Quinta Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En lo personal, debo decir que me da mucho gusto saber que alguien con tanto talento como la doctora Laura Rubio se encuentre abogando por un tema de tanta importancia para la nación como lo es el desplazamiento interno. Sin duda las imágenes que refleja en su libro son dolorosas y pensar en tantas mujeres, hombres y niños llevando a cuesta las pocas pertenencias que han podido adquirir durante su vida pues también son sacos llenos de dolor, de recuerdos, de nostalgia que los está forzando a dejar sus hogares, a dejar sus comunidades y nos obliga esto a percibir también impotencia y el desconsuelo de ese futuro injusto e incierto para estas personas y sus familias.

En este libro, Desplazamiento interno inducido por la violencia: una experiencia global, una realidad mexicana, deja de lado las estadísticas para visualizar los rostros y las historias de supervivencia de las miles de personas que se han visto obligadas en nuestro país a huir de conflictos armados, de la intolerancia religiosa, de persecuciones y de la narcoviolencia. Con estos relatos e imágenes nos transporta a la cruel realidad del desplazamiento interno forzosos de personas.

Como usted, doctora, reconoce, a pesar de que este problema ha existido desde hace ya varios años y de que se han generado diversos documentos tales como el Informe Tendencias Globales 2012, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados; el Informe Global 2014 del Consejo Noruego de Refugiados, NRC, por sus siglas en inglés, y del Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno, IDMC, por sus siglas en inglés, que advierten que el número de refugiados y desplazamientos internos forzosos había aumentado vertiginosamente, es triste e incluso frustrante reconocer que son muy pocos los avances legislativos que se han alcanzado en la materia y ya qué decir de las inexistentes políticas públicas.

Si bien es cierto que el 65 por ciento de los desplazamientos internos forzosos por conflicto a nivel mundial se concentran en cinco países, Siria, Colombia, Nigeria, la República Democrática del Congo y Sudán, los números en América son preocupantes, ya que 6.3 millones de personas, de los cuales 5.7 millones son colombianos, se han visto forzadas a desplazarse a causa de algún conflicto en nuestro continente.

Llama particularmente la atención que en esta triste y preocupante problemática México no se queda atrás: los secuestros, robos, asesinatos, extorsiones y recientes violaciones de derechos humanos que se han presenciado en las últimas décadas han conllevado al fenómeno del desplazamiento interno forzoso de nuestros ciudadanos, particularmente en estados como Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Baja California, Nuevo León, Chiapas, Michoacán, Guerrero y Veracruz; y el más claro ejemplo de esta dolorosa realidad es el caso de la señora Esperanza Hernández Lugo, que nos acompaña en este reunión.

Hoy en día la violencia y la inseguridad han provocado que decenas de miles de personas hayan tenido que salir de sus lugares de origen en años recientes en un fenómeno de desplazamiento interno forzoso que las autoridades mexicanas, debemos decirlo, lo conocen pero que no quieren admitir y que sus dimensiones reales no se saben porque ninguna instancia oficial lo ha documentado con tanta claridad como lo hace la doctora Rubio en su libro.

En este sentido, reconozco su labor y felicito este logro tan importante. No nada más está realizando una valiosa aportación estadística en la materia, sino que además ilustra con historias claramente preocupantes lo que implica esta problemática, lo cual permite a la sociedad en general, primero, sensibilizarnos con esta realidad y, segundo, entender la importancia de atenderla a la brevedad. Las miles de familias desplazadas no pueden seguir esperando a ver cuándo los políticos quieren voltear a ver lo que está sucediendo.

Asimismo, y considerando que este fenómeno no es característico de un solo tipo de población, un destino o un origen, coincido con usted en que es urgente llevar a cabo acciones orientadas a atender a tantas personas que resultan vulnerables al ser desplazadas en sus comunidades.

En particular en nuestro país es imperante abogar en primera instancia porque nuestra Constitución contemple el tema de desplazamiento interno forzoso de personas como una de las materias en las que el Congreso de la Unión tenga facultades para legislar. En tanto la Constitución siga sin contemplar el desplazamiento interno de personas, pues a partir de dónde se haría una ley general.

Al día de hoy solamente Chiapas y Guerrero cuentan con una legislación en la materia, pero no podemos dejar a un lado todos los estados que están presentando desplazamiento interno forzoso de personas y que pues la respuesta de la clase política es cerrar los ojos y pretender que esta realidad no existe.

En estas semanas hemos estado hablando en el Senado de la República y en general en el Congreso de la Unión sobre la importancia de modificar el artículo 73 de la Constitución para facultar al Congreso a legislar en materia de desaparición forzada de personas.

Hoy tenemos una coyuntura triste y clara como las constantes violaciones a derechos humanos, las masacres, las torturas que deben obligar a este Congreso de la Unión a legislar no solamente por lo que parce inmediato, sino por todas las crisis en materia de derechos humanos que se están presentando en nuestro país.

Este Congreso debe legislar mucho más en materia de tortura, en materia de desaparición forzada y sin duda también muy importante, en materia de desplazamiento forzoso de personas.

Si bien es cierto que en México se han realizado múltiples esfuerzos para incluir esta materia en la Ley General de Población, en la nueva ley de asistencia social, en la legislación para la Protección de Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, entre otras, la realidad es que sí necesitamos esa modificación constitucional porque no queremos que las autoridades se sigan yendo por la tangente para no querer hablar siquiera del tema de desplazamiento forzado de personas.

Además, por qué es importante que las autoridades reconozcan este problema y se reconozca desde la Constitución, porque de otra manera están faltando claramente políticas públicas para atenderlo.

Estas familias, doctora, que usted describe en su libro y que están buscando pues un nuevo techo, una comunidad que parezca segura, también van a requerir de alimentación, van a requerir de cambiar a sus hijos de escuela y, por supuesto nadie se pone a buscar los papeles de la escuela o las actas de nacimiento antes de huir de sus casa. Huyen precisamente porque su vida corre peligro, porque hay violaciones inminentes a los derechos humanos o porque incluso ya les han sido violados y las autoridades son las grandes ausentes.

Y claramente también es importante que la autoridad cuente con las herramientas claras y, bueno, partamos de lo elemental, hasta de una definición para que se pueda contabilizar, para que se puedan tener estadísticas sobre la magnitud de este problema.

He tenido la oportunidad de visitar algunos albergues tanto de personas desplazadas como de refugiados y la gran ventaja que tiene el que las autoridades reconozcan este problema es que se habla de él y entonces las personas que se ven en esta situación saben a dónde pueden acudir, saben que pueden contar con ayuda, saben que hay por lo menos una ventanilla donde van a entender la problemática que ellos están sufriendo.

Hoy en México una familia de desplazados no sabe y no tiene a dónde acudir y en ese sentido me congratulo de que existan publicaciones como esta, que sin duda nos ayudan a entender con mayor claridad el concepto, también nos dan mucha mayor claridad sobre la realidad estadística, sobre cuántas familias, cuántas personas se encuentran en esta realidad, pero también nos obliga a actuar, no solamente a hablar sobre el tema.

La responsabilidad que tiene el Estado en su conjunto es siempre, y no debemos perderla de vista, proteger a las personas; ése es el primer deber del Estado, parece que a veces se olvida, pero a mí me da gusto ver que haya personas, que haya instituciones que nos recuerden todos los días a la clase política lo importante que es trabajar en esta materia y no cesar ningún día en estos esfuerzos.

Muchas felicidades, doctora Rubio. Y mi más profundo agradecimiento por aportar con su experiencia al desarrollo de un marco más eficiente en esta materia.

Estoy convencida de que su publicación será una herramienta muy valiosa para que pronto, hago votos, en este Senado de la República legislemos y trabajemos a profundidad en esta materia, como ya ha habido algunos esfuerzos, incluso pues de mi colega Zoé Robledo, quien ha estado en ello, la senadora Angélica de la Peña, la senadora Cristina Díaz y una servidora, que queremos que nuestra Constitución precisamente contemple esta realidad que viven millones de mexicanos y mexicanas, sus esposas, sus hijos y que hoy, como decíamos antes, no tienen a dónde acudir.

 

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