Hoy todo el trabajo legislativo en materia de investigación y desarrollo médico debe pasar antes por una reflexión bioética, independientemente de los actores involucrados y considerando los derechos de las poblaciones y localidades donde se lleve a cabo, sostuvo la senadora Lorena Cuéllar Cisneros.
La legisladora por Tlaxcala destacó la necesidad de un cambio sustancial para poner a la bioética como fuente troncal en el derecho y no como un simple concepto biológico que reduce la vida a un cúmulo de reacciones químicas sin función social.
“Ésta no es una tarea fácil si tomamos en cuenta que en nuestro país aún no existe un fundamento jurídico-bioético que sirva de base para dejar de legislar como un fin, y lo hagamos como medio para darle mayor sentido humano y de bienestar a las políticas que rigen a nuestras instituciones”, dijo.
Lorena Cuéllar advirtió sobre el riesgo de concentrar el biopoder, un fenómeno en el que la vida es un objeto administrado por el poder y que se presenta por la pretensión de ejercer control sobre la vida, cuyo afán de dominio tiene como centro, intereses de orden político y económico y no los de la ética.
“Bajo la visión de la bioética, rompemos la inercia que marcan los dictados económicos en el sentido de que existe un estándar de atención y procedimientos de salud para individuos con determinado nivel de ingreso y, por el otro, un estándar para personas de escasos recursos”, dijo.
La secretaria de la Mesa Directiva del Senado añadió que estas prácticas han fragmentado el derecho a la salud y puesto en riesgo el resto de derechos al subordinar intereses esenciales para la vida a intereses económicos o de mercado.
“Quiero construir una reflexión partiendo de la idea de que uno de los principales atributos de la bioética es que nos hace visualizar un mundo más promisorio y en construcción, porque se trata de una ciencia característica del mundo posmoderno, que está llena de discursos parciales y provisionales porque cada día los conceptos que se revisan le dan mayor amplitud”, concluyó.