La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) debe establecer una ruta concreta que incluya líneas de acción específicas en el corto y mediano plazos, así como fechas de evaluaciones intermedias, para cumplir con los objetivos de la Estrategia Nacional de Calidad del Aire (ENCA), demandó la senadora Silvia Garza Galván.
Mediante un punto de acuerdo inscrito ante la Comisión Permanente, la legisladora solicitó también al secretario de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) convocar a sesión de trabajo de su Comité Científico Asesor, con el propósito de trabajar en el diseño de la hoja de ruta de la ENCA, hacer una evaluación del grado de implementación ésta y facilitar su posterior adopción en las políticas públicas de dicho organismo.
Garza Galván recordó que la contaminación del aire tiene efectos sobre la salud a corto y largo plazos, y es la exposición de larga duración la más significativa para la salud pública.
En este sentido, detalló que la mayoría de las muertes atribuibles a la contaminación atmosférica en la población están relacionadas con las enfermedades no transmisibles: cáncer de pulmón (36 por ciento), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (35 por ciento), accidentes cerebrovasculares el (34 por ciento), mientras que el 27 por ciento de las cardiopatías isquémicas son atribuibles a la contaminación atmosférica.
Por lo anterior, explicó, la Semarnat diseñó la Estrategia Nacional de Calidad del Aire, instrumento de política pública y herramienta de planeación dedicada a orientar y coordinar acciones para controlar, mitigar y prevenir la emisión de contaminantes atmosféricos, así como evitar las altas concentraciones de contaminantes en las zonas urbanas y rurales con proyección al 2030.
Recordó que la ENCA tiene 21 estrategias y 69 líneas de acción, con el objetivo de mejorar la calidad del aire y tener instituciones, información e infraestructura necesarias para procurar una calidad del aire apropiada para el sano desarrollo de la población.
Sin embargo, agregó, la ENCA es un proyecto que no cuenta con fechas intermedias de evaluación, una ruta crítica de acciones a corto plazo o un plan de implementación, y establece el año 2030 como límite para cumplir sus objetivos.
Garza Galván consideró que la medición y evaluación intermedia es un requisito que no se debe dejar fuera de todo proyecto para tener un panorama del desempeño y, con la información obtenida, contar con elementos para fundamentar la dirección de las acciones encaminadas a alcanzar las metas y cumplir objetivos.
Añadió que establecer plazos y evaluaciones intermedias del cumplimiento de la ENCA es urgente para mitigar los efectos provocados por la contaminación atmosférica, fenómeno al que cada año se le atribuyen cerca de 20 mil muertes en el país.
Por todo lo anterior, reiteró, “es importante contar con un grupo de expertos que evalúen la forma de implementación de las líneas de acción de la ENCA a nivel regional”.
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