Número-023
- Evalúa al TLCAN para que el Senado valore la vigencia de este marco jurídico: senador Luis Sánchez Jiménez, vicepresidente de la Mesa Directiva.
- Senadores y académicos coinciden en la necesidad de dar a este tratado comercial trilateral una serie de valores más humanistas.
El senador Luis Sánchez Jiménez, vicepresidente de la Mesa Directiva, advirtió que el Congreso de la Unión carece de instrumentos para evaluar el impacto de las normas que genera. En este sentido, subrayó que luego de 20 años de la aprobación del Tratado de Libre Comercio América del Norte (TLCAN), no se le ha dado un seguimiento ni se ha evaluado su impacto en la vida de los mexicanos.
Por ello, se realizó una evaluación, plasmada en el libro “TLCAN, veinte años. Valoraciones y Perspectivas” que reúne reflexiones de especialistas para que los integrantes del Congreso mexicano, pero sobre todo para que el Senado --responsable del análisis de la evaluación de la política exterior y tratados internacionales-- cuente con elementos sólidos para orientar la valoración sobre la vigencia del marco jurídico y políticas públicas relacionadas con el tema.
El legislador del Partido de la Revolución Democrática subrayó que la conclusión más trascendente del libro es que el TLCAN ha sido una estrategia de dominación geopolítica, impulsada económicamente por intereses corporativos multinacionales, que acotan y controlan a los estados nacionales para promover un universo de instrumentos jurídicos y de políticas públicas dirigidas a la máxima desregulación de la producción y el intercambio de mercancías, bienes y servicios, a fin de no impulsar y fortalecer el bienestar económico y social de las personas, sino de proyectar exponencialmente la acumulación y concentración de la riqueza en empresas globales.
Desde la firma del TLCAN hubo una reducción del potencial de productividad y rentabilidad de México, pues ocupa el lugar 55 a nivel mundial en contraste con el 4º de Estados Unidos o el 14 de Canadá. La inversión financiera especulativa se ha priorizado sobre la productiva nacional, lo cual afecta a la producción industrial sobre todo en maquinaria, equipo y tecnología, “somos un país exportador de importaciones, lo que significa que la importación de inversión extranjera se convierte en exportación de renta del capital en detrimento de cadenas productivas nacionales y del mercado interno”, destacó.
La presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, la senadora Gabriela Cuevas Barron, argumentó que al ser México un exportador de importaciones no genera una cadena de valor y cambian las formas de producir en el país.
México tiene la mano de obra más barata del mundo y si no se invierte en la educación, innovación, ciencia y tecnología, seguiremos exportando importaciones en lugar de generar cadenas de valor, puntualizó la senadora panista.
Se debe buscar un TLCAN de libre movilidad de bienes, capitales servicios y personas, que tenga un espíritu de política humanista, en el que las personas están en el centro de la actuación, porque no se contempla a las personas sino bienes, servicios y capitales, donde los grandes perdedores son las personas que no pueden migrar, que no tiene libre movilidad en las fronteras y a las que se les violentan sus derechos. Lo mínimo a pedir es que sea un tratado enfocado a las personas, añadió.
Por su parte, el senador Fidel Demédicis Hidalgo, del PRD, subrayó que México es el único país de América Latina que no ha reducido sus niveles de pobreza y recalcó la necesidad de pensar en temas como la desnutrición y el hambre y en una revisión al campo mexicano. Es un contrasentido que la mayoría de la pobreza alimentaria, 80 por ciento, se encuentre en el campo, donde se producen los alimentos.
Desde su diseño el TLCAN estableció un modelo agro importador, lo que demuestra que la creciente dependencia en la parte agrícola a partir de las políticas aplicadas por la apertura comercial. La dependencia alimentaria es un tema alarmante: de dos mil 500 millones de dólares que se importaban antes de implementar la política neoliberal, se pasó a 27 mil 362 millones de dólares el año pasado. Es decir que se han multiplicado por 10 las importaciones de alimentos en el país.
Desde su punto de vista, parte importante del diagnóstico debe ser que México tiene el primer lugar de obesidad en el mundo, resultado del cambio en el consumo generado por la apertura. La apertura no ha significado la mejoría para los mexicanos, pues los precios altos han contagiado al mercado mientras que cuando están bajos no se reflejan en la mesa del consumidor, indicó.
Además, el senador Ernesto Ruffo Appel, del Partido Acción Nacional, presidente de la Comisión de Asuntos de la Frontera Norte, señaló que de no existir el TLCAN la situación económica sería igual en la actualidad, pues lo que ha funcionado es el régimen de la maquiladora.
Por otra parte, el académico de la UNAM, Gregorio Vidal, señaló que el TLCAN no es realmente un tratado de comercio, pues se restringiría a evaluar procesos de intercambio de mercancías, en un sentido amplio, de bienes y servicios, pero el documento, tiene en un amplio capítulo y en muchas partes, se encuentra presente un conjunto de consideraciones a propósito de las inversiones de los movimientos de capital.
En su oportunidad, el maestro Jesús Gallegos Olvera, de la UNAM, destacó la visión multidisciplinaria del libro y que sistemáticamente conjunta una serie de opiniones para discutir los temas relacionados con la migración y lo laboral. Añadió que uno de los principales retos es generar mayor valor agregado a la mano de obra y en este sentido una de las tareas legislativas está en mantener relación entre comercio y la educación, de la revisión en términos recíprocos y que la previsión que se haga mejore la competitividad.
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