Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Lilian, señora Antonieta Mendoza de López, de nueva cuenta les damos la bienvenida al senado de la República.


Es evidente la enorme importancia de este encuentro, no solamente el Senado de la República sirve de foro para expresar una circunstancia específica, el momento que vive una nación hermana, sino también hemos podido escuchar de primera mano la enorme fuerza inspiradora de una convicción, de un conjunto de principios que ha orientado la lucha de estas dos destacadas mujeres, aguerridas mujeres, que están no solamente defendiendo el caso concreto de su esposo, de su hijo, sino también defendiendo la causa de libertad de una nación entera.
La solidaridad que puede expresar una institución como la nuestra, no es recurso o pretexto para esconder nuestros propios problemas ni para hacerlos menores, sino la oportunidad de reconocerlos en los problemas y las angustias de otros y esa es la expresión básica de la solidaridad.
No significa, bajo ninguna circunstancia, que olvidemos lo que tenemos como retos de país, sino hacernos cargo de que otras naciones como la nuestra, hermanadas por historia, por cultura, hermanadas por sociedad, tienen una dificultad en el horizonte.
Y esa solidaridad no puede ser simplemente la expresión de un sentimiento en una reunión como esta, sino acciones concretas, expresiones políticas concretas, decisiones concretas en el ámbito de los resortes institucionales que tiene este Senado y de los amplísimos mecanismos y potencias que tiene la política.
La lucha por la amnistía es un primer paso para la reconciliación nacional, y así lo ha dicho Lilian.
Es el paso en el cual una sociedad puede dejar la violencia política y abrazarse --uso la expresión de Lilian-- para hacer de la política libre el paso del cambio político; el instrumento del cambio político.
Por eso y de ahí la enorme importancia de la Ley de Amnistía.
Es la posibilidad de acelerar el cambio político en Venezuela, un cambio que ya inició por el resultado electoral y por la conformación de una Asamblea.
Pero ese cambio político no va a ser profundo mientras no se corrija la injusticia de quienes están hoy pagando una pena en prisión por el único delito de haber hecho política por su país y de tratar de cambiar la realidad de su país.
No podrá haber cambio político profundo para recuperar la democracia en Venezuela, las libertades, la vigencia de los derechos, mientras esas personas no regresen a sus familias, a sus calles y a las plazas públicas, a insistir en lo que los ha motivado, lo que los convenció de tomar por sí mismos la decisión de hacer política.
Es el caso de Leopoldo y de muchos otros líderes políticos que hoy están recluidos en prisión.
Es una demanda de justicia, es una demanda de aspiración de libertad, es una demanda que debería motivar la solidaridad de todos.
No hay ninguna excusa, no hay ninguna razón para que esas personas sigan en prisión mientras únicamente estaban pidiendo y exigiendo a su Nación, que tomara en sus propias manos su propio destino.
La solidaridad del Senado de la República tiene una meta en el cortísimo plazo y es solidarizarnos con la Ley de Amnistía que ha sido presentada como iniciativa en el Congreso, en la Asamblea Nacional Venezolana y que ojalá, esperamos y así lo deseamos, pueda tener pronta resolución.
Y no podemos tampoco soslayar que existe la tentación de no acatar las decisiones de esa Asamblea.
Que existe la tentación de debilitar la soberanía y la legitimidad democrática de la Asamblea venezolana.
Y en el marco de la diplomacia parlamentaria, o mejor dicho, de la solidaridad a la que estamos obligados con otro Parlamento, debemos ser los primeros en levantar la voz para que la soberanía, representada en la Asamblea, la soberanía popular, se cumpla, se acate y tenga vigencia.
Es un poder democráticamente constituido, es un poder hermano del nuestro, del Senado de la República, y sobre todo es el poder que encarna la esperanza de millones de venezolanos.
Lo decíamos hace un momento con Lilian: los ciudadanos venezolanos en la pasada elección, votaron sí por un cambio político, sí votaron por partidos de oposición, pero sobre todo votaron por la Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos.
Ese es el mandato popular que recibieron de las urnas quienes hoy integran la Asamblea de Venezuela.
Es el mandato popular que se tiene que cumplir en el corto plazo.
Y es el mandato que el gobierno del Presidente Maduro debe acatar cuando se convierta en una decisión legislativa de la Asamblea Nacional.
Y nuestra solidaridad debe ser, como Parlamento frente a un Parlamento hermano, que esa voluntad se pueda materializar en la decisión que va a regresarle la libertad a unos cuantos, pero sobre todo que le va a dar la oportunidad a Venezuela entera de construir su propio camino de libertad.
Lilian.
Señora Antonieta:
El Senado en su pluralidad, en su enorme y compleja pluralidad, los recibe con calidez, los recibe con reconocimiento, los recibe con amistad, con gratitud, porque su lucha es la lucha de muchos.
Yo subrayo las palabras que han utilizado reiteradamente: diálogo, reconciliación, paz.
Es una lucha más larga, es una lucha más difícil, pero es la única lucha justa que tiene un pueblo tan honorable, tan digno y sobre todo tan esperanzador como el pueblo de Venezuela.
Muchísimas gracias a todos.
De nueva cuenta bienvenidas.

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