Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE PARTICIPANTES EN EL FORO "SALARIO, PRODUCTIVIDAD Y FORMALIDAD", CONVOCADO POR COMISIONES DE TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL, Y ESPECIAL DE PRODUCTIVIDAD DEL SENADO DE LA REPÚBLICA

SENADOR JAVIER LOZANO ALARCÓN: Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

De nueva cuenta, bienvenidos a este Foro que organiza el Senado de la República, particularmente las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social; y de Productividad, Foro sobre Salario, Productividad y Formalidad.

En este segundo y último día de trabajos, tenemos el honor de que nos acompañe el secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, a quien le damos la más cordial de las bienvenidas. Bienvenido, Secretario.

En primer término, le vamos a dar el uso de la palabra al presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, a Ernesto Gándara; posteriormente a Luis Armando Melgar; y vamos después a tener la intervención del secretario Alfonso Navarrete.

Adelante, senador Gándara.

SENADOR ERNESTO GÁNDARA CAMOU: Muy buenos días de nuevo a todas, a todos ustedes, señoras y señores participantes en este Foro tan importante para el Senado de la República en materia de Salario, Productividad y Formalidad.

Y desde luego, la bienvenida muy grata y muy distinguida de nuestro amigo, el señor secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete. Bienvenido a su casa, bienvenido al Senado de la República.

Como ustedes ya saben, señor Secretario, ayer tuvimos el inicio de este Foro con muy buena representatividad, con excelente participación del sector obrero, del sector empresarial, de varios senadores de la República, de funcionarios importantes de la Secretaría del Trabajo y el día de hoy vamos a continuar con los mismos sectores obrero-patronales.

Y además con la distinguida presencia de académicos, de instituciones que tienen que ver con el tema: naturalmente la OIT; el Banco de México; instituciones académicas, que nos harán aportaciones muy, pero muy importantes a un tema fundamental que es el que queremos todos y el objetivo fundamental de esto, que es el cómo le vamos a hacer para buscar mejores condiciones de vida para los trabajadores y para sus familias.

Ese es el punto, ese es el objetivo, es la idea finalmente, como lo hicimos en su momento –y usted fue partícipe de ello–, cuando hicimos las consultas y los foros en la Comisión del Trabajo y en el Senado de la República, así como con nuestros compañeros diputados para la consecución, el acuerdo y la construcción de una nueva reforma laboral.

En este sentido, no es menos importante este tema que queremos nosotros resaltar, ligar, el gran tema del salario, el gran tema de la productividad y dese luego, ubicándolo en el contexto de la formalidad.

Bienvenido, señor Secretario, bienvenidos a los funcionarios de la Secretaría del Trabajo y, desde luego, a todas las organizaciones y participantes, una vez más, a este Foro.

Muchas gracias, señor Secretario.

SENADOR JAVIER LOZANO ALARCÓN: Senador Melgar, por favor.

SENADOR LUIS ARMANDO MELGAR BRAVO: Gracias. Sea usted bienvenido, señor secretario del Trabajo y Previsión Social, nuestro amigo Alfonso Navarrete Prida.

Como ya comentó mi compañero, y buenos días, perdón, buenos días a todos nuestros invitados, buenos días y agradecemos la presencia de los medios de comunicación. Muchas gracias a todos por estar aquí.

Señor Secretario, como ya había estado comentando mi antecesor, mi compañero Ernesto Gándara, presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, este Foro ha sido y de origen se pensó para que fuera una instancia en donde se pensara a profundidad, a detalle en tres aspectos fundamentales que son y se requieren debatir en su conjunto, como es el caso del salario mínimo, como es el caso de la productividad y la formalidad.

Sabemos que el Presidente Enrique Peña Nieto ha enviado a la Cámara de Diputados una iniciativa sobre productividad y competitividad, que también queda inserta de alguna manera en las conclusiones que de aquí debemos de obtener.

Creo que es fundamental pensar este Foro a raíz de cómo ha venido el Presidente de la República organizando sus acciones, en el sentido de que después de las reformas que tomaron dos años, las 11 reformas estructurales, la cual una de ellas fue precisamente la reforma laboral.

Sabemos que estas reformas al momento de concluir en el proceso legislativo, lo que viene es la ejecución de las reformas. Entonces, hoy estamos en un Foro donde el punto es qué sigue después de las reformas y cómo, sobre todo focalizando en la enorme necesidad que tiene nuestro país de crecer económicamente y de manera sostenida; cómo todas estas reformas van a abonar para que esto suceda y se convierta en una realidad.

¿Por qué hablar de productividad? Bueno, la productividad nos lleva a la competitividad. Nosotros sabemos que vivimos en un país en donde tenemos contrastes regionales, donde tenemos contrastes por sectores y donde es necesario que el Gobierno haga a fondo, junto con la iniciativa privada y con todos los organismos que nos acompañan, hagan un esfuerzo; primero, de organizar las ideas, y segundo, de pensar cuáles son las mejores formas para que nos organicemos, en función de las herramientas que tenemos.

Creemos que este foro nos va a permitir, de una manera muy clara, llegar a conclusiones, llegar a una glosa que nos permita llegar a buenas ideas que acompañen y que nos ayuden a la ejecución de esto que viene después de las reformas del Presidente Peña Nieto.

Sin decir más, señor Secretario, sea usted bienvenido; nos da mucho gusto tenerlo aquí. Y nuevamente, gracias a todos los que nos acompañan; mis compañeros, mis compañeras senadoras y senadores. Muchas gracias.

SENADOR JAVIER LOZANO ALARCÓN: Gracias, senador Melgar.

Señor Secretario, tiene usted la palabra. Y, desde luego, después de su intervención, está usted invitado para quedarse el tiempo que quiera para el desarrollo de nuestros trabajos.

Gracias, Secretario. Adelante.

JESÚS ALFONSO NAVARRETE PRIDA, SECRETARIO DEL TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL: Con su permiso, señor Presidente y señores secretarios.

Muy buenos días tengan todas y todos ustedes. Es un inmenso gusto; es un honor para mí poder estar aquí en el Senado de la República. No en balde dicen que el Senado de la República es el lugar más cercano al cielo que existe y es un honor, de verás, poder saludarlos a todos ustedes.

Señor senador Ernesto Gándara Camou, Presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social; senador Luis Armando Melgar Bravo, Presidente de la Comisión Especial de Productividad; senador Héctor Larios Córdova, Presidente de la Comisión de Comercio y Fomento Industrial; señor senador Javier Lozano Alarcón, secretario de la Comisión de Trabajo y Previsión Social; senadora María de los Ángeles Barrales Magdaleno, secretaria de la Comisión de Trabajo y Previsión Social; senador Patricio Martínez García, secretario de la Comisión Especial de Productividad; senador Isaías González Cuevas, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social; lo mismo que el senador Armando Neira Chávez, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social.

Senador Octavio Pedroza Gaitán, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social; senador Manuel Cavazos Lerma, integrante de la Comisión de Hacienda y Crédito Público.

Señor Tomás Wissing, Director de la Oficina de la OIT para México y Cuba, me da mucho gusto que nos volvamos a saludar una vez más. Yo siempre digo que nos vemos tanto que ya debería estar inventariado en la Secretaría del Trabajo.

Licenciada Patricia Mercado Castro, Secretaria del Trabajo y Fomento al Empleo del Gobierno del Distrito Federal, aprovecho para reiterarle mi felicitación por su cumpleaños en días recientes.

Doctor Alberto Torres García, Director General de Investigación Económica y representante del Banco de México; maestra Eugenia Garduño, representante de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Licenciado Hugo Estrada Beteta, representante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe; licenciado Raúl Vega Covarrubias, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México; licenciado Armando Leñero Yaca, Presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano; licenciado Jaime Bustamante, Director Jurídico de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano; licenciado Enrique Octavio García Méndez, Vicepresidente de Asuntos Jurídicos de la Confederación de Cámaras de Comercio, Servicio y Turismo:

Me es muy grato acudir a este recinto legislativo, agradeciendo profundamente la gentil invitación del Presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Senadores; mi amigo, el Senador Ernesto Gándara Camou, y de los senadores secretarios de la Comisión, la senadora Alejandra Barrales y el senador Javier Lozano, a quienes estimo entrañablemente y respeto profundamente.

Saludo respetuosamente la iniciativa de la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado de la República, para propiciar una discusión plural, profesional, sobre temas que revisten una gran relevancia en este momento para el país, como son: la formalidad, la mejoría de los ingresos de los trabajadores y la productividad. Todos ellos, prioridades que comparte desde luego el Gobierno de la República, que encabeza el señor Presidente, el licenciado Enrique Peña Nieto.

Esta discusión es parte de una estela que comienza en su última etapa en la crisis económica internacional del 2009, que afectó severamente a los mercados y a las estructuras productivas a nivel global, acarreando desafortunadas consecuencias sobre el empleo, cuyas secuelas se recienten todavía, especialmente en las empresas micro y pequeñas, así como entre los trabajadores y jóvenes con menores calificaciones de todo el mundo.

La tasa de desempleo de jóvenes en todo el mundo, en promedio, es superior, es el doble de la tasa de desocupación abierta del resto de los países.

La crisis, esa crisis que comenzó en 2009 afecta fundamentalmente a los sectores más vulnerables económicamente en el mercado laboral y uno de esos sectores es el de los jóvenes, fundamentalmente.

La Organización Internacional del Trabajo ha calculado que en 2013 el número de personas desempleadas se sitúa aproximadamente en 202 millones y adicionalmente, como consecuencia de esa crisis económica, hasta el 2013 se acumuló un déficit de 63 millones de puestos de trabajo que dejaron de generarse a nivel mundial.

Seguimos en la secuela de esa crisis y por eso el principal tema que hoy se aborda en la Organización Internacional del Trabajo es el tema del empleo, de la generación de empleo, del empleo de calidad, del empleo digno, del empleo de larga duración.

En el mundo se van a necesitar alrededor de 47 millones de puestos de trabajo para los próximos cinco años. La capacidad inercial que tiene el mundo bajo estas condiciones de generar empleo, solamente da para 40 millones de empleos.

De aquí a cinco años vamos a tener siete millones más de desempleados en el mundo, como una perspectiva objetiva de lo que va a ocurrir con la cifra entonces que se acercará a 209 millones de desempleados en el planeta, población prácticamente del doble de la mexicana.

Repito: la crisis hoy en el mundo es el empleo. Por ello, los temas que se abordan hoy en este foro organizado por el Senado, sobre la mejoría de los ingresos de los trabajadores, la promoción de la formalidad y el incremento de la productividad, han sido puestos en el centro de las agendas de discusión de gobiernos, sociedad y organismos internacionales por igual y México no es la excepción.

Sólo la formalización del trabajo y de las unidades económicas puede ofrecer condiciones para el trabajo digno y para la capacitación permanente de los trabajadores, así como para hacer viable el uso de tecnología, el acceso al financiamiento y el encadenamiento a mercados de proveedores y de consumidores para las micro, pequeñas y medianas empresas, lo cual a su vez puede elevar la productividad de los centros de trabajo y con ello los ingresos de los trabajadores.

La combinación de formalización, mayor productividad y mejores salarios, constituye la fórmula más efectiva y duradera para fortalecer los mercados internos, recuperar el dinamismo económico y por supuesto para retomar la senda del crecimiento con prosperidad para los trabajadores.

El Poder Legislativo, particularmente la Cámara de Senadores y particularmente esta legislatura, ha dado pasos sin duda decisivos en el país, para plantear las condiciones para un mercado laboral más saludable, que genere empleos de calidad mediante la aprobación de la primera reforma estructural que se dio en esta etapa legislativa, que se dio en el periodo de transición, que envió en su momento el Presidente Felipe Calderón y que apoyó decididamente el gobierno en transición entrante del Presidente Peña Nieto.

Esta reforma no solamente tuvo efectos sobre el mercado laboral que los está teniendo, sino que tuvo un efecto de mucho mayor alcance, porque cimentó las bases de lo que después conocimos como el Pacto por México.

Y ese esfuerzo lo hicieron los senadores, las senadoras, los diputados y diputadas y mucho lo agradecemos, porque planteó nuevas bases del desarrollo del país, sin duda.

Mediante un amplio consenso de las fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión, la reforma laboral planteó cambios importantes para mejorar las condiciones de trabajo e ingreso de los mexicanos con derechos y prestaciones que, como hemos podido atestiguar este año con cifras históricas de generación de puestos de trabajo formales, está comenzando ya a dar frutos.

Sólo como dato: De enero a septiembre se han creado más de 650 mil puestos de trabajo asegurados al Instituto Mexicano del Seguro Social, lo que significa un crecimiento del cuatro por ciento en el empleo asegurado total.

Tan sólo en el mes pasado de septiembre, se dieron de alta a 156 mil puestos de trabajo, la cifra más alta para un septiembre en 17 años.

Y, sin duda, porque es estacional, el mes de octubre tendrá número de altas históricas, que no se habían visto en el país.

Y yo quiero ser muy claro en que esto no es producto necesariamente del crecimiento económico de México.

El crecimiento económico, en promedio cada punto porcentual de crecimiento económico, genera alrededor de 200 mil altas en el Seguro Social, que es la forma más exacta, que no es exacta, pero es la más exacta que se tiene para medir cuánto empleo se generó durante el año, o durante una época.

El año pasado, por ponerles un dato, nuestra tasa de crecimiento fue de 1.1 por ciento, que equivale a 200 mil puestos de trabajo nuevos, creación de empleo, en términos reales.

Sin embargo, las cifras de alta, con todo y el bajón de diciembre que tiene el Seguro Social, reportó cerca de 500 mil altas a puestos de trabajo. Por eso no me refiero a empleo nuevo.

Significa que la diferencia entre esos 200 mil puestos que sí podemos tener certeza de que fueron nuevos puestos de trabajo, producto del crecimiento económico, frente a los otros 300 mil altas, es una migración de la informalidad a la formalización de empleo, que no es crecimiento económico pero que sí ocurrió algo atípico en el país y que está dando pasos positivos en uno de los graves, muy graves problemas, que no es sólo la generación del empleo, sino su consecuencia inmediata al no generarse empleo digno y de calidad, que es la informalidad.

Y esto, es una de las consecuencias de esa Reforma Laboral de 2012, consecuencias positivas, que aprobó el Congreso de la Unión, y desde luego la Cámara de Senadores.

En junio de este año, este Congreso de la Unión aprobó por unanimidad la Iniciativa de Reforma Constitucional al Artículo 123, enviada por el Presidente de la República, para elevar la edad mínima para trabajar de 14 a 15 años.

Esta Reforma permitirá reducir el trabajo infantil y asegurar que los jóvenes permanezcan en las escuelas para garantizarles un desarrollo pleno y posibilitar que en su vida adulta puedan acceder a empleos formales de mayor calidad.

A raíz de esta Reforma Constitucional, que no se le dio tanta difusión porque quizá pasó por unanimidad, es la única Reforma Constitucional de todas las que se plantearon que pasó por unanimidad y por lo tanto eso no fue noticia, pero a raíz de esa Reforma nuestro país, por conducto de ustedes, del Senado de la República, está en posibilidad de ratificar ya el Convenio 138 de la OIT, sobre la edad mínima de admisión al empleo.

Por ello, nuestra gratitud al Congreso, y en especial al Senado de la República, por brindar las herramientas legislativas que permiten la ejecución de una política laboral que asegure condiciones de trabajo digno a los mexicanos.

Hoy, gracias a esos cambios legislativos y a las políticas aplicadas en estos casi dos años de administración, señalo fundamentalmente cambios legislativos.

Se ha visto una reducción importante de la informalidad, según el INEGI, de cerca de dos puntos porcentuales, al pasar prácticamente de 60 por ciento a finales del 2012, a menos del 58 por ciento a mediados de este año. Y es una cifra validada por OIT.

Debo decir que el país entró en una etapa también distinta de medición de la informalidad, a partir de finales del 2012, al cambiar la metodología que tenía el INEGI para medir la informalidad.

El INEGI basaba su tasa de informalidad en el empleador, hasta 2012. El INEGI consideraba que un empleador que no tenía libros contables, estaba en la informalidad. Eso arrojaba una cifra de 14.5, 14.3 millones de mexicanos en esa condición de informalidad.

La metodología que utilizó el INEGI a partir de 2012 es la metodología de la OIT, que basa la informalidad no en el empleador, sino en el empleado: empleado que no tiene prestaciones ni seguridad social, es un empleado informal. Y la cifra se fue prácticamente al doble, a 30 millones.

La cifra es tan dramática, que el 60 por ciento de la población económicamente activa ocupada en México, se encuentra en ese entonces –2012– en la informalidad.

Para decirlo de otra manera: cada vez que el país da diez pasos, avanza cuatro, porque detrás de sí hay seis trabajadores que no contribuyen al ingreso ni al erario; que se les tiene que invertir en justicia social, en políticas de salud, de prestaciones y que además, no están teniendo un trabajo formal que les permita tener a su familia asegurada, entrar en un modelo de capacitación, de certificación de habilidades y por lo tanto, en un círculo virtuoso.

De ese tamaño es el problema que se enfrenta en México, del gran problema del empleo y su consecuencia inmediata: la no generación de empleo, de empleo digno y de calidad, trae como consecuencia entre otras muchas cosas, la informalidad como fenómeno mundial.

Y esto que hizo México no es menor. Países del G-20, del Grupo de las Veinte economías más importantes del planeta; las que contribuyen con un 90 por ciento de la economía mundial y 80 por ciento del comercio mundial, no dan cifras de informalidad.

Al querer reunirnos para platicar y tener las mismas metodologías, para tener las mismas políticas públicas y que puedan tomarse acuerdos sobre el futuro y el destino de lo que pasa en estas economías; países como China, no dan cifras de informalidad; países como Rusia, no dan cifras sobre informalidad; países hermanos y queridos por nosotros, como Brasil, no da cifras exactas de informalidad bajo la misma metodología.

De tal manera que enfrentar el problema en toda su crudeza y realidad, es un muy buen primer paso para reconocer el tamaño del reto y la forma de solucionarlos; y eso sí estamos haciendo los mexicanos.

Para que surta efecto cualquier política laboral, el primer paso que se tiene que tener es lo que se ha llamado paz laboral, diálogo entre los factores de la producción que permita no partir de menos cero; que permita partir de una base de diálogo consolidado donde se puedan plantear acciones que funcionen.

Hoy, 22 de octubre, se cumple un año que en México no se registra una sola huelga a nivel Federal. No hay registro de esto en la historia del país, desde que se llevan registros; y no es producto de una gran tarea del Gobierno, sino del reconocimiento real a los factores de la producción, que tienen capacidad de diálogo en México y que nos permite plantearnos con toda seriedad hacia dónde conducir muchas políticas públicas, entre otras, la política laboral del país. Y esa es una condición indispensable en la cual nosotros nos encontramos.

Sólo trabajadores y empleadores, en un ejercicio de corresponsabilidad, pueden lograr acuerdos que permitan encontrar las vías idóneas, los tiempos más acordes y los alcances de tales decisiones, con base en las realidades y capacidades del propio entramado productivo; manteniendo con ello la paz laboral que todos debemos cuidar como un activo y una fortaleza de la competitividad de nuestro país.

Precisamente, en una clara muestra de diálogo social entre los factores de la producción, está vigente como el mecanismo más atinado para llegar a acuerdos, para abordar los retos que tenemos en materia laboral, el que el pasado 21 de agosto, los líderes de las organizaciones más representativas de trabajadores y patrones del país, se manifestaron de forma unánime en favor de que las definiciones respecto al incremento de los salarios mínimos tengan lugar en el marco del órgano constitucional facultado para ello, que es la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.

Los firmantes de aquel desplegado, prácticamente representan al 75 por ciento del PIB del país. El otro 25 por ciento del PIB del país son precisamente los trabajadores y los empresarios informales; los que es muy difícil poder aglutinar en un organismo y que tiene la mayor masa laboral, en términos de trabajadores, a su servicio.

El 75 por ciento del PIB, incluyendo sindicatos representados en la UNT, como en CTM, como en CROM, como en CROC, como en CTC, o las cámaras empresariales, firmaron este documento donde apoyan la discusión que se ha iniciado en el país y que vigorosamente se está dando, ¡qué bueno!, desde autoridades con legitimidad y con fuerza de gobierno –como es el caso del gobierno del Distrito Federal y de algunos otros gobernadores– y que se dé además en este marco de profesionalismo, de seriedad, que permite, en un marco de paz laboral, con cifras reales, no escondidas, poder hablar de qué camino tiene que tomarse para hacer que la vida de los trabajadores mexicanos aumenten su calidad en su nivel y arribemos a lo que aprobó el Congreso de la Unión, que es un término administrativo que usa la OIT y que nosotros lo hicimos categoría jurídica, que es el trabajo decente, con lo que esto implica.

De tal manera, que este marco, en el cual estoy describiendo, junto con la reunión del 2014 de Secretarios del Trabajo en Manzanillo, Colima; donde también prácticamente por unanimidad se dio la bienvenida de todos los secretarios del trabajo de los estados a una discusión seria, una discusión responsable, una discusión de cómo decir sí y cómo no poner los “no” de la discusión de los ingresos de los mexicanos y los salarios, estamos en condiciones de que el Senado de la República encabece esta discusión, ayude en esta discusión y haga uso de la fuerza legislativa y el prestigio que tiene el Senado de la República para poder poner acuerdos, discusiones y planteamientos que se puedan poner política pública.

Por virtud del mandato constitucional, sensible a estos acuerdos de los sectores productivos y de las autoridades laborales del país, la CONASAMI, a quienes tuvo el día de ayer don Basilio –que ha visto pasar a, entiendo, 17 secretarios del trabajo y seguramente me verá pasar a mí también– estuvo con ustedes dialogando un buen rato sobre estos temas y, por acuerdo de la CONASAMI el 25 de septiembre, por acuerdo de su consejo de representantes, donde hay un representante del gobierno –que es don Basilio– y 11 y 11 representantes de trabajadores y patrones, acordaron constituir de manera plural y con participación de expertos de organismos autónomos, como Banco de México e INEGI, universidades públicas y privadas, así como los actores que han llevado con mucho entusiasmo, mucha valentía y mucha convicción estas discusiones, una comisión consultiva que se abocará al análisis de los elementos, atributos y efectos de una policía de incremento gradual y sostenido de los salarios mínimos y cuyos resultados se han comprometido a dar a conocer en un término máximo de seis meses.

Tenemos plena coincidencia con la necesidad de discutir abierta y exhaustivamente el tema de la recuperación de los salarios mínimos. El Presidente de la República, el Presidente Peña Nieto, estableció en su primer mensaje a la nación, que la divisa de su gobierno era que los mexicanos ganen más por su trabajo y que todas las acciones del gobierno confluyan en un solo objetivo: que el bienestar se sienta en el bolsillo de los trabajadores y en el bienestar de las familias.

Esto puede verificarse, no fue solamente un discurso, en el Programa Sectorial de Trabajo y de Previsión Social, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de diciembre del 2013, que entre sus estrategias establece proteger el salario y la capacidad adquisitiva de los trabajadores y sus familias y contribuir a la mejorar la economía familiar y planteó acciones concretas:

La primera, avanzar en la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo y establecer un solo salario mínimo general vigente en el país y, la segunda, promover la desvinculación del salario mínimo en la legislación mexicana, para que su fijación atienda estrictamente al mandato constitucional y no a otras unidades de cuenta, como ya ha sido una discusión abierta, pública y que está empezando a dar resultados positivos en el país.

Por lo tanto, es válido afirmar que hay una coincidencia de posturas en lo fundamental, que estoy seguro que también surgirá de este foro organizado por el Senado, dadas las diversas iniciativas que en la materia se han presentado recientemente, para lograr una recuperación real y sostenida de los salarios, especialmente del salario mínimo y para ello, condición indispensable, por el plazo de seis meses, la condición indispensable para discutir con seriedad este tema, es desvincular al salario mínimo de otras unidades de cuenta que generan alta inflación y proceder entonces a promover un programa gradual, considerando los incrementos de la productividad, como recomienda el Convenio 131 de la OIT, para generar con ello una cultura de productividad al interior de los centros de trabajo.

La ruta es clara, yo solamente haría una serie de reflexiones finales sobre el tema del salario mínimo, que estoy seguro podrán ser útiles para esta discusión.

La primera, sí es absolutamente cierto que el salario mínimo ha perdido 75 por ciento de su poder adquisitivo en los últimos 30 años. Eso es absolutamente cierto.

Es cierto además que el salario mínimo ha servido como una de las anclas de la política macroeconómica de México, para contener la inflación.

¿Por qué? Porque de las 294 legislaciones federales que existen en México, las últimas que aprobaron nuevas con la reforma energética, la mitad de ellas hace referencia al salario mínimo, sin que tenga algo que ver con el salario mínimo.

Cualquier aumento entonces a los mínimos repercute directamente en todo el entorno que genera alta inflación, eso también es absolutamente cierto.

Es absolutamente cierto también que por lo tanto, en términos de salario mínimo, México ocupa uno de los últimos lugares en el mundo y en el continente, en materia de ingresos mínimos, más aún, en este continente, que es el continente más desigual en materia de distribución del ingreso del planeta.

Más aún en un país cuyas diferencias de ingreso en promedio y siempre digo que hay tres tipos de mentiras, las mentiritas, las mentirotas y las estadísticas y en materia de estadística, lo dice Bertrand Russell, no me la apropien a mí, la genialidad de la frase es de él, en materia de estadística la diferencia entre el que más gana en México y el que menos gana en México es de 30 a uno; la diferencia en Europa es de 10 a uno, con la crisis; la diferencia en Estados Unidos es de 7 a uno.

En síntesis, vivimos y es cierto, en un país absolutamente desigual: pocos tienen mucho y muchos tienen nada. Meter el tema de la discusión del aumento al salario mínimo se vuelve indispensable, si queremos tener un mercado interno fuerte.

De qué sirvió tener un reforma financiera como la que aprobó el Congreso de la Unión, para bajar el crédito, si la capacidad de endeudamiento de la mayoría de la población es absolutamente limitada para poder crecer.

El tema es más complejo que esto que son los datos duros. ¿Por qué? Es parte de la reflexión que yo solamente dejo para no entrometerme en los temas de un órgano constitucionales, que el 123 señala que es la CONASAMI, pero sí como obligación de cualquier autoridad pública orientar, como lo están haciendo, una discusión para llegar a las mejores propuestas que le sirvan al país.

El tema en México, es que el 72 por ciento de la fuerza laboral del país –el 72 por ciento—se encuentra concentrado en las pequeñas y micro empresas que solamente aportan el 25 por ciento de todo el PIB del país.

Y esas micro y pequeñas empresas son las que tienen a la mayor cantidad de trabajadores ganando los menores ingresos que tiene México.

En algunos casos, y también hay que decirlo, tenemos una tasa de desocupación abierta muy baja, de 4.7 por ciento, como para presumir en la OCDE, pero eso es una verdad a medias o una mentira completa, porque traemos a 9 millones y medio de mexicanos que no alcanzan a ganar dos salarios y medio mínimos.

Algunos de ellos no ganan ni el mínimo y muchos mexicanos trabajan sin ganar un centavo, y otros se encuentran en condiciones de empleo crítico.

Es decir, o trabajan más horas de las que la ley estipula para ganar una cantidad similar al salario mínimo, o trabajan menos horas de lo que la ley estipula y por lo tanto tampoco ganan el salario mínimo.

Esta condición de nuestro país tan peculiar, hace que las reflexiones tengan que versar sobre muchos temas:

Primero. Aumentar el mínimo, que va a estas micro y pequeñas empresas, que va a este número de trabajadores, muchos de ellos no formales: 6.6, que también es un dato que hay que considerar porque tres millones de esos 6.6 o casi siete, tres millones son trabajadores por su cuenta, de los que se tiene difícil conocimiento, tienen su propia seguridad social. Es decir, no es un dato que se pueda considerar como un dato duro.

Pero aumentar a estos trabajadores significa, cuando hablamos de aumentar el mínimo, aumentar los ingresos de la totalidad de los mexicanos, porque el mínimo es un piso, pero ese piso es el referente para el resto de los que no ganan el mínimo, o solamente nos concentramos en esta población.

Y si nos concentramos en esta población, quién paga el aumento al salario mínimo de estas micro y pequeñas empresas, gran parte de ellas no formales. A quién se le repercute el aumento al mínimo.

No estoy hablando de los que no ganan el mínimo, que esos tienen otra contratación, otro nivel de contratación y otro tipo de prestaciones, sino de este sector del 72 por ciento. Quién lo paga: evidentemente es el patrón.

Un patrón que tiene apenas los elementos y las herramientas técnicas para la subsistencia, según datos de la OIT que nos ha presentado recientemente en México y en Latinoamérica.


Y el patrón, qué opciones tiene para aumentar ese mínimo: Repercutirlo en el producto que está generando servicio, venta o producción, recortar su plantilla laboral, o contratar por fuera para no salir de la competencia interna que tiene sin mercados de valor. Quién fondea eso, o qué ha cambiado.

Repito: Reconocimiento que es un tema que tenemos que abordar y ver cómo sí hay que resolver muchas aristas. Esta es una de ellas.

La otra arista: La informalidad.

Cuando elevamos la tasa para formalización del empleo aumentando el salario mínimo hipotéticamente que lo hagamos, para esos informales no les ponemos la barda más alta para alcanzar la formalización.

La CONEVAL, que es una cifra además que hay que tomarla, la línea de bienestar, sí señala que el ingreso es una de las vías evidentes para tener el mínimo de bienestar posible.

Pero también señala que se hace más por alcanzar la línea de bienestar cuando se formaliza el empleo, cuando la gente tiene prestaciones y seguridad social para su familia, cuando la gente tiene reparto de utilidades, cuando la gente tiene aguinaldo, cuando la gente tiene vacaciones, que cuando simplemente se da un aumento al salario de difícil fondeo.

Son algunas reflexiones que quisiera dejar sobre la mesa, y una más, que es todavía más profunda:

El tema de la desvinculación del salario mínimo frente a los factores inflacionarios es un tema extraordinariamente importante, sin duda alguna, pero no es el tema que le pega a los sectores más desprotegidos de México.

A los sectores más desprotegidos de México no le pega que aumente 39 por ciento el valor de los autos, sobre todo de los autos premium: el tema es el índice de precios de la canasta básica, porque ahí se destina la mayoría del ingreso de esos trabajadores; y esos han tenido unas distorsiones enormes en el mercado en los últimos años por problemas del mercado mismo.

Si sube la leche o sube el huevo o se cae el precio del azúcar, genera más daño a la economía familiar de estos sectores; que si sube o no sube un Nissan o sube o no sube un Toyota.

Habría que concentrar quizá, parte de la discusión meramente como reflexión respetuosa, en ver qué pasa con la canasta básica y si se podría tener un sistema de coberturas de seguros para que no sea una intromisión del Estado, que puede ser indebida en el mercado; con respecto a la estabilización de precios.

Porque algo que es bien cierto, es que en 30 años que llevamos de política asistencial, con los millones y millones de pesos que hemos gastado en la política asistencial; la cantidad de pobres que tiene el país sigue siendo la misma. La línea de pobreza no la hemos superado: hay que replantearla.

Yo les agradezco mucho su invitación, les ofrezco siempre tener un diálogo muy respetuoso y acudir a cualquier llamado que me haga el Senado de la República, sus comisiones, que para mí es un mandato.

Agradecerles mucho, sobre todo, el profesionalismo de la gente que integra las comisiones del Senado, particularmente la de Trabajo, porque conozco de su profesionalismo y de su brillantez, de todos, comenzando por su Presidente y sus Secretarios.

Y decirles que es un tema, quizá el más complejo del país en este momento, frente al reto más importante que tiene el mundo, que es el empleo, no la estabilidad macroeconómica, ¿eh?

Los países en este momento se preocupan en Europa menos por mantener la estabilidad macroeconómica, que por ver cómo hacen programas de inclusión de jóvenes al empleo. Y si no, vean cómo se compuso el Parlamento Europeo con grupos radicales, que no tenía una composición así y que amenaza la subsistencia en términos de mediano plazo, si sigue así, la existencia de la Zona Euro. Sólo por poner un ejemplo.

Les agradezco de nuevo la invitación amable que me han hecho. Deseo, de todo corazón, que salgan extraordinarias propuestas de este Foro; extraordinarias propuestas de análisis y agradezco a los actores políticos que han iniciado este debate con toda convicción, como es el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, con quien tuve oportunidad de conversar y tenemos acuerdos en lo fundamental; otros gobernadores, Gobernador de Chihuahua, Gobernador de Colima, Gobernador de Aguascalientes, que se han interesado en el tema; Tlaxcala, que ha estado metido en esto.

Los mismos factores de la producción: he escuchado sus propuestas, y los sindicatos, para encontrar círculos virtuosos en un país cuyo entorno de paz laboral nos permite abordar éste y cualquier otro reto que queramos presentarnos en nuestro mercado laboral.

Muchísimas gracias.

SENADOR JAVIER LOZANO ALARCÓN: Perfecto. Muchísimas gracias por sus palabras, señor Secretario del Trabajo y Previsión Social. Desde luego que nos va a ayudar mucho para darle contexto a esta discusión.

Miren, tengo registrado para esta sesión a los senadores Héctor Larios, Patricio Martínez, para hacer intervenciones; representante del Banco de México, el doctor Alberto Torres García, ¿no está?, perfecto, bienvenido, Alberto.

De la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, la maestra Eugenia Garduño, ¿no ha llegado?

De la CEPAL, Hugo Eduardo Beteta, tampoco; espero que lleguen.

De la UNAM, Raúl Vega Covarrubias. Bienvenido, licenciado, muy amable.

Y de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano, el licenciado Armando Leñero, bienvenido.

Desde luego, al terminar estas intervenciones, podremos tener, si el tiempo nos lo permite, alguna discusión final; bueno, además de las palabras de clausura de nuestros presidentes de Comisiones Unidas.

Simplemente, Secretario, comento un poco, el nombre que le pusimos a este foro “Salario, Productividad y Formalidad” no fue casualidad, no fue una ocurrencia. Tiene que ver un poco de esto que usted está comentando, la vinculación que tiene el salario con el empleo, pero con el empleo formal, el trabajo decente, y así es como le estamos dando el contexto a esta discusión y también partiendo de la base de que la productividad tiene como condiciones, sine qua non, la previsión social; seguridad e higiene en los centros de trabajo y la capacitación para el trabajo productivo, y eso es lo que sí nos puede dar de manera sustentable un ingreso remunerador en el mercado laboral. Y por eso vemos que la formalidad tiene que ser una búsqueda constante y no conformarnos con una chamba, sino que haya trabajo formal, empleo formal, como tal.

Aprovechando su presencia, Secretario, y reconociendo que obviamente la reforma laboral ha sido… Ah, Tomás Wissing también está, es cierto. No mencioné a mi amigo Tomás Wissing, perdón. Bienvenido, y además sí está, tiene una intervención, por supuesto.

De la reforma laboral creemos, lo hemos discutido aquí internamente en la Comisión de Trabajo y Previsión Social, que si bien quedó muy bien confeccionada, hay algunos aspectos que sí son susceptibles de mejora y que, a dos años de distancia prácticamente de que entró en vigor, sí creo que amerita una revisión en algunos aspectos para dar todavía más impulso a la generación de empleo formal.

Y dos cosas, nada más para terminar. La primera es que ayer una de las primeras conclusiones, Secretario, a la que llegamos en esta mesa, fue que sí es indispensable, bajo cualquier óptica desvincular al salario mínimo respecto de cualquier otro tipo de obligaciones de pago, como factor de indexación y tener una nueva unidad de cuenta. Ahí sí estamos todos de acuerdo, e incluso estamos aventurando el compromiso de poderlo hacer este mismo año, para ver si la siguiente revisión de salarios mínimos ya no tiene esta presión adicional. Creo que esta es una buena idea.

Y segundo, finalmente, creo que lo que podamos hacer, sí les ruego a los que van a participar, que sea con una orientación muy clara de qué productos legislativos, que no quede nada más en reflexiones y en discusión, sino qué productos legislativos pueden derivar de toda esta discusión para mejorar empleo, salario, productividad y formalidad.

Dicho lo anterior, y muchas gracias nuevamente por su presencia, Secretario, le voy a dar la palabra a mi colega, senador, y Presidente de la Comisión de Comercio y Fomento Industrial, al senador Héctor Larios Córdova. Adelante, colega.

SENADOR HÉCTOR LARIOS CÓRDOVA: Bien, muchas gracias, senador. En primer lugar, reconocer y felicitar a la Comisión de Trabajo y a la Comisión de Productividad, a su Presidente Ernesto Gándara, Luis Armando Melgar, por esta iniciativa que me parece que es muy importante en el contexto actual.

Yo voy a intentar ser muy breve y solamente quiero hacer reflexiones o puntualizaciones sobre cuatro temas:

El primero. Ciertamente hay un consenso amplio en torno a la desvinculación del salario mínimo con respecto a que sea referente de más de 260 conceptos, sin contar los de contratos privados.

Por ese motivo, creo que tiene que ser desde el punto de vista constitucional. Hay una iniciativa que presentó el PAN, que presentamos nosotros, del 26 de agosto es la primera iniciativa al respecto.

Pero aquí quiero resaltar un tema que me parece fundamental. Durante muchos años, durante más de 30 años, el salario mínimo ha servicio –como lo dijo el Secretario– como ancla; ancla de la inflación.

Hay que desvincularlo, pero a lo mejor no hay que perder el ancla.

Todas las propuestas, salvo la que ha hecho el PAN, en torno a la desvinculación, hacen que el índice sustituto o el –como se denomine– se ligue a la inflación.

Yo quisiera explicar cómo funcionó el salario mínimo durante muchos años.

Si la inflación en un año era 20 por ciento, la meta de la inflación para el siguiente año era el 15 por ciento, el salario se incrementaba el 15 por ciento; no restituir lo que perdió por inflación, sino el pronóstico de inflación. Eso lo hacía que fuera anclando la inflación.

Bueno, ahora esa ancla hay que transferírsela al índice sustituto con el nombre que queramos darle.

¿Por qué razón?

Miren, por ejemplo, desde luego que tenemos controlada la inflación en este país, pero nada impide que en el futuro algún día se descontrolara.

¿Y qué está ligado a este índice? Están ligadas las multas; están ligados los pagos de más de cuatro millones 300 mil créditos del INFONAVIT.

¿Qué pasa si la inflación crece? Lo más probable es que los salarios no crezcan al ritmo de la inflación, pero sí los pasivos del trabajador; y eso, en muchísimos temas, uno revisa toda la lista de las cosas que están vinculadas, y se encuentra con que habría que mantener esta ancla.

En nuestra opinión, es muy importante que el índice sustituto lleve el mismo comportamiento que llevaba anteriormente el salario mínimo. Que crezca cada año, no con respecto a la inflación, si no, va a volver impagables las multas. Las multas, al final de cuentas, se pagan con salarios. Si la inflación repunta y el salario no crece, las multas van a ser impagables.

Bueno, está ligado a muchas cosas; no quiero extenderme en este tema, pero me parece que es mucho muy importante y que debe de ser debatido y reflexionado.

Aprovecho para decir que el PAN ha propuesto una consulta pública para que también la Comisión de Salarios Mínimos tome en consideración la evaluación que hace el CONEVAL de los niveles de bienestar y no se trate de una medida imprudente; no se trata de que crezca el salario de repente.

La segunda reflexión tiene que ver con el incremento de los salarios acorde con el incremento a la productividad.

Me parece que ese es un tema que es importante, que es central. Cualquier otra medida, es una medida que es totalmente transitoria, improductiva y que finalmente se va a revertir en contra de los trabajadores.

Sin embargo, en los últimos años, precisamente por ser el salario mínimo y el salario en general el ancla de la inflación, la productividad creció.

Por ejemplo, de 1976 al año pasado, la productividad creció 55 por ciento; sin embargo, el salario mínimo perdió alrededor del 70 por ciento, 73 por ciento de su capacidad. Eso significa que el salario en vez de haber bajado 73, debió haber subido lo que subió la productividad, 55. En otras palabras, tiene un desfase del 128 por ciento.

No se trata de venir con una medida de decreto de subirlo 128 por ciento, pero tampoco de desestimar el que de alguna manera las pérdidas del salario mínimo con respecto a la productividad, tiene que irse resarciendo con prudencia.

Insisto: sí es importante que el salario mínimo, como es el discurso fundamentalmente del sector empresarial, con quienes he discutido este tema, ciertamente debe subir con respecto a la subida en el incremento de la productividad, pero no podemos olvidar que durante muchos años la fuimos dejando sin incrementarse yd e alguna manera habría que resarcir parte de esta pérdida.

Lo mismo pasa con los salarios promedios, Los salarios promedios perdieron en estos años el 32 por ciento y si le sumamos lo que creció la productividad, tienen que resarcirse en un 80 por ciento. Habrá que irlo haciendo paulatinamente, pero sí me parece que al principio el salario mínimo, que es referente para los demás salarios, para salarios bajos y los salarios medios, tienen que subir un poco más arriba, que es lo que sube la productividad, puesto que hay una parte que les debemos a los trabajadores en este tema.

Tercera idea.

En esto creo que vale la pena hacer un debate y un análisis a fondo, me parece que discrepo aquí de lo que ha comentado el señor secretario: en mi opinión el incrementar el salario mínimo aumenta la productividad de un país.

¿Por qué razón? Porque en este país es más alto el ingreso y acaba de salir un estudio. Aunque no tenga mucho rigor científico, es mayor el ingreso en los salarios bajos del empleo informal, de las actividades informales, que del salario mínimo o incluso a veces que dos o tres salarios mínimos.

El estudio de referencia hace una encuesta, por ejemplo, sobre los malabaristas que se ponen en la esquina y saca: en promedio ganan tres salarios mínimos.

Los toreros, todos los vendedores de chicles, los toreros que están en las esquinas vendiendo diferentes productos, en promedio ganan dos salarios mínimos; los taqueros, el que pone un puesto de tacos, en promedio anda por los 10 salarios mínimos.

Al final del día lo que nos dice esto es que hay un incentivo fuerte para la informalidad. Aumentar el salario mínimo me parece que en lugar de poner más alta la barrera para volverse formal, lo que hace es que desestimula, le reduce el incentivo para volverse informal, para cualquiera que quiera salir adelante en la vida, con un salario mínimo no va a salir y es muy probable que vaya por una actividad informal.

Si subimos el salario mínimo con prudencia y paulatinamente, vamos air reduciendo este incentivo.

Hoy, de acuerdo con el INEGI, en este mes el 58 por ciento del empleo tiene que ver con la informalidad. Ya lo decía el Secretario, este es un tema central, creo que en México lo medimos bastante bien, bueno, ´pues necesitamos irlo reduciendo y la informalidad todos estamos de acuerdo en que la informalidad es una de las razones por las cuales no crece suficiente la productividad en este país.

De tal manera que una manera de reducir la informalidad, y vale la pena reflexionarlo, es aumentar el salario mínimo. Insisto: al aumentar el salario mínimo automáticamente van a moverse los salarios bajos y los salarios medios y esto va a quitarle incentivos a la informalidad y la conclusión es que aumentar el salario mínimo, en este país, nos va a ayudar a crecer la productividad.

Finalmente creo que en el factor de la producción entre el costo del capital, el costo de emprender, el costo del factor humano en México, en términos generales, como volumen ha sido, más o menos, en la proporción de todos los países, pero tiene muchos componentes y uno de esos componentes son los impuestos que le hemos venido cargando al trabajo.

Como han sido bajos los salarios, pues también los legisladores y el propio Estado hemos ido a buscar cargarle y creo que en la recuperación del salario tiene que haber una contribución del Estado, de la autoridad pública, casi todos los estados han movido el Impuesto de la Nómina, ya ahorita el promedio está arriba de dos y medio por ciento, cuando hace poquito estaba el promedio arribita de uno por ciento, señal que todo mundo ha visto ahí un espacio, unir el costo de la nómina a través de impuestos.

Bueno, en la recuperación de los salarios creo que debemos encontrar mecanismos también para compartir el costo entre el Estado, a través de la reducción de algunos impuestos, que están específicamente sobre el costo de la nómina.

Estas son las cuatro reflexiones que quería hacer y me parece que pueden ser orientadoras, las conclusiones que sacamos en torno a las reformas que debemos hacer.

Muchas gracias.

SENADOR JAVIER LOZANO ALARCÓN: Muchas gracias senador Larios.

A continuación, antes de que se retire el señor Secretario, el senador Patricio Martínez. Si es tan amable.

SENADOR PATRICIO MARTÍNEZ GARCÍA: Muchísimas gracias.

Felicito a los presidentes de Comisiones por la organización de este Foro.

Agradezco la oportunidad que se me da de participar en el mismo.

Y saludo con mucho afecto a mi amigo, el señor Secretario del Trabajo.

Lo que ha expresado, ha sido de una crudeza que, sostengo, no veo estadísticas, sobre todo al final, señor Secretario, porque siguiendo el viejo apotegma en paralelo por lo mencionado por él, de que: “si quieres mentir suelta estadísticas”, lo que él ha presentado ha sido una radiografía de nuestra realidad, con todas las fracturas que presenta el cuerpo nacional y que requiere una atención que no se debe seguir posponiendo.

Me parece que la Iniciativa que tengo preparada para reformar algunas leyes, al esperar por más de dos meses a la presencia de este Foro, ha sido adecuada y oportuna.

Saludo a los señores representantes del sector obrero, a los dirigentes empresariales, a mis compañeras y compañeros senadores, a los medios.

Y quiero decirles que lo que nos está ocurriendo en inseguridad, en informalidad y en una serie de fenómenos para el estudio de los sociólogos, no son estrictamente de un origen sociológico o histórico.

Lo venimos arrastrando por problemas económicos, en donde a partir del desarrollo estabilizador y su terminación, empezando una nueva etapa con una concepción keynesiana del gasto público, en donde había que crear empleos en el sector público, en donde había que meterle dinero al mercado, lo que nos encontramos fue una carrera salarios-precios que vino a dar por resultado una serie de distorsiones para la economía familiar, la del trabajador y para la economía nacional, de la que no hemos podido salir.

Yo creo, señor Secretario, que lo que usted ha presentado hoy es un primer paso importantísimo para terminar con este viejo y añejo problema.

Yo creo que el salario no hay que tocarlo, porque el salario mínimo se ha convertido en un índice nacional y por lo mismo en el momento en el que se le mueva para ajustar la distorsión que por 30 años se le fue ocasionando al salario mínimo, vamos a provocar aquellos rebotes como el del 10, 20, 30, que vino a resultar en un grave problema económico nacional y en hundir a las clases asalariadas en un grave problema de subsistencia del que no han salido.

Para esto, se acudió a una buena receta, que fue el parar la carrera salarios-precios con un pacto de solidaridad económica, en donde funcionó; el país fue saliendo de aquella circunstancia terrible de inflación y de carrera salarios-precios que parecía que no iba a tener fin, y logramos la estabilidad ansiada.

Bajaron las tasas de inflación, fueron bajando los precios y se prometió entonces que se amarrarían los salarios y se amarrarían los precios de la canasta básica.

Qué ocurrió: Han seguido amarrados los salarios y la canasta básica injustamente se ha ido soltando, y cuando crece demasiado, se saca aquel producto de la canasta básica, que la está haciendo crecer de más y se va dando una percepción de que va el salario ajustándose a la inflación de la canasta básica; cuando la realidad es otra.

El país tiene una deuda con los trabajadores asalariados, porque contribuyeron a esa paz social, que atinadamente señala el señor Secretario el día de hoy. Esa paz social, hoy tenemos que pagarla y tenemos que pagarla todos.

Un día se le dijo a los trabajadores que tenían que apretarse el cinturón, y se lo apretaron y contribuyeron con la patria para esa paz laboral que nos sirve hoy para muchas cosas; pero que hoy está empezando a hablar en las calles y en los pueblos con AK-47 y con R-15; que hoy está hablando de la terrible injusticia social que hemos ido llevando la liga a estirarla y estirarla; y en muchas partes ya se ha reventado.

Y se ha reventado aun en contra de la empresa, que en muchas ocasiones ha caído en el garlito de que no se aumente el salario mínimo porque no hay productividad; cuando ciertamente debe ser un factor, pero el factor también importante que debe considerarse es la capacidad de subsistencia de las grandes masas, a las que se les ha estado negando sobre la base de que no se puede distorsionar a la macroeconomía porque entonces, se va al desfiladero el país.

¿En dónde está el justo medio? Hay un justo medio: hay que buscarlo, hay que encontrarlo.

Me parece que el hecho de que el salario sea un índice para todo, lo ha echado a perder como medida de retribución. Tenemos el caso de que la Legislación Federal vigente se integra con 294 ordenamientos legales; de éstos, en 148 se hace referencia dentro de sus disposiciones a la figura del salario mínimo. Dentro de estas 148 leyes, en 869 artículos de ellas se hace referencia al salario mínimo para algún efecto.

En la legislación de las entidades federativas y del Distrito Federal, también se presenta una situación similar. En el DF se integra por 152 disposiciones jurídicas vigentes; y en 59 de ellas se hace referencia al salario mínimo para algún efecto.

Si movemos el salario mínimo, todas estas leyes van a ocasionar un rebote que va a resultar como las medicinas: algunas contra el cáncer y otras enfermedades, curan el cáncer pero matan al enfermo por los efectos secundarios. Ya no más de estas recetas.

¿Cómo le hacemos para desvincular al salario de todo lo que se ha creado al paso de los años?

Primero, me parece que las empresas requieren comprensión; pero mucha más comprensión requieren hoy los trabajadores. Me parece que las empresas no pueden ni deben seguir siendo castigadas con más impuestos y con más cargas fiscales, por el hecho de aumentar los salarios.

Hoy, hoy es tiempo de que le pidamos a algunas cajas públicas, a algunos erarios, que ahora se aprieten el cinturón. Ahora necesitamos pedirle a las empresas que sin decretos, con acuerdos, con pactos individuales, por regiones y por empresas, vayan haciendo los acuerdos para que se mejore el ingreso del trabajador.

No debemos mover el salario mínimo, pero necesitamos mejorar el ingreso del trabajador. ¿Cómo le hacemos?

Me parece que lo que planteo en la iniciativa puede funcionar y los invito a que lo discutamos y lo revisemos. Vamos creando un salario nivelatorio, en paralelo al salario mínimo; que el salario mínimo se siga moviendo con los porcentajes que se ha movido tradicionalmente en los últimos 25 años.

Dejémoslo así, no despertemos el tigre de la inflación con todos los efectos por las vinculaciones que tiene, y dejemos un salario nivelatorio paralelo, que no es por decreto. Ese salario nivelatorio tendrá las siguientes características:

Para aquellos trabajadores que están entre uno y cuatro salarios mínimos, se podrá conceder por la empresa hasta un salario nivelatorio adicional. Esto, automáticamente mejora el ingreso de más de 10 o de 14 millones de trabajadores; hasta, si se llega a hacer el acuerdo por la empresa.

¿Qué ventajas tendría la empresa para conceder esto?

Primero. Sería deducirle al 100 por ciento el salario nivelatorio.

Segundo. No estaría grabado por el INFONAVIT, no estaría grabado por el Seguro Social, no estaría grabado por los estados para fines de impuestos sobre nóminas y el Distrito Federal; no serviría como índice absolutamente para nada, ni siquiera para la recontratación y acuerdos de contratos colectivos.

Para los contratos colectivos, el índice que se tomaría siempre en cuenta, seguiría siendo el del salario mínimo, que seguirá moviéndose anualmente, como lo hemos visto en años anteriores.

Este salario nivelatorio, además, pues, de que da la exención al patrón que lo concede y que no se le castiga al patrón por concederlo, tendría otra ventaja: que a los diferentes fiscos les permitiría crecer y hacer crecer sus ingresos en los siguientes 10 años.

Porque en los siguientes 10 años iría incorporándose esta cantidad que puede ser ahora de 67 pesos y si funciona podrá aumentarse conforme la autoridad, los analistas y los actuarios lo vayan determinando en los mejores estudios que nos pongan de acuerdo autoridades, legisladores, empresas, trabajadores, para ir reponiendo ese rezago del 75 por ciento que trae el salario mínimo y que no lo podemos mover por las razones de todo conocidas, pero requiere que se mueva el ingreso del trabajador por una vía paralela, sin que siga fomentándose la informalidad.

Reconozcámoslo, la informalidad está dentro de la formalidad, porque la informalidad se está dando en las empresas, sobre todo en las micro, que tienen una serie de pagos desregulados, no contabilizados, y que estamos forzando a estas empresas y a estos empleadores a que vayan por la libre en una parte de su nómina.

Estamos llevando pues a muchos trabajadores a que se salgan de la formalidad y se vayan a los cruceros a hacer vendimia, porque es mucho mejor el ingreso, como lo ha expresado mi compañero Héctor Larios, el que se tiene en la informalidad, que el que se tiene por ley en el trabajo de ocho horas y con grandes compromisos.

Termino para decirles que ahí está la propuesta, que espero que la podamos seguir discutiendo y que tenga la aceptación de las autoridades: para grandes males, grandes remedios y para situaciones de excepción, como la que estamos viviendo en el momento nacional de bajo ingreso de los trabajadores de una gran paradoja, de grandes ingresos, de grandes corporaciones, como se ha expresado aquí mismo, con un gran desnivel en el ingreso de los mexicanos, con grandes paradojas como las que presentan los números de la economía nacional, que rápido avancemos sin provocar las distorsiones que nos ocasiona mover en seis por ciento, en ocho por ciento el salario en un solo año, que nos provocaría rebotes muy indeseables.

Espero que con esto se tenga una salida colateral y que así, finalmente, a grandes problemas, grandes remedios y a situaciones de excepción estemos creando un remedio de excepción.

Muchísimas gracias.

SENADOR JAVIER LOZANO ALARCÓN: Gracias senador Patricio Martínez.

Yo nada más quiero hacer un apunte final de lo que acaba de comentar nuestro colega: se ha dicho mucho de empleo, de productividad, de salario de trabajo decente, en fin, pero si no hay crecimiento económico no va a haber empleo.

Y hoy un lastre para el crecimiento económico es la reforma fiscal, que les está pegando justamente a los empresarios, por la carga tributaria adicional y a los trabajadores por las prestaciones que dejaron de recibir, por no hacer deducibles ciertos conceptos que antes lo eran y que el patrón simplemente se los quitó a los trabajadores.

Sí tenemos que revisar las cosas integralmente, senador, qué bueno que presente usted esa propuesta, la vamos a ver en el seno de las comisiones unidas, pero no perdamos de vista que todo aquello que sea un dique para el crecimiento económico, también es susceptible de revisarlo.

Muchísimas gracias, Secretario, lo despedimos con un fuerte aplauso y continuamos los demás con el foro esta mañana.

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