Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

México D.F., a 5 de abril de 2013.


Intervención del Presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Arroyo Vieyra, durante la clausura del IV Foro de Presidentes de Parlamentos de los Países Miembros del G20, en la nueva sede del Senado de la República .
 
Hoy me acaban de hacer un anuncio, me dicen que tengo que hablar despacio, que tengo que hablar claro y, de ser posible, que tengo que decir cosas inteligentes.
 
He tenido la oportunidad de asistir a varias reuniones de este foro de consulta de los parlamentarios del G20. Pudiese yo decir, con toda seguridad, que algunos de los temas que hemos planteado son recurrentes y que en algunos de ellos hemos tenido avances muy importantes.
 
En algunos de ellos nuestros parlamentos se han manifestado con éxito; en México, por ejemplo, tenemos leyes de cambio climático y tenemos leyes de protección ambiental que son exitosas y eso nos enorgullece; sin embargo, hay temas recurrentes en el G20, en el que desgraciadamente no sólo no hemos tenido éxito, sino eventualmente tenemos retrocesos bastante severos.
 
El Protocolo de Kioto, que es un esfuerzo de la humanidad muy importante, está a punto de naufragar y la lucha por la mejor conservación del agua es un tema que es bastante difícil, porque nadie está dispuesto a sacrificar su desarrollo por los temas ecológicos que vamos a heredar a la humanidad.
Cervantes decía que la necesidad tiene cara de hereje y los políticos, en la actualidad, estamos más preocupados por nuestro prestigio y por la próxima elección, que por los temas que van a impactar a largo plazo.
 
Los parlamentarios no somos precisamente la parte de la clase política que tiene mayor afecto de la sociedad. Tenemos un problema bastante serio porque el lenguaje que tenemos ante la sociedad no es el mejor, es oficialista y es oficial y la única manera de que los parlamentarios pudiésemos tener una mejor estima en la sociedad y en nuestro propio electorado, sería dándoles productos parlamentarios y legislativos de mejor calidad.
 
Las grandes potencias, los Estados Unidos de Norteamérica y los chinos tendrán la palabra de que el Protocolo de Kioto pueda subsistir a favor de la humanidad, porque tenemos que ser lo suficientemente inteligentes y talentosos para que el desarrollo permita que los jóvenes tengan empleo, pero también que podamos heredarle a los hijos y a los nietos de los jóvenes un mundo, ya no digo mejor, simplemente y sencillamente sustentable.
 
Nosotros sabemos que las grandes potencias tienen la intención, pero no basta con eso; vendrán otras reuniones parlamentarias del G20 y sería muy triste que en las próximas tuviésemos que acordarnos del Protocolo de Kioto como un esfuerzo que ya se murió.
 
Nosotros en México y producto del esfuerzo de muchas generaciones, de hace, no sé, de cinco generaciones, y de varios  partidos políticos o de la conjunción del esfuerzo de varios partidos políticos hemos logrado tener estabilidad económica, porque hemos entendido que el camino del éxito requiere sacrificios, pero hemos entendido también que no basta la estabilidad, que requerimos también del crecimiento.
 
El crecimiento que debemos de ofertarle a las nuevas generaciones tiene que ser sustentable, pero también tiene que ser democrático y en el futuro habrá algunas variables económicas que se convertirán en verdaderas universales.
 
Debemos de combatir el comercio depredador y debemos de combatir también a los monopolios; si el crecimiento que deviene de las reformas que hacemos los congresistas van a engordar a los grandes capitales, estamos traicionando a nuestros electores.
 
El crecimiento tiene que ser para que la clase media sea fortalecida y tenga la opción de crecer, ya no hay derechas ni izquierdas, la necesidad no tiene ideología y lo que es verdaderamente serio es que la demagogia y el populismo es el peor de los engaños.
 
La demagogia, el populismo y el nacionalismo exacerbado son las peores traiciones que les podemos hacer a nuestros pueblos; nos vamos a volver a ver en el próximo G20 y espero que para entonces tengamos que dar buenas noticias respecto al cuidado del agua, respecto al Protocolo de Kioto y respecto a que hemos asumido posturas responsables en cuanto al combate del narcotráfico, del terrorismo y del lavado de dinero.
 
La seriedad en el gobierno también tiene un éxito, porque atrae inversiones productivas y porque le dice a los súbditos del Estado nacional que tienen un Estado de instituciones fuertes, que los protegen.
Debemos de legislar con responsabilidad, con conocimiento, con patriotismo, con lealtad a la ley, pero en una sociedad sobrediagnosticada también tenemos que legislar con prisa, porque allá afuera la gente nos está viendo y sabe qué parlamentarios estamos cumpliendo y sabe también qué parlamentarios nada más se andan haciendo.
 
Todo esto lo hemos dicho con cordialidad, con respeto a nuestra estructura constitucional y para decirles que nuestros trabajos sirven para que nos refresquemos la memoria de los grandes temas que el G20 ha adoptado como propios.
 
El ejercicio del parlamento, cuando menos en México, tiene un tiempo perentorio, somos electos por un tiempo corto, pero la vergüenza de no haber cumplido nos puede durar para siempre.
 
Es por ello que agradezco a la anfitronía del Senado de la República de México, que es la representación del pacto de la unión de los estados federados.
 
De su presidente, don Ernesto Cordero Arroyo, que me pidió que hiciera un discurso muy serio, porque entre parlamentarios ejercemos un proceso dialéctico que nos lleva a la verdad y hoy cerramos este G20 con éxito, diciéndole a todos que nos volveremos a encontrar y que entonces podremos decir y seremos depositarios de buenas noticias.

Buenas tardes, buen provecho.

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