Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Conferencia de prensa del senador David Penchyna Grub, presidente de la Comisión de Energía, sobre la Estrategia Nacional de Energía.
-SEN. DAVID PENCHYNA GRUB.- Buenos días, muchas gracias por la oportunidad.
En primera lugar, compartir con ustedes y ponerme a sus órdenes para cualquier duda del tema y de otros, si ustedes así lo desean, sobre lo que llegó el miércoles pasado por la noche a la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.
En cumplimiento a lo que mandata el artículo 33 fracción sexta de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, el Ejecutivo Federal –el señor Presidente de la República—envió en tiempo y forma la Estrategia Nacional de Energía, que es un documento obligatorio contenido en esta ley, para el cual tiene el Congreso de la República 30 días para aprobarla o, en su caso, rechazarla, y que el jueves fue turnada a través de la presidencia de la Mesa Directiva, que preside el senador Ernesto Cordero, a la Comisión de Energía, que tengo el honor de presidir.
Este es un documento –como ya lo señalé—obligatorio, que contiene los elementos de diagnóstico del sector energético en general --no sólo de uno de los sectores energéticos--, y esto lo señalo porque pareciera que hay una tentación de algunos sectores de circunscribirlo en un debate, como si esto fuera la reforma energética, lo cual no es y habría que recuperar el antecedente y la precisión de qué es lo que contiene este documento, en donde se hace un diagnóstico global del sector, las necesidades de cada uno de ellos, los retos en parte de los objetivos que persigue una política pública en el sector estratégico de la energía, como es el de inclusión social, el de garantía de abasto, como son las necesidades de inversión que tiene el sector, así como los paradigmas que tiene que resolver el sector energético para agregar valor a nuestra economía, como un elemento indispensable para poder pensar en una economía sana, que pueda crecer, generar empleos y que pueda sobre todo favorecer a las clases más desprotegidas de nuestro país.
Me he permitido –y se los haré llegar—distribuir un documento que se intitula “Origen y Antecedentes de la Estrategia Nacional de Energía”, y rescataría que previo a este documento que envió el señor Presidente, el día 14, tal como lo mandata el propio artículo que ya referí, el Ejecutivo Federal hizo un foro de consulta a la sociedad mexicana especializada en el tema –el sector académico, el sector público, el sector privado--, y que en un ejercicio democrático previamente se consultó a estos sectores estratégicos de la Estrategia Nacional de Energía, para poder conjugar lo que a juicio de un servidor es un buen documento, que hoy está en discusión y análisis de esta soberanía y que seguramente en los próximos días se agendará en la Comisión de Energía. De hecho, tenemos reunión de la Comisión el próximo jueves, por la mañana, para abordar este tema.
Sí quiero destacar también que el propio artículo referido nos da 30 días para la aprobación o, en su caso, desaprobación de dicho instrumento obligatorio para el Ejecutivo Federal. Y el Congreso, como ustedes lo saben muy bien, se integra por este Senado, que somos Cámara de origen –porque aquí llega el documento—y que posteriormente se enviará a la Cámara de Diputados.
También me es preciso subrayar, como ya lo mencioné de manera vaga, que he escuchado muchas expresiones vertidas en los medios de comunicación, por diferentes actores de este Congreso y que respetuosamente me parece que es muy importante para nosotros, como integrantes de esta comisión, especificar los alcances de este documento; que este documento no representa una reforma energética, sino un conjunto de objetivos que como Nación, ante la realidad de nuestro sector energético, pasando por un muy buen y rico diagnóstico que contiene el documento, nos debemos abocar a discutir.
Me parece que es natural que se quiera poner la picosidad de que esto es una reforma energética. Lo que tengo que decirles es que no es así, es un documento obligatorio del Ejecutivo, que se envía, por cierto, cada año, que fue aprobado en el 2010, y que los años 2011 y 2012 no fue aprobado por esta soberanía. Y que como una norma legal que se contiene en la Ley Orgánica de la Administración Pública, la facultad de este Congreso –insisto—es de aprobarla o, en su caso, desaprobarla.
Confío que en un debate de ideas, después  de que nos aboquemos en el conjunto del Senado y en su consecuencia, en su oportunidad en la Cámara de Diputados, y se lea este buen documento integrado en todas sus partes y encontremos los elementos suficientes para tener un punto de partida de la realidad de nuestro sector y los objetivos que como Nación debemos centrar para poder tener un sector energético más fuerte, con mayor garantía de abasto de energéticos para nuestra sociedad, con energías más baratas, más limpias, más renovables y con la regulación adecuada que hace falta en nuestro país.
Acercándoles, si ustedes me permiten, este documento, me reitero a sus órdenes y abriría el espacio que ustedes deseen para las inquietudes que tengan.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS.-
 
PREGUNTA.- Me gustaría que nos precisara ¿cuáles son las consecuencias en el caso de que este documento no sea aprobado?
 
Por otra parte, el que esté incluida la eliminación de los subsidios a la gasolina en esta estrategia nacional de energía.
 
-SEN. DAVID PENCHYNA GRUB.- En primer lugar, no existe consecuencia jurídica alguna. Es una norma que en el derecho se conocería como una norma imperfeta, toda vez que no hay una sanción.
 
Me parece que es más un tema de carácter político, y ojalá tengamos la grandeza y la altura de miras de examinar el documento en su justa dimensión, para poder evaluar la oportunidad que representa el tener un muy buen diagnóstico del sector energético en su conjunto, así como el planteamiento claro y pertinente que hace el Ejecutivo Federal sobre las políticas públicas que debemos impulsar.
 
Y en segundo lugar, no sé a qué documento te refieras. En el documento de la Estrategia Nacional de Energía, que por cierto también está a su disposición, no se plantea la eliminación de subsidio alguno, o por lo menos en el que yo leí no hay ninguna expresión en ese sentido.
 
Se plantea de manera clara cuáles son los subsidios que hoy se transfieren en el sector energético y la necesidad de evaluar si esa política pública de subsidios es pertinente hoy en la economía mexicana. Y déjame decir por qué sí es pertinente evaluarlo y me parece que es la más alta responsabilidad que todos lo hagamos.
 
En México –sólo hablando de gasolinas y otros hidrocarburos—hay un subsidio –en un subsidio generalizado—que hoy se da a la población, de 213 mil millones de pesos; es decir, los mexicanos en su conjunto gastamos 213 mil millones de pesos para subsidiar el costo de combustibles, que por cierto una buena parte los importamos de otras naciones porque no tenemos autosuficiencia energética.
 
Y creo que es muy pertinente el cuestionamiento de evaluar si lo seguimos haciendo o no, por una razón de una falta de sincronía en el sector económico que genera distorsiones. ¿Qué distorsiones genera? La primera realidad es que en un subsidio generalizado de esta naturaleza, estamos subsidiando a los sectores, a los segmentos de la población, que son los sectores de la población más favorecidos económicamente, y es muy fácil poner el ejemplo. Quien tiene un vehículo se le subsidia equis cantidad por el consumo de gasolina en un vehículo; quien tiene 20 o 100 vehículos, se le subsidia lo de 20 o 100 vehículos.
 
Es obvio entender que el que tiene más de un vehículo tiene una capacidad o una situación económica mucho más favorecida que el que tiene un vehículo o que el que no tiene vehículo.
 
La pregunta aquí a resolver, en el paradigma energético, en el futuro inmediato y en el futuro mediato, en función de lo que seguramente tendremos que construir los mexicanos, que es una buena reforma energética, es si es pertinente seguir subsidiando de manera generalizada los combustibles o si lo pertinente es abordar esquemas de subsidio focalizado a los segmentos de la población que menos recursos económicos tienen.
 
Ese es el cuestionamiento que pone sobre la mesa el documento, mas no plantea, por lo menos en lo que yo leí y lo leí completo, el que se vayan a eliminar los subsidios.
 
Esa es una de las distorsiones que se han generado a la expresión de algunos actores de la vida nacional.
 
Yo invito a que leamos el documento antes de juzgarlo o de expresar situaciones tan graves como ésta, donde no hay tal afirmación, pero lo que sí establece el documento es la pertinencia de que primero los mexicanos tengamos claro cuánto estamos gastando en subsidiar.
 
Segundo, a quienes llegan los mejores beneficios de un subsidio generalizado en esta materia, que reitero, es a las clases más acomodadas de nuestra economía.
 
Tercero, de fondo subyace una idea que en los países desarrollados se ha venido cambiando, subsidiar actividades que tienen efectos frente a terceros, aparte de la distorsión económica de estar subsidiando a los que más tienen, es algo que también nos tenemos que cuestionar; estamos subsidiando la quema de combustible, y eso en términos ambientales y económicos no es una buena medicina.
 
Entonces, hoy lo que tenemos que debatir de cara a esa realidad, porque eso sí es real, que transferimos 213 mil millones de pesos, es cuestionarnos en qué conviene más y de mejor manera invertir esos recursos.
 
Es una discusión que creo es urgente que en México tengamos, porque es necesario entender que los subsidios generalizados forman estas distorsiones y que nos aboquemos más a subsidiar a la población que tiene una baja inclusión en el sector energético, que hay hoy una realidad terrible, miles de hogares en México que siguen consumiendo leña, que no tienen gas o que no tienen energía eléctrica.
 
Se me ocurre decirlo franca y honestamente frente a ustedes, a mí me parecería que sería correcto plantearnos esos paradigmas, para saber si ese subsidio generalizado no es más pertinente y no es más justo --socialmente hablando-- canalizarlo a esa población que en pleno Siglo XXI no tiene luz eléctrica.
 
Seguramente a los que vivimos en zonas urbanas eso nos cuesta trabajo entenderlo, pero ese México también existe; como la realidad de un sistema de transporte colectivo que requiere de mucha inversión, y entonces cuando haces un subsidio generalizado de la naturaleza que he descrito, lo que estás promoviendo es el uso del automóvil y no financiar –con algún subsidio—proyectos articulados de transporte colectivo, que tienen muchos más beneficios que el estar subsidiando actividades de carácter individual y privadas.
 
Te agradezco mucho la pregunta, porque me da la oportunidad de precisar lo que algunos autores --respetuosamente lo digo-- han manifestado, en donde seguramente hay dos posibilidades, o leyeron otro documento que yo no leí o no lo leyeron completo.
 
PREGUNTA.- Lo que le quiero preguntar, en el marco de este documento ¿Qué va a pasar con los gasolinazos? Y también en cuanto a la reforma energética, usted nos explica que este documento no es la reforma, pero sí una propuesta de algún tipo, ¿Qué papel piensa usted que jugará el sindicato petrolero y en particular el senador Carlos Romero Deschamps?
 
-SEN. DAVID PENCHYNA GRUB.- Lo de los gasolinazos no se plantea en este instrumento, ni este instrumento plantea si hay más o menos gasolinazos.
 
Un poco lo que le contesté y lo uso porque es el mismo argumento, lo que está estableciendo un documento que no le tiene miedo a decir la verdad –y me refiero a la posición del Ejecutivo--, es que está poniendo sobre la mesa lo que estamos haciendo en subsidios en materia de gasolina, por ejemplo, o de diesel, y en ese sentido creo que lo que debemos hacer es primero responder a tu pregunta, aquí no hay más o menos gasolinazos; este no es el instrumento para establecer más o menos gasolinazos, este es un instrumento de diagnóstico.
 
Por cierto, es un instrumento de diagnóstico que llega al Congreso cada año y que yo en lo particular lo digo --bajo mi estricta responsabilidad como presidente de la Comisión de Energía--, esta reforma que fue producto de la incompleta e insuficiente reforma energética del 2008, yo me cuestionaría si debe presentarse cada año.
 
Me parece que en el paradigma de la reforma energética, deberíamos de revisar si una estrategia nacional de energía se revisa cada año. En política pública me parece que eso no es así, cada año debatir sobre algo que sus tiempos de maduración son de más largo plazo, creo que nos lleva a la tentación y obligación de revisar si no debemos modificar que esta obligación de presentar la Estrategia Nacional de Energía no sea cada año, sino que sea un instrumento que se pueda enriquecer con plazos más largos y que incluso se dé la posibilidad de que el Congreso no sólo apruebe o desapruebe una estrategia, sino que tenga la posibilidad de opinar de manera más integral que como hoy está planteado el ordenamiento.
 
Entonces, este no es el instrumento para establecer más o menos gasolinazos, no tiene ese alcance, ni el documento dice eso. El documento, insisto, parte de un diagnóstico serio, profesional, responsable; los números no tienen partido ni filiación política, los números son números y son fríos, y como tal plantea un paradigma de lo que estamos haciendo en materia energética y pone como un objetivo revisar esa política pública para una mejor conveniencia del desarrollo económico del país.
 
 
-SEN. DAVID PENCHYNA GRUB.- A mí me parece que es natural que ante un evento del cumplimiento de una obligación legal del Ejecutivo, que lo está cumpliendo en tiempo y forma como es la presentación de la Estrategia Nacional Energética, revivan las voces de este cuestionamiento a la reforma energética.
 
Soy un convencido que este país tiene que hacer una reforma energética integral. Confío porque además así está establecido en diferentes instrumentos que coadyuvan a hacer buena política como es el Pacto por México, que este año estaremos inmersos en la reforma energética.
 
También aprovecho la pregunta, Carlos, porque uno, ya lo dije, este no es una propuesta de reforma energética, pero sí abre un debate bajo un buen diagnóstico, de cuáles son los puntos que debemos revisar para hacer esa reforma energética de un sector que necesita inversión, que necesita capital para poderse desarrollar bajo los objetivos que plantea la estrategia.
 
¿Qué objetivos plantea la estrategia? De manera muy señalada, la inclusión social, la garantía de abasto de los energéticos oportunamente para el desarrollo económico; la palanca de desarrollo en la que se constituye el sector energético para generar los buenos empleos que necesita nuestra economía.
 
La posibilidad de que siendo México un país que ha sido favorecido --digamos, no sé a quién echarle la culpa, pero este es un país que ha sido muy agraciado en sus recursos energéticos, creo que diosito cuando lo hizo le puso muchas riquezas energéticas-- eso nos haga salir de seguir durmiéndonos en nuestros laureles.
 
¿A qué me refiero? Somos un país que subutiliza su sector energético como palanca del desarrollo, y si me lo permiten, siendo muy atrevido, tenemos un sector energético que podría estar generando mucho valor, mayor al que hoy genera, y que incluso dejaría de estar destruyendo valor en ciertas actividades energéticas que hoy realizamos los mexicanos.
 
El ejemplo más claro que a mí me gusta usar, es que México destruye valor en ciertos sectores de su sector energético.
 
El ejemplo que más gráficamente podemos notar, es ver un pozo petrolero en cualquier parte de la República, donde por falta de inversión enfilamos gases a la atmósfera, es decir, contaminamos y lo quemamos, y eso lo hacemos porque no tenemos inversión suficiente en el sector para que ese gas que quemamos en el medio ambiente lo podamos meter a un tubito y lo podamos llevar a parques industriales que generarían y detonarían la actividad económica generando lo más importante que nos hace falta, que es empleos.
 
El cáncer de la economía mexicana se llama desempleo, y por lo tanto su medicina es generar empleos y no es posible que por falta de una reforma adecuada, contemporánea, que sin renunciar a la propiedad y a la rectoría económica del Estado mexicano sobre sus recursos energéticos, no pueda romper paradigmas del poder atraer más inversión del capital para un sector que puede dar muchos dividendos.
 
Por último, en cuanto al sindicato, Carlos, soy legislador, no soy Ministerio Público, lo decidí hace muchos años en mi vida profesional.
 
Me parece que quien tenga algo que acusar, que lo impulse con pruebas; me parece que no se vale estar haciendo juicios mediáticos sin contener pruebas, y me parece que lo que tenemos que privilegiar todos los mexicanos y nuestra expresión más clara debe ser el que el Estado de derecho, como lo dijo el señor Presidente, está por encima de cualquier interés particular o individual.
 
PREGUNTA.- Nada más para preguntarle ¿si el documento de Estrategia Nacional de Energía contempla aquellos llamados que han hecho en diferentes partes de la República sobre la energía eléctrica? No se han hecho en algunas entidades los pagos correspondientes porque anuncian que han sido desproporcionados.
 
¿Este documento ya contempla esa parte de la sociedad donde dice que se le pueda contemplar como un derecho humano básico, es decir, que el precio a lo mejor pudiera reducirse?
 
-SEN. DAVID PENCHYNA GRUB.- La Estrategia Nacional de Energía no soslaya ningún elemento del tema del sector eléctrico.
 
Algo muy valioso de este documento es que le da su peso justo a cada una de las partes que integran al sector energético, y lo digo y aprovecho tu muy buena pregunta Víctor, porque muchas veces cuando hablamos de energía como que nos queremos circunscribir por el peso específico que tiene la economía mundial al tema del petróleo.
 
Este es un documento integral con una visión en ese sentido, y sin duda aborda el tema eléctrico en sus carencias, insuficiencias y en los retos que tiene por venir.
 
Punto muy diferente es esta opinión de que la electricidad sea un derecho humano. De hecho aquí ha habido iniciativas en ese sentido.
 
Recientemente, hace muy pocos meses, como presidente de la Comisión, puse a consideración un dictamen de una iniciativa del senador Fernando Mayans, que entendía que si poníamos en la Constitución que la electricidad era un derecho humano, era algo bueno para el país.
 
Lo que pasa es que si eso ocurriera, como derecho humano estaría obligado el Estado mexicano a otorgarlo, y si no hubiera un pago por la luz, pues no habría forma de apagar el foco.
 
Lo que debemos entender los mexicanos es que producir electricidad cuesta, y en ese sentido, pues no, no plantea que sea un derecho humano, no es ni siquiera el instrumento ni por mucho que se dedique a eso, ni deba dedicarse a eso.
 
La intención de hacer a la electricidad un derecho humano ha sido la intención de algunos actores políticos, y hay quienes no estamos de acuerdo porque estamos conscientes de que a lo mejor es algo que suena muy popular, pero lo cierto es que nuestro sector eléctrico necesita miles de millones de pesos en inversión para poder incluir a mexicanos que hoy no tienen electricidad.
 
Antes creo que estemos pensando en hacerlo un derecho humano, en el fondo lo que implica  es que sea gratuito. No hay una economía en el mundo donde el servicio de electricidad sea gratuito y creo que sería injusto que fuera gratuito y que el costo de que fuera gratuito lo cargáramos hoy a mexicanos que no tienen la electricidad.

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