Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

29 de enero de 2013


PALABRAS DE LEO ZUCKERMANN, EN LA CONMEMORACIÓN ANUAL EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO Y EN HOMENAJE A DON GILBERTO BOSQUES SALDÍVAR, REALIZADO EN LA SEDE DEL SENADO DE LA REPÚBLICA.

 

 

 Muchas gracias, muy buenos días embajadora Rodica Radian, señor presidente del Senado de la República, Ernesto Cordero, senador Enrique Burgos, senadora Diva Gastélum, el vicepresidente del Comité Central, David Dichi, muchas gracias.

 

 Quisiera comenzar mi intervención con una historia que alguna vez escuché, si mal no recuerdo, en el Museo del Holocausto en Jerusalén.

 

 Durante la Segunda Guerra Mundial, en una barraca miserable de un campo de concentración, un judío religioso se paraba todas las mañanas a rezar. Un día, otro de los presos judíos se acercó  y le preguntó: ¿Por qué rezas?; el religioso le contentó: Para darle gracias a Dios.

 

 El preso famélico, desesperado, le reclamó: ¿Para dar gracias a Dios, de qué? ¿Acaso no te das cuenta de la situación en la que estamos, de cómo  los nazis nos tienen encarcelados, de cómo han ultrajado a nuestras mujeres, de cómo han matado a nuestros hijos y parientes en las cámaras de gas? No entiendo, ¿qué hay que agradecerle a Dios en esta situación tan desdichada? El religioso tranquilo, le contestó: Que nosotros no somos ellos.

 

 Si no mal recuerdo, como les digo, escuché esta historia del Holocausto en Jerusalén y me pareció fantástica porque sintetiza creo el tema de la moral, de las acciones de las personas desde el punto de vista de la bondad o de la malicia. Nosotros, la gente que nos pensamos de bien, efectivamente no somos como ellos, como la gente de mal. Somos mejores que ellos y lo tenemos que demostrar día con día.

 

 Daniela Blaiser, quien es investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana ha escrito un libro muy recomendable que se llama: México y los refugiados judíos, un libro  académico muy cuidado en su investigación y ahí  están las historias de lo que fue la locura del nazismo, de cómo fueron  acorralando a los judíos en Europa, de México y de sus respuestas institucionales frente a este tema y de la también respuesta de la comunidad judía mexicana.

 

 Para los judíos, hay que decirlo, México no fue un país de puertas abiertas; lo fue con los españoles republicanos y con los perseguidos de las dictaduras sudamericanas y qué bueno que así haya sido, pero en el caso de los judíos se impusieron  los prejuicios que evitaron que el Gobierno les diera el estatus de refugiados y de perseguidos, el resultado es que no  se pudieron salvar más vidas.

 

 De acuerdo a la investigación de Daniela Blaiser fueron 2 mil los judíos que fueron salvados por México, desde luego qué bueno que se salvaron estas vidas, pero me parece que es muy poco para un país del tamaño de México y aquí entra la historia importante del día de hoy, la historia de un verdadero héroe mexicano, de Gilberto Bosques.

 

 Don Gilberto nació en 1892 y murió a los 103 años en 1995. De joven, todavía en la adolescencia, se unió al movimiento revolucionario, de acuerdo al gran historiador Friedrich Katz, que también por cierto, su familia fue salvada por don Gilberto Bosques. De acuerdo a Friedrich Katz, don Gilberto peleó en las filas de Venustiano  Carranza, fue diputado en la convención constituyente por su nativo estado de Puebla en 1916 y organizó uno de los primeros congresos sobre educación que llevó a cabo el nuevo gobierno revolucionario.

 

 Fue uno de los partidarios más fervientes del presidente Lázaro Cárdenas; Bosques tuvo siempre convicciones políticas contrarias al fascismo, que en aquellos años era una opción política bastante popular en el mundo y también aquí en México, en varios segmentos de la sociedad mexicana.

 

 El presidente Cárdenas lo nombró su cónsul en Francia con sede en el puerto de Marcella, Bosques llegó ahí en 1939 y desde su posición diplomática se dedicó a salvar la vida de miles de refugiados.

 

 Por un lado, expidió miles de visas para que viajaran a México integrantes del derrotado Ejército Republicano Español y algunos luchadores internacionalistas que también habían peleado en España en contra del Franquismo.

 

 Por el otro, el Cónsul también libró visas a judíos que se habían internado al sur de Francia huyendo del nascismo, incluso contraviniendo la política migratoria restrictiva que México  tenía con los judíos perseguidos y este es un punto  muy importante. En ese momento, la política del Estado Mexicano no era una política de puertas abiertas sino era una política migratoria restrictiva y, en ese sentido, Gilberto Bosques contravino esa política migratoria.

 

 No sólo otorgó visas sino que se encargó de mejorar también las condiciones de los presos del campo de concentración de la Gestapo en Vernet, además de canalizar el dinero para comprar los boletos de barco a los emigrantes. En total, decía Bosques, ayudamos a aproximadamente seis mil refugiados en Francia a llegar a México. Ciertamente,  otros 4 mil recibieron visa mexicana, pero se quedaron en Estados Unidos o en otras partes.
 
 

 Algunos utilizaron nuestros papeles para salir de los campos y unirse a la resistencia. Necesitaban los documentos para legalizarse. En un solo día, decía Bosques, proveímos de pasaportes a 50 italianos, después  no se dejaron ver más y se incorporaron al movimiento  de resistencia.

 

 Don Gilberto Bosques y su equipo de trabajo se dedicaron a hacer realidad su lema de salvar vidas y más vidas. Al respecto, recordaba: “Mis colaboradores no repararon en esfuerzos, a veces trabajaban día y noche sobre todo cuando salía un barco, acompañaban a los que iban a ser puestos a salvo porque queríamos tener un panorama de quiénes realmente iban en el barco. Algunos eran arrestados poco antes y entonces se trataba de ayudarlos para que fueran liberados nuevamente. Cuando se vio repentinamente que aquellos a favor  de quienes expedíamos documentos, no tenían fotografías para pasaporte y que rehuían dejarse fotografiar en cualquier lugar, pero también para ahorrar tiempo, instalamos incluso un estudio de fotografía en el Consulado”, ese fue don Gilberto Bosques.

 

 En la tradición judía, un Justo entre las Naciones es aquel no judío, aquella persona que no profesa la religión judía, cuya conducta moral es tan alta que se merece una recompensa divina. El Museo del Holocausto Yad Vashem, ubicado en Jerusalén utilizó este concepto para homenajear a aquellos gentiles que ayudaron a salvar la vida de algún judío durante la persecución nazi en la Segunda Guerra Mundial.

 

 Dice el citado museo: “En un mundo de debacle moral generalizada, hubo una pequeña minoría que supo desplegar un extraordinario coraje para mantener los valores humanos en pie, ellos fueron los justos entre las naciones, que remaron contra la corriente general de indiferencia  y hostilidad que prevaleció durante el  Holocausto, contrariamente a la tendencia generalizada, estos salvadores veían  a los judíos como seres humanos comunes y corrientes, imbuidos dentro de su universo de obligaciones“.
 
 

 Y ofrece el Museo del Holocausto de Justo entre las Naciones durante el Holocausto: ocultamiento de judíos en los hogares de los rescatadores o en sus propiedades, falsificación de documentos o identidades; traslado clandestino y asistencia para la fuga o el rescate de niños.

 

 Yad Vashem tiene identificados un total de 24 mil 356 Justos entre las Naciones, de los cuales sólo seis son latinoamericanos: dos brasileños, un chileno, un cubano, un ecuatoriano y un salvadoreño. Es lógico, la mayoría de los homenajeados son de países europeos donde se llevó a cabo la persecución antisemita. No hay ningún mexicano, lo cual me parece en lo personal una injusticia y así lo he dicho una y otra vez, porque por lo menos en esa lista debería haber uno que claramente se lo merece y que se llama Gilberto Bosques, es una verdadera pena que Yad Vashem no lo haya reconocido como un Justo entre las Naciones.  Se trata de un pendiente que la comunidad judía le debemos a este mexicano heroico.

 

 Y termino tomando la historia con la que comencé. Lo que nos decía aquel judío religioso de que nosotros no somos ellos y que le daba  gracias a Dios es que hay mujeres y hombres con una estatura moral más alta que la de los demás. Tenemos que darle gracias a Dios precisamente que existen esos seres humanos. Yo en lo personal le doy gracias a Dios de que don Gilberto Bosques existió porque demostró ser mejor, mucho mejor, que muchísimos que en esa época estuvieron dispuestos a voltear la vista para el otro lado frente al sufrimiento humano.

 

 Muchas gracias.

 

 

 

 --ooOOoo--

 

Calendario

Mayo 2024
Lu Ma Mi Ju Vi Sa Do
29 30 1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30 31 1 2