Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión Estenográfica de la inauguración del Foro “La Brecha de Género en el México Rural”, realizado en el patio central de la antigua sede del Senado de la República en Xicoténcatl.

PRESENTADOR: Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

Hoy 12 de noviembre, la Cámara de Senadores a través de la Mesa Directiva, la Junta de Coordinación Política, el Instituto Belisario Domínguez y la Comisión para la Igualdad de Género; les da la más cordial bienvenida al patio central de Xicoténcatl, con objeto de revisar las políticas y programas existentes para promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer rural, y conocer las experiencias de grupos de mujeres campesinas y agroempresarias, en el acceso e implementación de proyectos productivos.
Bienvenidas y bienvenidos a este Foro de Discusión “La brecha de género en el México rural”.
Es para mí un honor presentarles a ustedes al senador Miguel Barbosa Huerta, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.
A la senadora Mely Romero Celis, presidenta de la Conferencia Nacional de Mujeres Rurales.
A la senadora Diva Gastélum Bajo, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género.
Al senador Roberto Albores Gleason, secretario del Comité del Instituto Belisario Domínguez.
A la senadora Angélica Araujo Lara, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Organismos no Gubernamentales.
A la diputada federal Cecilia González Gómez, por el estado de Jalisco.
A la diputada Fernanda Schroeder Verdugo, diputada federal por el estado de Baja California.
A la diputada Dulce María Muñiz, diputada federal.
También damos la cordial bienvenida al maestro Alejandro Encinas Nájera, director de investigación estratégica del Instituto Belisario Domínguez.
Al doctor Eduardo Rojas Vega, director de Difusión del Instituto Belisario Domínguez.
Bienvenidas todas y todos ustedes.
A continuación tendremos el mensaje de bienvenida de la senadora Mely Romero Celis, presidenta de la Conferencia Nacional de Mujeres Rurales.
SENADORA MELY ROMERO CELIS: Muchas gracias. Muy buenos días a todas y a todos ustedes, bienvenidos y bienvenidas.
Las mujeres rurales somos muy importantes en la vida de nuestro país y a nivel mundial. Somos, de hecho, clave para la transformación económica, medioambiental y social que requiere el desarrollo de cualquier nación: eso no lo digo yo, lo ha señalado en reiteradas ocasiones la Organización de Naciones Unidas, la ONU.
Pero tenemos acceso limitado a financiamiento, acceso limitado a alimentos, a educación, a servicios de salud. Todas estas limitaciones, nos limitan a la vez en nuestro potencial; por eso empoderar a las mujeres rurales es fundamental, no sólo para propiciar el bienestar individual, el de sus familias, el de las comunidades rurales; sino para incrementar toda la productividad económica que a su vez permite el desarrollo pleno de cualquier nación.
Así de importantes somos las mujeres rurales, las mujeres indígenas, las mujeres campesinas. Vivimos en todos los rincones del país, nuestro trabajo y nuestra acción diaria debe ser visibilizada por nosotras mismas y, sobre todo, por los tomadores de decisiones.
Por eso es que yo agradezco profundamente que el Senado de la República impulse este Foro trascendental, que esté presente a quien le agradezco y le saludo con mucho respeto, cariño y admiración, pero su presencia misma es muestra de lo significativas que somos las mujeres rurales para el Senado de la República.
Muchísimas gracias a nuestro Presidente de la Mesa Directiva, el senador Miguel Barbosa Huerta. Gracias sinceramente.
Agradezco también a una mujer incansable, una mujer luchadora que desde que se platicó la idea de poder llevar a cabo este foro, estuvo completamente convencida y con toda la disposición para que podamos encontrar en esta mañana-tarde las mejores maneras de trabajar en equipo y de seguir impulsando acciones a favor de las mujeres. A la senadora Diva Gastélum, muchísimas gracias; gracias, senadora, infinitamente.
A mis compañeros senadores, también Roberto Albores y Angélica Araujo Lara, solidarios también con las mujeres en general, para seguir generando acciones positivas y a las diputadas federales, a mis amigas a quienes agradezco, por supuesto, que también como representantes de sus estados estén aquí; a Cecilia, Dulce María, Fernanda y a Verónica, como les conocemos de cariño, muchas gracias a ellas; a presidentas municipales, a líderes de organismos de mujeres en cada uno de los estados; al Instituto Belisario Domínguez, todas y todos bienvenidos.
La aportación, pues, que tenemos las mujeres rurales en todos los ámbitos del desarrollo de nuestra nación es invaluable. Se estima que el 43 por ciento de la fuerza laboral, ahí en las zonas rurales, lo aportamos las mismas mujeres.
Se estima, porque en México los últimos datos concretos que tenemos de mujeres rurales vienen del censo del año 2000, que llevó a cabo el INEGI. En 2002 se publicaron resultados ya muy concretos de la situación que vivimos las mujeres rurales. Sin embargo, desde esa fecha ya no ha habido otro censo, ya no ha habido un diagnóstico profundo que nos permita saber quiénes somos, dónde estamos, en qué condiciones vivimos, porque desde hace más de 12 años que se llevó a cabo este estudio, ha habido migración; hay muchas más familias que han caído en pobreza o en pobreza extrema en nuestro país; sí se ha incrementado la cobertura en este mismo lapso de tiempo de los servicios de educación y de salud, la cobertura, pero no necesariamente la calidad.
Tenemos que llevar a cabo un diagnóstico que nos permita saber exactamente cómo estamos, porque, a partir de ahí, es que podríamos estar en condiciones de seguir tomando decisiones a favor de las mujeres en general, pero a la vez con una perspectiva respecto de la condición y origen de nosotras como mujeres.
Y es que mucho se ha dicho también que las mujeres que vivimos en zonas rurales somos las que padecemos más pobreza, que vivimos en menores condiciones de desarrollo, pero la FAO estima que se podría reducir el número de personas en pobreza extrema a nivel mundial; de hecho, podríamos reducir el número de pobreza alimentaria específicamente en 100 millones de personas, tan solo con otorgar acceso equitativo a fertilizantes, a semillas y a herramientas para el campo a las mujeres; tan solo dotándoles de estos elementos tan sencillos para producir.
Pero ¿cómo van a tener acceso las mujeres a financiamiento? No digamos a infraestructura, a paquetes económicos, a incentivos para comercializar o para exportar, ¿cómo?, si ni siquiera tenemos certeza jurídica en la tenencia de la tierra.
Hay 11 millones de mujeres que vivimos en el campo, en las zonas rurales, que lo trabajamos, pero de estos 11 millones solamente 650 mil tienen su título de propiedad. Es algo en el que tenemos que seguir trabajando también, porque solamente así van a tener mejores condiciones de acceder a financiamiento y a todos los programas que sí existen, pero como no pueden acreditar la tenencia de la tierra, no son beneficiarias estas mujeres.
Entonces, tenemos que seguir trabajando todos los días incansablemente por propiciar mayores condiciones de igualdad entre nuestras mujeres y los hombres del campo mexicano.
Necesitamos consolidar muchas de las acciones que ya se vienen llevando a cabo. El Presidente de la República ha impulsado medidas muy concreta.
La iniciativa para lograr la paridad en la participación política entre hombres y mujeres en el Poder Legislativo es una acción muy importante, la creación de la Cruzada Nacional contra el Hambre también va a ayudar, el fortalecimiento de nuestro programa emblemático, lo que hoy conocemos como Prospera, también ayudará, sin lugar a dudas, a que tengamos mejores condiciones para las mujeres.
La reforma en telecomunicaciones ayudará a disminuir esa brecha digital que existe entre las mujeres de la ciudad y las mujeres que vivimos en las zonas rurales.
La reforma energética sin lugar a dudas tendrá un impacto positivo, porque acercar energía limpias, renovables y mucho más baratas, ayudará a que podamos reducir el uso de la leña para cocinar o para calentar nuestro hogar, que de por sí tiene repercusiones dañinas para la población.
Entonces, este foro es muy importante precisamente por todo esto, porque necesitamos seguir encontrando la información, las ideas, las propuestas, las realidades de lo que vivimos y necesitamos las mujeres rurales, para que los tomadores de decisiones podamos impulsar acciones legislativas, políticas públicas que se traduzcan en bien de todas y de todos los que vivimos en el campo.
Invito a que podamos participar en el desarrollo de este foro, a que opinemos, a que preguntemos, a que aportemos. Solamente así, con ustedes, mujeres que son auténticamente representantes de las mujeres rurales, vamos a poder hacer planteamientos muy concretos que se traduzcan en beneficios palpables para nuestras mujeres rurales.
Muchísimas gracias por estar aquí, gracias a mis compañeras y compañeros legisladores por esta posibilidad de materializar lo que están anhelando las mujeres del campo.
Muchas gracias.
PRESENTADOR: A continuación tendremos la participación de la senadora Diva Gastélum Bajo, Presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género.
SENADORA DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO: Muy buenos días, qué gusto saludarlas a todas, a todos.
El nombre de este evento está muy invitativo para revisar qué está pasando en el medio rural.

Revisaba el programa y hay una parte que dice qué tan grande es la brecha de género en el sector rural. Pues tan grande que no hemos tenido la condición, la posibilidad, la voluntad política de voltear a ver a esa población que es la que nos da de comer, que en gran manera sostiene este pueblo mexicano.
Estoy contenta de poder participar, felicito a Mely, nuestra senadora, que representa a la Conferencia de Mujeres Campesinas y de manera muy importante –no le quiero dar por el lado al presidente de la Mesa Directiva--, y cuando ya escucho que a las mujeres nos dicen que están con nosotras, y que somos lo máximo, que sin nosotras el mundo no se mueve, que eso es cierto, pero cuando queda solamente en el discurso, yo tengo algo así como una boleta de calificaciones para muchos políticos.
Yo a Miguel Barbosa le tengo 10 y con estrellita porque siempre está con nosotros.
Muchas gracias mi presidente, por todo el apoyo que siempre nos da.
Y porque aparte, eso significa ser un hombre moderno, progresista, vanguardista.
La modernidad ya no tiene que ver con la época de las cavernas, en donde se creía que los cabellos largos eran ideas cortas.
Y no quiero repetir algunas otras cosas que se decían porque la ofensa puede ser doble.
Muchas gracias presidente; muchas gracias senadora Angélica Araujo, senador Albores, diputadas. Muchas, muchas gracias por estar aquí. A todas ustedes que están presentes; a las ponentes.
Fíjense que yo vengo de un pueblo que le dicen “el corazón agrícola de México”. Se llama Guasave.
Si ustedes voltean, si volaran por encima, en un helicóptero, algo, parece una alfombra verde.
Ahí se dan los mejores granos –discúlpenme ustedes que me adorne, pero así es--: frijol, maíz.
Pero la tristeza más grade que hay, que esa riqueza donde ha sido mermada en este momento para nuestros productores agrícolas, las mujeres no aspiran a ella.
Y no aspiran y no llegan porque solamente se encargan del lonche del marido, si el regador llegó, si no se está pasando la semilla.
En el proceso éste, la mujer rural tiene una gran significancia porque no es la misma subirse a un tractor a buscar que la tierra produzca, a estar pendiente de todo lo que pasa ahí.
Yo revisaba y, pues es que nosotros hemos vivido mucha discriminación, las mujeres –no vengo a tirarme al piso--, pero le voy a poner una serie de indicadores:
Qué tanta propiedad tienen las mujeres rurales: inventaron un rollito que se llama UAIM, que eso hace como mil años que lo hicieron; las unidades agrícolas de la mujer, y le cambian de nombre para que se sientan mejores ellos, con menos complejo de culpa y las mujeres pues peor.
Pero además llevan a 50 mujeres de la UAIM a las reuniones ejidales, con un pedacito de 10 hectáreas y el resto de todas las hectáreas las tienen ellos sembradas, y además les dicen a las de la UAIM: “Vénganse aquí. Nosotros podemos hacer producir la tierra. Endósennos su tierra y verán qué bien les va a ir”.
Pues así les va. No solamente no producen sino que les quitan la porcioncita que en un ejido les corresponde a las mujeres rurales.
Qué bueno que Mely hay organizado este evento; que la Belisario Domínguez, se aplica a una investigación tan interesante.
Este es el momento de voltear los ojos a otro lado.
Hemos vocalizado el tema de la discriminación en contra de las mujeres, sólo el sector público y a las zonas urbanas.
Pero la mujer rural, y si le agregas la mujer rural indígena, pues hágame el grandísimo favor cómo andamos.
Es muy importante este foro; tenemos que revisar y tenemos que actuar.
Nosotras como legisladoras necesitamos un marco jurídico que le dé certeza a la mujer en la propiedad, y en la propiedad de la tierra.
Desde que yo llegué al Senado, a los 15 días yo presenté una modificación a esa zanahoria que le dan a las mujeres rurales, que se llama UAIM, y no hemos logrado sacarla, ¿eh? Ahí va y ahí viene.
Este foro, presidente de la Mesa Directiva, debe desembocar en verdaderas acciones afirmativas desde un marco jurídico, desde políticas públicas, que le den certeza a la propiedad y a la presencia de las mujeres rurales.
No estamos inventando que ustedes tienen derecho: la CEDAW lo dice, pero aparte en la valoración que se hace, solamente el 4 por ciento de las mujeres participan en los órganos de Gobierno; eso lo dice el Centro de Estudios de Desarrollo Rural y Sustentable de la Cámara de Diputados; y están reconocidas solamente el 18 por ciento de ejidatarias. Eso no puede ser cierto, no puede ser cierto en la realidad que vivimos, cuando la mujer rural juega un papel determinante.
Yo estoy muy contenta de participar en este Foro. Soy una convencida de que si no rompemos los techos, que si no quitamos las bardas de contención las mujeres no vamos a caminar. Y más aún, si hemos conseguido acciones afirmativas para las mujeres que nos creemos mujeres urbanas; este es el momento de voltear los ojos a un conglomerado importante, como son las mujeres rurales, las mujeres rurales indígenas.
Muchas felicidades. Estoy cierta que será provechoso este Foro y que desembocará en lo que estamos esperando: que la brecha de discriminación no se achique, se pueda eliminar.
Muchas gracias. Muy buenos días.
PRESENTADOR: A continuación se llevará a cabo la ceremonia de inauguración, a cargo del senador Miguel Barbosa Huerta, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.
SENADOR MIGUEL BARBOSA HUERTA: Buenos días a todas, en su mayoría, que son más, y a todos, los pocos hombres que se encuentran en esta reunión.
Primero a las diputadas, bienvenidas diputadas: la diputada Cecilia González; la diputada Fernanda Schroeder; la diputada Dulce Muñiz y la diputada Verónica Carreón. Bienvenidas legisladoras, en este esfuerzo que hace el Senado de la República a través del Instituto Belisario Domínguez; la Comisión de Igualdad de Género.
Celebro el entusiasmo de los organizadores, del senador Jorge Luis Preciado, aun cuando no está presente él es el Presidente del Instituto Belisario Domínguez, el Instituto de Investigación Legislativa más importante del país.
Celebro la presencia de los académicos que integran la estructura del Belisario Domínguez.
Celebro el entusiasmo de la senadora Mely Romero Celis, presidenta de la Conferencia Nacional de Mujeres Rurales.
El entusiasmo siempre por estos temas, como el de todas las mujeres, de la guerrera Diva Hadamira Gastélum Bajo.
La presencia de Angélica Araujo, y desde luego, en una mesa de mujeres, de tantas mujeres, personajes empoderadas, son cuatro, cinco, seis, siete mujeres y Roberto Albores. También Roberto, del Comité de senadores del Instituto Belisario Domínguez.
Pero sobre todo, les doy la bienvenida a todas ustedes: presidentas municipales de diversos estados de la República, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Puebla –mi estado–. La presencia de dirigentes sociales, políticas, en organizaciones de mujeres y organizaciones de mujeres y de hombres.
Yo le dije a Diva, ahora que me paraba, que voy a hablar de un asunto de una realidad que yo conozco. Yo soy de un pueblo de la región de Tehuacán, Puebla, que se llama Zinacatepec. Nací en 1959 en la época de la transición; había un momento del campo esplendoroso: el Fenómeno Verde, el “Milagro verde de México”.
Mi pueblito fue destacado por el entonces Presidente de la República como un ejemplo de productividad agrícola, Zinacatepec; elote, la gran producción de elote que desde ahí se generaba y, desde luego, Guasave, que es una inflexión de México al mundo en lo que es la producción agrícola.
Hoy, el campo de mi pueblo está devastado. La falta de orientación, la falta de ayuda técnica hizo que la tierra se agotara, ya no hay campo. Y como el medio rural determina a los hombres y a las mujeres, sin duda que las mujeres rurales tienen una afectación enorme en lo que se refiere al medio donde se desenvuelven.
La brecha de género en el México rural, yo la entiendo como todas las mujeres que todos los días hacen camino al andar, como dice la poesía y dice la canción “Los cantares”. Ellas son las mujeres que hacen brecha; brecha es camino y es el esfuerzo que todo el tiempo realizan las mujeres para luchar por su dignidad, por su dignidad como personas.
Y yo veo mucha dignidad en las mujeres de todo México, pero me refiero solamente a las rurales; no solamente a las que van al campo a trabajar con sus maridos y con sus hijos, yo lo he visto, yo lo viví, lo compartí. No solamente esas mujeres, no solamente las que salen a trabajar a veces como trabajadoras domésticas en el mismo medio rural o las que tienen una agroindustria o las que forman parte de un esquema de trabajo que antes no había y hoy hay de maquiladoras, porque sigue siendo medio rural, aun cuando son industrias donde se desarrolla todo y es en el medio rural.
Pero también me refiero a las que se quedan en su casa. A las mujeres que, por la condición que las rodea, se quedan en su casa a atender a su hogar, a educar a sus hijos, a atender a su esposo y a atenderse a sí misma. Actúan con dignidad, con igual dignidad que cualquier otra.
Ellas también hacen brecha de género en el México rural; ellas también la hacen. Ellas son mujeres empoderadas, porque yo quiero referirme a dos términos: la dignidad y el empoderamiento. La dignidad que desarrolla cada mujer en el ámbito en donde se encuentra; la dignidad con que rechaza la dejación, el atropello, la violencia de género; la dignidad para querer a sus hijos, para querer y amar a su esposo, para poder generar la mejor educación y los mejores valores para toda su familia.
¿Son mujeres empoderadas o no lo son? Sí lo son; sí lo son.
En ese entorno se desarrolla la mujer en el México rural, yo las conozco, las he tratado, las quiero, forman parte de mi entorno, las trato cada vez que voy a mi pueblo natal y a mi región.
Son mis comadres, son mis amigas, les bautizo hijos cada fin de año, les caso hijas, hijos, formo parte de este medio y conozco ese medio y por eso creo que actúan con toda dignidad y están empoderadas.
Son verdaderas mujeres que hacen influencia sobre su familia, bueno, yo eso no lo veo ni mal, el acomodo de la relación entre mujer y hombre en una vida común, conyugal, si es una relación con dignidad y con respeto, cada quien juega el papel que al dignidad le permite jugar.
Les voy a hablar de mi esposa.
Mi esposa es abogada, tiene dos maestrías, atendía mi despacho cuando estábamos en Tehuacán y ella se quedó con el despacho cuando yo comencé en la política profesional.
Hoy está en la casa y lo hace con mucha dignidad y la tratamos con mucha dignidad y es nuestra líder, sin ella no podríamos vivir, sin mí sí se podría vivir en la casa, sin mí sí, sin las mujeres no.
Y es el empoderamiento. Al fin de las cosas el hombre baja las manos y las mujeres las mantienen arriba, de verdad que sí.
Entonces, sigamos apoyando este tipo de eventos, sigamos proveyendo una cultura de la dignidad de las mujeres en el ámbito rural y en la ciudad y en todos los ámbitos, sigamos generando brechas de género en todo nuestro país y en todos nuestros ámbitos y este foro va a servir para reflexionar sobre realidades, las realidades que se hacen en el camino al andar.
En esas condiciones, les pido que nos pongamos de pie para inaugurar este foro.
Siendo las diez horas, veintiséis minutos, de este día miércoles doce de noviembre del año dos mil catorce, en esta hermosa sede, la vieja casona de Xicoténcatl, antigua sede del Senado de la República, declaro, como Presidente del Senado, formalmente inaugurado el Foro de Discusión “La Brecha de Género en el México Rural”, estando seguros del éxito de los trabajos de lo útil que será y que será para el Poder Legislativo, porque tendremos insumos para poder generar mejores leyes, que es nuestra obligación.
Gracias, felicidades.

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