Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

 

Versión del discurso de la senadora Luisa María Calderón Hinojosa, presidenta de la Comisión de Reforma Agraria, durante la inauguración del foro "Las mujeres y la tenencia de la tierra en México"

Bueno, pues vamos a comenzar casi.

El formato de este foro es tres mesas. La primera es, bueno, en una mesa está o nos integramos por gente de la academia, con gente de agencias internacionales que tienen que ver con el  campo, con el desarrollo y con las dependencias de gobierno del sector Sedatu que también nos darán su sabiduría.

Comentaba yo con el senador que a partir de mañana nos sentaremos a arrastrar lápiz en esta Comisión para poder construir una  modificación legislativa que es por lo que estamos aquí nosotros y poder resolver temas que hoy nos ocupa que es especialmente las mujeres y la tierra.

Y yo voy a decir algunas líneas generales, que ya han dicho nuestros compañeros. Según datos del INEGI de 2015, la población rural es de más o menos 28 millones de personas de los cuales la mitad son mujeres. La participación de la mujer en el desarrollo económico y social agrícola es cada vez más importante.

Se estima que mientras la contribución de las mujeres, la producción agrícola en América Latina es de 40, su aporte en la producción de alimentos básicos en los países del Caribe llega hasta el 80 por ciento; 43 millones de mujeres rurales -que ya las ha descrito muy bien el senador Ávila- en general campesinas sin tierra, analfabetas, desempleadas o subempleadas son la feminización de la pobreza y está de más caracterizarlas con problemas de hambre, desnutrición y enfermedades según la FAO.

La primera ley ejidal, que ya ha dicho el senador, usó el modelo tradicional de la familia para legislar al considerar las actividades domésticas encabezadas por un hombre como la norma y asumir que el derecho que se le otorga al padre de familia equivale al de toda la actividad doméstica.

Para que las mujeres pudieran recibir tierra era necesario que tuvieran dependientes menores de 18 años, perdón, menores de edad, a diferencia de los hombres que sólo necesitaban ser mayores de 18 para tener tierra.

No fue sino hasta la ley del 71 cuando se reconocieron a la mujer los mismos derechos agrarios que a los hombres al establecer que para recibir tierra sólo necesitaba ser mayor de 16 años y de nacionalidad mexicana.

Aunque esta ley ejidal del 71 aparezca como el mecanismo que otorgó a a las mujeres los mismos derechos sobre la tierra que a los hombres, en realidad dicha ley no representó un cambio significativo, pues en el 84 fueron 15 por ciento de los ejidatarios era de sexo femenino y la mayoría habían recibido sus derechos agrarios por herencia, lo que implica que las mujeres eran vistas como un eslabón en la transmisión de la tierra de padre  a hijo varón.

Tal situación no ha cambiado según datos de PROCEDE que estuvo registrando en el 2007 el 24.7 de la tierra ejidal estaba en manos de mujeres. Los ejidos que estaban en manos de una mujer o comandados por una mujer son 20.4 y también lo ha dicho el senador Ávila, sólo el 2.4.

Al nivel mundial las mujeres constituyen 43 por ciento de la mano de obra agrícola en países en vías de desarrollo.

Su papel resulta clave en el sistema alimentario a pesar de que las condiciones en que desarrollan sus actividades no son las más favorables, pero además las mujeres van por leña, por tierra, por forraje, hacen el trabajo doméstico y trabajan en la tierra y yo diría que no sé si sea fuerte el cargar una crio 9 meses y no dejar de trabajar.

Estas normas sociales, digamos, reducen la productividad agrícola de mujeres y les implica costos económicos y sociales más amplios. Por ejemplo, no pueden firmar directamente contratos de producción, recibir créditos o acceder a ciertos subsidios porque no disponen  de un control seguro sobre la tierra. La fuerza familiar es otro de los recursos necesarios para garantizar un flujo productivo constante.

Dentro del proceso de redistribución de tierra los principales adjudicatarios han sido hombres. En efecto, se puede mencionar que la mayor parte de la reforma agraria o de las leyes directa o indirectamente vinculadas con el acceso a la tierra han excluido explícita o implícitamente a la mujer, o al menos no se ha preocupado por garantizar su acceso al recurso.

¿Es suficiente introducir cambios en las estructuras jurídicas para mejorar el acceso de la mujer a la tierra? para eso estamos acá, para que nos ayuden a responder.

Si bien la incorporación de reformas jurídicas y de normas legales que garanticen la igualdad de derechos para hombres y mujeres sea una  condición necesaria para permitir el acceso de la mujer a la tierra, factores culturales e institucionales condicional dicho acceso.

El no reconocimiento de la mujer como productora claramente limita su acceso a la tierra.

El acceso a la tierra y demás recursos productivos es una de las vías más  eficaces para garantizar la seguridad alimentaria y combatir la pobreza rural.

Los campesinos que obtienen tierras aptas para la agricultura incrementan la productividad de los cultivos, producen bienes más remunerativos y hacen un uso más eficiente de los recursos contribuyendo al desarrollo de sistemas agrícolas sostenibles.

Si bien, las legislaciones agrarias actuales tienden a orientarse en favor de la mujer rural, aún faltan los instrumentos mediantes los cuales se pueda garantizar efectivamente la adjudicación de tierras a las campesinas, su participación activa en las cooperativas agrarias y su amplio reconocimiento como productoras.

Ignorar el papel de la campesina como productora conduce a que por un lado ella no exija sus derechos y por el otro, se vea marginada del acceso a la tierra y de todos los servicios asociados con la producción como crédito, asistencia técnica y capacitación. Y para eso estamos aquí.

Y vamos a inaugurar este evento en el que la academia, el gobierno y las agencias internacionales nos darán su conocimiento para que los legisladores nos pongamos a trabajar en una reforma agraria apropiada especialmente para integrar a las mujeres.

Yo les voy a pedir que nos pongamos de pie para cumplir con la formalidad y este 9 de marzo a  las 10:35 de la mañana inauguramos el foro sobre las mujeres y la tierra, y la tenencia de la tierra en México.

Les agradecemos muchísimo y vamos todos a trabajar.

 

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