Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

La coordinadora del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado, Dolores Padierna Luna advirtió que a tres años de la aprobación de las leyes de la reforma energética, se avecinan “rescates” de proyectos fallidos en centrales eléctricas, tal como se hizo con las carreteras, los bancos, los ingenios azucareros y las plantas productoras de fertilizantes.

Padierna Luna refirió que, de acuerdo con versiones periodísticas, la banca de desarrollo acogerá a dos proyectos eléctricos que no lograron conseguir financiamiento en la banca privada y no podrían cumplir con los compromisos adquiridos con el Centro Nacional de Control de Energía.

“Tales proyectos resultaron ganadores en la última licitación por los bajos precios de la energía renovable que ofertaron. Pero con esos precios las corridas financieras no arrojaron resultados comerciales y bancos nacionales y extranjeros se negaron a comprometer fondos, en otras palabras, los proyectos no eran bancables. ¿Y qué hizo el gobierno? En lugar de ejercer las garantías correspondientes y realizar un nuevo concurso prefirió ayudar a los desarrolladores, para no reconocer un nuevo fracaso de la reforma energética”, afirmó.

A consideración de la coordinadora parlamentaria, la actitud gubernamental envía una mala señal a los mercados, primero porque de ahora en adelante los inversionistas tienen carta libre para “tirarse al piso” con el propósito de ganar las licitaciones ofertando precios ridículos, sabiendo que más tarde serán rescatados por comprensivas autoridades sin sanción alguna o, en el peor de los casos, con el tradicional “moche” para los rescatistas. Y segundo, porque el gobierno ha perdido credibilidad al realizar concursos irregulares, sesgados o fraudulentos. “El gobierno vuelve a incumplir la ley al utilizar recursos públicos para beneficiar a voraces empresarios, a lo cual se agrega la sospecha de corrupción y la necesidad de realizar una investigación para transparentar el asunto y deslindar responsabilidades. Y detrás de esos rescates hay empresas y accionistas beneficiados”.

“La tasa de fracasos de reforma energética se mantiene alta y contando.  ‘Ya estamos viendo los frutos de la reforma energética’, dice el Presidente Peña Nieto y su secretario de Energía, lo que callan mirando para otro lado es que la mayoría son frutos podridos. Ya sufrimos el gasolinazo, el boom de los huachicoleros, las refinerías que apenas trabajan, la importación masiva de combustibles, las tarifas eléctricas desmesuradas, el gas LP cada vez más caro, la inflación más alta de la última década y hasta los lujosos carros deportivos del hijo del líder del sindicato petrolero. Y ahí no para, ahora tenemos en puerta el rescate de los proyectos energéticos fallidos”, advirtió.

La senadora perredista recordó que no es la primera vez que fallan las licitaciones de la reforma energética, durante la Ronda Uno de contratos petroleros para la exploración y extracción de hidrocarburos, en la tercera convocatoria que tuvo lugar en diciembre de 2015, se ofertaron y concesionaron 25 áreas petroleras, sin embargo seis meses más tarde, en mayo de 2016, cuando se terminó el plazo para formalizar la firma de los contratos, algunos de los ganadores de la licitación se echaron para atrás y regresaron 6 áreas porque no pudieron cumplir los compromisos financieros. “Para no reconocer el fracaso el gobierno procedió a reasignar los bloques a los concursantes que habían quedado en segundo lugar o tercer lugar, todo con tal de avanzar en la privatización y declarar que la licitación había sido todo un éxito”.

“Cada día se acumulan más pruebas: los mercados ‘abiertos y competitivos’ creados por la reforma energética no funcionan. Las fuerzas del mercado por si solas no crean la infraestructura que necesita el país. Los inversionistas no se arriesgan. Para resolver esa falla de mercado, el gobierno se ha dado a la tarea de organizar subastas para la construcción de centrales eléctricas y gasoductos, en ambos casos privados, mediante contratos que garantizan a los ganadores inversiones sin riesgo por las garantías que da la operación con el Estado. Lo único que tienen que hacer es ganar la licitación a la buena o a la mala, en este último caso utilizando información privilegiada, corrompiendo a los licitadores, manipulando las ofertas o tirándose al piso para más tarde pedir el rescate como ya lo estamos viendo. Detrás del supuesto mercado está el Estado capturado ideológicamente, que consiente y protege a un puñado de inversionistas que realizan obras a precio de oro, algunas totalmente innecesarias, y donde el único perdedor es el país en su conjunto”, concluyó.