Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

La coordinadora del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado, Dolores Padierna Luna adelantó que solicitará la comparecencia del secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza ante la Comisión Permanente para que dé una explicación ante la larga cadena de interrogantes económicas, de planificación y de transparencia en los lamentables hechos registrados en el socavón del kilómetro 93, ubicado en el Paso Express de Cuernavaca, construcción inaugurada hace apenas 90 días.

“Se tiene que hacer el fincamiento de responsabilidades a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, porque nuevamente es la negligencia, la corrupción, el cinismo desmedido de la secretaría de los funcionarios, que a veces priorizan más los negocios de por medio, que la infraestructura de calidad y las obras necesarias para el país”, agregó.

Padierna Luna recordó que, según el Secretario de Comunicaciones y Transportes, al paso Exprés de Cuernavaca (Tlahuica) lo colapsaron “lluvias atípicas”, lo que no podría considerarse más que como un mal pretexto, a menos de que se hable de las lluvias de dinero que alimentan las cañerías corruptas de México.

“La Secretaría de Comunicaciones y Transportes se ha convertido en una entidad de dispendio y corrupción, que pone en peligro a los mexicanos. No se explica de otro modo el absurdo sobreprecio: la obra estaba presupuestada en algo más de mil 50 millones de pesos, pero los mexicanos terminamos pagándola en dos mil 213 millones, es decir que en más de mil cien millones extra. La distancia es abismal, y jamás fue explicada convincentemente en términos técnicos. Más aún: la Auditoría Superior de la Federación detectó que gran parte de ese sobreprecio tuvo un destino irregular y no se comprobó. Por ejemplo, se pagaron más de 257 millones por mano de obra, materiales y equipos de manera injustificada”, informó.

A consideración de la coordinadora parlamentaria, no es fácil explicar que la ejecución de la construcción de esa obra se haya dejado a la empresa Aldesa, que lleva apenas ocho años de operaciones en México. “Sin duda se trata de contratistas favorecidos por el poder, con obras como el Túnel Emisor Poniente, proyectos carreteros y energéticos. Su crecimiento durante este sexenio ha sido meteórico. Aldesa, desde luego, ha declinado hablar de la obra”.

“Además de las vidas cobradas por el socavón, esa obra ha consumido la credibilidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. ¿Cómo podremos ahora estar seguros de que la torre adjudicada a Aldesa en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cumplirá con las condiciones requeridas para tan delicada obra? Una víctima adicional de la fiebre corrupta puede ser, también, el turismo: ya bastante ha sufrido el puerto de Acapulco en su afluencia turística con la delincuencia organizada y con las obras viales, y este factor puede contribuir a la disminución del flujo de visitantes. Si no estamos dispuestos a que la corrupción lo consuma todo, es preciso poner un alto”, concluyó.