La mejor y más eficiente manera de fortalecer al Estado es la formación y capacitación de servidores públicos y ése es el objeto de estudio de la ciencia de la administración pública, sostuvo el senador Luis Humberto Fernández Fuentes.
En ese sentido, dijo “la ciencia de la administración pública en México tiene un compromiso: salir de la comodidad de las aulas e iniciar un proceso profundo de transformación nacional desde el conocimiento”.
Sin embargo, agregó, la enseñanza de la administración pública enfrenta el reto de cómo hacer que el conocimiento que se genera forme parte de un ecosistema de aprendizaje e innovación.
El senador del PRD aseguró que “la administración pública le ha dado forma a la práctica administrativa contemporánea; su visión de orden, burocracia, legalidad, profesionalismo y división del trabajo generaron la estabilidad y la confianza para el florecimiento de la democracia, el Estado de derecho y los negocios en México”.
No obstante, para su enseñanza en nuestro país, Fernández Fuentes sugiere superar la barrera conceptual de los clásicos pues ya no sirven para enseñar a los alumnos a que tengan una caja de herramientas adecuada a la realidad actual.
Además, “si no estamos pensando en aplicaciones concretas que pueda aplicar el Gobierno, entonces no estamos hablando de administración pública; debe haber un vínculo muy sólido entre el sistema de la administración y la ciencia de la administración”.
Asimismo consideró necesario dedicar menos tiempo a la enseñanza de la historia de la administración pública y enfocarse más a la aplicación del conocimiento en la solución a problemas públicos, pues “la ciencia de la administración sólo funciona si resuelve problemas públicos”.
En el marco del Foro “Educación superior y políticas públicas comparadas”, Luis Humberto Fernández explicó que la ciencia de la administración pública si bien se ejerce con libertad, requiere una direccionalidad de hacia dónde quiere ir.
“El punto de partida es la necesidad de la Administración Pública de contar con un cuerpo de conocimiento útil para guiar sus acciones y construir soluciones en el entorno complejo del siglo XXI”, argumentó.
Reconoció que la Administración Pública sólo tiene sentido y razón de ser si es útil y pragmática y la teoría de esta ciencia en el siglo XXI debe ser la fuente de las ideas que sean la base para la transformación, debe preparar a los gobernantes y administradores para servir a los ciudadanos y al Estado.
El legislador advirtió que el acceso al servicio público y sus recursos no puede seguir sobre la base del sectarismo, el favor y el privilegio; y marginar al conocimiento, las capacidades y el mérito de esta decisión es un alto riesgo para el Estado mexicano.
“Con mercadotecnia, tecnocracia, improvisación, las soluciones cosméticas, las visiones de corto plazo no van a resolver nada; al contrario, profundizarán las contradicciones y los conflictos”, aseguró.
Comentó que los pocos momentos en la historia de México en que hemos tenido crecimiento, han sido cuando imperó una lógica de racionalidad administrativa y no dominaron ni las pasiones ni el conflicto político.
“El crecimiento y el desarrollo en México sólo se han dado en breves momentos donde ha prevalecido una lógica de racionalidad administrativa, en este sentido, el conocimiento, los valores, la formación y los mecanismos para contener pasiones e intereses son fundamentales para un proyecto nacional”, agregó
Sin embargo, lamentó que en la práctica no se están preparando servidores públicos para desarrollar capacidades, y el tema es si se va a adaptar el aparato público mexicano a nuestra realidad a través de sus servidores públicos.
“Tenemos una serie de reformas que sólo se van a hacer realidad si los actores cuentan con la capacidad y el conocimiento para hacerlo, por lo tanto la capacitación y el desarrollo de capacidades de los servidores públicos no es un acto didáctico, no es un acto nada más de enseñar, es una política esencial del Estado mexicano”, concluyó.
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