Número-120
- Durante el panel intervinieron los embajadores de México en Cuba, Chile y Panamá, para hablar sobre los retos y oportunidades de la región.
- Para el embajador de México en Panamá es necesario establecer políticas migratorias integrales y regionales que respondan a la realidad de estos flujos.
Durante el último panel del primer día del foro “México en el Mundo”, la senadora Mariana Gómez del Campo Gurza, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América Latina y El Caribe, aseguró que el análisis de la política exterior exige un nuevo acercamiento con todos los países de América Latina y El Caribe, para impulsar más y mejores relaciones, basadas siempre en la cooperación.
Durante la mesa denominada “La visión de embajadores de México en América Latina y el Caribe”, la legisladora dijo que es necesario redefinir los temas prioritarios en la agenda internacional, ya que solamente de esta manera se responderá a los desafíos actuales.
Esta es una región, multicultural y extensamente dinámica --pues en ella se encuentran más de 30 países-- con la cual nuestro país comparte lazos históricos y profundos, tradiciones, cultura, lengua y relaciones de cordialidad y cooperación, con miras al desarrollo regional que nos permiten un mutuo entendimiento, manifestó la senadora Gómez del Campo.
El embajador de México en la República de Cuba, Juan José Bremer de Martino, dijo que el relanzamiento de las relaciones entre estos países retomó una tradición histórica y excepcional, orientada fundamentalmente por la visión del futuro.
En estos últimos dos años, la relación ha alcanzado una gran fluidez en todos los campos, diálogo abierto, intercambio de experiencias, concertación diplomática y forma parte de una más amplía estrategia de reposicionamiento de México en América Latina y el Caribe.
Respecto de la nueva relación de Cuba con Estados Unidos, aseguró que México usó su ascendencia para abogar y romper el status quo, no para buscar los reflectores, sino con discreción y constructivamente; por ello nuestra misión en La Habana le da seguimiento a este tema y analiza todo lo que viene y deviene para nuestro país.
Por su parte, el embajador de México en la República de Chile, Otto Granados Roldán, manifestó que la relación bilateral es rica, balanceada y productiva, pues el crecimiento de los últimos 15 años ha sido “espectacular” ya que se comercian cuatro mil millones de dólares anuales y se tienen inversiones por cinco mil millones de dólares, con aspectos que han hecho que empresas mexicanas tengan posiciones de liderazgo en ese país.
Señaló que es necesario impulsar la relación bilateral para avanzar en temas regionales y de la Agenda Global; fortalecer la convergencia a través de mecanismos de carácter regional y el diseño de acciones enfocadas hacia la innovación, educación y generación del conocimiento.
Sudamérica es una región estratégica para México, porque una de las virtudes que ha tenido nuestra política exterior hacia América Latina es entenderla y tomarla como una estrategia estructural de mediano y largo plazo, puntualizó.
En tanto, José Ignacio Piña Rojas, embajador de México en la República de Panamá, afirmó que la reciente crisis de los menores migrantes no acompañados, los hechos de San Fernando, Tamaulipas y las caravanas de madres centroamericanas, ponen de manifiesto la necesidad de establecer políticas migratorias integrales y regionales que respondan a la realidad de estos flujos.
La vulnerabilidad de los migrantes centroamericanos hace indispensable seguir impulsando una mayor cooperación y coordinación con los vecinos inmediatos, a fin de proporcionar una atención integral al fenómeno migratorio, indicó.
Subrayó que la actividad del crimen organizado en México y Centroamérica es un reto “mayúsculo” para la estabilidad política y regional, ya que el combate al narcotráfico en México ha afectado la imagen de nuestro país y por lo tanto debemos seguir trabajando de manera conjunta con los países de la región para enfrentarlo.
Para nuestro país es fundamental seguir impulsando una política exterior coherente y estructurada, que esté orientada a la estabilidad regional, al tiempo que contribuya al mejoramiento de las condiciones de vida en los países de América Latina, concluyó.
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