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Los integrantes de la terna propuesta por el Ejecutivo Federal para ocupar la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), por un periodo de siete años comparecieron ante el Pleno del Senado de la República.
Durante su intervención, Maria Luisa Chavoya Peña dijo que las evaluaciones del INEE deben construirse a través de consensos que involucren a los sectores magisteriales, “no pueden ser marginados, ya que no es posible evaluar a los maestros y alumnos con una simple prueba, hay que trabajar en instrumentos cada vez más compl ejos”.
Precisó que son las entidades federativas y los municipios quienes deberán tener una participación más activa en la evaluación, no sólo como ejecutores de los lineamientos y las pruebas sino también como diseñadores de los procesos y usuarios de los mismos.
“Evaluar la educación en este México tan diverso por tantas diferencias locales, sociales, étnicas, de género, económicas, no es tarea fácil, supone un conocimiento de los diferentes contextos, pues los resultados e indicadores no pueden homogeneizarse sino reflejar esta diversidad”.
En tanto, Aurora Guadalupe Loyo Brambila señaló que el nuevo diseño del INEE debe cubrir nuevas responsabilidades en materia de evaluación de los docentes, tomando en cuenta que esta no es un fin en sí misma sino una herramienta para mejorar el sistema educativo.
Expresó que para que sea útil tiene que cumplir los más altos estándares de confiabilidad técnica, al tiempo que genere entre los actores involucrados y la sociedad, confianza y certidumbre basadas en la imparcialidad y la transparencia de sus procedimientos.
Subrayó que el pilar sobre el que descansará el éxito del nuevo INNE es la coordinación, al tiempo que su organización permita y facilite el fortalecimiento de los vínculos que se encuentra obligados a mantener con la sociedad y las instancias públicas y privadas.
Por su parte, Sylvia Irene Schmelkes del Valle puntualizó que la evaluación corre el riesgo de homogeneizar propósitos educativos y basar sus juicios en criterios que no tomen en cuenta la diversidad.
En este sentido, argumentó que esta debe ser atendida en condiciones de diversidad cultural y lingüística, pero también de pluralidad en las condiciones del ejercicio de la práctica docente; “la calidad de la educación no mejora con la evaluación, esta sólo dimensiona el problema y señala diferencias y brechas”.
Afirmó que la solidez técnica de las evaluaciones del INEE es necesaria para darle sustento y credibilidad a su autonomía, por lo que su reto es coordinar el Sistema Nacional de Evaluación, lo que implica darle coherencia a las políticas, programas, instituciones, agentes, procesos y resultados.
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