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Debido al profundo rezago que los programas sociales acusan en la región sur-sureste, el senador Benjamín Robles Montoya conminó al Ejecutivo federal a establecer una regla clara de distribución de recursos que corresponda a las necesidades de los estados que la conforman.
A través de un punto de acuerdo comentó que las entidades del sur-sureste “no están siendo lo suficientemente activas económicamente para remontar su situación de marginación regional”, lo que provoca que las oportunidades de trabajo para sus habitantes sean menos y, por ende, haya menos posibilidades de salir de la pobreza.
El legislador perredista citó que de acuerdo al Coneval en 2010 el total de pobres ascendió a cerca de 52 millones de mexicanos, de los cuales más de 40 millones vivían en situación de pobreza moderada y 11.7 millones en pobreza extrema.
De estos, más del 30 por ciento, es decir 17 millones, y más del 41 por ciento de los ciudadanos que viven en pobreza extrema --casi 5 millones-- radican en los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, que integran el sur-sureste.
Aseguró que seis de las diez entidades con mayor número de pobres corresponden a la región sur-sureste; esto es Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Tabasco, mientras que ocho de las nueve entidades que la integran tienen un mayor porcentaje de pobres en relación con el promedio nacional, con 46.2 por ciento.
En este contexto, para Robles Montoya la efectividad de la política de desarrollo social adquiere una importancia mayúscula pues puede representar el aseguramiento de un sustento mínimo para una población empobrecida como resultado de sus escasas oportunidades, capital social y humano.
La propuesta fue enviada a la Comisión de Desarrollo Social.
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