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La senadora María Elena Barrera Tapia propuso establecer la figura de la donación irrevocable de órganos y tejidos después de la muerte, donde la voluntad expresa de la persona fallecida esté por encima de los deseos de la familia o de cualquier persona que conforme a la ley tenga derecho a tomar la decisión concerniente.
Con su iniciativa de reforma al Artículo 322 de la Ley General de Salud, la legisladora busca que la donación expresa otorgada por una persona mayor de edad con capacidad jurídica no pueda ser revocada por ninguna otra persona distinta a él, ya sea que se trate de disponentes secundarios o cualquier otro tercero.
Propone que el Centro Nacional de Trasplantes expida un Certificado de Donación Irrevocable deberá contener el nombre y datos generales del donador o disponente primario, quien deberá ser mayor de edad y tener capacidad jurídica plena; su número de inscripción al Registro Nacional de Trasplantes que le corresponda y si la clase de donación es amplia o limitada.
Dicho documento deberá incluir la leyenda: “La voluntad expresa del donante prevalecerá siempre, aún sobre la de sus familiares o cualquier otra persona”, así como la firma o huella del donante.
Desde el punto de vista de la senadora del Partido Verde, la figura que sugiere propiciará un régimen de donación para después de la muerte en el que se distingue la donación expresa, hecha por escrito y susceptible de ser revocada después de la muerte del donador por sus familiares o terceros autorizados por la ley para revocarla.
Barrera Tapia consideró fundamental implementar las medidas necesarias para incrementar la donación, ya que México está por debajo de los niveles internacionales, pues en 2010 se registraron tres donadores por millón de habitantes, mientras que en Estados Unidos el número de donadores llegó a 25 por millón de habitantes.
Subrayó que dos de los problemas más comunes en las instituciones relacionadas con la donación de órganos son el desconocimiento de los familiares sobre la decisión del fallecido de donar algún órgano y la negativa de los familiares a los trasplantes después de la muerte del voluntario, a pesar de que hubiera decidido hacerlo.
De tal forma que en México, la donación de órganos de personas fallecidas es la que menos ha crecido, pues no existe una cultura y difusión de la donación de órganos de voluntad expresa en vida y que no pueda ser revocada por familiares.
El Sistema Informático del Registro Nacional de Trasplantes reporta que en México hay 16mil 661 personas que requieren un trasplante; y tan sólo en 2012 se han llevado a cabo tres mil 699, cubriendo el 22 por ciento de la demanda, informó.
La iniciativa se turnará a las comisiones unidas de Salud, de Seguridad Social y de Estudios Legislativos.
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