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Las aportaciones de Juan de Dios Castro Lozano a la vida política parlamentaria han sido fundamentales para construir un congreso moderno, demócrata y de contrapesos; es uno de los principales arquitectos de las reformas que dieron pie al nuevo modelo de trabajo en el Poder Legislativo.
Así lo destacó el senador, José González Morfín presidente de la Cámara de Senadores, al hacer la presentación del libro Juan de Dios Castro Lozano, Discursos Políticos 1979-2011, en la nueva sedeque reunió a familiares, magistrados, senadores electos y amigos del autor.
Afirmó que el libro plasma la retórica y el pensamiento político de un mexicano ejemplar que ha marcado historia en el Poder Legislativo, en la vida interna del Partido Acción Nacional y, por ello, en el devenir político de México.
Subrayó que los discursos de Juan de Dios, contenidos en la obra, dan testimonio de los grandes momentos de la historia política contemporánea del país, donde el Poder Legislativo inicio su consolidación como un verdadero contrapeso del Ejecutivo.
Insistió que en esta obra es una verdadera cátedra del parlamentarismo, pues incluye reflexiones sobre la importancia del respeto a la división de poderes, la defensa de las instituciones, la importancia de construir consensos en pro del desarrollo de México y fortalecer las instituciones de justicia.
González Morfín recordó que con Juan de Dios, amigo de muchos años, “hemos compartido trincheras en el Partido, en las cámaras, algunas muy polémicas.
“Es un parlamentario completo, que lo mismo puede subir con temas económicos, políticos y jurídicos, que plantarse en tribuna y defenderlos con pasión”.
Por su parte, el autor del prólogo de la obra y vicepresidente del Senado, Francisco Arroyo Vieyra (PRI), rememoró las grandes polémicas y debates que Juan de Dios Castro Lozano protagonizaba con sus contrincantes, con disciplina, talento, estudio, ironía y agudeza mental.
Dijo que “la vida nos puso en condición de compartir la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados, él como presidente y yo como vicepresidente. Entonces me di cuenta que no era un ser inescrutable, sino un humano maravilloso, un lector voraz, amable, amigo, con formación en la filosofía cristiana”.
“La vida –dijo--, nos pondría en varias condiciones de seguir charlando, encontrándonos, la verdad es que ya no nos desencontramos; ya no había debates férreos y aprendimos a respetar y aprender algo que la sociedad mexicana le valdría aprender: los políticos de signos partidarios distintos son adversarios, no enemigos.
“A él y a mí nos anima el buen deseo y hasta la felicidad de coincidir a pesar de pertenecer a partidos distintos. Coincido con Juan de Dios, en admirarle su honradez, su disciplina, en verlo de repente tozudo y encaprichado y cruzado en su lucha por la verdad”. dijo
“Hay veces que sus molinos de viento son reales; hay otros que los imagina, pero finalmente, es un quijote que ha ido por la vida sin buscar la riqueza, pero sí la felicidad y la tranquilidad para su conciencia y para su alma”, apuntó el arroyo Vieyra.
El autor, Juan de Dios Castro Lozano, agradeció la asistencia de sus familiares y amigos, “de esos amigos que trascienden en la vida, donde alguna vez fueron contrincantes del devenir político y que lucharon con honor en el debate respetuoso y polémico”.
“Me siento honrado y agradecido”, dijo el político en un breve discurso en el que platicó su tránsito por la vida política, sus recuerdos, sus pensamientos, su amor a la profesior y su agradecimiento a Dios.
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