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El Senado de la República pidió a la SEMARNAT y SAGARPA liberar los permisos para la siembra experimental de maíz transgénico en los estados de Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, y citó a una reunión de trabajo a diversos funcionarios para que informen de las solicitudes y permisos para cultivar este tipo de grano.
En tribuna, la senadora Amira Gómez Tueme, dijo que en el Grupo Parlamentario del PRI, promotor de este punto de acuerdo, nadie está en contra de la protección del maíz criollo en sus diversas variedades, “porque sabemos la importancia cultural que significa”.
Recordó que el Congreso aprobó la reglamentación que permite la siembre de transgénicos, cumpliendo una serie de condiciones.
Tan es así que ya se siembra en México soya y algodón y se importan muchos productos genéticamente modificados.
Agregó que en el caso del maíz, la ley establece la protección que debe darse a las regiones consideradas centro de origen del grano y el procedimiento para declarar zona libre de transgénicos, pero también establece fases para la siembra de transgénicos en regiones permitidas.
Sin embargo, dijo que la autoridad ha sido omisa en la aplicación de esta ley y ha impedido la implementación de las fases de experimentación, de piloto y de comercialización en perjuicio de los productores y de la posibilidad de alimentar al país con este producto.
Gómez Tueme advirtió que “no podemos permitir que en aras de intereses personales o particulares se quite a los productores el derecho a elegir lo que deseen cultivar, siempre que sea lícito”.
En México la falta de aplicación de esta ley ha generado incertidumbre tanto en regiones donde sí se permite la siembra como en aquellas donde deben establecerse medidas de protección y salvaguardas.
“Es mejor tener una producción regulada de productos transgénicos que alentar la producción ilegal”, apuntó.
Por su parte, Arturo Herviz Reyes, del PRD, señaló que la SEMARNAT debe impulsar y cumplir el programa piloto de 22 hectáreas para sembrar maíz transgénico, y aclaró que no se está abriendo la siembra de este grano a nivel nacional.
A su vez, el senador panista Alberto Cárdenas, presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería, aseguró que la ley de bioseguridad para cultivos genéticamente modificados, sí se aplica en tiempo y forma, y ya se han liberado decenas de proyectos en fase experimental.
Añadió que hasta ahora, no hay evidencia en el mundo de que los transgénicos causen daño a la salud humana.
En su turno, Javier Castellón Fonseca del PRD dijo que el asunto del tiempo puede esperar, porque el tema es sensible y aun se discute en la comunidad científica mexicana el impacto que pudiera tener el cultivo de maíz transgénico en la salud y en el medio ambiente.
El también perredista, Antonio Mejía Haro, rechazó que se siembre maíz en México, porque si bien sería cultivado experimentalmente en tres estados del país donde se utilizan pesticidas, no garantiza un control absoluto de su cultivo, ya que cualquier agricultor podría llevarlo a otra entidad con graves consecuencias.
Agregó que “no debemos poner en riesgo la biodiversidad del país ni la salud pública, porque no hay evidencia científica que asegure que el consumo de maíz transgénico no afecte la salud humana.
Puso como ejemplo que países productores de transgénicos, como Estrados Unidos, no los consumen, sino sólo los exportan”.
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