BOLETÍN-1233 Presenta Instituto Belisario Domínguez el libro la elocuencia parlamentaria.
A 160 años de su publicación en México, el Senado de la República, a través del Instituto Belisario Domínguez, retoma parte de la obra del parlamentario Joaquín María López, en el libro “La Elocuencia Parlamentaria”.
Durante la presentación del compendio, el senador Carlos Navarrete Ruiz, quien preside dicho organismo, aseguró que el debate parlamentario es un género poco estudiado y subvaluado en estos tiempos.
“No hablo de los ejercicios retóricos y demagógicos que caracterizaron el ejercicio político y el discurso en las cámaras del Congreso, sino como recuento de lo que el discurso parlamentario hizo, y la historia que generó a partir de la instalación del Congreso mexicano”, subrayó el legislador perredista.
En ese contexto, mencionó que fueron grandes los oradores de la Reforma y del Congreso constituyente “que con pluma y palabra cimbraban conciencias”, que convencían desde la tribuna, que argumentaban y no gritaban.
Agregó que el debate parlamentario es un instrumento legislativo importante, “no es hueco” ni un ejercicio retórico de decir cosas bien dichas, “es pasión, argumentación y convicción en la tribuna; ser capaces de convencer al adversario de que se tiene al memos una parte de la razón”.
También manifestó que a Joaquín María López, autor de la obra, se le tiene que releer, y al mismo tiempo, tener en cuenta que en el siglo XXI con la Internet y los nuevos mecanismos de comunicación “no hay que abandonar el ejercicio fundamental del Congreso que es reformar y transformar las leyes del país”.
A su vez, el diputado Marco Antonio Leyva Mena, presidente del Comité Ordinario del Instituto de Estudios Parlamentarios “Eduardo Neri”, expuso que la obra de Joaquín López es un tesoro para quien considere la palabra como vehículo de comunicación con los demás, sobre dos premisas fundamentales: convencer y conmover.
La Elocuencia Parlamentaria, para el autor, es síntesis del conocimiento, que entremezcla la lógica, filosofía, historia, ley , economía y hasta poesía que, aclara, de nada servirá si no se meditan en una continua reflexión de cómo opera el conocimiento para resolver los problemas de las injusticias de nuestro tiempo.
Agregó que el libro presenta diferencias entre los oradores antiguos y los actuales, que poco han cambiado desde entonces; “los primeros llegaban al ágora a defender el bien común o la libertad y cambiaban el sentir de las cosas, y los segundos, sacrifican su libertad al cálculo y al compromiso con las votación ya obligada por ellos.
Ser orador es una responsabilidad social y exige la serena lucha diaria de la preparación y la telúrica fuerza para decir y sostener la verdad descubierta, afirmó.
Asimismo, el compilador de la obra, David Cienfuegos Salgado, puntualizó que La Elocuencia Parlamentaria, es apenas una parte de la obra de Joaquín López, quien antes de Martí, había enfatizado el papel de la cultura para construir la libertad.
Advierte, como lo hace el autor al inicio de la obra, que la Elocuencia Parlamentaria y la tribuna, son dos nombres que representan todo el poder de la palabra y el orador en sus más admirables y colosales formas.
El orador ideal, añade, encuentra en el referente nacional ejemplos como lo evidenciaron en su momento los trabajos de Ochoa Campos y de Serra Rojas, en torno a la oratoria y elocuencia nacional.
La sede casi natural donde están presentes esos orados, son los congresos, parlamentos y asambleas; Teresa de Mier, Altamirano, Eduardo Neri y Belisario Domínguez, son legisladores mexicanos que enarbolaron su palabra por las causas justas, resaltó.
Con la obra, dijo el compilador, se espera la consecución de congresos, locales y nacional, dispuestos al debate, análisis y argumentación que se requiere para alcanzar un Estado más comprometido con el bienestar de la población mexicana.
“Su lectura es indispensable para recobrar el espíritu que debe caracterizar a los parlamentos: el de constituirse en espacios de discusión, argumentación y creación de consensos basados en la racionalidad, que se puede lograr con el Sistema Mexicano de Información Legislativa”, afirmó.
En tanto, Nelson Valle López, director del IEPEN, expresó que el Sistema Mexicano de Información Legislativa, impulsado por el IBD, servirá para que los legisladores tengan la información necesaria de los congresos estatales y actúen para dar una mejor calidad de vida a los mexicanos.
Existe una gran producción científica en el país, pero “no hay apoyo financiero para que los conocimientos sean difundidos para su utilización”, apuntó.
Por ello es importante que en el presupuesto del siguiente año se tenga mayor apoyo para la difusión del conocimiento científico que jóvenes e investigadores en la universidad pública principalmente, y en la privada también, se está generando día con día.
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