Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

DISCURSO DEL GENERAL SALVADOR CIENFUEGOS ZEPEDA, SECRETARIO DE LA DEFENSA NACIONAL, EN LA DEVELACIÓN DE LA PLACA CONMEMORATIVA A LOS 100 AÑOS DEL EJÉRCITO MEXICANO

Senador Raúl Cervantes Andrade, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

Diputado Jesús González Morfín, Vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

Senador Jorge Luis Preciado Rodríguez, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.

Muy distinguidos coordinadores de las fracciones parlamentarias.

Senador Fernando Yunes Márquez, Presidente de la Comisión de Defensa Nacional del Senado.

Senador Miguel Romo Medina, promotor de la leyenda: “El Homenaje al Ejército Mexicano”.

Licenciado Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación;

Licenciado Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República;

Apreciables senadoras y senadores que integran la Sexagésima Segunda Legislatura del Congreso de la Unión.

Respetables funcionarios de este órgano legislativo.

Representantes de los medios de comunicación.

Señoras y señores.

Señor General Enrique Cervantes Aguirre.

Distinguidos generales, jefes, oficiales, caballeros cadetes, personal de tropa.

Muy buenas noches a todos:

Constituye un gran honor y privilegio encontrarme en el Senado de la República para agradecer a sus integrantes, la distinción de develar, en uno de sus muros, la leyenda: “Al Ejército Mexicano a Cien Años de Servicio a la Nación y de Lealtad a la Constitución”.

Asimismo, nos resulta altamente satisfactorio que 100 años de lealtad institucional encuentren, en las diversas expresiones de esta Soberanía, coincidencia, acuerdo y reconocimiento.

Nos motiva que la Cámara Alta del Honorable Congreso de la Unión, realice este evento tan transcendente para las Fuerzas Armadas por segunda ocasión en tan breve lapso.

Al igual que el 21 de febrero de este año, el gran signo que damos a este acto, se funda en la conciencia del soldado, que reconoce en el Senado, a una institución donde la pluralidad democrática se encarna y ejerce, donde el debate diario e intenso, alienta y nutre el progreso del país, donde la voluntad nacional se manifiesta a través de los acuerdos construidos en medio de la exposición de las ideas y a veces al tenor de la sana y natural discrepancia.

El Senado es, hoy por hoy, un referente esencial de la República, pues amalgama largos años de entrega de notables mexicanos, quienes con visión, principios y convicción patriótica, lograron su consolidación.

Nos congratula este acercamiento, signo fértil de la madurez democrática de la Nación. A nadie debe escapar la relevancia generosa e institucional que tiene este acto.

Las mujeres y hombres que abrazamos la vocación militar, pensamos que eventos de esta naturaleza nos unen.

Ese vínculo común, esa unión indisoluble, fue concebida con gran sabiduría por el Constituyente Permanente, al asignar al Congreso la facultad constitucional de levantar y sostener a las instituciones armadas de la Unión.

Otra elevada encomienda que nos relaciona estrechamente, es la que se concede al Senado para analizar la política exterior del país.

Compartimos el histórico y tradicional análisis que el Senado hace sobre esa vertiente de la política nacional, vinculada en forma indisoluble, a una política de defensa que nos permita enfrentar con eficacia los retos y desafíos a vencer día a día.

Insistimos con convicción, que los soldados de México confiamos plenamente en que el pensamiento parlamentario en esta Alta Tribuna, encauce a nuestras instituciones a través del marco legal que se nos otorgue.

Valoramos sus decididos esfuerzos para disponer las normas que nos permitan cumplir mejor nuestras responsabilidades y apoyar a la estabilidad y desarrollo de la Nación.

Los últimos 100 años de la Nación, retratan nítidamente lo que en su momento y lugar fuimos los mexicanos y lo que somos ahora.

Recordarlo, es una forma de entendernos con el pretérito para que nos sirva de orientación hacia el mañana.

El camino ha sido complejo, pero hay que reconocer con objetividad que así se labra el perfil granítico de todos los pueblos y de sus instituciones.

De ahí el gran valor de estos esfuerzos, como el que marcó el rumbo de las instituciones nacionales hace 100 años y tuvo como actor central a Don Venustiano Carranza.

Ello derivó de los hechos ocurridos en febrero de 1913 en esta Ciudad Capital, donde por 10 días se consumó una sublevación para derrocar al Presidente de la República, Don Francisco I. Madero, lapso que lamentablemente culminó con la usurpación el 18 de febrero de ese año.

En respuesta a esos hechos, un día después, el Congreso de Coahuila decretó se otorgaran facultades extraordinarias a Carranza, para armar fuerzas que ayudaran a restablecer el orden constitucional.

Nace así, la Fuerza Armada Permanente, con vocación coadyuvante para la recuperación democrática del país. En este contexto, se trazaba implícitamente el rumbo del desarrollo del país.

Sus vetas de origen serían la legalidad y la institucionalidad, caminos irreversibles del progreso moral y político de México, que permitirían la refundación del Estado y con ello organizar, equipar y profesionalizar a su Ejército.

Visión y consenso para fusionar a los contingentes revolucionarios con una fuerza armada profesional que derivó en una educación militar permanente, férrea disciplina y un profundo respeto a la vida social del país.

Representó, en síntesis, la victoria de las clases medias y populares, brindando a la Patria 100 años de lealtad institucional; 100 años de estabilidad y paz social, lapso en el que se armonizó la convivencia a través de normas, se consolidó el Gobierno y los derechos y libertades para todos.

Esos fueron los acontecimientos que la experiencia castrense ha asimilado y perfeccionado a través de su lealtad, disciplina, espíritu de cuerpo y sacrificio.

El resultado de todo ello es el actual Ejército. El Ejército del pueblo. El Ejército de la legalidad y la democracia: El Ejército Mexicano, institución que ahora enfoca sus esfuerzos a garantizar la integridad, independencia, estabilidad y desarrollo; a coadyuvar en la generación de condiciones de seguridad, que permitan a la Nación consolidar una política de defensa, acorde a nuestra realidad.

Fortalecer nuestro compromiso social, es nuestra respuesta ante los retos que vive el país. Es la manera más clara de transformar nuestros valores en acciones, para brindar a la sociedad condiciones de armoniosa tranquilidad y sana convivencia.

Los soldados y marinos, tenemos claras esas elevadas encomiendas y nos adiestramos y preparamos para cumplir mejor y seguir contando con la confianza que nos otorga la ciudadanía. Para ello, una disciplina firme, pero al mismo tiempo razonada y legislada, resulta fundamental.

En su práctica y ejercicio cotidiano, es base de la eficacia del instituto armado.

Es, por tanto, la disciplina el principal y fundamental bien a preservar por el Sistema Jurídico Militar, pues implica apego a la ley, fidelidad a una idea, a un compromiso, a una causa, a México.

La preservación de la disciplina con su Marco Jurídico Tutelar, garantiza la integración de las Fuerzas Armadas al orden democrático y jurídico.

Con ello, la población tiene la seguridad que las Fuerzas Armadas de su país, velan por su defensa y la de sus derechos, con certeza, actitud y contundencia.

Para robustecer ese patrimonio y dar certidumbre a las obligaciones que implica el deber castrense, es indispensable una norma actualizada, adecuada y con visión a la realidad que vivimos.

Sin disciplina, la esencia militar y sus valores no significan, no trascienden, no son nada. Imbuidos de esa esencia militar, ajustamos nuestro desempeño a la norma con que el Congreso nos vertebra jurídicamente y a las órdenes que nuestro Comandante Supremo, el Ciudadano Presidente de la República, nos fija.

Es lo más sano para el país y es lo más conveniente, para preservar la seguridad y bienestar de los mexicanos.

Es por ello que en estos primeros 100 años, hemos cumplido todas las misiones que garantizan la seguridad interior y la defensa exterior de la Federación, enorgulleciéndonos de afrontar contingencias naturales, labores de seguridad nacional, o actividades sociales, en pro del bienestar colectivo.

Este Ejército Centenario, surge y se recrea en la defensa y fortalecimiento de la democracia y sus instituciones. Se consolida en su lealtad inquebrantable a la Patria y en su reconocido origen popular. Estas son las bases de su prestigio y reconocimiento.

Con certeza, les expreso: México tiene un lugar preeminente en el concierto de las naciones por su situación geoestratégica, por su larga tradición en defensa de la paz mundial, así como por la calidad de su gente trabajadora, ingeniosa y perseverante.

México se lo ha ganado por su cultura, por sus recursos naturales, por su biodiversidad, por sus vestigios e historia.

México se lo merece por las semillas que han sembrado sus generaciones, como la igualdad de género, el rechazo a la impunidad, el respeto a los derechos humanos y la búsqueda, siempre perfectible, de su democracia.

En la era del conocimiento, tenemos nuevos y complejos desafíos. Enfrentémoslos con la visión estratégica integral que a todos nos incumbe.

Juntos, sólo juntos: sociedad, gobiernos y Fuerzas Armadas, lograremos las metas que nos propongamos.

Amable concurrencia:

El Senado de la República alberga la presencia de destacados representantes de las corrientes ideológicas más importantes del país, cuyo trabajo intenso y significación, captamos los soldados y marinos.

En esta Cámara, se da cita a la representación del Pacto Federal, eje articulador en la formación del Estado Mexicano y de sus constituciones.

Saludamos su trabajo en la Tribuna, en la presentación de Iniciativas y en Puntos de Acuerdo, en la denuncia y en el debate, en el trabajo en comisiones y en las votaciones en el Pleno.

Junto con la labor de los diputados, constituye el ala parlamentaria del progreso de la Nación, que se fortalece y despliega con el trabajo ejecutivo de gobiernos estatales y municipales.

Agradezco nuevamente a la Sexagésima Segunda Legislatura de la Honorable Cámara de Senadores, la deferencia que nos ha dispensado en este día ya memorable.

Estamos conscientes de que el país requiere transformaciones importantes y que éstas sólo se van a lograr renovando, reformando, adaptando, ajustando instituciones, normas y formas, a lo que nos marcan los tiempos y nos aconseja la sabia popular de la historia nuestra.

En ese elevado fin, si algo saben los mexicanos, es que cuentan con sus Fuerzas Armadas.

Si algo sabemos los soldados, es que estamos con México, porque entendemos el esfuerzo nacional y porque la ley nos fija rumbo y destino, estamos preparados para encarar los más difíciles retos que afronta la Nación.

Con honor, lealtad y compromiso, nos sumamos a colocar los cimientos para impulsar el desarrollo de un México nuevo: el México del Siglo XXI.

Muchas gracias por su atención.

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