Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión estenográfica del mensaje del senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, durante la presentación del libro “El Congreso Constituyente Mexicano en el Siglo XX”, celebrada en la sede de Xicoténcatl

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Muy buenas noches tengan todas y todos ustedes. Muchas gracias por acompañarnos en el enésimo evento del día de hoy.

 

Y es que debo decirle al presídium que estamos en la época de despedida y en consecuencia, tenemos la tarea de concluir muchas cosas que hemos iniciado a lo largo de este año.

 

Y quiero contarles, si me lo permiten, cómo surgió esta edición, facsimilar, pero también analítica, de dos obras: una obra gráfica y la otra intelectual relacionadas con nuestro proceso constituyente.

 

En primer lugar porque celebramos el centenario de la Constitución y tenemos un proyecto, un plan de hacer trabajos conmemorativos. Cien acciones por el centenario de la Constitución.

 

Pero antes de eso, antes incluso de que iniciáramos esos trabajos conmemorativos, un día recibí a don Fernando Zertuche en mi oficina, en el Senado de la República, en la oficina del sexto piso, todavía no tenía la honrosa encomienda de presidir el Senado; y hablábamos de libros. Y le decía a don Fernando que había tenido en mis manos un álbum fotográfico sobre el proceso constituyente 1916-1917.

 

Y le decía a don Fernando que lo poco que sabía es que se trataba de un álbum que había sido encargado por alguien, no sabíamos por quién, todavía hay algunas dudas sobre quién lo encomendó: si Carranza, que había utilizado los servicios de los hermanos Mendoza; o Mujica, el gran constitucionalista y constituyente, presidente de la primera comisión constitucional.

 

No sabíamos bien a bien quién lo había encomendado ni tampoco sabíamos bien a bien cuál era el propósito narrativo, histórico, ideológico y político de ese documento, de ese álbum que había obtenido, había comprado por un casual pero muy afortunado accidente, un coleccionista privado, como decía hace un momento nuestro presentador, en una tienda de antigüedades de la Ciudad de México.

 

Y se encontró ese álbum, se lo enseñé a don Fernando Zertuche, y nos vimos pocos días después pero con un testigo adicional, con el director general del Archivo de la Nación, el director del Archivo General de la Nación. Y pusimos en sus manos ese álbum y nos dijo una cosa que cambió, para siempre, la forma en la que tratamos ese álbum: nos dijo que no lo tenía en el Archivo. Es decir, que no lo tenía ni Obama.

 

Y no lo tenía el director del Archivo, no existía en el Archivo. Y entonces decidimos, don Fernando y un servidor en aquel momento, empezar a construir o a reconstruir la historia de ese álbum fotográfico.

 

En esas épocas, a propósito del centenario de la Constitución, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, había editado la mejor crónica, y aquí hay un debate entre historiadores, pero la mejor crónica del Congreso constituyente, que fue redactada años después de concluir el proceso constituyente, por un diputado constituyente del estado de Sonora, Juan de Dios Bojórquez, que tenía un… no sé, don Farid, por qué utilizaba ese apelativo: Djed Bórquez. Pero utilizó ese pseudónimo para publicar años después sus crónicas, las crónicas del proceso constituyente, pero sólo alguien que hubiese estado presente en el Congreso constituyente pudo haber narrado con todo detalle muchos aspectos importantísimos, muy personales de enorme trascendencia, pero también de enorme particularidad.

 

Por ejemplo, que ganaban 15 pesos diarios; que el día que se instaló el Congreso constituyente, don Venustiano Carranza, el jefe máximo de la Revolución, invitó a todos los constituyentes en un rancho, en una casa cerca del Teatro de la República, a comer y celebraron con tequila la presentación del proyecto constitucional. Espero que el Jefe de la Ciudad de México haga lo mismo ahora que presente su iniciativa de Constitución de la Ciudad de México.

 

Los invitó a tomar tequila. Sabíamos eso.

 

Sabíamos, por ejemplo, que el artículo 27 constitucional se negoció por las crónicas de don Juan de Dios Bojórquez. Sabíamos que el artículo 27 constitucional se negoció en la casa del Secretario de Agricultura.

 

Sabíamos que Jara era un bohemio de afición, muy buen cantante, con una capacidad de voz muy importante, muy imponente; por cierto, que hasta que uno lo ve en una lámina entiende por qué, porque tenía un torso verdaderamente imponente, era un hombre robusto, pero hasta que uno lo ve entiende por qué don Juan de Dios Bojórquez decían que era un gran bohemio.

 

Que cuando terminaban las largas jornadas del constituyente iban a un lugar que se llamaba “El salón verde”, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, o a un lugar que se llamaba “El Cosmos” si no mal recuerdo. En fin, aspectos que la vida diaria de ese proceso constituyente de una generación constituyente.

 

Pero todo eso carecía de imágenes. Lo habíamos reconstruido en nuestra imaginación quienes habían tenido el interés de hacerlo, a partir justamente de esas profundas narraciones de los cronistas del constituyente.

 

Y de pronto apareció este álbum fotográfico. Hoy hay mil cuatro, porque si no mal recuerdo había cuatro ejemplares, se dice que había cuatro ejemplares distribuidos y de alguna manera perdidos en distintas manos hasta que uno de esos álbumes llegó al Senado de la República.

 

Y la intención y la plática y la conversación con don Fernando y con el director del Archivo General de la Nación es rescatar una parte muy importante de la construcción historiográfica, pero sobre todo narrativa y política de la Revolución Mexicana y del proceso constituyente subsecuente.

 

Los revolucionarios entendieron muy rápido la importancia política de utilizar un instrumento que aparecía en pleno inicio del Siglo XX, que era la fotografía. Y utilizaban la fotografía no solamente con un ánimo de posteridad, de que las generaciones posteriores, nosotros pudiéramos conocer qué pasó, cuáles eran los rostros, momentos relevantes, sino también con un ánimo -permítanme la expresión- propagandístico, comunicacional, político, persuasivo, que es la gran tracción de la política: persuadir a otros de lo que se trata una determinada decisión, una determinada coyuntura, un determinado contexto.

 

Y Venustiano Carranza entendió rápido el enorme poder que significaban los nuevos instrumentos de la fotografía no solamente para pasar a la posteridad, que era su intención, sino también para masificar la lucha revolucionaria y la intención revolucionaria.

 

Empiezan a surgir los medios de comunicación. Palavicini era un constituyente muy potente que además tenía un periódico, El Universal, y que todo lo que pasaba en el constituyente se reproducía en los medios de comunicación. Y buena parte de los fotógrafos que participaban en el proceso constituyente llevaban esas fotografías de lo que ahí sucedía a los medios de comunicación que en ese momento eran la forma en la que se conectaba e interactuaba una sociedad dispersa, sociodemográfica sociológicamente hablando, pero también políticamente difuminada.

 

Y entendió Venustiano Carranza rápido el poder enorme de persuasión que implicaba la fotografía, y llamó a dos hermanos -entre otros- porque entiendo, por lo menos en lo que se revela en un artículo muy importante que se los recomiendo profundamente sobre esa utilización de la fotografía en el proceso constituyente, en el proceso revolucionario.

 

Venustiano Carranza recurre a unos fotógrafos precisamente para plasmar esa realidad, mandar a la prosperidad, pero sobre todo para hacer política con esa realidad.

 

Y uno de ellos, bueno, dos hermanos: José y Pedro Mendoza, a uno de ellos alguien, hay un debate sobre el doctor Mujica, el propio Venustiano Carranza le encargan tomar los aspectos centrales del proceso constituyente. Y se genera un álbum, un álbum que nunca se editó, nunca se convirtió en un libro, que nunca se socializó, que nunca se distribuyó, simplemente un álbum.

 

Anticipo alguna hipótesis: tal vez la única intención de ese álbum es llevarse un buen recuerdo a casa de lo que alguna persona vivió o había otra intención, una intención inconclusa, una intención que no fue lograda por alguna razón que hoy desconocemos.

 

Sabemos que esos fotógrafos trabajaban profesionalmente para los jefes de la revolución, para los constituyentes, porque el secretario particular de Venustiano Carranza, se le imputaban algunas notas donde llevaba la cuenta de lo que se les paga.

 

Venustiano Carranza, por cierto, mandó a su secretario particular al Congreso Constituyente y era un buen emisario de los chismes y de lo que pasaba. Era una suerte de espía de lo que sucedía en el Teatro de la República y de alguna manera sus compañeros lo veían con cierto recelo sobre lo que él informaba.

 

Por cierto que en esas crónicas se revela algo que discute Rafa Estrada Michel en su texto, un texto muy bello, analíticamente impecable sobre la coherencia discursiva, política, ideológica, de la generación del Constituyente.

 

Y porque lo que hemos conocido del saldo de la Constitución es que algún grupo, un grupo antagónico al propio Venustiano Carranza se le impone ideológicamente y uno ve justamente en las crónicas y también en las fotografías, esas tensiones entre los que aparecen y entre los que no aparecen, entre los renovadores, entre los izquierdistas, entre aquellos que, por cierto, con el ánimo, un presidente, Rojas, con el ánimo de generar ciertas dudas, ciertas conclusiones sobre quién estaba con Carranza y quien no estaba, los distinguió en función de la posición que él ocupaba en la presidencia de la asamblea.

 

De tal manera que condenó a todos sus adversarios a la derecha y a todos sus colegas ideológicos, a sus afines, a la izquierda, precisamente tratando de mandar un mensaje de que eran los leales al proyecto original de Venustiano Carranza y de la propia Revolución.


Por cierto, ese presidente hizo alguna triquiñuela: cuando veían muy difícil la discusión del artículo tercero constitucional, lo que hicieron fue, de alguna manera, invitar al jefe máximo de la Revolución, a Venustiano Carranza, a presenciar el debate.

 

No habló, solamente atestiguó. Ya me imagino lo que hubiese implicado tener frente a ese debate al jefe de la Revolución y el tremendo poder de persuasión que pudo haber generado su presencia.


Por cierto, quienes sostuvieron las tesis contrarias no se arredraron, no se amedrentaron y defendieron al final de cuentas el contenido que ellos creían que era el posible, el éticamente correcto, del artículo tercero de las Constitución de, al final de cuentas, una visión y una vocación en la educación en nuestro país.

 

Todas estas anécdotas, narraciones, tienen cara, rostro, oídos, manos, precisamente a partir de la historia gráfica de José Mendoza y quizá también pudo haber contribuido su hermano.

 

Don Fernando Zertuche decidió que debíamos hacer algo mucho más que simplemente imprimir en una suerte de fotocopia a colores el texto del álbum y lo que hicimos fue reproducir prácticamente, de forma idéntica, ese álbum, en sus colores, en sus fotografías, en la colocación de sus fotografías, pero también en los textos al pie de la fotografía, que si uno ve el fondo de la fotografía, es un cartón negro y parece como si lo hubiera escrito con gis.


Pero esa pequeña leyenda que recuerda hoy lo que en esa imagen uno puede observar al final de cuentas es la reconstrucción historiográfica de lo que ahí sucedió, es lo que conocemos, la evidencia, las señales, las huellas de un discurso histórico sobre lo que fue el proceso constituyente y lo que son hoy nuestras instituciones.

 

Me enorgullece, me alegra profundamente haber tenido en mis manos ese algo. Me enorgullece y agradezco profundamente haber puesto ese álbum en manos de un mexicano ejemplar, al que le aprecio mucho, a don Fernando Zertuche, porque nunca pudo haber caído en mejores manos.

 

Un mexicano ejemplar, un demócrata de fibra, de ADN, de médula ósea, a quien le debemos muchas de nuestras instituciones y que hoy desde “Propulsión Editorial” se ha dedicado a recordarnos las enormes dificultades que significa construir Patria pero también las enormes esperanzas y futuro que tiene nuestro país.

 

De verdad don Fernando, mi aprecio, mi agradecimiento y déjeme decirlo con toda responsabilidad pero también con toda claridad y por supuesto con todo aprecio:

 

Que la impresión de este álbum sea también un pequeño homenaje a su trayectoria, a lo que ha hecho por estas generaciones, por las que siguen a estas generaciones y por la construcción de instituciones, que usted lo ha hecho con mucho esfuerzo pero también con mucho sentido de bien. De verdad don Fernando, reciba como un testimonio nuestra gratitud.

 

No les cuento más, no les cuento más del álbum, de las crónicas o de los estupendos textos salvo la presentación que hace por supuesto la excepción que se reúnen en este ejemplar.

 

Es una forma de homenajear, de rendir tributo a nuestra Constitución pero también a esa generación constituyente.

 

Decía hace un momento don Fernando, o apelaba, citaba a Octavio Paz. Yo traigo a colación a Ortega y Gasset, porque en efecto una Constitución es el texto escrito, las reglas, las transcripciones que ahí están redactadas, están plasmadas, pero también son las circunstancias de las generaciones que la redactaron.

 

Y conocer a las generaciones puede dar una señal, un síntoma, un símbolo de lo que tuvieron que hacer para sobreponerse a las adversidades pero también para dejar plasmadas en reglas una idea de país pero sobre todo un conjunto de instituciones que siguen existiendo en nuestra realidad, que siguen prevaleciendo y que siguen ordenando nuestra convivencia.

 

De eso se trata el desafío que debe tener una generación hacia la posteridad, asumir que no solamente tienen que resolver su presente sino que trabajar intensamente por las generaciones que vienen detrás y que quizá nunca conoceremos.

 

Por su atención muchísimas gracias. Muy buenas noches.

 

Y a todos gracias por su atención.

 

Calendario

Julio 2024
Lu Ma Mi Ju Vi Sa Do
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31 1 2 3 4