Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Versión estenográfica del mensaje del senador Roberto Gil Zuarth, presidente de la mesa Directiva del Senado de la República, durante la Inauguración de la XX Reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea.

SENADOR ROBERTO GIL ZUARTH: Muy buenos días tengan todos ustedes.
Señor diputado Jesús Zambrano, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de los Diputados. De nueva cuenta bienvenido al Senado de la República.
Señor Embajador Miguel Ruiz Cabañas, representante de nuestra Cancillería en la inauguración de esta Vigésima Reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta México Unión Europea.
Saludo con aprecio a la diputada Teresa Jiménez Becerril, Co-Presidenta de la Comisión Parlamentaria Mixta.
Al diputado José Blanco López, Co-Presidente.
A los Vicepresidentes diputado José de Jesús, José Hernán Cortés Berúmen.
Por supuesto al Co-Presidente senador Rabindranath Salazar Solorio.
Señores Parlamentarios europeos:
Sean ustedes bienvenidos a México.
Saludamos al Cuerpo Diplomático aquí presente.
Desde hace varios siglos nuestras sociedades se han enfrentado a cuestiones fundamentales:
Cómo organizarse como comunidades políticas.
Cuál es la relación óptima, socialmente útil, entre el individuo, la sociedad y el Estado.
Cuál debe ser el modelo de Estado y sus instituciones básicas bajo el paradigma del constitucionalismo y sus distintas construcciones históricas.
Cuánto mercado.
Qué responsabilidad tiene el Estado frente a la desigualdad.
Cómo abordar el hecho de la globalización y construir un modelo de gobernanza que nos permita no solamente sacarle provecho sino también reducir sus incertidumbres.
Europa siempre ha sido un continente definido por ir a la vanguardia en estos debates. Ahí se han gestado buena parte de los principios torales de las actuales democracias y también de la gobernanza internacional.
Por ejemplo, la idea de que el poder público debe emanar necesariamente de los ciudadanos; la idea de que la libertad debe protegerse para que cada quien pueda formularse, elegir y cumplir su propio plan de vida; las nociones de igualdad, libertad, fraternidad, solidaridad; las convenciones y convicciones de que todos los seres humanos nacimos iguales y que por ello merecemos trato igual ante la ley y ante los otros.
Tal vez las circunstancias históricas europeas han acelerado esas reflexiones, en ocasiones se han dado muchas décadas antes de que en otras regiones del mundo. Circunstancias históricas que han incidido en la construcción de un patrimonio de ideas y principios que ya son propiedad de la humanidad entera.
Las dos guerras mundiales gestaron la concepción de un estado solidario, benefactor; el estado de bienestar surgió para pacificar sociedades divididas. Sin embargo, la crisis económica y el reto de la austeridad han puesto en tensión ese modelo de Estado social que se hace cargo de las profundas desigualdades, latentes en nuestras sociedades.
La escasez se hace presente en la nueva economía de mercado, sobre todo en la nueva economía del cambio climático, en la inestabilidad de los mercados energéticos y en las distintas incertidumbres de la economía globalmente interconectada.
El mundo está cambiando, todos estamos cambiando, México cambia, Europa sigue cambiando. El cambio se acelera, pero paradójicamente los debates políticos en el conjunto de las regiones son cada vez más similares, los retos cada vez más parecidos.
Nuestras generaciones viven hoy una época caracterizada por la menor intensidad de los conflictos, mayor prosperidad, mayor libertad; es el periodo de mayor estabilidad institucional en el mundo entero, incluido México. Y al mismo tiempo, la amenaza del crimen organizado y el terrorismo es más inminente; la riqueza económica cada vez más concentrada y la libertad, más desigual que nunca.
Hay más riqueza, pero al mismo tiempo mayor precariedad en nuestras sociedades. Hay más medios, más riqueza, pero las carencias son más agudas, más injustas.
Al mismo tiempo, las ideologías parecen menos intensas, la división entre bandos se ha superado, el mundo ya no se divide en líneas rojas entre capitalismo o comunismo; entre centro y periferia; entre liberalismo y proteccionismo; entre este u oeste.
Ciertos consensos se han consolidados en nuestras sociedades, hasta el grado de que hemos llegado a creer que ha concluido la historia. Democracia, derechos humanos, economía social de mercado, Estado con responsabilidades frente a los que se encuentran en situación de desventaja.
Hoy ya no tenemos una cortina de hierro, pero nuestras fronteras están selladas por la crisis de emigración; crisis que es expresión de una crisis todavía mayor: la falta de oportunidades económicas en las naciones de origen, la violencia política, la ausencia de libertades, regímenes autoritarios o totalitarios que se niegan a cambiar.
El libre mercado ha acercado la mayor variedad de productos a las diferentes regiones, sin embargo una gran variedad de satisfactores siguen vedados para los más pobres de todas las sociedades.
La democracia como principio, prevé, presupone libertades que la democracia real no ha logrado generalizar. Libertades que entran en tensión con el cambio tecnológico y con la expansión de las expectativas de nuestras sociedades.
El reto de la democracia contemporánea, su condición futura de legitimidad, está justamente en la capacidad de respuesta de ese Estado frente a las crecientes expectativas de los ciudadanos; porque mientras las expectativas de los ciudadanos, de nuestras sociedades suben por el ascensor, la capacidad de respuesta del Estado, de nuestros Estados nación y también de la gobernabilidad internacional, parece ir por la escalera.
En muchas regiones la carencia de satisfactores básicos de orden, de estabilidad, está alentando la seducción populista y la tentación autoritaria. Esos modelos que el mundo ya probó, que ya vio fracasar, que ya pensábamos se habían superado y que hoy, sin embargo, resurgen en el miedo de las incertidumbres.
México no es ajeno a ninguno de estos debates, muchos de ellos los estamos justamente enfrentando en estos momentos. En los últimos 20 años, hemos hecho importantísimas reformas, quizá el periodo más intenso de reformas que ha vivido nuestra nación.
Y esas reformas fueron posibles en un ámbito de pluralidad complejo. Fueron, incluso, logros, resultados de nuestro proceso de transición democrática.
Hemos vivido en el entorno más prolongado de estabilidad institucional desde nuestra vida independiente.
Transitamos a la democracia; abrimos mercados; pero también le hemos asignado al Estado deberes para generar oportunidades para nuestros ciudadanos.
Por ejemplo, hicimos varias reformas políticas para fortalecer la pluralidad y garantizar la autonomía de las instituciones representativas.
Le dimos autonomía al Poder Judicial precisamente para que actuara como un contrapeso efectivo frente a los poderes y específicamente frente al Poder Ejecutivo.
Hemos hecho reformas en materia de transparencia para fortalecer nuestra democracia y para darle más poder a los ciudadanos.
En los últimos años hicimos una profunda reforma laboral para hacer un mercado mucho más competitivo y sobre todo para garantizar la flexibilidad de ese mercado laboral y detonar nuestro crecimiento económico.
Hicimos una reforma en materia de competencia económica para devolverle la rectoría al Estado y sobre todo para poder normar adecuadamente los mercados, y precisamente para garantizar que los individuos, las personas tengan acceso a satisfactores en condiciones positivas de precio y de calidad.
Hicimos una reforma educativa para hacernos cargo de la calidad y no solamente de la cobertura. Para aumentar las capacidades, las competencias y las destrezas de los ciudadanos mexicanos en un entorno cada vez más complejo, en un mundo cada vez más competitivo.
Transformamos profundamente el sector energético. Abandonamos el modelo de monopolio estatal para hacer corresponsable al capital privado, nacional y extranjero en el desarrollo energético pero sobre todo en el desarrollo económico y social de nuestro país.
Devolvimos la presencia del Estado ahí donde era necesaria su presencia y liberamos las fuerzas del mercado ahí donde el Estado tenía ya suficiente presencia.
México es hoy un país fuerte y moderno que quiere participar en el mundo con una posición audaz. Nuestra posición geográfica es estrategia, nuestros acuerdos comerciales también.
Somos una de las economías más abiertas del mundo y también una de las economías que mayores expectativas de crecimiento tiene en América Latina.
La Unión Europea es nuestro segundo mercado de exportación y es nuestra tercera fuente de importaciones.
Las relaciones comerciales entre la Unión Europea y México son estratégicas. Hace 15 años entró en vigor el acuerdo de asociación y el Tratado de Libre Comercio, y hoy el comercio representa casi 25 mil millones de dólares.
Hoy en México operan más de 15 mil empresas europeas, poco más de la cuarta parte del total de las empresas instaladas en nuestro país.
México ha sido colonia, aliado, refugio, socio comercial, socio político para la comunidad europea.
Nuestra relación debe tender hacia su fortalecimiento.
En México reconocemos los pendientes que tenemos por delante. No ocultamos nuestros problemas; los enfrentamos con política y desde las instituciones.
Por supuesto que nuestro gran pendiente es la construcción de un auténtico Estado de derecho. Instituciones que hagan valer la ley, que den certeza a las relaciones sociales, certidumbre a las transacciones económicas que pongan fin a los conflictos y sobre todo que abatan la impunidad.
Vivir, en pocas palabras, en un auténtico Estado de derecho caracterizado por seguridad personal, seguridad pública y seguridad jurídica. Respeto a los derechos humanos, integridad radical de la autoridad en cualquiera de sus expresiones.
Tenemos muchos pendientes, casos que nos lastiman, sobre todo en materia de derechos humanos, y que en buena medida han afectado la imagen de nuestro país en el mundo. Pero debemos decirlo también con toda claridad: esos casos y esos pendientes los estamos resolviendo con decisión desde nuestras instituciones y sin ningún espacio para ocultarlos debajo del tapete.
En el Senado estaremos discutiendo muchas reformas aún para fortalecer el Estado de derecho.
Está pendiente en nuestra institucionalidad el fortalecimiento de las capacidades institucionales del Estado mexicano para proveer de seguridad pública, reordenar las atribuciones que tienen los distintos órdenes de gobierno para aumentar la eficacia del Estado en la procuración de la seguridad y el acceso a la justicia.
Instituciones policiales, sistema penitenciario, desaparición forzada, tortura; son todos debates abiertos que estamos discutiendo en nuestro parlamento para encontrar una solución de política pública de largo alcance y sobre todo con visión de Estado.
Esos problemas están siendo acometidos con decisión desde la pluralidad, porque México lleva 20 años viviendo en pluralidad, pero eso no ha sido obstáculo para que enfrentemos con decisión nuestros problemas.
No importa quién gobierne en la Presidencia de la República ni la conformación de nuestro Congreso. Hemos sido capaces de ponernos de acuerdo y hemos sido capaces de tomar decisiones por el bien de nuestro país, con independencia de las posiciones ideológicas en las que cada uno de nosotros militemos.
Les agradecemos hoy su presencia, reiteramos el compromiso del Senado mexicano de mantener una vinculación estrecha y productiva con la comunidad europea.
Espero que este encuentro, y así lo esperamos en el Senado de la República, lleva a que en los próximos días construyamos una agenda común que fije el piso de nuevas interacciones y del fortalecimiento de nuestras relaciones.
Que nos permita este encuentro encontrar nuevas coincidencias para hacer cada vez más fuertes y más sólidos nuestros lazos de amistad, esos lazos de amistad que siempre nos han unido.

Trabajemos juntos desde este pequeño espacio, como una oportunidad para refrendar que juntos queremos más Europa en México y también más México en Europa.

Me permito hacer ahora la declaratoria de inauguración de esta XX Reunión: Siendo las once horas del miércoles diez de febrero de dos mil dieciséis, en la sede del Senado de la República, damos formalmente inaugurada la XX Reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta México-Unión Europea, deseando que sea por el bien de nuestros pueblos, de nuestras sociedades y también de nuestra convivencia.

Muchísimas gracias a todos y bienvenidos de nueva cuenta a México.

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