Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Participación de la senadora María Lucero Saldaña Pérez, en la Semana Nacional de Transparencia

Panel 17. Transparencia, género y democracia

DRA. MARÍA PATRICIA KURCYN VILLALOBOS, COMISIONADA DEL IFAI: Me da muchísimo gusto que nos acompañe la senadora Lucero Saldaña porque, a reserva de que yo les dé algunos datos de ella, quiero decirles que la conozco hace tiempo y la conozco como una verdadera luchadora por, precisamente los temas de equidad de género.

De manera que es una persona que nos va a poder orientar de forma muy interesante, que vamos a tratar de hacer aquí mismo en el IFAI, programas con la transversalidad que se requiere, buscando también el modelo de equidad de género que se ha planteado como una política pública, de gobierno y que nosotros también, aun siendo un organismo constitucionalmente autónomo, no podemos alejarnos de estos temas que son de interés nacional y que son de un interés muy importante para la sociedad misma, que queremos siempre justicia, queremos igualdad y por ese motivo, esta mesa la estamos desarrollando con estos temas de transparencia, de equidad y de género.
La senadora por el estado de Puebla, Lucero Saldaña Pérez, en este momento es secretaria de la Mesa Directiva del Senado y secretaria de la Comisión de Derechos Humanos; integrante además de las comisiones contra la Trata de Personas y para la Igualdad de Género.
Es maestra en Género y Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona, y candidata a doctora en Género y Derecho por el Instituto Universitario de Puebla.
Cuenta con una carrera legislativa completa, la cual me consta, muy exitosa, por cierto, como diputada local y como diputada en dos Legislaturas Federales; y además, senadora en la Legislatura LVIII y en la LIX.
A lo largo de su trayectoria pública y legislativa, se ha distinguido por su trabajo en temas de género, derechos humanos, niñez, fortalecimiento a las organizaciones de la sociedad civil, violencia escolar, guarderías, abuso sexual y trata de personas, entre otros.
Es autora de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres; fundadora y autora de la reforma para crear el Observatorio para la Igualdad, en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; y socia fundadora del Observatorio Ciudadano de la Cuota de Género.
Ha sido secretaria general y secretaria de finanzas del Comité Directivo Estatal del PRI, en Puebla; presidenta de la Fundación Colosio y fundadora del Grupo Plural de Mujeres, en la misma entidad.
Dentro de la Administración Pública, fue coordinadora general del Programa de la Mujer, en Puebla; y directora fundadora del Instituto Poblano de la Mujer.
En el ámbito internacional, es embajadora del Foro Mundial Mujeres en los Parlamentos, WIP, por sus siglas en inglés; ha fungido como vicepresidenta por América del Norte de la Red de Mujeres Parlamentarias de las Américas; e integrante de la Comisión de Equidad de Género, Niñez y Juventud; así como de las de las de Derechos Humanos, Justicia y Prácticas Carcelarias, del Parlamento Latinoamericano.
En el año 2006, recibió la medalla Margarita García Flores y la presea Griselda Álvarez 2011, por su labor a favor de los derechos de las mujeres.
Desde luego, ha sido columnista y ha tenido una participación muy importante para la presentación del Protocolo Facultativo de la Convención de Eliminación de todas las Formas de Discriminación en contra de la Mujer; lo que no aparece aquí, pero que yo lo sé muy bien.
Y bueno, es una verdadera luchadora. Por lo cual, nos da muchísimo gusto, mi queridísima amiga, también, de tenerte con nosotros y escuchar tu presentación.
Muchas gracias.
SENADORA MARÍA LUCERO SALDAÑA PÉREZ: Muy buenas tardes. Muchísimas gracias, Paty.
Efectivamente, conozco a Paty Kurczyn como una profesional y como una gran mujer, en Puebla, por supuesto, estado natal.
Agradezco que me hayan invitado y estar en este panel con tan importantes compañeras y compañeros, que seguramente el tema va a poderse abordar desde diferentes puntos de vista.
Quisiera decir que… (falla de audio)…y efectivamente, la transparencia es una de las vías y principios fundamentales que pueden ser transversales en lo que podemos denominar gobernanza; quién decide, cómo deciden y a quién se le rinde cuentas.
Por ende, quiero decirles que, efectivamente, más de 30 años en la política, más de 35 ya, con esta carrera legislativa, puedo dar constancia de que el tema de transparencia y género toca, tanto desde el punto de vista de los gobiernos como desde la sociedad civil.
Y quiero señalar que ser transparentes corresponde a ser congruentes. El hecho de vivir en sociedad, una sociedad diversa, múltiple, y hablar hoy de género; género no es sinónimo de hablar de mujeres, es un concepto relacional para comprender esa construcción sociocultural que significa ser hombre, ser mujer, y que puede variar con el tiempo, con el contexto, con la circunstancia.
La buena noticia es que, lo que pueden ser estereotipos, mitos, que hemos asumido como algo heredado, puede ser modificado.
Y, en esa transición, que ha venido calificándose como la gran revolución del siglo pasado, una revolución sin armas, que ha sido la reivindicación de todos los derechos y libertades, sobre todo ahí de las mujeres, buscando un principio y un derecho fundamental, que es la igualdad.
Y yo preguntaría, muchos de ustedes dirían: “No, yo no quiero ser igual a los hombres” y los hombres van a decir: “Yo no quiero ser igual a las mujeres”. Quizá biológicamente, físicamente, por supuesto que somos diferentes, y qué bueno que haya esas diferencias, pero el tema es tener una igualdad jurídica e igualdad sustantiva.
En ese sentido, es como puedo señalar que podemos ser igualmente diferentes. Y, ante lo que pueda significar el hablar de inclusión en todas las áreas, visto a lo largo de los años 70´s, 1970, en donde a nivel mundial empezaron muchos movimientos llamados de distintas formas, muchos movimientos feministas, y se ha satanizado el tema del feminismo. Algunos pensarán que es en contra de los hombres, pero la esencia es la reivindicación precisamente de estos derechos.
Para muchos jóvenes, preguntarán: “¿Por qué no podían votar las mujeres?”. Es inconcebible que, no solamente en nuestro país sino en la mayoría de los países y recientemente ya se han incorporado estas leyes que reconocen, no es una concesión gratuita, sino es un reconocer de derechos.
Y ¿por qué hablamos de igualdad? Bueno, porque la equidad es un medio, una manera de distribución, pero no es la meta; la meta es precisamente el horizonte de tener una sociedad igualitaria y, por supuesto, a través de procesos equitativos.
La relación, entonces, entre género y transparencia, debe observarse desde una doble perspectiva. Por un lado, el saber cómo un derecho, el derecho también, el derecho también a la información para la toma de decisiones y la acción pública.
No solamente desde el punto de vista gobierno, desde el punto de vista público, Estado, el poder ver dónde hay diferencias que se puedan traducir en injusticias, sino desde el punto de vista de quiénes pueden ser beneficiados o afectados, cómo están siendo tomados en cuenta y si tienen la accesibilidad la inclusión, la no discriminación y, por supuesto, las no formas de violencia.
Los mecanismos de transparencia para la incorporación de este enfoque de género y este enfoque tienen que ver con un enfoque transversal. No únicamente en un nivel de gobierno, en un área definida, sino en un nivel que pueda ser absorbido totalmente en forma vertical y horizontal, a efecto de conocer la forma en que las decisiones o los recursos públicos puedan –repito– afectar o beneficiar de manera distinta a hombres y mujeres.
El género se ha definido como la posición que cada persona ocupa en el mundo, hasta hoy ser hombre o mujer ha significado tener diferente y desafortunadamente desigual valoración social, así como un acceso diferenciado a los recursos y a los diversos satisfactores sociales, incluido un bajo acceso a la información.
Desde el mismo lenguaje podemos ver una diferenciación, cuando se habla de hombre ligero, mujer ligera. Cuando hablamos de hombre público, mujer pública, por ejemplo, podemos estar utilizando un mismo adjetivo, podemos estar utilizando una misma connotación, pero el sentido puede ser totalmente distinto.
Y el nombrar ha sido tampoco una moda o que alguien en específico lo haya inventado del saludo de “chiquillas y chiquillos” o “mujeres y hombres”, sino el poder, así como el lenguaje es cultura, poder concientizar y también poder nombrar de acuerdo al idioma.
El derecho entonces a la igualdad, en este caso la igualdad de género, así como el derecho a la información pública, han debido recorrer un camino largo para ser plenamente reconocidos en nuestro país y aún debemos hacer grandes esfuerzos para que pase de la ley a precisamente la realidad, a la parte sustantiva, que es lo que se anhela, a la vida cotidiana, al día a día.
En lo relativo a la igualdad de género, desde hace algunas décadas los cambios se han venido produciendo lentamente. Vemos de repente coyunturas y por ahí hemos avanzado, por lo que había que acelerar y fortalecer estos procesos y eso motivó a la aprobación de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, que precisamente presenté en el 2005 y entró en vigor en el 2006.
Una pequeña anécdota es que cuando se aprueba alguien vota en abstención, voy a preguntar cuál es el objetivo, el motivo de abstención y me dice “es que ustedes, las mujeres, no quieren ser como los hombres, sino quieren ser hombres, porque están frustradas por no tener pene.
Un compañero senador, omito su nombre, no es de esta legislatura, fue, repito, en el 2005, y el debate…
INTERVENCIÓN: Estamos en la casa de la transparencia.
SENADORA LUCERO SALDAÑA PÉREZ; Después fue embajador en El Vaticano, ya les dije.
Entonces, vemos a veces como una cuestión cultural puede afectar las decisiones, puede tener ese prejuicio, es emito y lamentablemente no fue público el debate y solamente le contesté, no creo que la generalidad de los hombres estén frustrados por no amamantar o dar a luz o bien, bueno, pues entendemos el concepto del celo fálico de Freud.
Pero hoy estamos viendo el que nos perjudica a una sociedad y ya hay indicadores que incluso miden con perspectiva de género: que el índice de desarrollo humano con el factor género es diferente a sólo evaluar países con índice de desarrollo humano que pueda ser o índice de desarrollo económico, que pueda variar un país que puede ser muy bien valorado económicamente o de desarrollo humano, puede ser distinto cómo trata diferentemente a sus hombres y mujeres.
Bueno, en esta ley, que indica precisamente un Programa Nacional, un Sistema Nacional, un observatorio para la igualdad, se hablan de recursos, se hablan de obligar a que los municipios también, a que todas las dependencias, instancias, tengan su mecanismo, unidad, secretaría, en fin, lo que pueda definirse de igualdad de género para poder tener políticas públicas de manera transversal.
Ahí se define esta perspectiva de género como la manera de identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres que se pretende justificar con base en las diferencias biológicas entre ambos, así como las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio que permitan avanzar en la construcción de la igualdad de género.
Las cuotas sí son discriminatorias porque hay quienes dicen: “bueno, discriminan a los hombres y hay cuotas a favor de las mujeres”.
Es una discriminación considerada positiva para el avance de la igualdad.
Y la lo dijo la Corte, así que cualquier controversia que tenga que ver con el que son o no aceptables las cuotas, esto se acepta como una medida temporal compensatoria en tanto se den las condiciones.
Asimismo la Ley habla del derecho a la información y la participación social en materia de igualdad entre mujeres y hombres.
¿Hay avances legales? Es necesario destacar que esta situación ha mejorado en los últimos 20 años.
Y estos temas cobraron mucho interés en el 95, que fue la Cuarta Conferencia Mundial de las Mujeres, en Beijing, que nos da objetivos concretos y sobre cada uno de esos objetivos se plantearon también algunas metas.
Señalo que el tema de, se creyó en ese momento y creemos aún, que la participación igualitaria de las mujeres en la adopción de decisiones debe ser una exigencia de justicia y de democracia.
Y se reconoce ahí la habilitación y autonomía de las mujeres y el mejoramiento de su condición social económica y política, que deben ser fundamentales para el logro de un gobierno y de una administración transparente, responsable y sostenible.
Género y democracia. Hoy están fortalecidos más en las leyes.
Sin embargo, en materia de transparencia aún hay mucho por hacer.
Hoy es necesario atender a la relación entre rendición de cuentas y fiscalización con el género.
En este sentido, elegir o contar con una mayor cantidad de mujeres en puestos de liderazgo, como ha quedado claro, es un objeto de justicia y que abona así a la democracia, pero por sí mismo no puede ser confundido como la solución contra la corrupción o la fórmula para limpiar los niveles de gobierno.
Es preciso que haya frenos y contrapesos sobre el poder, sea cual fuere el sexo o género de quienes están en política.
Es decir, una política de rendición de cuentas requiere mucho más que aumentar o ampliar cantidades de mujeres entre los responsables políticos.
Se genera una masa crítica, sí; se necesitan reformas de gobernanza que doten a las instituciones públicas de incentivos, de personas expertas, de información y de procedimientos necesario para responder a tantas necesidades de la sociedad.
Aumentar entonces el número de mujeres en cargos públicos es como ventilar un área que efectivamente ahora que aprobamos la calidad política, en diciembre del año pasado, hubo muchos cuestionamientos de: ¿y hay mujeres suficientes para ocupar los cargos? O: ¿están capacitadas las mujeres?
Fui a pedir las firmas y alguna compañero me dijo: “Lucero: porque tú vienes a pedirme la firma puedo apoyarte, pero, ¿tú crees que las que están acá, todas las que están acá –y esta sí es de esta Legislatura--, tienen la capacidad para estar aquí?
Y le dije: “¿Y tú crees que todos los que están acá tengan la capacidad para estar acá?” ¡Te la firmo!
Entonces, bueno, a veces efectivamente vemos un punto de vista y es necesario que eliminemos algunos de estos prejuicios que todavía persisten.
Un mayor número de mujeres actuando en política no es causa de bajos niveles de corrupción.
Hay una percepción de más honestas, de más responsables, pero la buena noticia es que hombres: se puede aprender. O sea, no significa que sea exclusivo de un sexo o del otro, es a veces el ejercicio mismo, y creo que hay que hablarlo con esa transparencia y honestidad.
Para todos y todas es evidente que la formulación de leyes y políticas, debe ir acompañada de asignación de recursos, cambios organizacionales y en procedimientos, mayor involucramiento de la sociedad civil; además de nuevas y transparentes mediciones del desempeño, con el fin de que estas reformas aporten los resultados que se espera y que la sociedad también está pidiendo.
En el caso de intereses de las mujeres, los buenos indicadores en el grado de cumplimiento y en rendición de cuentas, pueden reconocerse al ubicar el monto de los recursos asignados, la ubicación institucional, las facultades de que disponen los organismos para que las mujeres dentro de la estructura de la administración pública, estén consideradas.
Se afirma que la prueba de rendición de cuentas hacia las mujeres en sí, las leyes y políticas se ponen en práctica y si benefician a las mujeres. Es decir, que no basta que se enuncien ideas, que haya fuerte participación política, una poderosa representación e incluso leyes innovadoras; si no se logra llevarlas a la práctica y se alcanzan objetivos que animan a que haya más cambios.
El género y la transparencia están ligados en diversos sentidos, pero destacaría: Primero, porque las mujeres aún no han ejercido en su cabalidad, su derecho de acceso a la información pública. Si la sociedad en general apenas hace uso de este derecho, se sabe que las mujeres tienen mayores rezagos en esta materia.
Segundo, porque los recursos públicos asignados a políticas y programas para la igualdad de género, deben ser usados de manera eficaz y eficiente. Por ello, se requiere que este concepto de transparencia y vigilancia social sobre este conjunto de recursos, sea continua, sea permanente.
No quiero decir que el resto de los recursos públicos no deban ser vigilados, por el contrario: todos deben ser motivo de una mirada desde la ciudadanía. Sin embargo, quienes hemos participado desde hace años en los procesos para impulsar la igualdad de género, sabemos que cada peso asignado a la igualdad ha costado años de trabajo para miles de personas.
En este sentido, la propuesta puede orientarse a que la perspectiva de género, ya que es eje transversal en el Plan Nacional de Desarrollo actual, de igual forma debe ser transversal en el monitoreo y la evaluación de resultados de todos los programas públicos desde el enfoque de género.
Toda la información pública debe ser producida y presentada desagregada, con resultados por sexo, para conocer de manera efectiva el impacto diferenciado entre ambos grupos de población.
Fortalecer el trabajo que realizan los, y aún pocos observatorios ciudadanos en materia de igualdad de género y atender a sus recomendaciones, con el objeto de mejorar la gestión pública.
Llevar a cabo un efectivo proceso de monitoreo y evaluación de resultados e impacto, en todos los fondos federales destinados a la igualdad de género, es una premisa.
En este sentido, debo señalar que las diferentes voces me han expresado su preocupación por que se han destinado recursos para fomentar la igualdad de género, que no se han aplicado en apego a las reglas de operación o no han cumplido sus objetivos.
Fomentar entonces el ejercicio del derecho a la información pública por ende, de las mujeres, desde estudiantes hasta las propias beneficiarias e integrantes de las contralorías sociales de los diferentes programas, debe familiarizarse con este ejercicio de la ciudadanía, que es una forma más de habilitarlas y empoderarlas.
Finalmente, quiero reiterar que hoy nadie se atrevería a cuestionar la validez de los principios de igualdad de género, tan abiertamente; y de la transparencia en una sociedad democrática. Sin embargo, poco hemos logrado para que ambos rijan nuestras relaciones inmediatas y nuestro propio actuar.
Por ello es que celebro y apoyaré ampliamente los resultados de esta Semana de la Transparencia, y quedo también en espera de los valiosos aportes de sus participaciones.
Sabemos que todavía existen retos en lo referente a la eficacia de la democracia, para que todos y todas podamos participar plenamente, desde nuestra diversidad y considerando precisamente lo diverso.
No obstante, superar dichos retos es una condición indispensable para las condiciones de igualdad, para la gobernabilidad democrática, para la democracia genérica.
Y, en congruencia a ello, solamente quiero decirles que puede que a algunas, estando en política nos haya costado el haber levantado la mano o tener congruencia, como en mi caso no llegué a ser presidenta municipal de Puebla por haber intervenido a que no violaran y no metieran a la cárcel a la periodista Lydia Cacho, pero crean que estamos convencidos de que la sociedad sí nos valora.
Muchas gracias.

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