PALABRAS DEL SENADOR RAÚL CERVANTES ANDRADE, PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA DEL SENADO DE LA REPÚBLICA, EN EL PRIMER INFORME DE LA COMISIÓN DE JUSTICIA
Bienvenidos todos y todas a la Casa del Federalismo Mexicano.
Hoy se viste de orgullo, haciendo un ejercicio democrático de rendición de cuentas.
Sean bienvenidos, señores Ministros, sea bienvenido, señor Procurador; Magistrados Presidentes; Presidente de la Junta de Coordinación Política.
Quisiera hacer un reconocimiento muy especial a la Mesa Directiva de la Comisión de Justicia. Yo fui miembro de ella:
Al senador Roberto Gil Zuarth; a la senadora Arely Gómez, y al senador Manuel Camacho.
Estoy convencido que la diferencia entre un Parlamento y un Parlamento que trasciende, nos tenemos que adecuar a las mejores prácticas parlamentarias, que hoy se denominan en la Comunidad Internacional del Siglo XXI, o Parlamentos Abiertos.
La Comisión de Justicia ha cumplido, exacta y precisa, esas mejores prácticas de los Parlamentos que han sido más desarrollados y que hoy en día el mexicano, el Senado de la República, la Comisión de Justicia, ha puesto el ejemplo y muchas comisiones siguen en un plano muy específico.
No renunciar a nuestra capacidad de dictaminación, como una racionalidad de por qué creas la Norma, por qué aceptas una figura, por qué desechas otra, o por qué llegas al convencimiento de que puede haber algo ecléctico que le dé efectividad, primero, a un marco jurídico, o a una Norma Constitucional, y después a través, o del acto administrativo, o del acto judicial, la realidad del sentido de la misma.
Si no renunciamos como legisladores, como senadores y senadoras; como diputados y diputadas, a la capacidad de racionalidad en el mismo dictamen, a tener la valentía de decir la intencionalidad, a defender nuestro producto legislativo, y a generar un sistema de rendición de cuentas, que dé como medición al ciudadano el trabajo efectivo del Senado de la República. Por eso, me siento y congratulo, lo que ha hecho la Comisión de Justicia.
Pero permítanme, con la autorización del Presidente de la Comisión de Justicia y su Mesa Directiva, hacerles una reflexión de lo que ha sucedido y está sucediendo en nuestro país –y que aquí está el Foro de abogados, aquí está el Poder Judicial, aquí está el Ejecutivo, aquí están los niveles de Gobierno, hay órganos autónomos--, de lo que significa estar cambiando los paradigmas constitucionales y legales de nuestro amado México.
Mi visión, es que no teníamos en los instrumentos que están actualmente, sólo lo que hicimos, una modificación constitucional in extenso de transitorios que marcaran claramente el contenido de las leyes secundarias, para que no hubiera el resquemor político de que después con simples mayorías se pudiera cambiar el sentido.
Pero por esa misma razón y llegando a las reformas que son necesarias y en el esfuerzo de este segundo año de ejercicio de la Legislatura, tenemos que llevar a cabo realmente el contenido articular constitucional, las reformas en materia secundaria de todas y cada una de las que hemos modificado en la Constitución.
Y entonces hemos dado en el resultado un sistema constitucional que en la materia de derechos humanos estamos a la vanguardia.
Cualquier, casi cualquier académico europeo, o el análisis del acercamiento de la mayoría de sus constituciones, se basan sobre un concepto: las constituciones de principios, de valores, de fundamentos.
En muchas de ellas, finalmente, hasta con esa nomenclatura, clara y precisa en capítulo, lo tienen descrito en la Constitución. Nadie podríamos entender al sistema de derechos humanos, sin los cuatro principios que lo rigen a nivel constitucional.
Si nos permitiéramos un romanticismo y nos imagináramos que ese Artículo Primero no tuviera esos cuatro elementos, la racionalidad de la Norma, la obligatoriedad del Estado Mexicano y la interpretación jurisdiccional, no podría ser la misma. En el tema de derechos humanos, lo hemos llevado al primer mundo, al mejor sistema neo constitucional, o la constitucionalidad del derecho.
Pero al mismo tiempo, por esta variedad de acuerdos políticos de las dos terceras partes y esta forma de generar los transitorios, y esta manera de generar una híper regulación en la Constitución, tenemos en otros rubros no un sistema de principios y valores, sino un sistema híper regulado desde la Constitución.
¿Es bueno? ¿Es malo? ¡No! Era necesario el tránsito. Pero el Senado de la República, todas las fuerzas políticas, tienen firmada una Iniciativa: que una vez que se acaben las secundarias, se socializará y se invitará a todos los Poderes Federales, a todos los órganos autónomos constitucionales a nivel federal: Los Tres Niveles de Gobierno; la Academia; la Academia Real de la Lengua, y a la sociedad en su conjunto, al análisis de que pretendemos, a los 100 Años de la Constitución, poder generar previo la aprobación de una ley que rija estos trabajos y pretender buscar extraer, de la actual redacción, esos valores y principios.
Yo no entendería la Reforma Energética, en mi criterio personal, sobre cinco principios que la rigen. No entendería la Reforma en Telecomunicaciones, en cinco principios que gravita.
Y cuál sería el contenido y la realidad de poderlo generar este nuevo sistema: Cambiaría el paradigma para el Poder Judicial en la forma de interpretación, transparentaría: pero la primera eficacia sería que los derechos humanos y la forma de funcionalidad del Estado, en el mismo instrumento, le queda claro a todos los ciudadanos qué significa ser mexicano o ciudadano de los Estados Unidos Mexicanos.
Mi teoría, y compartida con muchos senadores y senadoras –y esto será un camino arduo y ambicioso—es que todos los problemas en México empiezan en la Constitución, o acaban en la Constitución.
Si nosotros tenemos un generador de un sistema constitucional y hoy hacemos una revisión del Sistema Jurídico Mexicano, en el que entendamos desde estudiarlo, ejercerlo, administrarlo, procurarlo, o crearlo, en todos esos rubros lo que tenemos que hacer es darle cumplimiento a los principios que nos dimos a nosotros mismos.
Sean ustedes bienvenidos. Y muchas gracias.
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