Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

* PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA COMISIÓN ESPECIAL DEL CAMBIO CLIMÁTICO DEL SENADO DE LA REPÚBLICA AL INAUGURAR EL FORO “ EL FUTURO DEL CAMBIO CLIMÁTICO ANTE LA PRESIDENCIA DE DONALD TRUMP”.

 

Vivimos tiempos de gran incertidumbre. Apenas a finales de noviembre del año pasado iniciaba la COP 22 en Marruecos. Esta se planeaba como la “Conferencia de la implementación”. Sin embargo, apenas pasados un par de días arrancada, llegaron noticias desde Estados Unidos que dejarían a los negociadores impávidos. El improbable, impensable, candidato republicano Donald Trump había ganado las elecciones en su país. Con esto, toda certeza, toda confianza gestada tras un gran esfuerzo de cooperación en París en 2015, se esfumaba.

 

La COP siguió su curso, con un gran silencio, tratando de encontrar sentido a lo recién ocurrido. La delegación estadounidense se despedía de la COP sin saber si regresaría con un plan a largo plazo, como una gran elegía, una gran visión de lo que podría ser el camino si tan sólo lo improbable y lo impensable no hubieran ocurrido.

 

Desde entonces, hasta ahora, lo que ha reinado es una gran ansiedad a en todo el mundo.. Cuando se pierde al segundo mayor emisor de contaminantes a nivel mundial y sobre todo, cuando se pierde la colaboración del que probablemente sea el actor geopolítico más importante del mundo, quedan únicamente dudas que no se pueden resolver con facilidad.

 

Donald Trump podrá desechar el cambio climático como una conspiración china, o como parte de una agenda demócrata, e intentar borrarlo de un plumazo. Desafortunadamente, pese al imaginario psicológico que tenga el actual presidente estadounidense sobre sus capacidades hegemónicas, ningún plumazo  borra la realidad del cambio climático, por más que la presente administración norteamericana quiera hacerlo en las páginas electrónicas de la Agencia de Protección ambiental o en la de la NASA. Mientras Trump felizmente  considera a la ciencia un enemigo para así, resucitar a la industria del carbón y otorga permisos para construir tuberías de petróleo por todo su territorio, la realidad no cambiará. Pronto veremos las consecuencias de como el “presidente más poderoso del mundo” solo intenta tapar el sol con un dedo.

 

Como sabemos, a la atmósfera no le importan las buenas o las malas intenciones. Las batallas políticas o ideológicas le son completamente indiferentes. Lo único que le importará a la atmósfera serán las emisiones que efectivamente emitamos; no lo que pudo ser o lo que ocurrió “pese a nuestros mejores esfuerzos”.

 

Con o sin Estados Unidos debemos enfrentar el cambio climático. Las consecuencias son demasiado serias como para abandonar todos los lanes. La cooperación internacional no debe dejar abandonarse si Estados Unidos no participa y por el contrario, se deben estrechar lazos de buena voluntad ante la creciente gravedad de las circunstancias. El cambio climático no sólo sigue siendo un problema, sino que ahora se vuelve un problema aún mayor:

 

Si al firmar el Acuerdo de París, el objetivo de permanecer por debajo de 1.5 grados parecía un reto complicado, con los planes de Trump de abandonar toda cooperación y mitigación del fenómeno, ahora permanecer por debajo de los 2 grados resulta un reto titánico.  

 

Es bajo estas circunstancias que las Partes que ratificaron el Acuerdo de París deben voltear a verse entre sí y preguntarse:, ¿habremos de cruzarnos de brazos viendo el mundo arder a manos de la sinrazón y la avaricia?  ¿Qué alternativas siguen sobre la mesa? ¿Son éticas las alternativas tecnológicas que se nos presentan?  Y más importante aún, lo debemos preguntarnos es: ¿Sigue vivo el Acuerdo de París?

 

Estas son las grandes preguntas que nos ocupan el día de hoy. Brindemos esperanza al mundo, brindemos soluciones al monumental reto. Que permanezca siempre como prioridad para los jefes de Estado, para los tomadores de decisiones, para el sector privado y para la sociedad civil  los miles de millones de personas que sufrirán por los impactos del cambio climático a manos de la inacción y peor aún, los millones más que sufrirán si abandonamos toda esperanza.

 

Espero con todo mi corazón que las reflexiones del día de hoy nos lleven a hacer  realidad la Declaración de Marruecos y a afirmar contundentemente: “Sí, el Acuerdo de París sigue vivo.”

 

Bienvenidos, ¡Muchas Gracias!

 

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