Senado de la República

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

* El pago del salario mínimo ubica a los mexicanos en una indefensión económica y lacerante carestía
 
* El senador Benjamín Robles Montoya, señaló que los mexicanos perciben el segundo salario mínimo más bajo de América Latina.
 
Benjamín Robles Montoya, senador del PRD, sostuvo que el salario mínimo no es suficiente para solventar el costo de los productos básicos de primera necesidad, ubicando en una situación de indefensión económica y lacerante carestía a una gran  población mexicana.
 
Por ello, pidió modificar la estructura de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI), a fin de otorgarle real autonomía, y así eliminar el control que sustenta sobre éste el Poder Ejecutivo.
 
Robles Montoya, manifestó que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, constituida como actualmente se encuentra, como organismo descentralizado, sin plena autonomía de acción y sectorizado en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), se ha mostrado omisa e incompetente al fijar el salario mínimo anualmente como lo demanda la Constitución en su artículo 123, Apartado A Fracción VI, párrafo tercero.
 
Sostuvo, que de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los mexicanos perciben el segundo salario mínimo más bajo de América Latina, sólo por encima de Uruguay. Y que países como Paraguay, Argentina y Costa Rica tienen salarios mínimos que superan en dos, y hasta en  tres veces, al salario mínimo mexicano.
 
“La situación es gravísima si consideramos que entre 1995 y 2010 el índice del salario mínimo en el país cayó alrededor del 30% y, aun así, a diferencia de la mayoría de los países en América Latina, el Estado mexicano no ha podido restablecer cuantitativamente el nivel en que debería fijarse el salario mínimo para poder garantizar el acceso de la clase trabajadora a los satisfactores de la canasta básica”, señaló Robles Montoya.
 
Manifestó que en términos reales la gente de hace 40 años podía comprar una canasta básica cuatro veces más grande que ahora, tanto en variedad o cantidad de productos y servicios, con un salario mínimo.
 
Señaló que según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), alrededor de 700 mil trabajadores ganan el salario mínimo por una jornada de 8 horas de trabajo.
 
“Esta cifra era de alrededor de 380 mil en 2009, lo que indica que la población que gana el mínimo se ha incrementado alrededor del 60% en apenas un lustro. Las personas que ganan entre 1 y 2 salarios mínimos representan el 35% de toda la población trabajadora, y es casi imposible saber cuántos están más cerca de un Salario Mínimo que de dos”, sostuvo el legislador.
 
Puntualizó que los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos.
 
Dijo que para los opositores a las demandas de los trabajadores, subir el salario mínimo implicaría un incremento en la tasa de desempleo, mayores tasas de inflación y en consecuencia, menores salarios reales.
 
Argumentó que estas suposiciones son contradictorias, “ya que casi nadie gana el mínimo, entonces  ¿por qué se espera que subir el salario generaría mucho desempleo en México, si apenas habría pocos a quién despedir? En todo caso, evitaría la contratación de nuevos empleados”.
 
“De hecho, los escasos estudios que se han hecho en México del salario mínimo muestran que, dado que precisamente muy pocas personas ganan el mínimo, subirlo no provocará un incremento generalizado en los costos de las empresas”, dijo.
 
También señaló que la población que gana el mínimo es pobre y se concentra en estados marginados, “subir el mínimo sería beneficiar solamente a los más pobres de los pobres. Y los costos esperables para los empleadores serían muy pequeños”.
 
El también presidente de la Comisión Sur Sureste, dijo que señalar que no se debe subir el salario mínimo porque buena parte de los pagos relacionados con el gobierno se encuentran referenciados a él, “es ignorar convenientemente la solución más obvia para este tema: desvincular al salario mínimo de dichos pagos”.
 
Por último, señaló que en lugar de utilizar como unidad de cuenta al salario mínimo, cuyo fin es enteramente otro, “debería de utilizarse otra unidad de contabilidad cuya razón de ser sí fuera precisamente la de establecer cantidades de pagos y multas”.
 
 
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